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27 febrero, 2019 at 4:50 pm
LAS OBRAS BUENAS SON AMORES Y NO LAS INSIDIOSAS RAZONES.
Clarificadora esta enseñanza que hoy nos plantea Jesús. Nos habla de que el obrar humano, se distingue del bien y mal, los frutos provechosos de aquéllos desechables.
Vivimos inmersos en la falsa apariencia y ambigüedad; son hoy minoría, los que se hacen dignos de credibilidad, inspiran confianza. Cuesta saber quién es el otro, que piensa y siente, cuál el sentido de su vida. Hay comportamientos que generan recelo, cuando no, la duda y el miedo. Se ha perdido confianza por falta de credibilidad.
Hoy, los cristianos y la Iglesia, somos causa de fuerte debate
y controversia públicos, que nos coloca en el centro y diana, por parte de varios colectivos de esta Sociedad. Es honesto y justo pensar, existen serias y graves razones, las cuales, nos enfrentan a realidades tristes y lamentables, que son causa de sufrimiento, la desesperanza y desolación.
Más, creo que el pecado, por grave que sea, no es justo que salpique la vida de los otros, si no ha habido complicidad por medio. ¿Quién no ha podido tener, una «oveja negra» en su propia familia? Cuántos han tenido que sufrir, a veces desde la impotencia, por tener que defender su inocencia y la perversa acción de los otros, sin que nadie haya alzado su voz, dando la cara y haciendo un verdadero acto de justicia. Alguien dijo: «ni son todos los que están, ni están todos los que son».
Hablamos de abusos a inocentes, su sufrimiento, el daño social, sicológico y moral causado. Honesto es, no dejar espacio a lo escondido, cuando es causa de gravísimo daño.
No debemos tampoco ignorar, los graves pecados de omisión, el silencio cobarde, que afecta gravemente, daña la dignidad y derechos de miles de personas, dejando su vida en desamparo y total abandono.
¡Hay tanto silencio permisivo, tanto «mirar para otro lado»!, como quienes «no se enteran». Amiguísmo cómplice, que deja indefensa la vida del otro, le arranca su dignidad y derechos, como klinex desechable, sólo para «usar tirar».
Somos testigos de las miserias que afectan a multitud de seres humanos, víctimas ignoradas y abandonadas a su suerte, sin otro horizonte en su vida, que el rechazo y la indiferencia de los hombres-mujeres ¿civilizados?.
Bien sabemos, hay «urgencias» que no deben hacerse esperar, son el reclamo y la respuesta del Amor. No es posible que, después de dos mil años, predicando el Evangelio y Mandamiento del Amor, siga la incoherencia instalada en la indiferente actitud, de quienes dicen creer en Jesús e ignoran el sufrimiento de los otros. El Evangelio no es «el caramelo de pega» que «venda bien», sino Vida y Verdad de Amor fecundo, señalándonos el Camino a seguir y haciendo que sean creíbles las obras.
«De la bondad del corazón, habla la boca». Si, cierto, más no hemos de olvidar, hacer creíble el bien que Jesús nos propone, si queremos dar los frutos abundantes del Amor.
Preguntémonos con sinceridad: ¿Qué bondades y sentimientos albergamos, nos acompañan al comunicarnos con los demás? ¿Habla la mutua comprensión, el respeto y la honesta verdad? ¿Miramos al otro «cara a cara», como a un hermano? Sin «carta» guardada ni crítica a la espalda, actitudes que generan rechazo y dejan fuera, negando el trato digno y la acogida fraterna que todo ser humano merece.
¿Cómo decir que soy seguidora de Jesús, albergando dentro de mí, sentimientos de rechazo y menosprecio, insana rivalidad y envidia? Ignoro el Mandamiento del Amor, si no estoy dispuesta a compartir, cuanto Jesús me pide, a través de su Palabra. Ciertamente, hay quienes no les interesa hablar de conversión, perdón y reconciliación. Están a «su bola», pensando, no cuanto humano, compasivo y bueno pueden y deben hacer, sino en los privilegios y «puestos» que pueden perder, si dejan hablar al AMOR que nos pide Jesús: «como yo os he amado».
Pecadores todos-das, algunos, bastante más que otros. Dios conoce, qué hay de verdad y de Amor, en cada corazón. Oremos por el «barro» de tantas miserias humanas, sin olvidar nunca, esa Misericordia compasiva, que ha de acompañarnos en el obrar:
¡HACIENDO EL BIEN A TOD@S!
Miren Josune.
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