Obra de la Compañía de Jesús en España para propiciar el diálogo Fe-Cultura-Justicia.
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Cinco panes y dos peces, eso era todo, no había más. Difícil ofrecer a cada uno “su parte”, en digna y justa equidad.
La muchedumbre hambrienta y desfallecida, busca a Jesús; tan sólo trata de hallar en él, alivio a su necesidad, sin protocolos de ” listas de esperas, número de turno y el tiempo políticamente correcto. Se sientan en torno a Jesús, esperando su humana y creíble respuesta.
La mirada de Jesús, no sólo se detiene y abarca realidades vitales, como son: saciar la sed y el hambre física; entiende que es, un derecho legítimo de todo ser humano, la subsistencia de su vida que cubra las carencias: alimento, vestido, techo donde cobijarse, la atención y cuidado de la salud, educación..
Jesús comprende bien, que tan sólo “cinco panes y dos peces”, son multitud, cuando se aúnan voluntades y se salvan excusas,
conveniencia intereresada que, únicamente, pretende ignorar la realidad, eludiendo indferente el compromiso responsable hacia los otros, hombres y mujeres, iguales en dignidad y derechos.
Compartir la fraterna Comunión de bienes, carismas y talentos recibidos, no son imposibles, ni consiste en realizar, las grandes y espectaculares heroicidades, inusuales proezas, sino gestos sencillos del cotidiano vivir, sin hacerse notar.
Jesús, conoce como nadie, esa entrega gratuíta, disponibilidad generosa, la que nunca le dice al corazón: ¡hasta aquí, tanto!.
El valor en alza del Amor, no reside en el saldo de la C/C, los depósitos de acciones, que tan celosamente guardan algunos-as. Tampoco hacer balance con los bienes ajenos.
La Msericordia compasiva que se muestra cercana, no busca especular ni hacer pronósticos sobre los otros, deja la codicia y ambición, comprende, entiende la necesidad ajena.
El dinero ayuda a vivir, paliar las necesidades, más nunca nos podrá dar, el verdadero sentido a nuestra vida. Hay verdades más hondas que son: el íntimo anhelo de AMOR compartido, la Amistad de la entrega honesta y generosa.
Hay además, otras respuestas humanas que Jesús propone: la compasión que no sabe de las esperas. Su mirada contempla el vacío y desesperanza, de quienes han perdido, la huella y el rostro del Amor en su vida. Son las veladas “urgencias” que no es posible eludir, si somos seguidores de Jesús. Luego vendrá el justo reparto y seguro que habrá para todos y todas.
Se extendía en aquel lugar, la esplendorosa alfombra verde, pastos de abundante hierba. Jesús manda a sus discípulos, inviten a la gente a recostarse y poder descansar. Reposo del cuerpo y el espíritu, necesarios en esta vida, tan estresada por la prisa, el ruido, los múltiples afanes y tareas, que impiden hallar, respuestas más hondas y sentido a nuestro obrar.
La hierba abundante, el mejor pasto para las ovejas; crece y cubre de verdor prados y valles, acuden pastores y sus rebaños. En este incomparable marco, Jesús, el Maestro, nos mostrará la inconfundible semblanza del fiel y Buen Pastor.
Jesús, invitándonos a repartir y compartir el “Pan de su Amor”, sin cálculos ni medida, como el Amigo entregado sin reservas, dando lo más bueno y mejor de sí mismo. Jesús nos enseña a todos-as, una manera nueva de relacionarse, la que permita que todo todo ser humano, mujeres y hombres tengan “su parte”. Si hay AMOR, los números nada cuentan, tan sólo la persona; si falta el AMOR, no hay balance ni presupuesto o proyecto que cuadre. Siempre habrá quienes quieran y pretendan llevarse más, mucho más que “su justa y digna parte”.
Termina el relato, en medio del enaltecido entusiasmo; quieren las gentes llevarse a Jesús y proclamar su Reinado. Jesús no debe aceptar, mesianísmos a ultranza, ni asumir otra tarea y liderazgo, que la entrega de su propia vida, al servicio de las fragilidades más vulnerables de los que no cuentan para nadie. Esa será la ofrenda compartida, con los pobres y abandonados.
En el SILENCIO e intimidad, Jesús volverá a encontrarse con el Ábbá, en Comunión de Amor y fidelidad a su voluntad.
19 junio, 2019 at 4:28 pm
CUANDO LOS SALDOS NO CUADRA
Cinco panes y dos peces, eso era todo, no había más. Difícil ofrecer a cada uno “su parte”, en digna y justa equidad.
La muchedumbre hambrienta y desfallecida, busca a Jesús; tan sólo trata de hallar en él, alivio a su necesidad, sin protocolos de ” listas de esperas, número de turno y el tiempo políticamente correcto. Se sientan en torno a Jesús, esperando su humana y creíble respuesta.
La mirada de Jesús, no sólo se detiene y abarca realidades vitales, como son: saciar la sed y el hambre física; entiende que es, un derecho legítimo de todo ser humano, la subsistencia de su vida que cubra las carencias: alimento, vestido, techo donde cobijarse, la atención y cuidado de la salud, educación..
Jesús comprende bien, que tan sólo “cinco panes y dos peces”, son multitud, cuando se aúnan voluntades y se salvan excusas,
conveniencia intereresada que, únicamente, pretende ignorar la realidad, eludiendo indferente el compromiso responsable hacia los otros, hombres y mujeres, iguales en dignidad y derechos.
Compartir la fraterna Comunión de bienes, carismas y talentos recibidos, no son imposibles, ni consiste en realizar, las grandes y espectaculares heroicidades, inusuales proezas, sino gestos sencillos del cotidiano vivir, sin hacerse notar.
Jesús, conoce como nadie, esa entrega gratuíta, disponibilidad generosa, la que nunca le dice al corazón: ¡hasta aquí, tanto!.
El valor en alza del Amor, no reside en el saldo de la C/C, los depósitos de acciones, que tan celosamente guardan algunos-as. Tampoco hacer balance con los bienes ajenos.
La Msericordia compasiva que se muestra cercana, no busca especular ni hacer pronósticos sobre los otros, deja la codicia y ambición, comprende, entiende la necesidad ajena.
El dinero ayuda a vivir, paliar las necesidades, más nunca nos podrá dar, el verdadero sentido a nuestra vida. Hay verdades más hondas que son: el íntimo anhelo de AMOR compartido, la Amistad de la entrega honesta y generosa.
Hay además, otras respuestas humanas que Jesús propone: la compasión que no sabe de las esperas. Su mirada contempla el vacío y desesperanza, de quienes han perdido, la huella y el rostro del Amor en su vida. Son las veladas “urgencias” que no es posible eludir, si somos seguidores de Jesús. Luego vendrá el justo reparto y seguro que habrá para todos y todas.
Se extendía en aquel lugar, la esplendorosa alfombra verde, pastos de abundante hierba. Jesús manda a sus discípulos, inviten a la gente a recostarse y poder descansar. Reposo del cuerpo y el espíritu, necesarios en esta vida, tan estresada por la prisa, el ruido, los múltiples afanes y tareas, que impiden hallar, respuestas más hondas y sentido a nuestro obrar.
La hierba abundante, el mejor pasto para las ovejas; crece y cubre de verdor prados y valles, acuden pastores y sus rebaños. En este incomparable marco, Jesús, el Maestro, nos mostrará la inconfundible semblanza del fiel y Buen Pastor.
Jesús, invitándonos a repartir y compartir el “Pan de su Amor”, sin cálculos ni medida, como el Amigo entregado sin reservas, dando lo más bueno y mejor de sí mismo. Jesús nos enseña a todos-as, una manera nueva de relacionarse, la que permita que todo todo ser humano, mujeres y hombres tengan “su parte”. Si hay AMOR, los números nada cuentan, tan sólo la persona; si falta el AMOR, no hay balance ni presupuesto o proyecto que cuadre. Siempre habrá quienes quieran y pretendan llevarse más, mucho más que “su justa y digna parte”.
Termina el relato, en medio del enaltecido entusiasmo; quieren las gentes llevarse a Jesús y proclamar su Reinado. Jesús no debe aceptar, mesianísmos a ultranza, ni asumir otra tarea y liderazgo, que la entrega de su propia vida, al servicio de las fragilidades más vulnerables de los que no cuentan para nadie. Esa será la ofrenda compartida, con los pobres y abandonados.
En el SILENCIO e intimidad, Jesús volverá a encontrarse con el Ábbá, en Comunión de Amor y fidelidad a su voluntad.
Miren Josune.
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