Convivir con las luces y las sombras
Infravalorar a unos por sus fallos es fácil. Admirar a otros por sus aciertos no lo es tanto. Y aceptar que en todos se van a mezclar siempre fallos y aciertos es aún más difícil. Pero convivir es, al final, tolerar claroscuros y reconocer en los demás la luz que logra brillar en ellos… a pesar y a través de sus sombras.
Cuidar la alegría
Ya no discuto con las ideas, sean mías o de otros. Prefiero hacerlo con los estados de ánimo, los propios y los ajenos, porque normalmente son nuestros humores quienes piensan en nosotros. Al final, la razón repite lo que le dicta el corazón. Así que seamos prácticos: ¡no es un lujo cuidar nuestra alegría, sino la condición para tener buenas ideas!
Francisco José Ruiz Pérez, sj
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