Cuestión de actitud
Ante un mundo que no es como lo querríamos, nuestro pensamiento puede volverse perezoso e instalarse en la crítica permanente. Ante un mundo que no es como lo querríamos, nuestro pensamiento puede volverse creativo y darnos pistas para cambiarlo. Al final, todo es cuestión no de cómo pensamos…, ¡sino de cómo queremos!
Francisco José Ruiz Pérez, sj
27 mayo, 2019 at 12:59 pm
La crítica y censura malévola, el juicio inmisericordie, es camino fácil, -aunque no me atrevería a llamar gratuíto-, de quien nunca hace nada que merezca digno y justo reconocimiento.
El “beneficio” obtenido siempre será un fraude, expropiación del derecho legítimo del otro. Pues así se comportan los “fariseos-as” de turno, a quienes debiera crear sonrojo su propia miseria.
Cuánto daño hace la lengua y el “chisme”, pues nada construye sino el desencuentro infecundo.
Es la actitud de aquellos-as que no “hacen ni dejan hacer”, sólo se “mecen” en su propio “barro”.
La crítica constructiva es como la corrección fraterna: mueve el deseo de ayudar a transformar y cambiar la realidad, la causa y motivo que hiere y hace daño. Es actitud valiente, la que no se esconde bajo la complicidad ni busca adeptos que se adhieran a perversas intenciones.
El pensamiento no debe “andar suelto”, en un “sin pensar” sobre las propias palabras y acciones, las que con tanto desahogo se vierten y descargan en el “vacío recipiente”, que demasiados-as tratan de convertir la vida de los otros, olvidando el más mínimo respeto a su dignidad.
En estas actitudes y modos de obrar, la creatividad brilla por su ausencia, no hay sino un “baile” de “marionetas” desequilibrado y confuso, donde cabe esperar que suceda, la alerta aquélla de, “sálvese quien pueda”. Y el bien, no siempre sale bien parado, de esta oscura “fiesta del disfraz y la apariencia”.
Creo que nuestro pensamiento, por muy lógico y razonable que sea, sino va acompañado de la Sabiduría del corazón, lleno del Amor que transforma y cambia la vida desde dentro, no tendrá la transparencia ni la Luz, la que da esplendor y belleza a cuanto decimos y obramos.
Es esta la creatividad en la que creo, la que no pretende apagar ni eclipsar, sino que cada quien lleve su propia “lamparita”. Por pequeña, humilde que parezca, debe ser reflejo del Amor y Luz que nos habita. Cambiemos la interioridad de nuestro corazón, si de verdad queremos hacer el bien a los otros.
Oremos y hagamos ¡SILENCIO!
Miren Josune
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