Obra de la Compañía de Jesús en España para propiciar el diálogo Fe-Cultura-Justicia.
Somos parte de una red conformada por más de 20 Centros en toda España.
Hoy estamos todos invitados a una hermosa fiesta, la boda con el anhelo más profundo del ser humano: amar y ser amados.
No importa el lugar, por mucho que nos recuerde la certeza del Paraíso, el rito de la ceremonia, según las convicciones de cada persona, tampoco el número de invitados, a veces interesados o por simple compromiso, ajenos a lo esencial.
Importa, si, el ágape nupcial, en muchos casos, falto de mesura y sobriedad, como si la Alegría tuviera que ir acompañada, del hartazgo que produce saciarse.
No es lo externo ni la apariencia lo que alienta nuestro Espíritu y da sentido a nuestra vida. Hoy como siempre, sabemos que, el “Vino Bueno del Amor”, que con certeza todos-as, quisiéramos “embriagarnos” de él, no forma parte ni engrosa, la amplia lista de productos del mercado.
En la boda donde tú y yo hemos sido invitados, la Alegría brota espontánea dentro del corazón; no necesita la carcajada vacía, la embriaguez que sobrepasa el exceso de alcohol. Es la “fiesta del Amor”, haciéndose cercano y presente en nuestra vida.
¿No tienen Vino? Tal vez fue, la respuesta callada de Jesús, la que María comprendió. Mujer, ¡déjame!, aún no ha llegado mi hora. La hora de ofrecer el gran torrente de su Amor, su Sangre derramada, el Vino Sanador.
Jesús quiere que siga la danza y la Alegría de la fiesta. Habrá más vino, si se comparte entre todos, si cada quien aporta algo de su copa rebosante y ofrece a ese “invitado anónimo”, un poco de cuanto a él le sobra.
Me viene a la memoria el gesto “indignado” del P. Francisco, al dirigirse a un joven en extremo “acaparador”: ¡no seas egoísta!
Y Jesús nos pregunta hoy, en esta “Fiesta del Amor: ¿Cuánto Vino necesitas? ¿Cuánto estás dispuesto-a a dar y compartir?
María “Custodia” del Amor, nos pide: que nadie se quede fuera, no tienen Vino. Haced cuanto él os diga.
19 enero, 2019 at 1:17 am
Hoy estamos todos invitados a una hermosa fiesta, la boda con el anhelo más profundo del ser humano: amar y ser amados.
No importa el lugar, por mucho que nos recuerde la certeza del Paraíso, el rito de la ceremonia, según las convicciones de cada persona, tampoco el número de invitados, a veces interesados o por simple compromiso, ajenos a lo esencial.
Importa, si, el ágape nupcial, en muchos casos, falto de mesura y sobriedad, como si la Alegría tuviera que ir acompañada, del hartazgo que produce saciarse.
No es lo externo ni la apariencia lo que alienta nuestro Espíritu y da sentido a nuestra vida. Hoy como siempre, sabemos que, el “Vino Bueno del Amor”, que con certeza todos-as, quisiéramos “embriagarnos” de él, no forma parte ni engrosa, la amplia lista de productos del mercado.
En la boda donde tú y yo hemos sido invitados, la Alegría brota espontánea dentro del corazón; no necesita la carcajada vacía, la embriaguez que sobrepasa el exceso de alcohol. Es la “fiesta del Amor”, haciéndose cercano y presente en nuestra vida.
¿No tienen Vino? Tal vez fue, la respuesta callada de Jesús, la que María comprendió. Mujer, ¡déjame!, aún no ha llegado mi hora. La hora de ofrecer el gran torrente de su Amor, su Sangre derramada, el Vino Sanador.
Jesús quiere que siga la danza y la Alegría de la fiesta. Habrá más vino, si se comparte entre todos, si cada quien aporta algo de su copa rebosante y ofrece a ese “invitado anónimo”, un poco de cuanto a él le sobra.
Me viene a la memoria el gesto “indignado” del P. Francisco, al dirigirse a un joven en extremo “acaparador”: ¡no seas egoísta!
Y Jesús nos pregunta hoy, en esta “Fiesta del Amor: ¿Cuánto Vino necesitas? ¿Cuánto estás dispuesto-a a dar y compartir?
María “Custodia” del Amor, nos pide: que nadie se quede fuera, no tienen Vino. Haced cuanto él os diga.
Miren Josune
Me gustaMe gusta