Tiempo de aprender
Imagínate que caes en la cuenta de que no sabes todo. Imagínate que hoy es posible que aprendas algo nuevo. Imagínate que los demás son quienes te lo enseñarán. Imagínate que te dejas aconsejar. Imagínate que, por fin, escuchas… Si te puedes imaginar tanto, convéncete de que seguirás sin saber todo, pero sí sabrás mucho.
Francisco José Ruiz Pérez, sj
23 abril, 2019 at 11:49 pm
La experiencia del vivir, conlleva un contínuo aprendizaje, en esa búsqueda del conocimiento y el saber, nunca concluídos, pues nada más obtener, la respuesta y logro, de aquéllo que nos ha interpelado e incitado a indagar y descubrir, surge de nuevo otro anhelo y deseo, el cual, empuja a ir más allá, de lo ya aprendido y conocido.
Sin duda, la fragil razón del ser humano, envuelta y cercada en sus propios límites, no acierta a encontrar todas las respuestas, sino parcialmente. Y es en la convergencia, la unión de varios descubrimientos, allí donde se puede elaborar, un bello puzzle de posibilidades, que nos dirija y conduzca a encontrar, por fin, la esencia de cuanto en verdad hemos buscado.
Nadie nacemos habitados de la Sabiduría innata, sino que poco a poco, como semilla de Verdad y Amor, la que un día plantara el Creador y germinara en nuestro corazón, hemos ido sintiendo el pálpito de su presencia.
En esa intimidad transparente, la Sabiduría abre la mirada a un espacio diáfano, que deja ver la Luz verdadera, nos descubre el sentido de la propia vida, dando respuesta a los porqués de la existencia.
Certeras las palabras de Pascal cuando afirmaba: “el corazón tiene sus razones, que la razón humana desconoce”. Hemos de saber realizar, “el viaje” que nos lleve a las entrañas de nuestro Ser más íntimo, ir descubriendo la hondura humana de nuestro corazón, donde el hombre y la mujer se descubren así mismos en toda su grandeza.
En este mundo donde cada vez más, la razón interesada y fría, se asienta en lo provisorio de lo efímero, donde todo se trafica y mercantiliza, convirtiendo al ser humano, en mero objeto útil de “usar y tirar”, crece la imperiosa necesidad, de buscar y hallar la verdadera Sabiduría, que puede dar sentido a nuestra vida.
Buena y provechosa es la razón e ideas, que se dejan “moldear”, por esa Sabiduría del corazón, y no acaban en la autosuficiencia y la soberbia. Recordar a Jesús que nos dice: “te doy gracias Padre, porque no has revelado estas cosas, a los soberbios de este mundo, sino a los sencillos y humildes de corazón”.
En la medida que van quedando atrás, los porqués absurdos de la existencia, la incoherencia en el obrar, que tantos pretenden “vender”, descubro que el Amor y la Verdad, que da sentido a mi vida, no he tenido que buscarlo fuera, en las falsas apariencias, sino dentro de mí, y en Sabios corazones transparentes, llenos de Luz y Amor.
Miren Josune.
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