¿Cómo estás?
“¿Cómo estás?”. Siempre queremos contestar que bien. Pero nos falta tiempo para pensar si es así y por qué entonces nos sentimos mal. Al final, estamos insatisfechos sin saber exactamente la causa… A lo mejor la solución a eso pasa por encontrar un simple minuto para conversar con nosotros mismos… y preguntarnos amablemente: “¿Cómo estás?”
Francisco José Ruiz Pérez, sj
19 febrero, 2019 at 1:39 am
¿Cómo estás? Es la pregunta formal, la que con frecuencia pronunciamos, siguiendo el protocolo habitual de cortesía, de manera un tanto superficial. Y claro está, la respuesta suele ser distinta, dependiendo de la persona, que merezca nuestra abierta confianza.
Me interpelo a mi misma, sobre mi actitud y respuesta frente al otro, tratando de ser honesta: ¿Pregunto con humano interés, escucho atenta la confidencia, me muestro compasiva ante su adversidad y sufrimiento?
Pretender entrar en la vida del otro y en su velada intimidad, con ánimo de satisfacer la morbosa curiosidad, es cuando menos, un osado atrevimiento, carente de sensibilidad. De ahí que, muchos se pronuncien y respondan con escueto: ¡bien!. Tanto como no decir nada.
No es fácil abrir la interioridad que con celo guardamos: los sentimientos, las vivencias y experiencias, modos de pensar, ideas y pensamientos. Más, es cierto que, todo ser humano, ha sido creado para relacionarse y convivir con el otro y los otros, desde una actitud de apertura y confianza, acogida y encuentro.
Será necesario conocerse y tener la experiencia fraterna del intercambio con el otro, cuanto podamos ofrecer y dar, sin otro interés que: amar y hacer el bien. Es el principio de la buena, sana y honesta amistad.
Creo que antes de aparentar frente a los otros, “estar bien”, es honesto e imprescindible, sentirse en paz y armonía con nosotros mismos. Y no concibo mejor actitud, que entrar en mi propio Santuario, con la trémula luz de mi lamparita, la alentada por el Espíritu, y ponerme a orar, en la presencia entrañable del Amor que me habita.
Me dejo interpelar por el Amigo:
¿Estás alegre, esperanzada y en paz, te sientes habitada por mi entrañable Amor?
¿Tal vez, triste, abatido, solo y enfermo, abandonado por los demás, agobiado por la falta de apoyo y ayuda, atravesado por el sufrimiento y la adversidad?.
Es muy posible que descubra, lo ausente que está de mi vida el BIEN, cuando busco certezas y seguridades fuera de mí, y no en mi interioridad, donde “estar bien” es la experiencia nueva de SENTIRSE BIEN CON EL AMOR. Sólo entonces puedo decir, sin miedo a la verdad, al qué dirán, como me siento.
Miren Josune.
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