El arte de esperar
Cada problema tiene su reloj. Los hay de corta, media y larga duración hasta que se solucionan. Lo único que podemos hacer es acompasarnos al ritmo propio de las dificultades y aceptar que, en la antesala de la felicidad, es necesario esperar mucho. Pero esa espera es posible: basta con preguntar la hora a cada problema que tenemos y, mientras nos la dice mirando su reloj, dejar a un lado nuestra prisa.
¡Feliz semana!
Francisco José Ruiz Pérez, sj
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