Lenguaje humano
Previamente a decirle qué piensas, renuncia a pronunciar aquello que seguro le herirá, desiste de la ironía que le confunde e imagina palabras fieles a lo que opinas en verdad. Si aún te decides a hablarle, no le alces la voz. Busca internamente el tono de esa humanidad que posees, la que te ha permitido eliminar lo hiriente, apartar tu malicia y manifestarte desde ti. Entonces no temas decirle qué piensas. Siente la paz de haber tenido antes muy en cuenta, sobre todo, la persona que te va a escuchar.
¡Buen fin de enero!
Francisco José Ruiz Pérez, sj
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