Colombian President Juan Manuel Santos (L) and Marxist rebel leader Timochenko shake hands after signing an accord ending a half-century war that killed a quarter of a million people, in Cartagena
Colombian President Juan Manuel Santos (L) and Marxist rebel leader Timochenko shake hands after signing an accord ending a half-century war that killed a quarter of a million people, in Cartagena, Colombia September 26, 2016. REUTERS/John Vizcaino TPX IMAGES OF THE DAY

Artículo del Director del Centro Loyola de Canarias publicado en La Provincia (Gran Canaria) el pasado 2 de octubre con ocasión de la firma de los acuerdos de paz entre el gobierno de Colombia y la guerrilla de las FARC-EP.

A pesar de que en el plebiscito celebrado ese mismo día en Colombia, no se refrendaron los acuerdos, creemos que sigue siendo la hora de dar una oportunidad para la paz y este artículo puede servir para ilustrar el camino recorrido hasta hoy.

El pasado lunes, ante un número importante de líderes mundiales, ante cientos de miles de testigos que siguieron el acto a través de los medios de comunicación y de Internet y, sobre todo, ante el pueblo colombiano, el Presidente Juan Manuel Santos y el comandante de las FARC-EP, Rodrigo Londoño Echeverri, firmaron en Cartagena de Indias los acuerdos que ponen fin a una guerra de 52 años. No es baladí señalar que en esta ocasión el presidente Santos se dirigió al líder guerrillero con su nombre de pila y no con el alias de combatiente reforzando el hilo conductor de su discurso: “Bienvenidos a la democracia”.

Para comprender la magnitud de esta nueva página en la historia de Colombia, conviene dar una mirada, aunque sea a vuelo de pájaro, sobre lo que han sido estos 52 años que, como recordó el Presidente Santos citando la letra del himno nacional, han sido de mucho sufrimiento:

“¡Oh gloria inmarcesible!
¡Oh júbilo inmortal!
¡En surcos de dolores
El bien germina ya.”

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