¡Hay más motivos para reír que para llorar!
Hoy me reuní con todas y cada una de mis alegrías y mis penas. Les dije que estoy dispuesto a escucharlas sin dejar atrás a ninguna. Pero con una condición: han de aceptar que distinga qué felicidades y tristezas son importantes, y cuáles, no. Entendieron la razón de ello: saber la diferencia ayuda mucho a descubrir que, si lo piensas bien, hay más motivos para reír que para llorar.
Francisco José Ruiz Pérez, sj
11 marzo, 2019 at 1:23 pm
Estoy plenamente de acuerdo. Creo que estar alegres, es más que un deseo o circunstancia ocasional, sino una disposición interior, me atrevería a calificar una actitud innata.
No es la alegría estrepitosa de un momento de celebración o fiesta, es la ALEGRÍA íntima y profunda, que nace del corazón transparente y lleno de Amor.
No son las realidades externas, quienes condicionan el hecho de sentirse alegres, sino ante todo, una disposición de ánimo, aquella que conduce a sentir la paz y armonía con una misma.
Si “de la abundancia del corazón, habla la boca”, de un corazón sencillo y alegre, lleno de amor, hablan las obras.
Existen estados de tristeza, los provocados la mayoría de las veces, por actitudes ajenas, las que no hemos buscado. Son las envidias y rivalidades, tratando de arrebatarnos la alegría de nuestro corazón.
Si, hay que saber estimar como insustituibles, las alegrías y las tristezas vividas con hondura y por Amor, de aquéllas que nada aportan de valioso y verdadero a nuestra vida.
El mal existe, hiere y hace daño, más la fuerza del Amor, nos da la fortaleza para no desasirnos de la Alegria y Esperanza, aún en medio del sufrimiento.
No dejemos a nadie, nos robe la Alegría en el Señor, es nuestro Amigo más grande, consuelo en la adversidad e insobornable ante tantas actitudes insanas.
La ALEGRÍA es, la virtud de las almas nobles, habitadas por el Espíriru de Jesús que nos dice: PERMANECER EN MI AMOR.
Miren Josune
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