Viaje a mi interior
Viajo cada vez más. Pero lo hago sin moverme de casa. Prefiero coger la mochila y meterme por los senderos de mi propio paisaje interior. No lo hago para encerrarme en mí mismo. Al contrario: es para descubrir caminos por estrenar que me saquen de mí y me lleven hacia los otros, hacia quienes quiero. Pero para eso necesito saber dónde se frena en mí el amor y dónde se libera. Eso supone viajar, cada vez más, sin moverme de casa.
Francisco José Ruiz Pérez, sj
5 noviembre, 2018 at 11:54 pm
Completamente en sintonía con su pensamiento: viajar hacia la propia interioridad, el Santuario del hombre y la mujer, llenos de Amor y confiados en el perdón y Misericordia del Padre bueno. Sabiendo que «desnudarnos» de la simple apariencia, conduce a dejarnos habitar por la amorosa mirada de Dios-Padre.
Bien sabemos que a Él, es inútil engañar, pues sabe y conoce el «barro» de nuestra fragilidad, de todos nuestros pecados.
Creo que el AMOR se frena, allí donde trata de abrirse espacio, el afán «por lo mío», mi interés y conveniencia. Y pienso se hace grande y libera, en la medida en que el otro ocupa mi prioridad y dejo aparcada la indiferencia.
El Evangelio, es un compañero ejemplar de viaje, si pasamos del relato a testimoniar con la vida, las grandes lecciones que nos da Jesús, nuestro Maestro.
Y creo que «bucear» en nuestra interioridad, supone hacer, una sana y provechosa limpieza de discernimiento: esto me sirve y da sentido a mi vida, me hace ser mejor persona, me ayuda en mi compromiso con el otro, me llena de experiencia de Amor. Y en contra: elijo el dejarme llevar del momento, el libre albedrío y la tentación, ponerme cada día la «máscara» de la apariencia y caer en la falsedad y mentira.
En verdad, el viaje al interior de nosotros mismos, supone estar dispuestos, tener la valentía de hacer una buena limpieza. Los Ejercicios Espirituales, son la herramienta eficaz, que debe ayudarnos a ser más íntegras y mejores personas. Pues, ¿a qué esperamos?.
Pongámonos a orar y dejar que el Espíritu de Amor, se escuche en nuestro corazón. Gracias.
Miren Josune.
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