Obra de la Compañía de Jesús en España para propiciar el diálogo Fe-Cultura-Justicia.
Somos parte de una red conformada por más de 20 Centros en toda España.
Plenamente de acuerdo con su reflexión, sobre el Evangelio de este próximo Domingo. No hay
mucho más que añadir, desde mi modesta interpretación de la realidad vivida por Jesús, en el momento de manifestarse ante sus coetáneos.
Creo que no es el inmovilismo ni la cerrazón, el lenguaje de la realidad cotidiana, si queremos llegar al corazón de la persona, sino la manera de testimoniar y vivir cuanto decimos. La frase que dice: un gesto vale mucho más que mil palabras, nos está expresando que, el camino de la Salvación, ha de penetrar en las realidades experimentadas, las que, sin duda, sentimos en la intimidad del corazón, se han de hacer “palpables” a través de las obras.
Mucho más que los análisis de la razón, por muy clarificadores y entendibles que parezcan, se abre paso la profunda Sabiduría del corazón y su transparencia innegable, reflejada a través del acontecer cotidiano de nuestra vida. Es ahí, cuando lo sencillo, adquiere la perspectiva fiel del verdadero testimonio, dando la respuesta que todo hombre y mujer, en su fragilidad y límites, su carencia vulnerable, incierta, andan buscando y necesitan.
La Santidad anónima, no busca ni pide el protagonismo efímero de un momento de triunfo, sino haciéndose creíble, a través del gesto cercano y sencillo, aquél que ayuda a vivir y reconoce la dignidad de todo ser humano.
No hay raza ni lengua, ni pueblo y religión, que la Salvación del Amor de Dios, no haya “tocado”, extendido su brazo, abarcando a toda la Humanidad. Estamos llamados a vivir en la unidad del Amor de Dios, no en la selectiva “certeza” personal, arrogándose para sí, un Dios exclusivo y por demás excluyente.
Este lenguaje cerrado, no puede llegar a transformar y convertir el corazón. Es otra la propuesta de Jesús, su proyecto de vida.
Dejemos “las piedras” que nos hieren, no construyen ni hacen el camino amable y en paz, sino que violentan la dignidad.
Abrirse paso confiados, y dejar atrás, el “lastre” de los airados protagonismos excluyentes, es tarea del acontecer diario. ¡Son tantos-as quienes esperan!
31 enero, 2019 at 10:50 am
Plenamente de acuerdo con su reflexión, sobre el Evangelio de este próximo Domingo. No hay
mucho más que añadir, desde mi modesta interpretación de la realidad vivida por Jesús, en el momento de manifestarse ante sus coetáneos.
Creo que no es el inmovilismo ni la cerrazón, el lenguaje de la realidad cotidiana, si queremos llegar al corazón de la persona, sino la manera de testimoniar y vivir cuanto decimos. La frase que dice: un gesto vale mucho más que mil palabras, nos está expresando que, el camino de la Salvación, ha de penetrar en las realidades experimentadas, las que, sin duda, sentimos en la intimidad del corazón, se han de hacer “palpables” a través de las obras.
Mucho más que los análisis de la razón, por muy clarificadores y entendibles que parezcan, se abre paso la profunda Sabiduría del corazón y su transparencia innegable, reflejada a través del acontecer cotidiano de nuestra vida. Es ahí, cuando lo sencillo, adquiere la perspectiva fiel del verdadero testimonio, dando la respuesta que todo hombre y mujer, en su fragilidad y límites, su carencia vulnerable, incierta, andan buscando y necesitan.
La Santidad anónima, no busca ni pide el protagonismo efímero de un momento de triunfo, sino haciéndose creíble, a través del gesto cercano y sencillo, aquél que ayuda a vivir y reconoce la dignidad de todo ser humano.
No hay raza ni lengua, ni pueblo y religión, que la Salvación del Amor de Dios, no haya “tocado”, extendido su brazo, abarcando a toda la Humanidad. Estamos llamados a vivir en la unidad del Amor de Dios, no en la selectiva “certeza” personal, arrogándose para sí, un Dios exclusivo y por demás excluyente.
Este lenguaje cerrado, no puede llegar a transformar y convertir el corazón. Es otra la propuesta de Jesús, su proyecto de vida.
Dejemos “las piedras” que nos hieren, no construyen ni hacen el camino amable y en paz, sino que violentan la dignidad.
Abrirse paso confiados, y dejar atrás, el “lastre” de los airados protagonismos excluyentes, es tarea del acontecer diario. ¡Son tantos-as quienes esperan!
Miren Josune.
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