¿Qué esperas para hacer el bien?
¿Por qué el bien siempre pide que lo hagamos? ¿Por qué está tan inquieto en nosotros para que lo realicemos? ¿No será porque, si lo ponemos en práctica, veremos aquello de lo que realmente somos capaces? ¿Entonces a qué esperamos para hacer el bien y así, por fin, vivir ya ¡lo que podemos llegar a ser!?
Francisco José Ruiz Pérez, sj
1 julio, 2019 at 4:28 pm
Cada día al despertar del nuevo día, me hago una promesa: ser coherente haciendo el bien, vivir conforme al Mandamiento del Amor. Para ello, dispongo toda mi voluntad, el deseo profundo de mi corazón, en tratar al otro, con la misma comprensión y el mismo cuidado conque yo me trato a mi misma.
Salgo de casa, me encuentro y acerco a los otros, con actitud amable y fraterna empatía, con la mirada limpia de todo interés que no sea, mi disponibilidad interior de desear hacer el bien; desde una sonrisa franca, unas palabras llenas de honestidad e interés, por cuanto pueda estar pasando y sufriendo el otro, el gesto de saber escuchar y de ofrecer mi apoyo y ayuda.
Siempre hay ocasiones, tiempo y momentos, para ofrecer y dar lo mejor de nosotros mismos.
Soy incapaz de decir no al otro, de negarme a hacer un favor, si alguien necesitado me lo pide.
No sería honesta si dijera, que amar no cuesta el SILENCIO de ese ego, que tira con fuerza de nuestra vida, “lo mío”.
Amar cuesta, tiene el “precio” de la propia renuncia y entrega. Sin embargo, produce una gran Paz interior, ayudar a vivir, hacer el bien, ser buena gente.
Es una alegría profunda, saber que cada gesto humano y cada palabra que expreso y realizo, me acercan más a esa Amistad con el Amigo Jesús, que dice: tú, Miren Josune, permanece en mi AMOR.
Puedo afirmar que hacer el bien es posible, en todo momento y circunstancia; basta desearlo y quererlo. Y sí, hay que cambiar actitudes y comportamientos, que puedan herir y hacer daño a los otros.
Hacer el bien, no es una receta mágica que yo me invento, ni el consejo oportuno y ocasional que pueda darle al otro. Aunque bien están los buenos deseos y las sinceras intenciones, nada será transparente y honesto, si no abrimos esa Luz diáfana del ” corazón”, dejamos que salga hacia el otro, toda la hondura de Amor que nos habita.
Nadie puede dar lo que carece y no tiene. Las obras y los gestos buenos, hablan sin palabras, lo demás, es engaño y apariencia.
Por eso es tan difícil y sufriente Amar, sabiendo aprovechará el ajeno egoísmo interesado.
Confieso que me produce pena y un sentimiento de decepción, contemplar la miseria humana, ver como el mal, se alza con el “trofeo y triunfo”, a consta del daño causado al prójimo.
Me alegro si por AMAR, tal vez, tenga que perder, al menos, no habré renunciado a ser, fiel a mi misma, y a Aquél que tanto me sigue amando.
Miren Josune
Me gustaMe gusta