Convivir con las luces y las sombras
Infravalorar a unos por sus fallos es fácil. Admirar a otros por sus aciertos no lo es tanto. Y aceptar que en todos se van a mezclar siempre fallos y aciertos es aún más difícil. Pero convivir es, al final, tolerar claroscuros y reconocer en los demás la luz que logra brillar en ellos… a pesar y a través de sus sombras.
Cuidar la alegría
Ya no discuto con las ideas, sean mías o de otros. Prefiero hacerlo con los estados de ánimo, los propios y los ajenos, porque normalmente son nuestros humores quienes piensan en nosotros. Al final, la razón repite lo que le dicta el corazón. Así que seamos prácticos: ¡no es un lujo cuidar nuestra alegría, sino la condición para tener buenas ideas!
Francisco José Ruiz Pérez, sj
11 febrero, 2019 at 3:27 pm
Qué reflexión tan acertada, para muchas actitudes, a veces, tan incomprensibles.
Cierto, nada es tan perfecto en el ser humano, que no pueda estár condicionado por la propia fragilidad y torpeza, el error y pecado que fácilmente se introduce en nuestra manera de pensar y obrar.
Esta verdad, no debe llevarnos a una visión catastrofista y desalentadora de nosotros mismos, sino a aceptar nuestro «barro» con humildad y, desde ahí, tener una mirada de sincera Misericordia hacia el otro.
Para un cristiano, el otro debe ser la imagen de Dios, donde yo debo acercarme con respeto y consideración.
Son inaceptables las actitudes de soberbia, superioridad y pre-potencia, que hacen resaltar los defectos del prójimo y mermar sus carismas y talentos.
Del mal, es fácil congratularse y hasta crear complicidades, en cambio, el bien implica, actuar con equidad y justicia, perdonar agravios y no cerrar el camino de la verdadera Reconciliación.
El mal se incuba sin esfuerzo, es la opción del libre albedrío. El bien, aunque brote de lo más profundo del corazón, hay que trabajarlo, esforzarse cada día y hacer que sea creíble referencia del Evangelio. ¡Manos a la obra!
Miren Josune.
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11 febrero, 2019 at 5:43 pm
La Alegría del corazón, nada tiene que ver con la estrepitosa e irónica carcajada. Es el gozo y el regocijo de los sencillos, los que ponen su vida en manos del Padre Bueno y confían en su amorosa Providencia.
Buenas ideas, nacen de mentes sanas y sabios corazones. Qué lástima produce ver, emplear y perder el tiempo en insidias y tramas, con el único fin de dejar sin alegría a los otros.
¡ALÉGRATE EN EL SEÑOR!
Construirás relaciones de paz y armonía, despertarás la Alegría en el corazón del otro.
Miren Josune
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