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Un espacio de encuentro para el diálogo entre la Fe, la Cultura y la Justicia

fecha

18 diciembre, 2017

Manifiesto de la Mesa Diocesana de Migraciones de Canarias

Pateras Canarias

Día del Migrante – 18 de diciembre de 2017

“No me llames extranjero, mírame bien a los ojos… y verás que soy una persona…”

Las organizaciones abajo firmantes, miembros de la RED INTRAECLESIAL de la Diócesis de Canarias, ante la dramática situación que viven las personas migrantes y refugiadas dentro y fuera de las fronteras europeas, han realizado una reflexión y acordado una posición común por lo que

DENUNCIAMOS:

  • Que en 2017 el número de personas desplazadas supera los 65 millones, y que los fallecidos en travesía hacia Europa se cuentan por miles.
  • Que el origen y las causas de los movimientos migratorios forzosos son las guerras, el hambre, el terrorismo, la violencia y el expolio de las riquezas de sus países.
  • Que casi la mitad de los desplazados son menores no acompañados, de los cuales más de 10.000 han desaparecido al rebasar las fronteras europeas.
  • Que las migraciones forzosas y medioambientales seguirán aumentando en las próximas décadas.
  • Que la externalización de las fronteras europeas es causa de sufrimiento y vulneración sistemática de los Derechos Humanos y da lugar a violencia física, psicológica, violaciones, vejaciones y esclavitud.
  • Que es inaceptable que la UE ampare, mediante acuerdos y/o pasividad, prácticas inhumanas como las que hoy son noticia en países como Libia, ya que las políticas de cooperación son en realidad políticas de represión en África.
  • Que España es uno de los Estados más restrictivos para conceder el estatus de refugiado a las personas que huyen de conflictos armados, lo que ha provocado que muchas personas se encuentren como “migrantes en situación irregular” en nuestras calles.

Manifiesto completo: Manifiesto de la Mesa Diocesana de Migraciones de Canarias

Un espacio para la reflexión

Oda a la complementariedad

 

Complementariedad

 

El sol y la luna se hicieron amigos el día en que, al comprobar el sol que la luna reflejaba sus rayos sobre el lado sombrío de la tierra, comprendieron que juntos estaban iluminando todo el planeta. Una estrella, inmensa y con luz potente, y un satélite, diminuto y opaco, captaron así que sus diferencias eran una complementariedad… No estaría mal tomar nota de ella.  ¿Y si nuestras desemejanzas fueran nuestra mejor coartada para el encuentro? Mientras lo intentamos, el sol y la luna seguirán poniendo luz en medio de la oscuridad que nos impide ver que somos complementarios.

¡Feliz final de Adviento!

Francisco José Ruiz Pérez, sj

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