Un día como hoy, 31 de julio de 1556, moría en su sencilla habitación de Roma Ignacio de Loyola en medio de sus compañeros y “Amigos en el Señor”.
Han pasado 461 desde ese día y su legado sigue vigente. El que fuera incomprendido en su siglo por atreverse a pensar diferente y a soñar un modelo alternativo para la vida religiosa de entonces, es ahora inspirador de muchos hombres y mujeres que queremos seguir en la búsqueda de la Voluntad de Dios sin dejarnos llevar por los afectos desordenados que hacen que nos centremos en nosotros mismos y no en la mayor gloria de Dios y el servicio a los hermanos.
Ignacio de Loyola fue un adelantado en su tiempo. Su humanismo cristiano no se entendía ayer, pero hoy, no es fácil entender el ser cristiano sin un profundo sentido de lo humano.
Discernir, ayudar, agradecer, contemplar; salir de nuestro propio amor, querer e interés son frases suyas que siguen iluminando nuestras búsquedas de sentido.
Fe y justicia. Acudir a las fronteras. Fe y cultura… palabras nuevas, inspiradas en su legado, que hoy alientan nuestra entrega.
Por todo esto, damos gracias a Dios por la presencia de San Ignacio de Loyola en la comunidad de los Discípulos de Jesús.
Feliz día de San Ignacio
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