¡Que el bien nos haga sentir bien!
De un querer vivir sin preocupaciones a una actitud irresponsable, de una actitud irresponsable a un opinar irreflexivo, de un opinar irreflexivo a un rumor infundado, de un rumor infundado a un juicio injusto sobre las cosas… Nos sucede así continuamente. Quizás, por eso, no deberíamos conformarnos con sentirnos bien. Tenemos que lograr que el bien, y sólo él, nos haga sentir.
Francisco José Ruiz Pérez, sj
29 enero, 2019 at 2:12 am
Gracias por sus interesantes y profundos planteamientos; hay una Sabiduría grande en todos ellos y ayudan a discernir.
Existe una corriente relativista, que engrosa la fila de quienes, no se sienten interpelados por nada ni nadie, instalados en la utilidad provisoria del momento y circunstancia, sin otro sentido de pertenencia al resto de seres humanos, que un compartir por demás interesado y ocasional. El Papa Francisco nos advierte: es insana actitud mercantilista, la que trata de poner “el puesto” en el mercado de esta Sociedad consumista y acaparadora.
Hay quienes buscan el confort y bienestar para sí, sin hacerse preguntas acerca de su actitud, es más, mantienen a ultranza la idea, de que sólo se vive una vez y, por tanto, hay que apurar los gozos y disfrute de la vida al máximo.
No hacen el bien, para mejorar las realidades sufrientes del ser humano, ayudando a vivir a los más vulnerables y frágiles, esos a los cuales, les ha sido robada su dignidad y derechos.
El bien así buscado, convierte al ser humano en una “marioneta”, un ser robotizado, “zombi” cuyo sentir, se sitúa en lo meramente instintivo de su libre albedrío.
Hacer el bien, ser “buena gente” y trabajar por mejorar cuanto es humano, no sólo ayudará a vivir de manera más digna, sino que experimentaremos, la profunda convicción de sentir que somos parte de un todo, en el Amor de Jesús.
Cambiemos actitudes: de un juicio injusto a una respetuosa y prudente consideración. De la actitud irreflexiva y frívola, a la templanza mesurada y sensato discernimiento, de la indiferente actitud irresponsable, a la toma de conciencia y el compromiso activo de los gestos y obras.
Yo no quiero la tienda que diga: “se vende el bien”, a precio útil de “rebajas”. Quiero que un ser humano, cercano y compasivo, comparta conmigo, “hacer el bien”, es decir, en reciprocidad, cuanto podamos dar y recibir.
No hay nadie tan rico que no necesite del otro, ni nadie tan pobre que no pueda aportar, la sonrisa agradecida de un gesto.
Miren Josune
Me gustaMe gusta