Seres únicos e irrepetibles
No hay dos seres humanos iguales. Así que evita tus juicios genéricos sobre las personas. Sin duda, eso te complicará la vida. Tendrás que memorizar nombres propios, entender mentalidades diferentes, convivir con tus contrarios. Pero saldrás ganando: porque si liberas a los otros de tu impaciencia para aceptar lo distinto, es muy posible que el mundo se te empiece a llenar de amigos.
Francisco José Ruiz Pérez, sj
Aviso: A partir del lunes 15 de julio de 2019 las secciones «Un espacio para la reflexión» y «Ecos de la Palabra» se publicarán en la página https://miradaalinterior.wordpress.com/ Mil gracias.
8 julio, 2019 at 1:57 pm
Diferentes, en esa singularidad que señala nuestro ADN, con pel cuál, fuimos configurados a ser poseedores de la Creación.
Nuestra vida, no es producto de una «clonación» impersonal sino de ese «aliento» de Diós, único e irrepetible. Por la misma razón, llevamos impresa la imagen de quien procede toda existencia.
«En Dios vivimos, nos movemos y existimos», mantenemos esa Dignidad, que nada ni nadie nos puede arrebatar, a la que hemos sido llamados por el Bautismo, a ser en Jesucristo, hermanos e hijos e hijas del mismo Padre.
El pecado rompe los lazos del Amor con Dios, convierte al ser humano en adversario del otro, así mismo se juzga y condena.
Las obras y actitudes, son las que definen quién es el otro, lo que piensa, siente, dice. No hay error posible, ante la evidencia de los hechos.
Sabemos por experiencia que la apariencia nos engaña, cubre la percepción e idea que podemos tener del otro. Es díficil conocer a los demás, desde esa mirada superficial y frívola, la de quien nunca se interpela, acerca de la Dignidad del otro, ni se plantea reconocer su legítimo derecho.
Quien obra a la sombra de sus propias intenciones, «instalada» en su propio interés y ambición, no acepta ser transparente, ni le motiva la honestidad de la vida íntegra, que actúa en la Verdad, el otro será siempre un estorbo a apartar y rechazar.
Es un regalo y bendición, tener amigos-as, en quienes puedas confiar, con la certeza de que nunca te van a traicionar, van a estar a tu lado, «en las buenas y las malas».
A los amigos-as se les conoce, nunca esconden «las cartas» ni te «venden por la espalda». Son fieles a la palabra dada, buscan tu bien, por encima de intereses y conveniencias personales.
Pido a Jesús, mi Amigo, ponga en mi camino personas buenas, honestas en el obrar, que hagan bien a mi vida. Seguro que dar y recibir harán posible, compartir la honesta y fraterna AMISTAD.
Miren Josune.
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