Pentecostes
22 mayo, 2023
Jn 20, 19-23
Imagen de Askar Abayev (Pexels)
0. TEXTO (leer los versículos enteros)
“Al anochecer de aquel día, el día primero de la semana, estaban los discípulos en una casa, con las puertas cerradas, por miedo a los judíos. En esto entró Jesús, se puso en medio y les dijo:
– Paz a vosotros.
Y diciendo esto, les enseñó las manos y el costado. Y los discípulos se llenaron de alegría al ver al Señor. Jesús repitió:
– Paz a vosotros. Como el Padre me ha enviado, así también os envío yo.
Y dicho esto, exhaló su aliento sobre ellos y les dijo:
– Recibid el Espíritu Santo; a quienes les perdonéis los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengáis, les quedan retenidos.”
1. SITUACIÓN
Estamos en Pentecostés, terminando el tiempo pascual. En tiempos de Jesús era una fiesta judía que recordaba la alianza del Sinaí y era celebrada 50 días después de la Pascua. Nos encontramos con dos versiones, ésta de Juan y la de Lucas en Hch (la que más conocemos). Han sido 50 días de preparación para salir de la clandestinidad a la luz, 50 días de trabajo del Resucitado con los testigos. La salida a la plaza pública el día de Pentecostés es como la presentación de los Doce al pueblo anunciando a Cristo resucitado. Hoy en día los cristianos la celebramos como el nacimiento de la nueva comunidad de seguidores de Cristo.
Es bueno saber que para los primeros cristianos la resurrección, glorificación, ascensión, pentecostés, etc., eran una misma realidad. Hoy nos vamos a fijar en el modo como Juan describe Pentecostés... Estaban “en el cenáculo con las puertas cerradas por miedo a los judíos”. En esa terrible situación experimentan la presencia del ejecutado ¡vivo!… A eso llamamos apariciones. Llega de improviso, sorprendentemente… Increíblemente real, Jesús sigue vivo, de un modo muy especial y Su vida la sienten que vive en ellos.
Jesús aparece como una presencia que no lleva cuentas. Se presenta diciendo: “Paz a vosotros” y lo tiene que repetir porque no se lo creen de la alegría… ”Paz a vosotros”. Además les da una misión, tarea de por vida, el motivo por el qué vivir. “Recibid el Espíritu Santo, a los que perdonéis… Y por medio de vosotros, perdonad a tantos.” Este texto está calcado del texto en que el rey David dio plena potestad sobre sus bienes al mayordomo de su palacio. Ahora Jesús les da a los discípulos, con la misma fórmula, plena potestad para perdonar.
2. HACEMOS SILENCIO
Podéis tener a mano los pasos del cómo hacer silencio copiados en una hojita juntamente con el texto del evangelio a contemplar hoy. (Si necesitas los pasos para hacer silencio detallados entra en: oración contemplativa).
3. ME HAGO PRESENTE: VER, OIR, GUSTAR…
NOTA: Que los puntos suspensivos… sean el lugar donde pararse y contemplar (gustar y sentir).
Comienzo esta contemplación haciéndome presente en el texto. Antes de ser escrito este texto ha sido vivido. Entro con la imaginación… Con todo respeto me sitúo en el cenáculo entre los 12. Con las mujeres que seguían a Jesús, entre ellas su madre… Miro sus caras desencajadas… Un silencio que se corta… Llenos de culpa por haber haber abandonando a Jesús a la hora de la verdad… Paso un rato así, acompañando a los fracasados y los acobardados… y yo me siento como ellos…
En esta situación, repentinamente les noto una alegría especial… Una alegría interior desbordante y pacificadora… No es normal pasar de una cara desencajada por la culpabilidad a otra llena de paz y alegría… Cuando se calman un poco les pregunto sobre ello… VEO, miro la cara de admiración, desconcierto, incredulidad, miedo… de Pedro y le pregunto qué sucede… Me tomo el tiempo para hacerme al cambio de situación…
Pedro se para como buscando las palabras para expresar lo vivido: “Esto es increíble, ya ves cómo estamos todos, con esta alegría consoladora. Le hemos sentido a Jesús, sí, al crucificado, Vivo en mi vida, en las vidas de todos… Me pregunto si es real… No ha sido sólo a mí, también a todos los que estamos reunidos… Qué alegría… qué gran cosa”… Quedo sobrecogido por lo que me cuenta… Me tomo este tiempo gozoso.
4. JESÚS Y YO
En esto yo también me siento invadido por esa paz interior y esa alegría indescriptible: “Paz a vosotros, paz a ti”… Paso un tiempo saboreando esa Presencia, esa voz: “Paz a vosotros”… Me siento introducido en el grupo de los que viven la paz… Unido a todos ellos en esta alegría sin medida… y ahí estoy, estamos, un largo rato…
Le escuchamos a Jesús: “Como el Padre me ha enviado, así también os envío yo. Recibid el Espíritu Santo; a quienes les perdonéis los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengáis, les quedan retenidos”… No logro darme cuenta del alcance de sus palabras. El crucificado, el desechado por la autoridades, nos perdona y nos envía como misión a perdonar… No comprendo, pero me llena de alegría. Decir no a la venganza… Sigo tomándome mi tiempo para gozar ante tanta novedad…
Me siento llamado a hacer lo mismo, perdonar en mi corazón a quien me ha hecho daño… Traigo a mi memoria a alguien que me ha dañado y lo que me ha afectado… Traigo deseos de perdonarle, de sentir la fuerza del resucitado para mirarle con otros ojos y sentirle con otro corazón a quien me ha ofendido… Voy recordando las palabras de Jesús: Paz a vosotros… Deseo llenarme de paz para reconciliarme a futuro con esa persona… Me tomo mi tiempo…
5. COLOQUIO
Lo hago recogiendo lo vivido en la oración… Le cuento lo que más me ha llegado… Lo que parecía que iba para mí… Aquello con lo que más me he identificado… Un texto, una palabra, una imagen… Y le pido algo… O le doy gracias…
Y así termino, en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
De la experiencia de alegría a contar lo vivido
15 mayo, 2023
Mt 28, 16-20
Imagen de Chezbeate (Pixabay)
0. TEXTO (leer los versículos enteros)
Los once discípulos fueron a Galilea, a la montaña donde Jesús los había citado. Al verlo, se postraron delante de él; sin embargo, algunos todavía dudaron.
Acercándose, Jesús les dijo:
– “Yo he recibido todo poder en el cielo y en la tierra. Id y haced que todos los pueblos sean mis discípulos, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, y enseñándoles a cumplir todo lo que yo os he mandado. Yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo”.
1. SITUACIÓN
Este texto se puede comprender como el paso de una etapa de experiencias fundacionales (personales y comunitarias del resucitado) a otra de misión. Esto pide un cierre de etapa, al cual Mateo pone un nombre: Ascensión. En su cosmología Dios estaba arriba, allí, más allá de la cúpula celeste. Pues allí sube Jesús a su situación original, a vivir en Plenitud.
A los que conocieron a Jesús en persona se les dio la posibilidad de experimentar que el crucificado sigue Vivo de otra manera (en Espíritu) y así le sienten en sus vidas y notan que su Vida les habita. Esa fue su experiencia clave fundacional. Es lo que nos sucede a nosotros. Al comienzo de las experiencias de ejercicios, de Pascuas, de presencias novedosas de Jesús en nuestras vida, hay un movimiento interno de gran alegría, paz, gozo…
Y después ¿Qué hacemos? Anunciar a otros lo vivido. Por tanto se trata de salir: “Id por todo el mundo y haced mis discípulos”, o sea, poner a las personas en relación con Jesús. Que puedan optar personalmente, que cada uno diga su nombre al bautizarse y así iniciar una nueva vida siendo consagrados al Padre, es decir a la Fuente de donde todo nace; al Hijo, ejemplo de Vida y al Espíritu Santo en cuya onda, caminamos. “Enseñándoles a cumplir lo que os he mandado” En Mateo, el mandato, la enseñanza central son las Bienaventuranzas.
Un dato curioso. Leemos “le adoraron, aunque algunos dudaban”. ¿Cómo pueden dudar si han experimentado al resucitado hace pocos días? La confianza se renueva cada día, las grandes experiencias marcan, pero no son de una vez para siempre. Ni la del resucitado determina la respuesta de entrega. ¿Y nosotros? Cada día renovamos nuestra respuesta, cada día conectamos con nuestras Fuentes de Vida, cada día nos vinculamos a ellas“. Pero… ¿Y Jesús conmigo?: “Yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo”.
2. HACEMOS SILENCIO
Podéis tener a mano los pasos del cómo hacer silencio copiados en una hojita juntamente con el texto del evangelio a contemplar hoy. (Si necesitas los pasos para hacer silencio detallados entra en: oración contemplativa).
3. ME HAGO PRESENTE: VER, OIR, GUSTAR…
NOTA: Que los puntos suspensivos… sean el lugar donde pararse y contemplar (gustar y sentir).
Me sitúo en la montaña (como Moisés en el Sinaí), donde Jesús les había citado a los apóstoles, las mujeres, María su madre y otros discípulos… Allí se les hace presente en Espíritu, como a Jesús se le hace presente su Abba en el bautismo o en la trasfiguración… Me tomo mi tiempo para saborear la escena con la que comienza su hacer… Se reúnen conectando con esa Presencia Resucitada… y yo con ellos… Me tomo mi tiempo.
Observo con atención. Le sienten como el Absoluto de sus vidas, cuando le adoran, pero me sorprendo cuando algunos dudan… Cómo puede ser, me pregunto, cuando han vivido las experiencias del resucitado… Me doy cuenta de que pasados los primeros momentos de fervor es importante renovar a diario la confianza. Aprendo…
Oigo las palabras de Jesús: “Se me ha dado toda autoridad… id y haced mis discípulos… bautizadlos… enseñadles”… Me doy cuenta que esa es la clave, poner a las personas en relación con Jesús para que puedan experimentar su salvación y consagren su vida al reinado de Dios… Pido tener vida, esa experiencia personal y saber trasmitirla…
4. JESÚS Y YO
Descubro que ese mismo Jesús, que se dirige a todos, quiere tener su espacio conmigo. Me mira con entrañas de misericordia, se fía de mí, y me envía en misión: “Ve al mundo entero…” Le pido fuerza para salir de mi zona de confort, de mi mundo conocido, de mis rutinas que domino… Más a la intemperie… incluso a lo hostil… Me tomo mi tiempo… y le pido: “Que tenga tus mismos sentimientos”…
En ese momento de confianza con Él le cuento mis momentos bajos, los tiempos en que noto que se me nubla su presencia, que por las dificultades no confío en que esté conmigo… Me dice: “Te pasa como a los que estaban en el monte y dudaban”… Le digo: “Quiero tomarme mi tiempo para trabajar la confianza en oración… Quiero ganar en constancia, en el día a día, deseo no caer en la mediocridad”… Me mira con ternura…
Le escucho cuando me dice: “Yo estoy contigo todos los días hasta el final de los tiempos”… Repito sus palabras a fin de hacerlas mías: “Estoy contigo… todos los días… hasta el final de los tiempos…” Además pido estar allí donde Tú estás, en los niños de la calle, en las personas solas, en los desplazados… en esas situaciones donde parece que no hay salida… y experimentar ahí tu luz entre tanta sombra de muerte”…
5. COLOQUIO
Lo hago recogiendo lo vivido en la oración… Le cuento lo que más me ha llegado… Lo que parecía que iba para mí… Aquello con lo que más me he identificado… Un texto, una palabra, una imagen… Y le pido algo… O le doy gracias…
Y así termino, en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
No os dejaré huérfanos
8 mayo, 2023
Jn 14, 15-21
Imagen de guvo59 extraída en Pixabay.
0. SUBRAYADOS DEL TEXTO
Si me amáis, cumpliréis mis mandamientos. Y yo rogaré al Padre, y él os dará otro Paráclito para que esté siempre con vosotros: el Espíritu de la Verdad, a quien el mundo no puede recibir, porque no lo ve ni lo conoce. Vosotros, en cambio, lo conocéis, porque él permanece con vosotros y estará en vosotros.
No os dejaré huérfanos, volveré a vosotros. Dentro de poco el mundo ya no me verá, pero vosotros sí me veréis, porque yo vivo y también vosotros viviréis. Aquel día comprenderéis que yo estoy en mi Padre, y que vosotros estáis en mí y yo en vosotros. El que recibe mis mandamientos y los cumple, ese es el que me ama; y el que me ama será amado por mi Padre, y yo lo amaré y me manifestaré a él”.
1. SITUACIÓN
Seguimos en los discursos de la cena. En ellos, Jesús aprovecha para decir las cosas “que recordarán siempre” Esto lo hace en un escenario de lucha: El mundo entendido como la opción y el resultado de los que andan buscando su provecho, el máximo beneficio, sus exclusivos intereses etc. En ese corazón, en esa mentalidad, es difícil que brote el amor.
Y en esa situación social, nace otra experiencia, la del amor en los discípulos: “si me amáis”. Hasta ahora, en el texto, todo el tiempo Jesús era quien llevaba la iniciativa, cuidaba de ellos. Ahora a los discípulos les habla del amor recíproco. Se trata de vivir “obedeciendo mis mandamientos”. Este es mi mandamiento: “que os améis los unos a los otros como yo os he amado”, es decir dar lo recibido…
Al mismo tiempo, Jesús está pensando en su ausencia, cuando él ya no esté con los suyos: “yo pediré al Padre que os envíe otro Defensor, el Espíritu de la verdad…” Durante su vida Jesús vivió lleno del Espíritu Santo, “el Espíritu del Señor sobre mí, porque me ha enviado a anunciar…” (Lc 4, 16-19). Él trasmitía el Espíritu. Él les defendía. Ahora el Padre les enviará el mismo Espíritu, el Defensor, el Espíritu de la verdad.
“Vosotros lo podéis recibir (el Espíritu) porque lo conocéis”. Juan quiere hacerles ver que muchos cristianos de su comunidad que no han conocido a Jesús, no están en inferioridad a quienes lo han conocido en carne y hueso. Porque es la misma Vida de Jesús la que está en unos y en otros, su Espíritu.
2. HACEMOS SILENCIO
Buscamos postura…ni muy tenso, ni muy cómodo, las plantas de los pies apoyados en el suelo… la espalda recta…
Y respiramos varias veces con una inspiración profunda … la respiración nos ayuda a salir de nuestros pensamientos (que nos atosigan), la respiración nos centra en el presente. La respiración nos ayuda a conectar con nuestro ritmo vital … es lo que nos mantiene en vida… Seguimos respirando y nos vamos serenando… Tomamos distancia de nuestras preocupaciones…
Al respirar entramos a ese nuestro espacio interior donde nos encontramos en paz, donde nos encontramos con nosotros mismos… y donde nos encontramos también con la Bondad que nos habita y nos supera , nos encontramos con nuestra Fuente de Vida… Vamos encontrando nuestro espacio de silencio. Seguimos respirando… hacemos silencio para escuchar. El silencio no es ausencia de ruido sino ausencia de ego.
Antes de pasar a contemplar el texto, nos preparamos a escuchar y para ello recordamos dos actitudes: confianza (¿qué va a salir en esta oración? No se… me dejo llevar) y dedicación…
(Si necesitas los pasos para hacer silencio detallados entra en: oración contemplativa).
3. ME HAGO PRESENTE: VER, OÍR, GUSTAR…
NOTA: Que los puntos suspensivos… sean el lugar donde pararse y contemplar (gustar y sentir).
Entro en el texto. Me hago presente con Jesús, los Doce, las mujeres, uniéndome respetuosamente a la situación que están viviendo. Veo el lugar: cenáculo con la mesa baja, la luz del candil de aceite, huelo el aroma de la cena, recostados de lado para participar en la Pascua… siento el ambiente de emoción contenida de lo que se está comenzando a vivir… me tomo mi tiempo…
Escucho con atención las palabras, las últimas palabras que salen de la boca de Jesús: “pediré al Padre que os envíe otro Defensor”… “permanece con vosotros y está en vosotros” … Huele a despedida… como que Él ya se va pero Alguien nos cuidará… “confiad, no tengáis miedo… el Espíritu os cuidará” … Hago mías estas palabras…
Sigo atento: “Aquel día comprenderéis que yo estoy en mi Padre, y que vosotros estáis en mí y yo en vosotros”… Me sitúo con confianza en el futuro. Parece decirme algo así como “por experiencia descubriréis esa unión de vosotros con el Padre, y conmigo”… y saboreo la confianza ahora y en el futuro…
4. JESÚS Y YO
En esa situación de intimidad, donde sus palabras quieren permanecer imborrables en mi corazón, Jesús se topa con mi mirada y es a mí a quien se dirige: Si me amas, guardarás mi palabra, mi mandamiento que consiste en “amaos los unos a los otros como yo os he amado”… pido que pueda dar lo recibido…
Jesús quiere que partamos de la realidad: Estás llamado a vivir este mandamiento del amor en este mundo que “no le puede recibir al Espíritu, porque no le ve ni le conoce” porque está a sus interesas, a su disfrute, a sus negocios… y descubro que necesito fortalecerme en esta experiencia que estoy viviendo ahora… la saboreo…
Me pide que viva a la escucha, para poder conectar con su Espíritu: “El que recibe mis mandamientos y los cumple, ese es el que me ama; y el que me ama será amado por mi Padre, y yo lo amaré y me manifestaré a él”…Y así a una poder impulsar un mundo donde haga hueco a las personas desprotegidas, a las nadies, para que se sientan alguien, para que puedan iniciar una vida con sentido…
5. COLOQUIO
Lo hago recogiendo lo vivido en la oración… Le cuento lo que más me ha llegado… lo que parecía que iba para mí… aquello con lo que más me he identificado… un texto, una palabra, una imagen… Y le pido algo… o le doy gracias… con un gesto de reverencia, juntar las manos, de agradecimiento, abriendo mis manos o de reconocimiento: señal de la cruz… y voy de nuevo volviendo a este lugar … suelto las pies, abro mis manos… abro los ojos…
Jesús Camino, Verdad y Vida
1 mayo, 2023
Jn 14, 1-12
Imagen de Cathopic
0. TEXTO (leer los versículos enteros)
– “No os angustiéis: creed en Dios y creed también en mí. En la casa de mi Padre hay muchos lugares donde vivir; si no fuera así, no os habría dicho que voy a prepararos un lugar. Y después de ir y prepararos un lugar, vendré otra vez para llevaros conmigo, para que vosotros también estéis donde yo voy a estar. Ya sabéis el camino que lleva a donde yo voy.
Tomás dijo a Jesús:
– Señor, no sabemos a dónde vas, ¿Cómo vamos a saber el camino?
Jesús le contestó:
– Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida. Solamente por mí se puede llegar al Padre. Si me conocéis, también conoceréis a mi Padre; y desde ahora ya le conocéis y le estáis viendo.
Felipe le dijo entonces:
– Señor, déjanos ver al Padre y con eso nos basta.
Jesús le contestó:
– Felipe, ¿tanto tiempo hace que estoy con vosotros y todavía no me conoces? El que me ve a mí ve al Padre: ¿Por qué me pides que os deje ver al Padre? ¿No crees que yo estoy en el Padre y el Padre en mí? Las cosas que yo os digo no las digo por mi propia cuenta. El Padre, que vive en mí, es el que hace su propia obra. Creedme que yo estoy en el Padre y el Padre en mí; si no, creed al menos por las propias obras. Os aseguro que el que cree en mí hará también las obras que yo hago; y hará otras todavía más grandes porque yo voy al Padre.”
1. SITUACIÓN
Es la última cena, un tiempo donde están sucediendo acontecimientos sorprendentes si no desconcertantes: Lavatorio de los pies, anuncio de la traición, etc… En esa situación Jesús comienza diciendo: “No os agobiéis… Confiad en Dios, confiad en mí”. No os agobiéis cuando hay situaciones donde no pisamos tierra, situaciones que nos superan y necesitamos aprender a situarnos en lo incontrolable, en lo que nos desborda, en lo nuevo.
“Voy a, prepararos un lugar”, voy a haceros un sitio. ¿Para después de la muerte o para situarse en los acontecimientos que están llegando, la muerte cercana de Jesús? Para los dos, “Para que vosotros también estéis donde yo voy a estar” (Recordemos que irá a la Pasión). Para que en lo que nos toque de Pasión (abandono, sufrimiento) sepamos que Él está con nosotros.
Desean vivir las situaciones de Pasión desde esa misma relación de Jesús con Abba: “Muéstranos al Padre”, porque intuían que de ahí le venía la fuerza de esa justicia misericordiosa que irradiaba. Desde esa Fuente de Vida de la que vivía Jesús, Dios Abbá: “Mi Padre y vuestro Padre.”
Jesús les muestra cómo vivir esa relación: “Yo soy Camino, Verdad y Vida”. Se trata de entrar por ese camino que es Jesús: Configurarse con Él para ser Vida Verdadera, en esas situaciones de fragilidad extrema, de desconcierto y precariedad, situaciones que les acercan peligrosamente a la muerte…
2. HACEMOS SILENCIO
Podéis tener a mano los pasos del cómo hacer silencio copiados en una hojita juntamente con el texto del evangelio a contemplar hoy. (Si necesitas los pasos para hacer silencio detallados entra en: oración contemplativa).
3. ME HAGO PRESENTE: VER, OIR, GUSTAR…
NOTA: Que los puntos suspensivos… sean el lugar donde pararse y contemplar (gustar y sentir).
Entro en el texto, que es para que lo viva, lo experimente yo hoy… Lo hago uniéndome respetuosamente a la situación que están viviendo Jesús y los Doce. Me hago presente. Miro el cenáculo, las paredes con el reflejo de la luz parpadeante del candil, los rostros de los Doce, de Jesús, todos sentados alrededor de la mesa preparada… Saboreo el momento…
Escucho a Jesús hablando: “No os angustiéis, creed en Dios, creed también en mí… En la casa de mi Padre hay muchas estancias. Voy a ir a prepararos un lugar y vendré otra vez para llevaros conmigo, para que vosotros también estéis donde yo voy a estar”… Noto que los discípulos están interpretando que irá para conseguirles algo con lo que sueñan, un poder… Pero no queda claro si no será al revés… llevarnos a estar con él en la Pasión… Me tomo mi tiempo…
Jesús nos dice: “Yo soy Camino, Verdad y Vida, nadie va al Padre sino por mí”… Felipe le pide: “Señor, déjanos ver al Padre y con eso nos basta.” Jesús le contesta: “Felipe, el que me ve a mí ve al Padre: Las cosas que yo os digo no las digo por mi propia cuenta. El Padre, que vive en mí, es el que hace su propia obra”… Escucho con atención cada una de sus palabras a fin de hacerlas mías…
4. JESÚS Y YO
Me fijo en Jesús que sigue trabajando con los Doce incluso en los momentos más complicados. También sigue trabajando en mí, de hecho, vuelve su mirada hacia mí… “Os aseguro -te aseguro- que el que cree en mí hará también las obras que yo hago; y hará otras todavía más grandes”… Deseo poder vivir en su onda mi vida diaria… A su modo… Se lo pido…
Además unido a Él, como los sarmientos en la vid, deseo poder asumir y acompañar tantas situaciones… “Que haga las obras que Tú hiciste, para que crean en ti por medio de mí y de nosotros.” Me anima: “Implícate con los sin techo, con los parados sin esperanza, con los que se sienten menos, con los tirados en las cunetas sociales”… Voy haciendo mías estas palabras y estos deseos…
Conectado a su persona, al Espíritu de Dios Abba, le cuento: “Unido a ti me siento con fuerza para arriesgarme a vivir situaciones que no controlo y que me desbordan… Noto que puedo vivir mis miedos de otro modo, concretamente el miedo a ser insignificante, a quedarme sin trabajo, solo”… Experimento que puedo vivir con confianza… Es un gran aprendizaje… y lo saboreo…
5. COLOQUIO
Lo hago recogiendo lo vivido en la oración… Le cuento lo que más me ha llegado… Lo que parecía que iba para mí… Aquello con lo que más me he identificado… Un texto, una palabra, una imagen… Y le pido algo… O le doy gracias…
Y así termino, en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
El Buen Pastor
24 abril, 2023
Jn 10, 1-10
Imagen de Atmstudio (Pixabay)
0. TEXTO (leer los versículos enteros)
Jesús añadió:
– Os aseguro que el que no entra por la puerta en el redil de las ovejas, sino que se mete por otro lado, es ladrón y salteador. El que entra por la puerta, ese es el pastor que cuida las ovejas. El guarda le abre la puerta, y el pastor llama a cada oveja por su nombre y las ovejas reconocen su voz. Él las saca del redil, y cuando ya han salido todas, va delante de ellas, y las ovejas le siguen porque reconocen su voz. En cambio no siguen a un extraño, sino que huyen de él porque no conocen la voz de los extraños.
Jesús les puso esta comparación, pero ellos no entendieron lo que les quería decir. Volvió Jesús a decirles:
– Os aseguro que yo soy la puerta por donde entran las ovejas. Todos los que vinieron antes de mí fueron ladrones y salteadores, pero las ovejas no les hicieron caso. Yo soy la puerta: el que por mí entra será salvo; entrará y saldrá, y encontrará pastos.
El ladrón viene solamente para robar, matar y destruir; pero yo he venido para que tengan vida y la tengan en abundancia.
1. SITUACIÓN
Juan en este capítulo, pone en boca de Jesús, lo que su comunidad cristiana descubrió que era Jesús para ellos: El pastor que da su Vida, el que ha venido para que el grupo, la comunidad cristiana de Juan, tenga Vida y Vida abundante, el que les cuida, el que les saca de la esclavitud de la religión del miedo, el que va delante de ellos…
Es bueno conocer la situación en tiempos de Jesús: El pastor, el aprisco, las ovejas, la puerta… :
Cada familia tenía un pequeño rebaño de 5-10 ovejas, que pastoreaban los niños. Por la noche metían los rebañitos de todas las familias en el aprisco de piedra (aprisco único). No había puerta, era el pastor quien por turnos cuidaba el rebaño, él era la puerta. Por la mañana las sacaban y un peque de cada familia, llamándolas por el nombre o con un sonido característico, las reunía y las llevaba a pastar.
Sabiendo esto podemos ir comprendiendo la comparación. Jesús es el pastor: el que llama a las ovejas por su nombre. Es la puerta: el que cuidaba por la noche… Las saca por la mañana, las saca de la situación opresiva de su comprensión religiosa, para iniciar una nueva vida. Es un verdadero líder que va por delante dando la cara. A Él, si le sigue el rebaño. Cuida a las ovejas y por ellas da la vida, no como los falsos pastores (poderes de su tiempo).
2. HACEMOS SILENCIO
Podéis tener a mano los pasos del cómo hacer silencio copiados en una hojita juntamente con el texto del evangelio a contemplar hoy. (Si necesitas los pasos para hacer silencio detallados entra en: oración contemplativa).
3. ME HAGO PRESENTE: VER, OIR, GUSTAR…
NOTA: Que los puntos suspensivos… sean el lugar donde pararse y contemplar (gustar y sentir).
Me sitúo con Juan en su comunidad cuando van narrando las anécdotas acerca de Jesús y me dice: “Todavía me acuerdo cuando nos eligió a los Doce, nosotros teníamos un nombre para él, como las ovejas tienen para el pastor, incluso nos cambió a algunos el nuestro para que quedase otro más de acuerdo a nuestra misión: a Simón le llamó Pedro… a Santiago y a mí nos llamó “hijos del trueno” por nuestra manera de ser…” Disfruto oyendo sus vivencias…
Le escucho también contar: “Jesús era como el pastor que sacaba a las ovejas del redil. Nos sacaba de esa comprensión de Dios que exige cumplimientos de leyes, que castiga, para llevarnos a un Dios de confianza, un Dios del amor y la verdad… La gente le seguía como las ovejas al pastor”… Gozo con esos hechos de vida que nos hablan de la novedad de su persona y su enseñanza… Me tomo mi tiempo… Pido tener los mismos sentimientos de Jesús…
Le sigo escuchando: “Él nos defendió, dio la cara en el Huerto de los olivos cuando vinieron a por nosotros: ¿A quien buscáis?… soy yo…si me buscáis a mi, dejad marchar a estos… Le detuvieron y… para nuestra vergüenza, no le defendimos. Pero Él sí nos defendió”… Aprovecho para aprender de Él a dar la cara por los que necesitan o están más débiles… Me tomo mi tiempo…
4. JESÚS Y YO
Aprovecho ahora para estar con Jesús que me mira personalmente como a alguien querido, de su grupo, “de su rebaño”… Me habla del episodio de los panes. “Cuando íbamos a tomar un día de descanso nos encontramos al desembarcar una multitud que nos esperaba… ¡eran tantos! Estaban como ovejas sin pastor, se me removieron las entrañas… Nos saludamos cariñosamente y comencé a enseñarles largo y tendido para que recuperasen la esperanza”… Me tomo mi tiempo… Pido tener entrañas de misericordia ante el desvalimiento ajeno…
Mirándome con ese cariño verdadero que irradia, me pregunta: “¿Cuidas tú a los demás con el cariño con el que yo te cuido? ¿Cómo cuidas a tu familia, a tus hijos, a tu esposa a tus padres?… ¿Cómo cuidas a tus compañerxs de comunidad y a los del trabajo?… ¿Qué atención prestas a los que no tienen a nadie, muchos sin techo, muchos presxs?”… Le pido cuidar a los demás como me siento cuidado por Él… Me tomo mi tiempo.
Seguimos hablando sin prisa, como dos viejos amigos que necesitan saber uno del otro. Sigue preguntándome: “¿Cómo cuidas a Dios, cómo cuidas tu relación con Él… Con qué frecuencia hablas con Él?… Y a ti mismo, ¿te cuidas con un cuidado verdadero, que sabe concederse descansos, que sabe ponerse límites para no abandonarse o hacer daño?”… Me quedo rumiando sus preguntas… Me quedo con el deseo de vivir la vida como él me lo plantea… Lo pido…
5. COLOQUIO
Lo hago recogiendo lo vivido en la oración… Le cuento lo que más me ha llegado… Lo que parecía que iba para mí… Aquello con lo que más me he identificado… Un texto, una palabra, una imagen… Y le pido algo… O le doy gracias…
Y así termino, en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
Recuperar la esperanza
17 abril, 2023
Lc 24, 13-35
Imagen de Antonius de Maria (Cathopic)
0. TEXTO (leer los versículos enteros)
Dos de los discípulos se dirigían aquel mismo día a un pueblo llamado Emaús, a unos once kilómetros de Jerusalén. Iban hablando de todo lo que había pasado. Mientras conversaban y discutían, Jesús mismo se les acercó y se puso a caminar a su lado. Pero, aunque le veían, algo les impedía reconocerle. Jesús les preguntó:
– ¿De qué venís hablando por el camino?
Se detuvieron tristes, y uno de ellos llamado Cleofás contestó:
– Seguramente tú eres el único que, habiendo estado en Jerusalén, no sabe lo que allí ha sucedido estos días.
Les preguntó:
– ¿Qué ha sucedido?
Le dijeron:
– Lo de Jesús de Nazaret, que era un profeta poderoso en hechos y palabras delante de Dios y de todo el pueblo. Los jefes de los sacerdotes y nuestras autoridades lo entregaron para que lo condenaran a muerte y lo crucificaran. Nosotros teníamos la esperanza de que él fuese el libertador de la nación de Israel, pero ya han pasado tres días desde entonces. Sin embargo, algunas de las mujeres que están con nosotros nos han asustado, pues fueron de madrugada al sepulcro y no encontraron el cuerpo; y volvieron a casa contando que unos ángeles se les habían aparecido y les habían dicho que Jesús está vivo. Algunos de nuestros compañeros fueron después al sepulcro y lo encontraron todo como las mujeres habían dicho, pero no vieron a Jesús.
Jesús les dijo entonces:
– ¡Qué faltos de comprensión sois y cuánto os cuesta creer todo lo que dijeron los profetas! ¿Acaso no tenía que sufrir el Mesías estas cosas antes de ser glorificado?
Luego se puso a explicarles todos los pasajes de las Escrituras que hablaban de él, comenzando por los libros de Moisés y siguiendo por todos los libros de los profetas. Al llegar al pueblo adonde se dirigían, Jesús hizo como si fuera a seguir adelante; pero ellos le obligaron a quedarse, diciendo:
– Quédate con nosotros, porque ya es tarde y se está haciendo de noche.
Entró, pues, Jesús, y se quedó con ellos. Cuando estaban sentados a la mesa, tomó en sus manos el pan, y habiendo dado gracias a Dios, lo partió y se lo dio. En ese momento se les abrieron los ojos y reconocieron a Jesús; pero él desapareció. Se dijeron el uno al otro:
– ¿No es cierto que el corazón nos ardía en el pecho mientras nos venía hablando por el camino y nos explicaba las Escrituras?
Sin esperar a más, se pusieron en camino y regresaron a Jerusalén, donde encontraron reunidos a los once apóstoles y a los que estaban con ellos. Estos les dijeron:
– Verdaderamente ha resucitado el Señor y se ha aparecido a Simón.
Entonces ellos contaron lo que les había pasado en el camino, y cómo reconocieron a Jesús al partir el pan.
1. SITUACIÓN
Emaús y Jerusalén. Pueden ser lugares geográficos o lugares espirituales interiores que nos habitan.
Jerusalén es el lugar donde está la comunidad que mantiene viva la llama de esperanza, y también nuestro centro vital personal desde el que vivimos, sentimos, decidimos, en el que encontramos Vida o nos encontramos con el Dios de la Vida.
Emaús parece que no es el nombre de ningún lugar. Por eso se convierte en cualquier lugar. Lugar del que queremos huir: Huir de los miedos, de las culpabilidades, de los sinsabores, de los malestares incapaces de llevar…
Los dos de Emaús son dos discípulos que han perdido la fe. Se marchan desencantados de Jerusalén, internamente rotos, porque han matado a la persona en quien habían puesto muchas, todas sus esperanzas. Lo han matado como a los bandidos del tiempo, crucificado, con lo que ha quedado totalmente desacreditado. Dios no puede dejar morir así a alguien que viene en su nombre.
La imagen que tenían de Jesús se ha roto y con ella, sus planes de vida, sus esperanzas, su visión de futuro… Todo. Lo que hasta ahora les daba vida ha sido machacado y salen hacia donde sea, a ninguna parte, a Emaús. Ante un duelo tan terrible, concretamente dos (¿hombres? ¿hombre-mujer?) hartos de la situación, vuelven la espalda a todo lo que les había hecho vivir hasta entonces y dejan atrás Jerusalén (su Jerusalén) y la comunidad, y se van, salen, huyen, a donde sea porque no resisten más esa presión. Y Jesús se les hace presente en ese viaje a ninguna parte, suscitando de nuevo la esperanza.
2. HACEMOS SILENCIO
Podéis tener a mano los pasos del cómo hacer silencio copiados en una hojita juntamente con el texto del evangelio a contemplar hoy. (Si necesitas los pasos para hacer silencio detallados entra en: oración contemplativa).
3. ME HAGO PRESENTE: VER, OIR, GUSTAR…
NOTA: Que los puntos suspensivos… sean el lugar donde pararse y contemplar (gustar y sentir).
Comienzo la oración situándome como si presente me hallara, acompañando a los dos discípulos que caminan de Jerusalén a ninguna parte (Emaús), huyendo de la posible persecución, del lugar donde mataron a su amigo, abandonando sus proyectos de vida, y alejándose del lugar que les recuerda su culpabilidad… Los dos caminan contándose sus penas… con la cabeza caliente y el corazón encogido… Acompaño en silencio su situación, su dolor… Aprendo…. ¿Cómo me siento?…
Al cabo de un tiempo me doy cuenta de que algo les está sucediendo: Se siguen contando la historia el uno al otro, pero como si alguien se la hubiera preguntado. “Jesús de Nazaret, era un profeta poderoso en hechos y palabras delante de Dios y de todo el pueblo. Los jefes de los sacerdotes y nuestras autoridades lo entregaron para que lo condenaran a muerte y lo crucificaran. Nosotros teníamos la esperanza de que él fuese el libertador de Israel, pero ya han pasado tres días desde entonces”… Aprendo a escuchar las situaciones de las personas con traumas serios, en situaciones de desolación… ¿Cómo me siento? ¿Qué me sale pedir?
Al cabo de un rato les noto un cambio radical. Comienzan por cambiar de ruta… toman camino hacia Jerusalén, que era de donde huían… Les pido por favor que me cuenten qué ha sucedido. Me dicen: “Hemos vivido por dentro como si alguien nos contase la historia de Jesús desde la perspectiva del Siervo sufriente de Isaías… Jesús era el Siervo sufriente… incluso notamos que esa voz que nos contaba era la misma presencia que partió el pan tantas veces entre nosotros, Jesús de Nazaret…. y que ahora lo seguía haciendo Vivo… No era un sueño. Es difícil de explicar pero nosotros, lo hemos vivido y estamos seguros de que nos ha sucedido. Por eso vamos a contárselo a los demás”… Me quedo que no me lo puedo creer… Saboreo la escena, la hago mía… La vuelvo a recordar… Me tomo mi tiempo.
4. JESÚS Y YO
Sigo estando presente en la escena, sorprendido del todo… acompañándoles a los de Emaús en su vuelta a Jerusalén. Y en esto que también noto en mí una presencia nueva, que me ilumina de paz y alegría, como un resplandor en mi interior… Intuyo que es el mismo Resucitado que quiere comunicarse conmigo, habitar en mí, plenificarme… Siento una profunda alegría y ganas de dar gracias de corazón… sin medida… Sigo un tiempo largo en ello…
Me sale iniciar una conversación con él. Como veo que Jesús me escucha me sitúo en su presencia, le cuento los momentos en que perdí la confianza en la vida o en los demás o en mí mismo o en Dios… las situaciones en que estuve a punto de tirar todo por la borda… los malestares que no fui capaz de llevar, las veces que por sacar la cara a alguien me dejaron de lado… Me sigue escuchando… Vacío mi mochila, me desahogo con Él… ¿Cómo me quedo? Es precioso ser escuchado en mi flaqueza… y ser aceptado… Me tomo mi tiempo.
Aprovecho ahora para escuchar lo que me dice: “La paz contigo”, el perdón contigo… Noto que me mira con aceptación incondicional… Le siento como quien me sienta a su mesa… y parte conmigo su pan… Noto su presencia inconfundible… Veo que me quiere ayudar a hacer un nuevo relato de las situaciones que he vivido con angustia, o con desesperación o con impotencia porque creía que estaba solo… Voy descubriendo que Él estaba conectado conmigo… yo estaba en sus manos… Él Estaba… ¿Cómo me siento? ¿Qué le pido?…
5. COLOQUIO
Lo hago recogiendo lo vivido en la oración… Le cuento lo que más me ha llegado… Lo que parecía que iba para mí… Aquello con lo que más me he identificado… Un texto, una palabra, una imagen… Y le pido algo… O le doy gracias…
Y así termino, en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
Signos (de esperanza)
3 abril, 2023
Jn 20, 1-9
Imagen de Whitejack012 (Pixabay)
0. TEXTO (leer los versículos enteros)
El primer día de la semana, de madrugada, cuando todavía estaba oscuro, María Magdalena fue al sepulcro y vio que la piedra había sido sacada. Corrió al encuentro de Simón Pedro y del otro discípulo al que Jesús amaba, y les dijo:
– “Se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo han puesto”.
Pedro y el otro discípulo salieron y fueron al sepulcro. Corrían los dos juntos, pero el otro discípulo corrió más rápidamente que Pedro y llegó antes. Asomándose al sepulcro, vio las vendas en el suelo, aunque no entró. Después llegó Simón Pedro, que lo seguía, y entró en el sepulcro: vio las vendas en el suelo y también el sudario que había cubierto su cabeza; este no estaba con las vendas, sino enrollado en un lugar aparte. Luego entró el otro discípulo, que había llegado antes al sepulcro: él vio y creyó. Todavía no habían comprendido que, según la Escritura, Él debía resucitar de entre los muertos.
1. SITUACIÓN
Los relatos de las apariciones son fundamentalmente catequesis en torno a Jesús vencedor de la muerte. Todo lo de Jesús, la Vida entregada hasta el final en fidelidad y su muerte en la cruz, ha sucedido en las manos del Dios de la Vida, Abbá. De esa Vida que siempre está presente en nuestra existencia, como el aire que respiramos. En Él vivimos, nos movemos y existimos… En Esas Manos vivió Jesús, en su Espíritu, conectado a Ellas, a esa Vida, a ese Amor, a Él. Llevando adelante esta misión del Dios Abba que consiste en hacer posible que todos seamos hermanos, hijxs de la misma familia humana.
Le mataron de una manera tan terrible, la cruz (maldito el que muere en un madero), que quienes presenciaron ese acontecimiento no tuvieron ningún signo externo para pensar que lo de Jesús era cosa de Dios. Para la gente quedó claro que Jesús fue una persona de buena voluntad, que hablaba con autoridad… pero falso. Sólo una intervención divina podría aclarar quién tenía definitivamente la razón, si los que le mataron o el ajusticiado. Ese es el sentido de las experiencias del resucitado.
María Magdalena, su seguidora, ha vivido un trauma extremo. Le han matado pública, violentamente y con saña al amigo del alma. Lo que le queda es agarrarse a los restos mortales de Jesús para permanecer cerca de la pérdida tan terrible que ha sufrido. Ir a estar con lo que queda de quien ha sido todo para ella. Los relatos del resucitado están llenos de símbolos. María Magdalena es el de la persona en oscuridad, “va al sepulcro cuando todavía está oscuro, de madrugada”… y además es “el primer día de la semana”. Si leemos el Génesis 1,1-3, “al comienzo todo era caos, tiniebla… y el primer día dijo Dios: haya luz y hubo luz”… Eso es lo que quiere hacer Dios con María y los apóstoles, que haya luz en sus vidas traumatizadas y caóticas. La resurrección de Jesús es una nueva creación, hacer de las personas criaturas nuevas.
2. HACEMOS SILENCIO
Podéis tener a mano los pasos del cómo hacer silencio copiados en una hojita juntamente con el texto del evangelio a contemplar hoy. (Si necesitas los pasos para hacer silencio detallados entra en: oración contemplativa).
3. ME HAGO PRESENTE: VER, OIR, GUSTAR…
NOTA: Que los puntos suspensivos… sean el lugar donde pararse y contemplar (gustar y sentir).
Nos situamos viendo la escena como si presente me hallase. Acompaño a María Magdalena… en la medida de lo posible, una persona rota por el sufrimiento, obsesionada con poder estar cerca del cuerpo sin vida de su amigo querido… Le acompaño en el camino hacia el sepulcro en un silencio necesario. ¿Cómo me siento? Quizás superado… deseando ser cuidador, quiero acompañarla en la medida de mis posibilidades… ¿Qué me sale decirle? ¿o bien callar?… Me tomo mi tiempo .
Mientras acompaño a María, siento que se sobresalta, se para y descubre de lejos que la piedra del sepulcro ha sido removida. Yo me quedo paralizado… pero ella echa a correr volviendo al lugar de donde partió… porque la situación es todavía peor de lo que imaginaba: ha desaparecido el cadáver de Jesús, su ser más querido… Estas situaciones son muy difíciles de llevar, son traumas extremos… No se ni qué decir, sólo estar… ¿Cómo me siento? ¿Qué me gustaría hacer?…
María llega donde Pedro y Juan y yo con ella: “Se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo han puesto”. Ambos rompen el miedo y la acompañan corriendo hasta el sepulcro… Y yo voy con ellos… Ahora estoy cerca de Pedro que entra el primero y Juan después… veo que miran “las vendas en el suelo y también el sudario que había cubierto su cabeza; éste no estaba con las vendas, sino enrollado en un lugar aparte”… observo… son los signos que nos pueden dar alguna pista de Jesús… miro a Pedro, a Juan… a María… nadie dice nada… es el tiempo de las preguntas sin respuesta… pido confiar cuando no comprendo…
4. JESÚS Y YO.
Me fijo en Juan. Su cara es diferente, como si intuyese que ha pasado algo para bien… Me acerco con curiosidad y me susurra: “A ver si ha sucedido como sucedió en el Génesis el primer día de la creación, donde “todo era caos, tiniebla “ y dijo Dios: “haya luz y hubo luz”… Sigue con sus pensamientos en voz alta: “¿Y si Dios hoy quiere también como primer día comenzar con nosotros una nueva creación?”… Yo me quedo sorprendido, muy sorprendido y esperanzado… Saboreo ese momento de esperanza… Sin prisa, repasamos la escena.
Juan se dirige a María Magdalena… le dice: “Puede que hoy domingo sea para nosotros el día primero de nuestra creación… Ojala se haga la luz en nosotros”… Junto con ella me acuerdo también de tantas familias que no pueden encontrar los restos de sus seres queridos para poder enterrarlos dignamente… perdidos en las cunetas de los caminos, en los bosques, que los hicieron desaparecer… viviendo sin terminar de cerrar el duelo… Veo que Dios quiere también ser luz para ellos, para que dejen de sufrir y se abra una esperanza y una luz en sus vidas… Saboreo este momento…
Aprovecho para hablar con Juan… y le pregunto: “¿Sigue siendo Dios luz, nueva creación, para tantas personas rotas, personas que han sufrido tanto, sin capacidad de salir de su mundo, sin capacidad de escuchar… deseando sólo un poco de paz?… ¿sigue Dios siendo luz para personas con traumas extremos que les han matado a algún ser querido, o lo han hecho desaparecer o les han torturado o les han convertido en niños-as soldados?… Y le escucho: “Para ellos Dios quiere una nueva creación en sus vidas, que se conviertan en criaturas nuevas, llenas de paz y luz… como lo hace con nosotros y con María”… Sigo esperanzado con esta manera de hacer, de recrear a las personas rotas convirtiéndolas en nueva creación… Agradezco de corazón su manera de hacer…
5. COLOQUIO.
Lo hago recogiendo lo vivido en la oración… Le cuento lo que más me ha llegado… Lo que parecía que iba para mí… Aquello con lo que más me he identificado… Un texto, una palabra, una imagen… Y le pido algo… O le doy gracias…
Y así termino, en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
Pasión de Jesús
27 marzo, 2023
Mt 26, 14-66
Imagen de Geralt (Pixabay)
0. TEXTO (leer pasaje entero)
(…)
Todavía estaba hablando Jesús, cuando Judas, uno de los doce discípulos, llegó acompañado de mucha gente armada con espadas y palos. Iban enviados por los jefes de los sacerdotes y los ancianos de los judíos.
(…)
Preguntó Jesús a la gente:
– ¿Por qué venís con espadas y palos a arrestarme, como si fuera un bandido? Todos los días he estado enseñando en el templo, y no me apresasteis. Pero todo esto sucede para que se cumpla lo que dijeron los profetas en las Escrituras.
En aquel momento, todos los discípulos abandonaron a Jesús y huyeron.
Los que habían apresado a Jesús lo condujeron a casa de Caifás, el sumo sacerdote, donde se hallaban reunidos los maestros de la ley y los ancianos. Pedro, que le había seguido de lejos hasta el patio de la casa del sumo sacerdote, entró y se sentó con los guardias del templo, para ver en qué terminaba el asunto.
Los jefes de los sacerdotes y toda la Junta Suprema andaban buscando alguna prueba falsa para condenar a muerte a Jesús, pero no la encontraban, a pesar de los muchos falsos testigos que se presentaron para acusarle.
(…)
El sumo sacerdote le dijo:
–¡En el nombre del Dios viviente te ordeno que digas la verdad! ¡Dinos si tú eres el Mesías, el Hijo de Dios!
Jesús le contestó:
–Tú lo has dicho. Pero yo os digo también que en adelante veréis al Hijo del hombre sentado a la derecha del Todopoderoso y viniendo en las nubes del cielo.
Entonces el sumo sacerdote se rasgó las ropas en señal de indignación y dijo:
–¡Las palabras de este hombre son una ofensa contra Dios! ¿Qué necesidad tenemos de más testigos? Ya habéis oído sus palabras ofensivas. ¿Qué os parece?
Ellos contestaron:
–Es culpable y debe morir.
(…)
1. SITUACIÓN
La Pasión rompe la lógica de que cuando algo es bueno o es de Dios, triunfa. Lo lógico hubiera sido que lo de Jesús: la fraternidad, el Reino de Dios que hacía presente con hechos y palabras, se hubiera hecho un hueco en la sociedad. Sin embargo, sucedió lo contrario. Jesús y su obra fueron sepultados con la muerte en la cruz, tormento destinado a los terroristas del tiempo. Así quedaría claro que su misión no era de Dios. Todo lo que construyó quisieron dejarlo destruido para siempre.
La Pasión fue lo primero que escribieron los evangelistas, entre otras cosas porque los cristianos, tras los primeros años de la muerte y resurrección de Jesús, recorrían los lugares por donde caminó con la cruz (“el vía crucis”) terminando en el Calvario y en el lugar donde fue enterrado y resucitó, reviviendo los pasos de la Pasión.
La cruz es el resultado de la trayectoria de la vida de Jesús. Fue trazando una senda muy alejada de la comprensión y práctica de la religiosidad de las autoridades religiosas del tiempo: los sacerdotes, escribas y fariseos. Este camino de Jesús chocó frontalmente con una comprensión radicalmente distinta de quién es Dios y por tanto de qué quiere para su Pueblo. Su manera de comportarse, de hacer sitio a tantas personas excluidas y del estilo de sociedad y organización social que conllevaba, marcó una novedad radical con lo establecido.
En principio las autoridades “no eran gente sin corazón”, sino que pretendían ser fieles a lo que entendían como voluntad de Dios definida en la ley de Moisés. Una voluntad que había que ganarla, por lo que exigían mucho a los demás desde su posición de poder. Esto les permitía decidir sobre la vida de las personas y también sobre la de Jesús: “Es preferible que muera uno por el pueblo y no que todo el pueblo perezca”.
2. HACEMOS SILENCIO
Podéis tener a mano los pasos del cómo hacer silencio copiados en una hojita juntamente con el texto del evangelio a contemplar hoy. (Si necesitas los pasos para hacer silencio detallados entra en: oración contemplativa).
3. ME HAGO PRESENTE: VER, OIR, GUSTAR…
NOTA: Que los puntos suspensivos… sean el lugar donde pararse y contemplar (gustar y sentir).
Acompaño a Jesús al Huerto de los Olivos con los Doce… está en oración… Los Doce están medio durmiéndose y yo también… hasta que oímos un ruido de personas que le quieren detener… Una emboscada por sorpresa desata el miedo… un forcejeo con Pedro y los demás… son muchos más en número y van armados… El ambiente es terrible, vemos el peligro. Huyen los Doce y yo con ellos… ¿Cómo late mi corazón?… ¿Cómo me siento?…
Pedro les sigue de lejos… yo me uno a él… Quiere seguirles de cerca pero es descubierto… “¿No eres tú de los discípulos de ese hombre?… tu acento te delata”… Escucho a Pedro: “No conozco a ese hombre, no sé de que estáis hablando”… Al poco topa con la mirada de Jesús y sale a llorar su cobardía y yo lloro mis negaciones… Me tomo mi tiempo…
Acudo al juicio popular… escondido entre la gente… Oigo decir a Pilato: “¿A quién queréis que os suelte?”… Es tan increíble que estamos todos los discípulos sin capacidad de reacción… Escuchamos a la mayoría comprada gritar “A Barrabás…” Y nosotros gritamos tímidamente: “A Jesús”… pero los otros están organizados… Nuestras esperanzas se desvanecen… Sueltan a Barrabás… Todo va tan rápido… Nos sentimos impotentes… Pedimos a Dios un imposible… ¿Cómo me siento?…
4. JESÚS Y YO. ME SITÚO EN EL HOY
Pasa el tiempo, estoy con los Doce y algunos discípulos en lugar del juicio… Sacan de nuevo a Jesús… roto… ha pasado por la tortura… Los soldados se burlan de él, le ponen una capa roja como si fuera un rey… Nosotros estamos allí sin saber qué hacer, paralizados… llorando nuestra impotencia… Parece que para Jesús seguir amando como Dios ama es más importante que perder la vida… Ese gesto nos consuela y conectamos con Su esperanza… Me tomo mi tiempo.
Miro cómo las autoridades religiosas, los jefes, se burlan de él: “A otros ha salvado, que se salve Él si es el Mesías, el predilecto de Dios”… No me lo puedo creer. Entregado por las autoridades judías a los romanos… Me doy cuenta que va perdiendo todo: Dignidad, honor, misión, prestigio… hasta sus ropas… Lo único que no le pueden quitar es la capacidad de amar y de perdonar en esa situación… A eso me agarro…
Acompaño a Jesús como puedo, a distancia, en su soledad… Le siento vinculado en la Confianza a Aquel en quien siempre ha confiado y le escucho recitar el salmo de la esperanza: “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?… más tú Yahveh no estás lejos”… Los demás, todos, estamos lejos. Los Doce, yo… Él fiel hasta el final… Me gustaría decirle que voy a estar cerca, pero no me atrevo… Según va muriendo, mueren también en nosotros todas nuestras esperanzas… ¿Qué pido?…
5. COLOQUIO
Lo hago recogiendo lo vivido en la oración… Le cuento lo que más me ha llegado… Lo que parecía que iba para mí… Aquello con lo que más me he identificado… Un texto, una palabra, una imagen… Y le pido algo… O le doy gracias…
Y así termino, en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
¿Cómo acertar a dar vida a lo muerto?
20 marzo, 2023
Jn 11, 1-46
Imagen de Johnhain (Pixabay)
0. TEXTO (leer pasaje entero)
Un hombre llamado Lázaro había caído enfermo. Era natural de Betania, el pueblo de María y de su hermana Marta. Esta María, hermana de Lázaro, fue la que derramó perfume sobre los pies del Señor y los secó con sus cabellos. Así que las dos hermanas enviaron a decir a Jesús:
– Señor, tu amigo está enfermo.
(…)
Jesús, al llegar, se encontró con que ya hacía cuatro días que habían sepultado a Lázaro (…). Cuando Marta supo que Jesús estaba llegando, salió a recibirle; pero María se quedó en la casa. Marta dijo a Jesús:
– Señor, si hubieras estado aquí, mi hermano no habría muerto. Pero aun ahora yo sé que Dios te dará cuanto le pidas.
Jesús le contestó:
– Tu hermano volverá a vivir.
Marta le dijo:
– Sí, ya sé que volverá a vivir cuando los muertos resuciten, en el día último.
Jesús le dijo entonces:
– Yo soy la resurrección y la vida. El que cree en mí, aunque muera, vivirá; y ninguno que esté vivo y crea en mí morirá jamás. ¿Crees esto?
(…)
Jesús, se acercó al sepulcro. Era una cueva que tenía la entrada tapada con una piedra. Jesús dijo:
– Quitad la piedra.
(…)
Quitaron la piedra, y Jesús, mirando al cielo, dijo:
– Padre, te doy gracias porque me has escuchado. Yo sé que siempre me escuchas, pero digo esto por el bien de los que están aquí, para que crean que tú me has enviado.
Habiendo hablado así, gritó con voz fuerte:
–¡Lázaro, sal de ahí!
Y el muerto salió, atadas las manos y los pies con vendas y envuelta la cara en un lienzo. Jesús les dijo:
–Desatadlo y dejadle ir.
(…)
1. SITUACIÓN
Este texto tiene varias lecturas, se está hablando de muerte espiritual y de muerte biológica. Aquí vamos a centrarnos en la muerte espiritual, de manera que empalmamos con otras lecturas similares de Juan como, por ejemplo: Nicodemo (nacer de nuevo), el ciego de nacimiento (aplicado a los catecúmenos del bautismo, el paso de la oscuridad a la luz, que vimos el pasado domingo), la samaritana (que pasa de adorar en el Templo a vivir como surtidor de agua viva en su interior).
Se trata, pues, de que Lázaro está sin vida espiritual, espiritualmente muerto; como tantos que hoy funcionan con encefalograma espiritual plano, sin ganas de nada, con depresiones y múltiples enfermedades mentales. A Lázaro ya lo han enterrado porque no tenía solución y están haciendo el duelo por su muerte espiritual. No hay nada que hacer, es el cuarto día (para un judío tres días era el máximo tiempo a esperar por si todavía había vida).
Jesús, cuando se entera de la situación de Lázaro, se arriesga por su amigo aun sabiendo que, como le recuerdan los discípulos, los judíos intentaron apedrearle la última vez. Llega a Betania y habla con sus hermanas, Marta y María. Las dos le dicen: “Si hubieras estado aquí no habría muerto mi hermano”. Jesús les responde: “Yo soy la resurrección y la vida. Quien cree en Mi aunque muera, Vivirá”. Es un verbo en presente. En Jesús hay Vida y quiere trasmitírsela a Lázaro para que Viva.
Llega al sepulcro y manifiesta llorando su dolor; realmente le quería. Ante el sepulcro hace la oración: “Te doy gracias porque me has escuchado… Lázaro sal fuera” (de esa muerte espiritual que te tiene atenazado). Sale él sólo. La Vida de Jesús y su Palabra consiguen poner Vida en la situación de Lázaro. Y una vez en Vida pide: “Ayudadle a vivir, soltadle las manos, quitadle lo que le impide ver y dejadle caminar”.
2. HACEMOS SILENCIO
Podéis tener a mano los pasos del cómo hacer silencio copiados en una hojita juntamente con el texto del evangelio a contemplar hoy. (Si necesitas los pasos para hacer silencio detallados entra en: oración contemplativa).
3. ME HAGO PRESENTE: VER, OIR, GUSTAR…
NOTA: Que los puntos suspensivos… sean el lugar donde pararse y contemplar (gustar y sentir).
Me sitúo con Jesús y los Doce en el momento en que Jesús les anuncia que sube a “despertar a Lázaro” porque le ha llegado un mensaje: “Tu amigo está enfermo”… Enfermo de una enfermedad espiritual y psicológica, depresión, noche oscura del alma… Así le tenemos a Lázaro, que parece un muerto viviente… Le escucho a Jesús: “Esta enfermedad no acabará en muerte”… Acompaño en esa situación de dolor por el sufrimiento de un amigo…
Jesús habla con los discípulos de sus intenciones de salir para Betania. Estoy con ellos cuando los Doce le recuerdan: “Hace poco los judíos intentaban apedrearte y quieres volver allí”… Jesús responde: “Lázaro ha muerto… está hundido… vayamos a verlo”… Tomás toma la palabra: “Vamos nosotros también a morir con Él”… Me doy cuenta de lo que les cuesta acompañarle a Jesús en ese momento… pero van, y yo con ellos…¿Cómo me siento?… Pido tener los mismos sentimientos de Jesús…
Llegan a Betania… Marta se echa a los pies de Jesús y le reprocha: “Si hubieras estado aquí no hubiera muerto mi hermano”… Acompañamos sin saber qué decir… Jesús la consuela: “Yo soy la resurrección y la Vida. Quien crea en mí, aunque muera, Vivirá… ¿Crees esto que te digo?”… Al poco llega María que le dice lo mismo… Es muy doloroso… María se echa a llorar y Jesús con ella… Les acompaño en el duelo… Aprendo a ser compasivo, a compadecerme con los sufrientes… Me tomo mi tiempo…
4. JESÚS Y YO. ME SITÚO EN EL HOY
Cuando alguien estaba como Lázaro no era raro que le dejaran fuera de la casa, en un espacio aparte, fuera del espacio común… Les acompaño. Jesús pregunta: “¿Dónde lo habéis puesto?”… Llegamos al lugar… La persona que se ha abandonado, que no se ha dejado hacer, o no ha sabido hacer, que huele… está en un sepulcro… allí se ha metido o le han metido… Acompaño situaciones de muerte espiritual, de personas rotas… y aprendo con Jesús a estar ahí… Me tomo mi tiempo…
Estoy con Jesús cuando hace la oración de acción de gracias: “Te doy gracias Padre porque me has escuchado, porque siempre me escuchas”… junto a María y otras personas que habían llegado a acompañarles… Escucho a Jesús decir: “Lázaro, sal fuera de la tumba”… Lázaro sale por si mismo… La palabra de un Amigo de Confianza, de un amigo con Vida, le pone en movimiento… Empiezo a entender lo que es Jesús: “De Él salía una fuerza que sanaba”… ¿Cómo me siento?… ¿Pido algo?…
Jesús quiere tomarse un tiempo conmigo diciéndome: “Sal fuera de tus desolaciones, de tus miedos, de lo que te mantiene en la región de los muertos, de tus encierros… que no te pase como a Lázaro… Dios sigue Vivo en ti, habita en ti, aun cuando estás a oscuras y te cuesta creer que es así… Dios sigue soplando su Aliento sobre ti… Tú elige Vivir, elige la Vida”… Disfruto de su Palabra y me tomo mi tiempo para saborearla y hacerla mía… Me anima a dar la Vida recibida…
5. COLOQUIO
Lo hago recogiendo lo vivido en la oración… Le cuento lo que más me ha llegado… Lo que parecía que iba para mí… Aquello con lo que más me he identificado… Un texto, una palabra, una imagen… Y le pido algo… O le doy gracias…
Y así termino, en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
De la oscuridad a la luz… Aprendiendo a ver.
13 marzo, 2023
Jn 9, 1-41
Imagen de Hassan Ouajbir (Pexels)
0. TEXTO (leer pasaje entero)
“Yendo de camino vio Jesús a un hombre que había nacido ciego. Los discípulos le preguntaron:
– Maestro, ¿por qué nació ciego este hombre? ¿Por el pecado de sus padres o por su propio pecado?
Jesús les contestó:
– Ni por su propio pecado ni por el de sus padres, sino para que en él se demuestre el poder de Dios. Mientras es de día tenemos que hacer el trabajo que nos ha encargado el que me envió; luego viene la noche, cuando nadie puede trabajar. Mientras estoy en este mundo, soy la luz del mundo.
Dicho esto, Jesús escupió en el suelo, hizo con la saliva un poco de lodo y untó con él los ojos del ciego. Luego le dijo:
– Ve a lavarte al estanque de Siloéd (que significa: “Enviado”).
El ciego fue y se lavó, y al regresar ya veía. (…)
El día en que Jesús hizo lodo y dio la vista al ciego, era sábado. Por eso llevaron ante los fariseos al que había sido ciego, y ellos le preguntaron cómo era que podía ver. Les contestó:
– Me puso lodo sobre los ojos, me lavé y ahora veo. (…)”
1. SITUACIÓN
Este signo del VER (de la ceguera a recobrar la vista), lo pone la comunidad de Juan en relación con el camino que deben recorrer los catecúmenos antes de bautizarse. Los catecúmenos se identifican con el ciego. Comienzan como ciegos de nacimiento. No saben lo que es la luz. Reciben la invitación de Jesús: “¿quieres ver?”. Jesús lleva la iniciativa, hace barro, “unge” los ojos. Es la misma unción con que es ungido el Mesías: por el Espíritu. Pide su colaboración: “Vete a lavarte los ojos a Siloé”, que significa enviado, y… tras un proceso, vuelve viendo.
Ahora que puede ver, es capaz de pasar de tener exclusivamente su voz para pedir limosna a tener su palabra firme y coherente: “Una cosa sé, que antes era ciego y ahora veo”… plantando cara a los fariseos que le dicen: “A Moisés le habló Dios. Y de ése no sabemos de dónde viene.” Pero el ciego les contesta: “Eso es lo extraño, que no sabéis de dónde viene y a mí me ha abierto los ojos; jamás se oyó contar que alguien haya abierto los ojos a un ciego de nacimiento”… Pasa de estar “sentado” a la puerta de la ciudad, a caminar por ella como alguien coherente y libre.
Tengamos en cuenta el contexto de entonces: cuando un judío se convertía al cristianismo, como el ciego, era expulsado de la sinagoga. Es decir: expulsado de los recintos de convivencia y expresión de su vida y de su fe. Quedaba a la intemperie social. Para el ciego tiene más fuerza Jesús, que sana su ceguera y le convierte en un hombre nuevo quedándose a la intemperie, que cumplir la ley y estar a cubierto en la sociedad.
El ciego había oído hablar de Jesús: “Ese individuo que se llama Jesús ha hecho barro… y recobré la vista”. Jesús, cuando ha sido expulsado de la sinagoga, le busca y le pregunta: “¿Crees en ese hombre (que te ungió los ojos con barro)?”. El ciego todavía no le había visto. “¿Quién es, para que crea, ”Jesús“ el que está hablando contigo?”. Ahora le conoce por primera vez, pone cara y nombre a quien ha hecho posible su nueva vida. Y le adora. Jesús es el nuevo Templo, en Él está la Vida. Los verdaderos adoradores adorarán en Espíritu (recibido al ungirle los ojos con barro) y en Verdad: El estilo de la nueva vida que está empezando a vivir.
2. HACEMOS SILENCIO
Podéis tener a mano los pasos del cómo hacer silencio copiados en una hojita juntamente con el texto del evangelio a contemplar hoy. (Si necesitas los pasos para hacer silencio detallados entra en: oración contemplativa).
3. ME HAGO PRESENTE: VER, OIR, GUSTAR…
NOTA: Que los puntos suspensivos… sean el lugar donde pararse y contemplar (gustar y sentir).
Caminando con Jesús y sus discípulos, me doy cuenta de que se fija en “un hombre ciego de nacimiento” sentado pidiendo limosna. Se creía que Dios le habría castigado por algo malo que hizo él o su familia… Jesús comienza a hacer las obras de la luz… Estamos de pie junto a Él… Vemos cómo hace barro con su saliva y se lo unta al ciego en los ojos a modo de unción… y le dice: “Ve a lavarte a la Alberca de Siloé… Ésta es una acción que requiere su tiempo, es un proceso… Aprendo con los discípulos que hay cosas importantes que llevan su tiempo… ¿Cómo me siento?…
Vemos que el ciego confía, toma su camino hacia Siloé… emplea su tiempo, responde a la propuesta, se lava… Observamos que vuelve viendo, con la alegría profunda de la novedad de ver… Disfruto con él…
Le acompaño en los problemas que le causa su nueva situación en ese ambiente… ”¿Cómo te has curado?… ¿Quién lo ha hecho?… En sábado está prohibido trabajar con barro… Habéis incumplido lo que está establecido por Dios en la Ley… Ese hombre no es trigo limpio… A Moisés le habló Dios, pero a ese…” El ciego contesta: “Eso es lo extraño, que a mí me ha abierto los ojos, que jamás se ha oído decir que nadie haya abierto los ojos a un ciego de nacimiento… Si no viniera de parte de Dios, no lo hubiera hecho”… Le noto un hombre nuevo, antes no se hubiera atrevido a hablar delante de un grupo fuerte en la sociedad… Disfruto con ello. Pero paga un precio: Es expulsado de la sinagoga… Me tomo mi tiempo.
4. JESÚS Y YO. ME SITÚO EN EL HOY
Me encuentro con Jesús que me mira y le cuento: “Qué cambio tan impresionante en ese ciego. Es otro, cómo se sitúa contando su verdad, cómo ha perdido el miedo”… Jesús me responde: “Cuando has comenzado a ver las cosas de distinto modo por ser creyente, por tener la experiencia del sanar de Dios, ¿has ganado en hablar con libertad, en dar razón de lo que Dios ha hecho contigo, en tus ambientes?”… Le escucho y me guardo la pregunta…
Más adelante le cuento a Jesús: “Cuando me pasó una experiencia parecida, empecé a cambiar y a valorarlo todo de otra manera, no hacía las cosas que antes hacía: gastos, fiestas, consumos, vacaciones… Vamos, mi vida… Ahora, hice nuevas amistades, cambié de gustos, de ambientes… Algunas personas me dejaron de hablar, otras me dijeron que me habían comido el coco, otras que ya se me pasaría… y descubrí lo que dice la canción: “A la gente no gusta que uno tenga su propia fe”… Pero era algo que sentía y que era verdad en mi vida.
Estando caminando con Él nos encontramos con el ciego expulsado de la sinagoga… Jesús le pregunta: “¿Crees en ese hombre, el que te ungió los ojos?”… El ciego le responde: “¿Y quién es para que crea en él?”… Entonces Jesús le dice: “Quien te está hablando”… Veo al hombre reconocer profundamente a Jesús: Creo Señor… Yo también me tomo el tiempo para reconocer lo que ha hecho conmigo, las veces que me ha ido abriendo los ojos… Le doy gracias de todo corazón…
5. COLOQUIO
Lo hago recogiendo lo vivido en la oración… Le cuento lo que más me ha llegado… Lo que parecía que iba para mí… Aquello con lo que más me he identificado… Un texto, una palabra, una imagen… Y le pido algo… O le doy gracias…
Y así termino, en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
Beber de la Fuente de Vida
6 marzo, 2023
Jn 4, 5-42
Imagen de Ganta Srinivas (Pexels)
0. TEXTO
Llegó a una ciudad de Samaría llamada Sicar, cerca de las tierras que Jacob había dado a su hijo José. Allí se encuentra el pozo de Jacob. Jesús, fatigado del camino, se había sentado junto al pozo. Era la hora del mediodía.
Una mujer de Samaría fue a sacar agua, y Jesús le dijo: “Dame de beber”. Sus discípulos habían ido a la ciudad a comprar alimentos. La samaritana le respondió: “¡Cómo! ¿Tú, que eres judío, me pides de beber a mí, que soy samaritana?”. Los judíos, en efecto, no se trataban con los samaritanos.
Jesús le respondió “Si conocieras el don de Dios y quién es el que te dice: “Dame de beber”, tú misma se lo hubieras pedido, y él te habría dado agua viva”.
“Señor, le dijo ella, no tienes nada para sacar el agua y el pozo es profundo. ¿De dónde sacas esa agua viva? ¿Eres acaso más grande que nuestro padre Jacob, que nos ha dado este pozo, donde él bebió, lo mismo que sus hijos y sus animales?”.
Jesús le respondió: “El que beba de esta agua tendrá nuevamente sed, pero el que beba del agua que yo le daré, nunca más volverá a tener sed. El agua que yo le daré se convertirá en él en manantial que brotará hasta la Vida eterna”.
“Señor, le dijo la mujer, dame de esa agua para que no tenga más sed y no necesite venir hasta aquí a sacarla”.
Jesús le respondió: “Ve, llama a tu marido y vuelve aquí”. La mujer respondió: “No tengo marido”. Jesús continuó: “Tienes razón al decir que no tienes marido, porque has tenido cinco y el que ahora tienes no es tu marido; en eso has dicho la verdad”.
La mujer le dijo: “Señor, veo que eres un profeta. Nuestros padres adoraron en esta montaña, y ustedes dicen que es en Jerusalén donde se debe adorar”.
Jesús le respondió: “Créeme, mujer, llega la hora en que ni en esta montaña ni en Jerusalén se adorará al Padre. Ustedes adoran lo que no conocen; nosotros adoramos lo que conocemos, porque la salvación viene de los judíos. Pero la hora se acerca, y ya ha llegado, en que los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad, porque esos son los adoradores que quiere el Padre. Dios es espíritu, y los que lo adoran deben hacerlo en espíritu y en verdad”.
1. SITUACIÓN
El texto que se nos presenta hoy es un texto muy amplio y lleno de símbolos. En él se trata de purificar la experiencia de Dios de un pueblo (samaritano) reflejado en una persona, la samaritana.
Siguiendo la línea argumental del agua viva nos encontramos con varios elementos:
El símbolo del pozo. Hay agua en una tierra de secano. En la Biblia bastantes encuentros profundos suceden junto a diversos “pozos”. Son lugares de espiritualidad. En el pozo de Jacob se produce con la mujer samaritana.
El símbolo que es Samaría. Judea, Samaría y Galilea fueron una misma nación. Samaría según el profeta Oseas era el pueblo infiel, la prostituta, porque había pasado de adorar a Yahvé a adorar a otros dioses extranjeros (su corazón quedó habitado por otros dioses, no por el auténtico). Hoy diríamos, por ejemplo, por el dios progreso y no por el Dios fraternidad.
El símbolo de los cinco maridos. Samaría ha abandonado al verdadero Dios, ha tenido cinco dioses. Recordemos que la relación de Dios es como la de un esposo con su pueblo (esposa). La mujer reconoce “no tengo marido” (No tengo Dios).
La comprensión religiosa de la mujer es externa. Va a sacar agua del pozo de Jacob. Jesús le propone sacar agua de su propio pozo interior. La imagen que la samaritana se hace de Jesús es la de un profeta que, en su mentalidad, es quien restaurará el verdadero culto. De ahí su pregunta sobre dónde adorar, si en Samaría o en Jerusalén.
A todo ello la respuesta de Jesús, desde su planteamiento de Hijo del Dios Abba que busca un mundo de hermanos, es: “Adorar en espíritu y verdad”. Jesús es el Templo de Dios, habitado de lleno por Dios. Y nosotros con Él, templos del Espíritu Santo. Dios es Espíritu, dinamismo, fuerza de amor. Él es quien nos habita. Adorar en espíritu es conectar con Quien nos habita y dejarle ser el motor de nuestra vida: “Quien beba del agua que yo le daré, jamás volverá a tener sed… se convertirá en él en manantial que brota dando vida verdadera”. Jesús nos regala su propia experiencia religiosa.
2. HACEMOS SILENCIO
Podéis tener a mano los pasos del cómo hacer silencio copiados en una hojita juntamente con el texto del evangelio a contemplar hoy. (Si necesitas los pasos para hacer silencio detallados entra en: oración contemplativa).
3. ME HAGO PRESENTE: VER, OIR, GUSTAR…
NOTA: Que los puntos suspensivos… sean el lugar donde pararse y contemplar (gustar y sentir).
Me acerco donde está Jesús, cansado del camino, junto al pozo de Jacob… a la sombra de un almendro… Respiramos pausado mientras los apóstoles bajan al pueblo a comprar algo para comer… En esto veo llegar una mujer a por agua para dar de beber a los de la casa y al ganado… Me tomo mi tiempo para observar la realidad del trabajo de las mujeres del tiempo… Me empapo de lo que sucede, de la cultura tan distinta…
Ante mi sorpresa Jesús le pide “dame de beber”… rompiendo los protocolos sociales, ya que un hombre no podía hablar con una mujer fuera de su casa a solas… La mujer responde: “¿Cómo tú siendo judío me pides de beber a mí que soy samaritana?”… Hablan personas de religiones diferentes, rompiendo barreras… Jesús, que se sitúa pidiendo, no va del que puede todo y… ante alguien que los judíos consideraban inferiores, samaritanos… Observo sin perder detalle… ¿Cómo me siento?…
Continuo maravillado de ese encuentro que rompe normas sociales… Jesús sigue: “Si supieras quién te pide… tú le pedirías a Él y Él te daría agua viva”… Veo que se centra en qué puede dar cada uno desde la gratuidad, desde el don de Dios. “Tú me puedes dar agua del pozo de Jacob, yo te puedo dar agua viva que brote de tu interior”… No me pierdo detalle… saboreo el momento…
4. JESÚS Y YO. ME SITÚO EN EL HOY
Escucho la reacción de la samaritana: “Dame siempre de esa agua para que no tenga que volver a sacarla”… Me suena a solucióname la vida… Pero Jesús corta la conversación: “Llama a tu marido”, o sea, “Quién es tu Dios, quién es quien integra tu vida, quien da vida a tu persona”… Ella responde: “No tengo Dios… las anteriores experiencias de Dios (los anteriores maridos) no me han servido”… Medito en el corazón la penosa vida de ese pueblo samaritano, que busca vida y no sabe cómo… Siento la llamada a acercarme a tantos que buscan…
Continúo presente en la conversación, sin perder detalle. La mujer sigue en el esquema religioso del ambiente: “¿Dónde adoramos? ¿En este monte o en Jerusalén? ¿En qué sitio está lo verdadero?” Jesús pacientemente enseña: “Los verdaderos adoradores adorarán en Espíritu y en verdad… Tú estás habitada por Dios, adórale desde tu interior, conecta con Quien te habita y de paso, expresa su fuerza de amar en quienes te rodean…” Repito estas palabras para que se me queden en el corazón…
Jesús se dirige a mí: “¿Y tú qué? ¿Quién te habita? ¿Quién es el motor de tu vida? ¿Qué fuerza tiene en ti el Espíritu de Jesús?”… Le contesto: “Yo pido que me abra al Dios de toda confianza, Abbá, para que inunde mi vida… y que pueda acompañar a tantas personas a descubrirlo desde su interior como tú, Jesús, con la samaritana”… Me quedo un largo rato con Él en silencio para ver su modo de dialogar y su modo de dar…
5. COLOQUIO
Lo hago recogiendo lo vivido en la oración… Le cuento lo que más me ha llegado… Lo que parecía que iba para mí… Aquello con lo que más me he identificado… Un texto, una palabra, una imagen… Y le pido algo… O le doy gracias…
Y así termino, en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
Transfiguración
27 febrero, 2023
Mt 17, 1-9
Imagen de Chieemsee2016 (Pixabay)
0. TEXTO
“Seis días después, Jesús tomó a Pedro y a los hermanos Santiago y Juan, y los llevó aparte a un monte alto. Allí, en presencia de ellos, cambió la apariencia de Jesús. Su rostro brillaba como el sol y sus ropas se volvieron blancas como la luz. En esto vieron a Moisés y Elías conversando con él. Pedro dijo a Jesús:
– Señor, ¡qué bien se está aquí! Si quieres, haré tres chozas: Una para ti, otra para Moisés y otra para Elías.
Mientras Pedro hablaba los envolvió una nube luminosa. Y de la nube salió una voz, que dijo: “Este es mi Hijo amado, a quien he elegido. Escuchadle.”
Al oír esto, los discípulos se inclinaron hasta el suelo llenos de miedo. Jesús se acercó a ellos, los tocó y les dijo:
– Levantaos, no tengáis miedo.
Entonces alzaron los ojos y ya no vieron a nadie más que a Jesús.
Mientras bajaban del monte, Jesús les ordenó:
– No contéis a nadie esta visión, hasta que el Hijo del hombre haya resucitado.”
1. SITUACIÓN
Pedro, Santiago y Juan. Los que más tiran de la comunidad y los que, después de lo de los panes, podían ser los que más tocados quedaron del fracaso de Jesús; son los que posiblemente más necesitan experimentar que lo de Jesús es verdadero, que lo de Jesús es lo de Dios.
Además, son aquellos que “no creen que habría que ir a Jerusalén y sufrir mucho de parte de los senadores, sumos sacerdotes y escribas, sufrir la muerte y al tercer día resucitar”.
Contexto del evangelio de hoy. Tras el signo de los panes, Jesús plantea a la gente: “Vosotros me seguís porque habéis comido hasta hartaros, no porque habéis visto la señal”. Es decir, os interesa que os solucionen la vida pero no compartirla con los demás. Después de este diálogo donde les plantea los riesgos del seguimiento “muchos se echaron atrás y ya no seguían con él…” (Jn 6, 66-71). Es lo que los entendidos llaman la Crisis Galilea.
Ante esta situación ¿qué hace Jesús? De momento pone tierra por medio. Sale del país. Va hasta Cesarea (Mc 8, 27) pasando por Tiro y Sidón, es decir por tierra extranjera. Llega a un monte alto. Recordemos que para Mateo, Jesús es el nuevo Moisés. El Monte semejante a Sinaí, la nube como presencia de Dios, la voz parecida a Moisés cuando recibe las tablas de la ley, los personajes Moisés y Elías, representantes de la ley y los profetas, la plenitud del Antiguo Testamento, los dos que han “visto a Dios” en la cumbre del Sinaí. Se transfiguró.
Nos situamos en el momento en que Jesús les había dicho a Pedro y a los Doce que“el hijo del Hombre va a ser entregado…”. La transfiguración es la confirmación de que, a pesar de que vayan las cosas mal, Jesús es “mi hijo amado”, el Hijo amado del Abba: “ESCUCHADLE”, porque es de Dios. Esto lo experimentan Pedro, Santiago y Juan, los más cercanos o los más incrédulos. Para que se enteren de que El Reino de Dios, la fraternidad que comienza Jesús, pasa por el rechazo, el sufrimiento y la muerte.
2. HACEMOS SILENCIO
Podéis tener a mano los pasos del cómo hacer silencio copiados en una hojita juntamente con el texto del evangelio a contemplar hoy. (Si necesitas los pasos para hacer silencio detallados entra en: oración contemplativa).
3. ME HAGO PRESENTE: VER, OIR, GUSTAR…
NOTA: Que los puntos suspensivos… sean el lugar donde pararse y contemplar (gustar y sentir).
Me sitúo con Jesús en la cima del Tabor, con Pedro, Santiago y Juan que le acompañan… Jesús se levanta y avanza unos pocos pasos para rezar, según su costumbre… Los tres le piden vivir la vida en oración como Él, porque de su oración brota esa vida que contagia bondad y verdad… Yo me sitúo junto a ellos con el mismo deseo… pido de corazón vivir la vida a la escucha de ese Dios que siempre está comunicando, aunque tengamos que descifrar lo que nos quiere decir… Me tomo mi tiempo… Estoy cerca de Jesús cuando reza… saboreo el momento…
De repente sucede algo que les sobrecoge a los tres discípulos, algo donde se sienten inmersos… como si estuvieran envueltos en una nube, en una presencia pacificadora… Es algo así como un sueño real: “Jesús, junto con la Ley y los profetas, es decir, Moisés y Elías”, la plenitud para un judío del tiempo… Yo también me sitúo allí cerca… Saboreo la consolación, algo único e irrepetible… Estoy estando… Me tomo mi tiempo para ir haciendo mío este momento único…
Oyen como una voz de fondo: “Este es mi Hijo amado, escuchadle”… Los tres extasiados saben que están viviendo un regalo del cielo… Me cuentan que han oído: “Este es el Hijo amado, escuchadle… escuchadle aunque lo que le suceda no entendáis, aunque lo que le suceda parece no sea de Dios”… ¿Cómo me quedo?… Pido que esta experiencia, de ellos y mía, nunca se me olvide… La saboreo, a fin de asimilarla mejor, sin perder detalle…
4. JESÚS Y YO. ME SITÚO EN EL HOY
Jesús ahora se fija en mí y me recuerda lo que les decía hacía un tiempo a Pedro y los doce: “El hijo del hombre tiene que ser reprobado por el sanedrín, sumos sacerdotes y doctores de la ley, sufrir la muerte y resucitar…” Yo recuerdo lo central de la experiencia de hoy: ESCUCHADLE… Pido ir asumiendo aquello que puede suceder, los rechazos y los reveses de la misión… Me tomo mi tiempo para asimilar y aprender que Dios habla en la adversidad…
En ese ambiente de verdad, aprovecho para contarle a Jesús mis sufrimientos por la fraternidad: “Mira Jesús, aquella persona en la que tantas esperanzas y tiempo había puesto y abandonó… Aquel proyecto tan comunitario, que se cargaron las autoridades del lugar… Aquella situación en que metí la pata y eché todo a perder”… Le pido descubrir su acción en los reveses de la vida… Entiendo las amarguras de la vida, ahí está Dios… Pido aprender…
Jesús me sigue recordando: “La felicidad le viene a la persona de vivir conectado al Dios de la Confianza, Abbá, en todas las cosas y por tanto, ser disponible de su persona y de sus cosas para la fraternidad”… Vivir conectado a Dios me permite ser capaz de sufrir por causa de la justicia, aprender a perder: perder trabajo, perder fama, perder la casa, perder los amigos, perder proyectos… Pido vivirlo así… Qué sentimientos me surgen…
5. COLOQUIO
Lo hago recogiendo lo vivido en la oración… Le cuento lo que más me ha llegado… Lo que parecía que iba para mí… Aquello con lo que más me he identificado… Un texto, una palabra, una imagen… Y le pido algo… O le doy gracias…
Y así termino, en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
Amad a vuestros enemigos
13 febrero, 2023
Mt 5, 38-48
Imagenes de Pixabay y Wikipedia
0. TEXTO (leer los versículos enteros).
“Habéis oído que se dijo: Ojo por ojo y diente por diente. Pero yo os digo que no hagáis frente al que os hace mal; al contrario, si alguien te da una bofetada en la mejilla derecha, preséntale también la otra. Al que quiere hacerte un juicio para quitarte la túnica, déjale también el manto; y si te exige que lo acompañes un kilómetro, camina dos con él. Da al que te pide, y no le vuelvas la espalda al que quiere pedirte algo prestado.
Habéis oído que se dijo: Amarás a tu prójimo y odiarás a tu enemigo. Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos, rogad por vuestros perseguidores; así seréis hijos del Padre que está en el cielo, porque él hace salir su sol sobre malos y buenos y hace caer la lluvia sobre justos e injustos. Si amáis solamente a quienes os aman ¿Qué hacéis de extraordinario?, ¿no hacen lo mismo los publicanos? Y si saludan solamente a sus hermanos ¿Qué hacen de extraordinario?, ¿no hacen lo mismo los paganos? Por lo tanto, sed perfectos (buenos del todo) como es perfecto el Padre que está en el cielo.”
1. SITUACIÓN
“Ojo por ojo” y todos quedaremos ciegos. Alguien tiene que parar la espiral de la violencia. El evangelio nos da algunas pistas prácticas para aquel tiempo. Nos fijamos en una: por ejemplo “si alguien te exige que lo acompañes un kilómetro, camina dos con él”. Esto exigían los romanos a la gente del pueblo, que cargasen con algo que ellos llevaban. Cuando cargas no sólo la distancia que te pide sino mucho más, el elemento sorpresa coge desprevenido al poderoso que queda desconcertado con el comportamiento de esa persona. Se trata de ser creativos para hacer actos de este estilo.
“Amarás a tu prójimo y odiarás a tu enemigo”. “Prójimo” era para los judíos el que pertenecía a su pueblo, a su familia, a su cultura-raza. El enemigo era alguien extraño o extranjero que atentaba contra la seguridad del pueblo. Puede que alguien me haga su enemigo, lo importante es que yo no lo tenga por enemigo. Cuenta Fray Marcos que “En el mar siempre habrá olas, de mayor o menor tamaño, ahí. Al llegar al litoral, la misma ola puede encontrar la roca o puede encontrarse con la arena. ¡Qué diferencia! Contra la roca estalla en mil pedazos. Con la arena se encuentra suavemente y de manera imperceptible”. Esa sería la diferencia de nuestro Ser y Hacer.
Nos van a tratar injustamente. ¿Cómo conseguir defendernos de la injusticia sin violencia? La respuesta es: no eliminar la injusticia con la violencia. Eso pide ser buenos del todo como Dios es bueno del todo. El modelo de hijo es el que sale en todo al Padre. Jesús nos enseña a “ser buenos del todo” con su vida, sobre todo en la Pasión. Más tarde Gandhi, Luther King, Mandela y otros, inspirados en Jesús, fueron maestros de la no violencia para conseguir los derechos para todos.
2. HACEMOS SILENCIO
Podéis tener a mano los pasos del cómo hacer silencio copiados en una hojita juntamente con el texto del evangelio a contemplar hoy. (Si necesitas los pasos para hacer silencio detallados entra en: oración contemplativa).
3. ME HAGO PRESENTE: VER, OIR, GUSTAR…
NOTA: Que los puntos suspensivos… sean el lugar donde pararse y contemplar (gustar y sentir).
Estamos situados con Jesús en el discurso de la montaña… rodeado de una multitud que desea ser reconocida como personas en su pueblo y sentir la cercanía de Dios… Miro despacio a quienes, con Jesús, empiezan a revivir la esperanza… Me tomo mi tiempo para mirar esas caras que retoman la sonrisa, esos corazones que comienzan a latir… Saboreo el momento…
Allí están los apóstoles, y yo con ellos, cuando Jesús toma la palabra: “Habéis oído que se dijo: Ojo por ojo y diente por diente. Pero yo os digo que no hagáis frente al que os hace mal”… No entiendo pero le doy confianza a Jesús… voy a seguir escuchando. “Por ejemplo, si alguien te exige que lo acompañes (le lleves una carga) un kilómetro, camina dos con él”… “Sorpréndelo haciendo algo que no esperaba y a lo mejor se da cuenta de que se ha pasado”… Me doy cuenta de las tácticas de la no violencia… Escucho con toda atención… Me tomo mi tiempo…
Me sitúo cerca de Jesús… “Si alguien te da una bofetada en la mejilla derecha, preséntale también la otra”… Me doy cuenta de que el poner la otra mejilla al recibir un tortazo con la mano abierta, implica que la persona que va a darlo de nuevo lo daría con el envés de la mano y eso estaba muy mal visto, con lo cual avergonzaba a quien dio la torta… Disfruto con la creatividad de Jesús… la capacidad de cargar sobre sí la violencia… y cortarla con su reacción no violenta… Saboreo y aprendo… Lo pido…
4. JESÚS Y YO. ME SITÚO EN EL HOY
Los que estamos sentados vamos notando que la cosa va a más. Continúa Jesús: “Habéis oído que se dijo: Amarás a tu prójimo y odiarás a tu enemigo. Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos, rogad por quienes os persiguen “… Entablo una conversación con él: “¿Y si alguien me tiene como enemigo?” Jesús contesta: “Tú le puedes no tener como enemigo”… Comienzo a decirme que estas propuestas no me salen espontáneamente… ¿Cómo me siento?… ¿Qué pido?…
Jesús de nuevo se dirige a mí: “Así seréis hijos del Padre que está en el cielo, porque Él hace salir su sol sobre malos y buenos y hace caer la lluvia sobre justos e injustos”… Descubro que Jesús siente a todxs de la familia porque siente a Dios como Abba de todxs… Le digo: “Tú te sientes hijo y buscas hacer lo que un buen hijo ve hacer a su Padre: Amar a quien el Padre ama”… Pido yo también ser hijo de Dios al modo de Jesús…
Le pregunto: “Nos van a tratar injustamente. ¿Cómo conseguir defendernos de la injusticia sin violencia?”… Me contesta: “El secreto es no eliminar la injusticia con la violencia”… Continuo: “Pero eso supone una gran capacidad de amar y mucha creatividad”… Jesús responde: “Para eso estáis en grupo, en comunidad. Para hacerlo juntos… no en solitario”… Pienso en mi comunidad para hacer un taller de no violencia y un retiro que nos permita entrenar lo de Jesús… Doy gracias…
5. COLOQUIO
Lo hago recogiendo lo vivido en la oración… Le cuento lo que más me ha llegado… Lo que parecía que iba para mí… Aquello con lo que más me he identificado… Un texto, una palabra, una imagen… Y le pido algo… O le doy gracias…
Y así termino, en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
Habeís oido que se dijo… pero yo os digo
6 febrero, 2023
Mt 5, 17-37
Imagen de Pixabay
0. TEXTO (leer los versículos enteros).
No penséis que he venido para abolir la Ley o los Profetas: yo no he venido a abolir, sino a dar cumplimiento… Os aseguro que si vuestra justicia no es superior a la de los escribas y fariseos, no entraréis en el Reino de los Cielos.
Habéis oído que se dijo a los antepasados: “No matarás”, y el que mata, será condenado por el tribunal. Pero yo les digo que todo aquel que se irrita contra su hermano, será condenado por el tribunal…
Si al presentar tu ofrenda en el altar, te acuerdas de que tu hermano tiene alguna queja contra ti, deja tu ofrenda ante el altar, ve a reconciliarte con tu hermano, y sólo entonces vuelve a presentar tu ofrenda…
Habéis oído que se dijo: “No cometerás adulterio”. Pero yo les digo: El que mira a una mujer deseándola, ya cometió adulterio con ella en su corazón. Si tu ojo derecho es para ti una ocasión de pecado, arráncalo…
También se dijo: “El que se divorcia de su mujer, debe darle una declaración de divorcio”. Pero yo les digo: El que se divorcia de su mujer, excepto en caso de unión ilegal, la expone a cometer adulterio; y el que se casa con una mujer abandonada por su marido, comete adulterio.
Habéis oído que se dijo también a los antepasados: “No jurarás falsamente, y cumplirás los juramentos hechos al Señor”… Cuando digáis “sí”, que sea sí, y cuando digan “no”, que sea no. Todo lo que se dice de más, viene del Maligno.
1. SITUACIÓN
Situación histórica: recordemos el concilio de Jerusalén. Unos afirmaban que había que cumplir toda la ley y otros sólo unos cuantos preceptos, pues ha quedado superada (lo que plantea San Pablo). Mateo, el evangelista de los judíos, afirma que “tiene que cumplirse hasta la última tilde de la ley”. Jesús ha venido “no para abolir la ley sino a darle plenitud”. Dos opiniones distintas. En el texto de hoy Mateo plantea cómo le dará plenitud.
Es curioso porque Jesús aparece como una autoridad superior a la Ley: “Habéis oído que se os dijo (es lo que estaba escrito en la ley), pero yo os digo”. Hace referencia a su propia persona. No hay algo parecido, de una autoridad tal, en toda la literatura bíblica. Por ejemplo, la ley dice: “No matarás” (Libro del Éxodo 20,13 y Deuteronomio 5,17), pero dar cumplimiento de la ley Jesús lleva hasta el extremo el respeto al hermano. No sólo no matar, sino eliminar hasta el insulto más pequeño. Todo un proceso para disminuir radicalmente el umbral de la violencia.
Sin duda, la expresión de Jesús “todo el que mira a una mujer deseándola” suena a exageración; según el gusto oriental, la hipérbole busca provocar y descolocar al oyente. Sabiendo que el divorcio era una práctica empleada por los hombres, nunca por la mujer, y que la divorciada quedaba denostada de por vida, lo que ahí dice Jesús dignifica a la mujer. “La coloca a la altura del hombre” (Elisa Estévez). Más, ¿jurar para ser creído? No, sino decir siempre la verdad. Lenguaje directo y veraz: Vuestro sí, sea sí, vuestro no, sea no. Estilo de ser.
2. HACEMOS SILENCIO
Podéis tener a mano los pasos del cómo hacer silencio copiados en una hojita juntamente con el texto del evangelio a contemplar hoy. (Si necesitas los pasos para hacer silencio detallados entra en: oración contemplativa).
3. ME HAGO PRESENTE: VER, OIR, GUSTAR…
NOTA: Que los puntos suspensivos… sean el lugar donde pararse y contemplar (gustar y sentir).
Seguimos presentes con Jesús en la montaña de las bienaventuranzas donde Jesús sigue pronunciando su discurso… Está rodeado de personas necesitadas, que desean sentir la cercanía de Dios, que les reconoce como personas… Miro despacio a tantos que con Jesús empiezan a retomar la esperanza… Miro sus caras, sus miradas, su escucha atenta… Disfruto con el momento de esperanza que viven… Me tomo mi tiempo.
Sigo pendiente de lo que ocurre… Jesús toma la palabra: “Habéis oído que se dijo pero yo os digo”… Me quedo impresionado, porque nadie se había atrevido a tocar la ley y menos en nombre propio… Las personas que lo escuchan también dicen: “Nadie antes había hablado así”… Jesús lo hace con un corazón lleno del Dios Abbá… Doy gracias por estar presente con la persona de mayor humanidad que ha aparecido en la historia…
Me sitúo cerca de Jesús… Me fijo en Él… no se cansa de mirar los rostros de quienes tiene cerca y lejos… y se dirige de nuevo: “Habéis oído que se dijo “No matarás”, pero yo os digo que quien llame tonto a su hermano, será reo del fuego”… Percibo que tratándonos así entre nosotros, ni siquiera insultándonos, ganamos en humanidad, en trato respetuoso… Saboreo sus palabras… y pido vivirlas así…
4. JESÚS Y YO. ME SITÚO EN EL HOY
En ese ambiente de complicidad que se ha creado continúa Jesús: “Si cuando vas a presentar tu ofrenda en el altar te acuerdas de que tu hermano tiene alguna queja ante ti”… Me doy cuenta de que no es que yo tenga queja, sino que el otro la tiene ante mí… Me acuerdo de tantos a quienes pedir perdón… Lo hago interiormente.
Parece como si hubiera cogido carrerilla y mirándome a mí me dice: “Habéis oído que se dijo: “No adulteraras” pero yo os digo, el que mire a una mujer (u hombre) deseándola, ya adulteró consigo en su corazón”… Pido purificar mi mirada, purificar mis deseos, mirar a las personas, hombres, mujeres como Jesús les mira… pido vivir conectado con Jesús, con su profundo respeto y cariño a toda persona… Me tomo mi tiempo.
Todavía le escucho: “Para asegurar decir la verdad se jura. Pero yo os digo: No sólo no juraras en falso, no sólo no mentirás al jurar, sino que no mentirás al pronunciar ninguna palabra”… ¿Cómo me siento?… me siento llamado a vivir así… Daría gusto ser claro, no tener nada que ocultar… Pido ser veraz en mis palabras… disfruto con la trasparencia y la verdad… Me tomo mi tiempo.
5. COLOQUIO
Lo hago recogiendo lo vivido en la oración… Le cuento lo que más me ha llegado… Lo que parecía que iba para mí… Aquello con lo que más me he identificado… Un texto, una palabra, una imagen… Y le pido algo… O le doy gracias…
Y así termino, en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
Invitación a ser la sal y la luz del mundo
30 enero, 2023
Mt 5, 13-16
Imagen de jesuits.global
0. TEXTO (leer los versículos enteros).
“Vosotros sois la sal de la tierra. Pero si la sal pierde su sabor, ¿con qué se la volverá a salar? Ya no sirve para nada, sino para ser tirada y pisada por los hombres.
Vosotros sois la luz del mundo. No se puede ocultar una ciudad situada en la cima de una montaña. Y no se enciende una lámpara para meterla debajo de un cajón, sino que se la pone sobre el candelero para que ilumine a todos los que están en la casa. Así debe brillar ante los ojos de los hombres la luz que hay en vosotros, a fin de que ellos vean vuestras buenas obras y glorifiquen al Padre que está en el cielo.”
1. SITUACIÓN
En estos versículos nos encontramos dos parábolas magníficas con una enseñanza: ni la sal ni la luz por sí solas sirven para nada. La sal es útil sólo cuando sazona los alimentos. La luz es oscura hasta que se encuentra con un objeto. Ambas son útiles en relación a algo.
La sal es un producto muy útil porque da sabor y conserva los alimentos. Sólo si falta o si sobra se nota. La sal no es útil para sí misma, sino para dar sabor a todo el puchero. Así mismo nosotros/as somos sal en la medida que damos sabor a la relación y a la vida en nuestra cultura. Pero esto implica disolverse y puede suceder que alguien se disuelva del todo: por martirio o por muerte de cansancio…
La luz además depende de otra fuente. Brota del sol, del fuego, etc. Por ejemplo, la cera da luz consumiéndose. La cera arde durante un tiempo hasta que, una vez acabada, se extingue. Así consigue la plenitud, dándose, vaciándose. No tanto engordando su yo. Recordemos el Espíritu Santo que aparece en Pentecostés como lenguas de fuego.
No se nos pide ni salar ni iluminar, sino ser sal y luz. Si somos, nos saldrá dar: “De la abundancia del corazón habla la boca”. Hoy necesitamos más testigos que maestros, más SER que HACER, personas que se pregunten para qué hacen lo que hacen. Si queremos ser luz, seamos luz que ilumine, no que deslumbre (Quien ilumina, ayuda a los demás, a quien lo necesita. Quien deslumbra lo hace para impresionar a los demás).
2. HACEMOS SILENCIO
Podéis tener a mano los pasos del cómo hacer silencio copiados en una hojita juntamente con el texto del evangelio a contemplar hoy. (Si necesitas los pasos para hacer silencio detallados entra en: oración contemplativa).
3. ME HAGO PRESENTE: VER, OIR, GUSTAR…
NOTA: Que los puntos suspensivos… sean el lugar donde pararse y contemplar (gustar y sentir).
Comienzo de nuevo con Jesús en la montaña de las bienaventuranzas… Me fijo en las personas que le rodean: personas necesitadas de escuchar algo nuevo, algo esperanzador, algo que les de vida… algo que les haga sentir la cercanía de Dios que les reconoce como alguien, como personas… Miro despacio a tantas personas que con Jesús empiezan a sentirse reconocidas en su dignidad… Miro sus caras, el brillo de esperanza en sus ojos… Me tomo mi tiempo.
Me sitúo cerca de Jesús… me fijo en Él… No se cansa de mirar los rostros de las personas que tiene cerca y lejos… con esa mirada profunda que nace de un corazón lleno del Dios Abbá… Parece como si quisiera empaparse de las situaciones y los sentimientos de quienes le rodean y del deseo de Dios para ellos… Le pido aprender a sentir, a mirar a las personas desde un corazón lleno de Abba Dios y tratarlas como las siento, miembros de la misma familia humana.
Se ha hecho un silencio grande en la gente… Escucho a Jesús que toma la palabra: ”Vosotros sois la sal de la tierra”… quedan sobrecogidos por lo que Jesús espera de ellos, los insignificantes… Se escucha: “¿Crees que nosotros podemos ser los que den sabor a las relaciones de nuestra sociedad?”… Jesús contesta: “Sí, vosotros sois porque vivís y queréis vivir la misericordia de Dios en vuestro ambiente”… Siento que es así y pido aprender a valorar a las personas por lo que son, no por apariencias…
4. JESÚS Y YO. ME SITÚO EN EL HOY
Se ha creado un ambiente de cercanía y confianza… Le pregunto a Jesús: “¿También yo soy sal o estoy llamado a ser sal?… Y Jesús: “Eso es. Tú ya eres sal, aunque no te lo creas… sigue siendo sal”… Me tomo mi tiempo para creerme sus palabras e impregnarme del modo como me percibe a mí”… También me tomo mi tiempo en agradecer a algunas personas que me han hecho sentirme sal…
Jesús continua: “Pero si la sal pierde su sabor, ¿con qué se la volverá a salar? Ya no sirve para nada sino para ser tirada y pisada por los hombres, no sirve más que para ser esparcida para arreglar los caminos”… Se escucha el deseo de las personas de que su vida sirva para algo, sobre todo para dar sabor a la existencia… ¿Cómo me siento?… Pido… Doy gracias…
Jesús concluye: “Vosotros sois la luz del mundo. No se enciende una lámpara para meterla debajo de un cajón, sino que se la pone sobre el candelero para que ilumine a todos los que están en la casa“… Esta parábola hace surgir nuestros mejores deseos. Escucho a unos y otros: “Quiero seguir siendo luz… quiero ser como la cera que ardiendo ilumina”… “Quiero ser como la batería solar que da calor porque permanentemente se carga por el sol y descarga su energía para poner en funcionamiento la sociedad”… Igualmente pido ser energía del amor de Dios que se regala…
5. COLOQUIO
Lo hago recogiendo lo vivido en la oración… Le cuento lo que más me ha llegado… Lo que parecía que iba para mí… Aquello con lo que más me he identificado… Un texto, una palabra, una imagen… Y le pido algo… O le doy gracias…
Y así termino, en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
La misericordia llega. Hazle sitio en tu vida.
16 enero, 2023
Mt 4, 12-23
Imagen de Pixabay
0. TEXTO (leer los versículos enteros).
Cuando Jesús se enteró de que Juan había sido arrestado, se retiró a Galilea. Y, dejando Nazaret, se estableció en Cafarnaún, a orillas del lago, en los confines de Zabulón y Neftalí, para que se cumpliera lo que había sido anunciado por el profeta Isaías: “¡Tierra de Zabulón, tierra de Neftalí, camino del mar, país de la Transjordania, Galilea de las naciones! El pueblo que se hallaba en tinieblas vio una gran luz; sobre los que vivían en las oscuras regiones de la muerte, se levantó una luz.”
A partir de ese momento, Jesús comenzó a proclamar:
– “Convertíos, porque el Reino de los Cielos está cerca”.
Mientras caminaba a orillas del mar de Galilea, Jesús vio a dos hermanos: a Simón, llamado Pedro, y a su hermano Andrés, que echaban las redes al mar porque eran pescadores. Entonces les dijo:
– “Síganme, y yo los haré pescadores de hombres”.
Inmediatamente, ellos dejaron las redes y lo siguieron.
Continuando su camino, vio a otros dos hermanos: a Santiago, hijo de Zebedeo, y a su hermano Juan, que estaban en la barca con Zebedeo, su padre, arreglando las redes; y Jesús los llamó. Inmediatamente, ellos dejaron la barca y a su padre, y lo siguieron.
Jesús recorría toda la Galilea, enseñando en sus sinagogas, proclamando la Buena Noticia del Reino y curando todas las enfermedades y dolencias de la gente.
1. SITUACIÓN
Jesús comienza su vida pública desde el movimiento de Juan el Bautista, es decir, siguiendo los pasos de un detenido por la autoridad romana (política) y de un sospechoso-profeta para la autoridad religiosa judía. Para iniciar su misión elige Galilea, al norte, tierra semipagana para los judíos. Está en Judea, algo distanciada del control religioso de Jerusalén. También le daba una cierta protección de Herodes, conocido por su dureza.
¿Su mensaje? Primero: Se cumplen las escrituras: “El pueblo en tinieblas vio una gran luz”… (Mateo es el evangelista del mundo judío). Dios quiere hacerse presente con su Reinado. Llega el momento de algo nuevo y luminoso.
Segundo: Confiad en que es así, que Dios viene a salvar, salvar al pueblo y a cada persona. “El Reino de los Cielos está cerca”. Esa es la Buena noticia, el evangelio. Es decir, lo que Jesús descubre: Que Dios es Abbá y nos lo comunica con su vida.
Tercero: Convertíos, es decir, cambiad la dirección que llevan vuestras vidas. Hoy lo podríamos concretar en: Dejad de lado el desertizar, deforestar, arrasar, dominar… Haced mi vida y pasad a cuidar, atender, jugar limpio, a la ternura, a la fraternidad a pesar de ”la fuerza del viento y de las olas del ambiente social”, pasad de la indiferencia frente a los otros a tener un corazón de carne frente a toda miseria humana.
Jesús junta a los cuatro primeros. Comienza creando un grupo, no va en solitario. Forma una primera comunidad para compartir la vida: “Venid conmigo” y una misión: “Os haré pescadores de hombres”; o sea, para trabajar lo profundo de las personas, las motivaciones y las convicciones que generan nuevas conductas. Le siguen a él personalmente, no a una doctrina, sino a su persona: “Dejando sus redes, le siguieron”. Qué importante es estar disponibles para cambiar incluso lo que han hecho toda la vida, pescar, y estar abiertos a algo nuevo que intuyen como mejor: “Pescadores de hombres”.
2. HACEMOS SILENCIO
Podéis tener a mano los pasos del cómo hacer silencio copiados en una hojita juntamente con el texto del evangelio a contemplar hoy. (Si necesitas los pasos para hacer silencio detallados entra en: oración contemplativa).
3. ME HAGO PRESENTE: VER, OIR, GUSTAR…
NOTA: Que los puntos suspensivos… sean el lugar donde pararse y contemplar (gustar y sentir).
Comienzo la contemplación situándome, como si presente me hallase, en el desierto de Judea cerca de Jesús, cuando se entera del arresto del profeta Juan por denunciar las injusticia de Herodes… Los discípulos de Juan se lo comunican… ¿Cómo lo vive?… ¿Qué siente?… Le escucho decir: “¿Quién va a mantener encendida la llama de la esperanza de los pobres de este pueblo?”… Estoy cerca… Me tomo mi tiempo para hacer mía su situación…
Estoy presente en el momento en que el que Jesús está con varios discípulos de Juan y les dice: “He decidido tomar el testigo de Juan… alguien tiene que mantener la esperanza que suscitó”… Me deja acompañarle cuando, a continuación, se dirige hacia el norte para su tierra Galilea… Noto que algo nuevo quiere comenzar… ¿Cómo me siento?…
Jesús se sitúa en Cafarnaúm, en ese puerto del lago. Huelo el aroma del pescado… Le veo hablando con otros a quienes encontró en el bautismo de Juan con su mismo mensaje: “Convertíos, porque el Reino de los Cielos está cerca”… Se dan cuenta de que alguien quiere seguir con lo de Juan Bautista… Paso con ellos la tarde, con él lamentándose de la prisión del profeta… Jesús dice: “Es tiempo de seguir lo de Juan”… Nuestra esperanza no está encerrada en la prisión de Maqueronte con Juan, nuestra esperanza está en las Manos de Dios que está por encima de todas las cárceles…
4. JESÚS Y YO. ME SITÚO EN EL HOY
La mañana siguiente temprano me acerco al embarcadero y camino con Jesús que se reencuentra con Simón y Andrés que eran pescadores y limpiaban sus redes. Le escucho: “Lo que hablamos ayer, lo de Juan, sigue vivo. Seguidme, y yo os haré pescadores de hombres”… Más tarde lo mismo con Santiago y Juan… Todos dejan sus redes y le siguen… Disfruto con los síes de estas personas curtidas que quieren emplear su vida en una causa mayor… Saboreo la escena… Me tomo mi tiempo…
Ahora Jesús fija su mirada en mí: ”Es hora de darnos cuenta de que muchos necesitan de cuidados, sanar sus heridas, recuperar sus esperanzas rotas… Ven conmigo… Haré también de ti pescador de hombres… Aprenderás a tocar el lado más humano de las personas, sabrás suscitar en ellas el cariño por la vida”… Me quedo como anonadado por la confianza… ¿A mí? Estoy entre agradecido y superado… Le agradezco de corazón… Me tomo mi tiempo.
A continuación le sigo con entusiasmo… Camina entre los enfermos y dolientes, asumiendo sus situaciones y poniéndolos en su ser a los encorvados por el peso de la vida… Suscita en los que le seguimos el deseo de hacer lo mismo… Es contagioso… Me paro y le pregunto: ¿Dónde me llamas a empezar?… Escucho: “Con los grupos de jóvenes violentados y violentos… con los fracasados por la vida… con los que en ningún lugar son acogidos… tú comienza”… Me doy cuenta de que el cariño y la fraternidad humana están en nuestra mano… Deseo iniciar y disfruto con el deseo de hacerlo…
5. COLOQUIO
Lo hago recogiendo lo vivido en la oración… Le cuento lo que más me ha llegado… Lo que parecía que iba para mí… Aquello con lo que más me he identificado… Un texto, una palabra, una imagen… Y le pido algo… O le doy gracias…
Y así termino, en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
Este es el cordero de Dios
9 enero, 2023
Jn 1, 29-34
Imagen de Rachel Claire (Pexels)
0. TEXTO (leer los versículos enteros).
En aquel tiempo, al ver Juan a Jesús que venía hacia él, exclamó:
– “Este es el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo. Este es aquel de quien yo dije: Tras de mí viene un hombre que está por delante de mí, porque existía antes que yo. Yo no lo conocía, pero he salido a bautizar con agua, para que sea manifestado a Israel.”
Y Juan dio testimonio diciendo:
– “He contemplado al Espíritu que bajaba del cielo como una paloma, y se posó sobre él. Yo no lo conocía, pero el que me envió a bautizar con agua me dijo: Aquel sobre quien veas bajar el Espíritu y posarse sobre él, ese es el que bautiza con Espíritu Santo. Y yo lo he visto y he dado testimonio de que este es el Hijo de Dios”.
1. SITUACIÓN
Cuando Juan evangelista escribe el evangelio todavía hay disputas con los seguidores de Juan bautista acerca de quién era mayor, si Juan o Jesús. Por eso el evangelio quiere dejar claro que no hay rivalidad sino acuerdo en la misión que cada uno lleva a cabo. Sitúan a Juan como precursor, y así queda también situado en la historia.
Desde el comienzo, el evangelio de Juan describe la imagen que quiere desarrollar a lo largo de su escrito: “Cordero de Dios que quita el pecado del mundo”. Cordero de Dios. Recordemos que el cordero pascual era el recuerdo de la liberación, el recuerdo de la salida de Egipto, donde se pintan las jambas con su sangre para salir todos a una sin dejar a nadie. Y es alimento, la carne del cordero, con la que inician las jornadas por el desierto.
Jesús, Cordero de Dios, es el nuevo símbolo de la liberación no violenta. Y así es como quita el pecado del mundo, es decir, la opresión, la violencia, la injusticia que produce odios, rencores, deshumanizaciones, heridas, daños, etc. Jesús con su actuación es capaz de superarlos. Y nos da la clave para que nosotros hagamos lo mismo. Ese es el sentido de la oración: “Este es el cordero de Dios…” antes de la comunión. El deseo de hacernos uno con Él y por tanto actuar como Él.
Otra consideración a tener en cuenta: Para Jesús es clave no oprimir y, por tanto, en la relación con sus seguidores les responsabiliza, no los convierte en borregos (ej. texto de los panes Mc 6); y además de no oprimir, invita a no dejarse oprimir. Por eso va tomando distancia de la familia, del Templo, de las comprensiones, de los escribas, de sus discípulos… ganando en libertad y animando a que otros hagan lo mismo.
2. HACEMOS SILENCIO
Podéis tener a mano los pasos del cómo hacer silencio copiados en una hojita juntamente con el texto del evangelio a contemplar hoy. (Si necesitas los pasos para hacer silencio detallados entra en: oración contemplativa).
3. ME HAGO PRESENTE: VER, OIR, GUSTAR…
NOTA: Que los puntos suspensivos… sean el lugar donde pararse y contemplar (gustar y sentir).
Me sitúo en el desierto de Judá, como si presente me hallase, no lejos del Jordán donde Juan bautizaba… Le veo hablando con dos de sus discípulos al comienzo del día, que es cuando se preparan las disposiciones personales para vivir la jornada conectados con el Dios de la Vida… cuando uno aprovecha para ver qué resuena dentro de sí para luego poderlo vivir y trasmitir… Disfruto del momento, me tomo mi tiempo…
Junto con los discípulos de Juan me encuentro con Jesús, que es uno de los que está en el desierto haciendo su tiempo de discernimiento y de oración, un tiempo de escucha de lo que Dios desea para Él y un tiempo de austeridad de medios para vivir poniendo su esperanza en Dios… ¿Cómo me siento?… Acompaño a vivir la escucha y la intemperie…
Coincido con Juan cuando se dirige a los dos discípulos que le acompañan en ese momento y les dice: “Este es más que yo, es el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo… este sí que, unido a Dios como está, va viviendo de manera nueva los conflictos, los odios, la violencia, las relaciones… este sí que va dando un sabor nuevo a todo… así el Mal va desapareciendo a su paso con el perdón y el amor…” Saboreo el momento de inicio de algo nuevo que nos anuncia Juan…
4. JESÚS Y YO. ME SITÚO EN EL HOY
Sigo escuchando a Juan, con esa voz recia: “Este está habitado por el Espíritu Santo… porque sentí en mi interior como una palabra: “Aquel sobre quien veas bajar el Espíritu y posarse sobre él, ese es el que bautiza con Espíritu Santo”… Y fue sobre Jesús que esto sucedió. Por eso, puede bautizar con Espíritu Santo”… Escucho a un hombre con los pies bien en el suelo que nos cuenta algo que para él tiene credibilidad y para mí también… y me abre futuro… Me tomo mi tiempo.
Aprovecho para comentar con Juan lo que me preocupa: “Qué importancia tienen los tiempos de desierto, los tiempos de pararse uno mismo para escuchar, para conectar con nuestro centro y no vivir siempre sobre la cresta de la ola… Qué importante poder despejar nuestro espacio vital de llamadas de móvil, de ruidos, de todo lo que nos dispersa…” Me responde firme: “Ánimo, en tus manos está hacerlo”… Me tomo mi tiempo…
Esta vez, más recio aun, nos dice: “Yo lo he visto y he dado testimonio de que este es el Hijo de Dios”… Me sugiere: Jesús nos ha dado un nuevo status humano, el de hijos de Dios, hermanos entre nosotros, de la misma familia, llamados a hacer de nuestro mundo un hogar donde se viva en fraternidad… Agradezco a Juan: “Gracias por la confianza que nos has dado. Gracias por contarnos los secretos que te dan vida”… Me tomo mi tiempo…
5. COLOQUIO
Lo hago recogiendo lo vivido en la oración… Le cuento lo que más me ha llegado… Lo que parecía que iba para mí… Aquello con lo que más me he identificado… Un texto, una palabra, una imagen… Y le pido algo… O le doy gracias…
Y así termino, en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
Manifestación al mundo entero
2 enero, 2023
Mt 2, 1-12
Imagen de Pixabay
0. TEXTO (leer los versículos enteros).
Jesús nació en Belén de Judá, en tiempos del rey Herodes. Unos magos de oriente llegaron entonces a Jerusalén y preguntaron: “¿Dónde está el rey de los judíos que acaba de nacer? Porque vimos surgir su estrella y hemos venido a adorarlo”.
Al enterarse de esto, el rey Herodes se sobresaltó y toda Jerusalén con él. Convocó entonces a los sumos sacerdotes y a los escribas del pueblo y les preguntó dónde tenía que nacer el Mesías. Ellos le contestaron: “En Belén de Judá, porque así lo ha escrito el profeta: Y tú, Belén, tierra de Judá, no eres en manera alguna la menor entre las ciudades ilustres de Judá, pues de ti saldrá un jefe, que será el pastor de mi pueblo, Israel”. Entonces Herodes llamó en secreto a los magos, para que le precisaran el tiempo en que se les había aparecido la estrella y los mandó a Belén, diciéndoles: “Vayan a averiguar cuidadosamente qué hay de ese niño, y cuando lo encuentren, avísenme para que yo también vaya a adorarlo”.
Después de oír al rey, los magos se pusieron en camino, y de pronto la estrella que habían visto surgir, comenzó a guiarlos, hasta que se detuvo encima de donde estaba el niño. Al ver de nuevo la estrella, se llenaron de inmensa alegría. Entraron en la casa y vieron al niño con María, su madre, y postrándose, lo adoraron. Después, abriendo sus cofres, le ofrecieron regalos: oro, incienso y mirra. Advertidos durante el sueño de que no volvieran a Herodes, regresaron a su tierra por otro camino.
1. SITUACIÓN
Epifanía significa manifestación. Manifestación de Jesús a toda la humanidad. Durante los primeros siglos, los cristianos celebraron las tres epifanías a la vez: Nacimiento de Jesús, magos y bautismo. El texto habla de unos magos, no de tres, que buscaban. Una señal les puso en camino. Buscan juntos, no cada uno por su lado; buscan en comunidad.
Para ellos la señal es una estrella. La mentalidad del tiempo decía que la aparición o descubrimiento de una nueva estrella significaba el nacimiento de un gran personaje en la historia. Para encontrar a ese personaje que salva, salen de su tierra, salen de su ego, de sus seguridades y se ponen en camino, iniciando un viaje que no saben a dónde les llevará. Peregrinos de la vida. ¿Cuántas personas no han ido buscando con más o menos fuerza a algo-Alguien que les permita vivir cada día con autenticidad y paz?
Van a buscar, comenzando por donde está la información privilegiada del tiempo: En la autoridad científica, jefes de sacerdotes, maestros de la Ley (“ha de nacer en Belén de Judá”, pero ellos se quedan con el libro, no con la experiencia) y en el poder político, Herodes, que siempre busca controlar (“cuando le encontréis venid a avisarme para que yo vaya a adorarle”, es decir, a eliminarlo).
Los magos siguen buscando hasta que se produce un encuentro, no en los nichos del saber y del poder, sino en un hogar, en una familia sencilla: “Entraron en la casa y encontraron a la madre con el niño”… le adoran, señal de reconocimiento reverencial y le ofrecen sus regalos. Simbólicos regalos: oro (realeza), incienso (divinidad), mirra (pasión). En esa criatura frágil, necesitada, inocente se va a ir moldeando y desarrollando la salvación de Dios para toda la humanidad, esa salvación accesible a cualquiera, universal.
2. HACEMOS SILENCIO
Podéis tener a mano los pasos del cómo hacer silencio copiados en una hojita juntamente con el texto del evangelio a contemplar hoy. (Si necesitas los pasos para hacer silencio detallados entra en: oración contemplativa).
3. ME HAGO PRESENTE: VER, OIR, GUSTAR…
NOTA: Que los puntos suspensivos… sean el lugar donde pararse y contemplar (gustar y sentir).
Entro en el texto uniéndome respetuosamente a la situación que están viviendo los magos e inicio camino y conversación con ellos, como si presente me hallase. Me cuentan: “Hemos encontrado su estrella… la buena, la que parece salvación del universo”… Me doy cuenta de que ahora hay que encontrar a la persona por la que ha nacido una nueva estrella… Descubro que marchan en grupo, en comunidad de búsqueda… disfruto con ese caminar entusiasta… Me tomo mi tiempo para saborearlo….
Camino con ellos de noche y les recito el poema: “De noche, iremos de noche, que para encontrar la fuente, sólo la sed nos alumbra”. Camino ilusionado en grupo, mirando las caras que buscan el tesoro de su vida. Huelo el aroma del campo, el aroma de los buscadores… aquellos que en su búsqueda arriesgan y preguntan en los centros del saber. Escucho su pregunta a los Maestros de la Ley: “Dónde ha nacido el rey de los judíos porque hemos visto su estrella…”… Pido la tenacidad de esa búsqueda.
Continúo buscando con ellos, siguiendo las indicaciones recibidas y escucho a los magos: “Llegamos al lugar, a la vida de un hogar, un padre, una madre y el pequeño”. Observo que, como todo pequeño, con su figura tierna y necesitada me gana el corazón, saca mi ternura… Veo como los magos se vuelcan en cariño con él, y yo con ellos. Aprendo lo que es atención a quien tiene necesidad… y hago memoria de las búsquedas y los encuentros que han marcado mi vida… Me tomo mi tiempo.
4. JESÚS Y YO. ME SITÚO EN EL HOY
Continúo con los magos tomando otro camino… Me cuentan: “Hemos escuchado a Dios y hemos caído en la cuenta de los engaños de los poderosos”… Veo que el ir a una con Dios les da un olfato especial, un sexto sentido… Pido aprender a distinguir la verdad de la mentira en los lenguajes de los poderosos “porque hay quienes con su afán de continuar en el poder son un peligro para la gente y más para la vida de la gente sencilla”… Pido el don del discernimiento…
Me despido de los magos… “Os quiero dar gracias porque descubro que hay otra salvación en marcha, más vulnerable, más frágil, más universal, más para todxs. Una salvación que no impone sino que propone, que no obliga a agachar la cabeza sino que potencia a las personas, las sana, las responsabiliza… la salvación de ese niño Jesús”… Les doy las gracias por permitirme acompañarles en su búsqueda, porque he descubierto un poco más que esa salvación va tomando cuerpo en la historia… Me tomo mi tiempo…
Hago una oración volviendo mi mirada hacia la realidad mundial universal en la que hoy vivimos: “Señor Jesús, hoy hay quienes imponen su salvación, haciendo leyes que eliminen a la oposición democrática o simplemente encarcelando a sus líderes, usando todos los medios de comunicación para la propaganda única, favoreciendo a las grandes multinacionales para que hagan sus negocios a las cuales están ligados”… “Te pido que la salvación, la fraternidad universal, como nos ha mostrado el coronavirus, o es para todos o no es”… Por eso te pido que venga a nosotros tu Reino…
5. COLOQUIO
Lo hago recogiendo lo vivido en la oración… Le cuento lo que más me ha llegado… Lo que parecía que iba para mí… Aquello con lo que más me he identificado… Un texto, una palabra, una imagen… Y le pido algo… O le doy gracias…
Y así termino, en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
Celebración de María Madre
26 diciembre, 2022
Lc 2, 16-21
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0. TEXTO (leer los versículos enteros).
Después que los ángeles volvieron al cielo, los pastores se decían unos a otros: “Vayamos a Belén, y veamos lo que ha sucedido y que el Señor nos ha anunciado”. Fueron rápidamente y encontraron a María, a José, y al recién nacido acostado en el pesebre. Al verlo, contaron lo que habían oído decir sobre este niño, y todos los que los escuchaban quedaron admirados de lo que decían los pastores.
Mientras tanto, María conservaba estas cosas y las meditaba en su corazón. Y los pastores volvieron, alabando y glorificando a Dios por todo lo que habían visto y oído, conforme al anuncio que habían recibido.
Ocho días después, llegó el tiempo de circuncidar al niño y se le puso el nombre de Jesús, nombre que le había sido dado por el Ángel antes de su concepción.
1. SITUACIÓN
El día 1 de enero. La Celebración de María Madre, del nombre de Jesús, del día de la paz. Posiblemente “Madre” es la palabra que se empleó para designar a Dios en los orígenes de la humanidad, como Aquella que da la vida, Aquella de donde surge la Vida, Aquella que nos engendra, que cuida en cada momento de nuestra vida. Cuentan que Juan Pablo I, a los días de ser elegido Papa, en una alocución contó: “Dios es padre, pero sobre todo es madre”.
Jesús. Nombre de una persona. En él quedaban reflejados los deseos que la familia proyectaba en ese recién nacido. En el evangelio de Lucas, “salvador”, el nombre que en la anunciación recibe María para el hijo que le va a nacer; y en el evangelio de Mateo, Enmanuel “el Dios con nosotros”.
María conservaba estas cosas y las meditaba en su corazón. Viviéndolas en la confianza, fiándose. No tanto entendiéndolas racionalmente sino asumiéndolas vitalmente. Ya se irán uniendo cabos. Algún día se aclararán…
1 de Enero, Día de la paz, del shalom. Día en que “habitarán juntos el lobo y el cordero”, en que “nadie hará daño a nadie en todo mi monte santo”, en que “no entrenarán para la guerra”, en que volverán a repartir las tierras (sus medios de producción) para tener igualdad de oportunidades…
2. HACEMOS SILENCIO
Podéis tener a mano los pasos del cómo hacer silencio copiados en una hojita juntamente con el texto del evangelio a contemplar hoy. (Si necesitas los pasos para hacer silencio detallados entra en: oración contemplativa).
3. ME HAGO PRESENTE: VER, OIR, GUSTAR…
NOTA: Que los puntos suspensivos… sean el lugar donde pararse y contemplar (gustar y sentir).
Me sitúo en el texto del evangelio, que es para que lo viva, lo experimente yo hoy… Lo hago uniéndome respetuosamente a la situación que están viviendo José, María y Jesús en el establo de Belén. Me hago presente… Cómo están viviendo ese ser dejados de lado, ser enviados al lugar del cobijo de los animales porque no había sitio para ellos en la posada… Cómo están viviendo que no les hicieron sitio en el lugar de las personas… Qué les escucho comentar, cual es mi disposición, qué hago por ellos…
En esto que llegan corriendo los pastores… traen un poco de luz de sus teas encendidas en esa noche oscura… se les nota que llegan con una sonrisa, con cara como de haber encontrado lo que buscaban… Llegan más pastores con la curiosidad de saber qué ha sucedido porque la vida de cuidar rebaños es aburrida, casi nunca pasa nada… y esto promete ser una gran novedad… Recibo a los pastores con José mientras María descansa con el niño en brazos… Gozo con la presencia de la gente sencilla…
Oigo a los pastores contar: “Nosotros estábamos ya cansados, casi nos entraba el sueño… siempre con un poco de miedo por los lobos y las fieras en el aprisco… cuando de repente… nos cegó algo así como una luz que iluminaba nuestra vida y una voz que decía: “Hoy en la ciudad de Belén os ha nacido un salvador… la señal (santo y seña) un niño acostado en un pesebre”…” Saboreo que Dios se haga presente a los que están en vela también hoy… Me tomo mi tiempo para aprender.
4. JESÚS Y YO. ME SITÚO EN EL HOY
Aprovecho que se van los pastores y José se queda agradeciéndoles… Me quedo con María que me va comentando: “Han sucedido muchas cosas de golpe para ser asimiladas, es bueno recogerlas, saborearlas en el corazón, dar gracias a Dios por ellas…” Empiezo a entender aquello de “María conservaba estas cosas meditándolas en su corazón”… Asumir la realidad confiando en el Dios de la vida… Me tomo el tiempo para aprender y hacer lo mismo…
Escucho a María hablar acerca de los próximos días: “Habrá que subir a Jerusalén a circuncidar y poner nombre al recién nacido”… Comenta con José: “Ya tenemos elegido el nombre, el que recibí en el anuncio del ángel. Jesús, salvador”… José contesta: “Así es. Confío en lo que me dijo María, nuestro hijo es para Dios, para lo que Dios quiera de él. Le educaremos para que conozca la voluntad de Dios para bien de tantos”… Yo escucho y me admiro…
Yo, como María, también quiero conservar todas estas cosas meditándolas en mi corazón. Medito cómo María y José son excluidos del lugar de las personas, de la posada y tienen que irse a lo que era el establo… También en cómo Dios se les hace presente a los pastores, de los que la gente decía que estaban lejos de Dios porque no podían ir al Templo… pero Dios va donde ellos… y doy gracias por poder estar acompañando estas situaciones aprendiendo de ellas… Doy gracias…
5. COLOQUIO
Lo hago recogiendo lo vivido en la oración… Le cuento lo que más me ha llegado… Lo que parecía que iba para mí… Aquello con lo que más me he identificado… Un texto, una palabra, una imagen… Y le pido algo… O le doy gracias…
Y así termino, en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
Nace el Dios de la Vida
19 diciembre, 2022
Lc 2, 1-14
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0. TEXTO (leer los versículos enteros).
Por entonces se promulgó un decreto del emperador Augusto que ordenaba a todo el mundo inscribirse en un censo. Éste fue el primer censo realizado siendo Quirino gobernador de Siria. Acudían todos a inscribirse, cada uno en su ciudad. José subió de Nazaret, ciudad de Galilea, a la Ciudad de David en Judea, llamada Belén –pues pertenecía a la Casa y familia de David–, a inscribirse con María, su esposa, que estaba encinta. Estando allí le llegó la hora del parto y dio a luz a su hijo primogénito. Lo envolvió en pañales y lo acostó en un pesebre, porque no habían encontrado sitio en la posada.
Había unos pastores en la zona que velaban por turnos los rebaños a la intemperie. Un ángel del Señor se les presentó. La gloria del Señor los cercó de resplandor y ellos se aterrorizaron. El ángel les dijo: “No temáis. Mirad, os doy una Buena Noticia, una gran alegría para todo el pueblo: Hoy os ha nacido en la Ciudad de David el Salvador, el Mesías y Señor. Esto os servirá de señal: Encontraréis un niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre.” Al instante se juntó al ángel una multitud del ejército celeste, que alababan a Dios diciendo: “¡Gloria a Dios en lo alto y en la tierra paz a los hombres que él ama!”
1. SITUACIÓN
Lucas quiere situar el nacimiento de Jesús conectando con la historia universal del momento, en un espacio y en un tiempo. Concretamente en medio del férreo control de Roma (poder) para pagar impuestos y tener a todos controlados. Pues bien, en medio de ese control absoluto nace la libertad, la salvación. Dios sorprende, la vida surge donde menos se espera, en la fragilidad amorosa de un niño: Jesús.
Lucas quiere presentar el nacimiento de Jesús en Belén, en el espacio de los animales y no de las personas. La “posada” de la casa de Belén, era el lugar donde se alojaban mujeres y hombres. Y debajo, como el terreno era cárstico, con grutas, guardaban los animales y almacenaban los alimentos. Dios ha bajado al lugar más bajo, al lugar donde no habitan los seres humanos, al establo. A ese lugar tiene acceso todo el mundo (Universalidad de la salvación). Como dice San Pablo “se abajó (Fil 2, 5) haciéndose uno de tantos”.
Otras claves del texto: 1) Hoy os ha nacido… Hoy nos ha nacido también para nosotros, hoy. 2) Los que reciben la llamada son los que están en vela, los pastores, una profesión despreciada por la imposibilidad de ir a celebrar el culto por sus horarios. Los que están, estamos hoy “en vela”. 3) Nace lejos de las instituciones religiosas poderosas del tiempo. En resumen: Dios está tratando de comunicarse con nosotros, porque el Amor lleva a comunicar y comunicarse.
2. HACEMOS SILENCIO
Podéis tener a mano los pasos del cómo hacer silencio copiados en una hojita juntamente con el texto del evangelio a contemplar hoy. (Si necesitas los pasos para hacer silencio detallados entra en: oración contemplativa).
3. ME HAGO PRESENTE: VER, OIR, GUSTAR…
NOTA: Que los puntos suspensivos… sean el lugar donde pararse y contemplar (gustar y sentir).
Nos situamos en la escena, llegando a Belén acompañando a José y María… Van para ser controlados, censados para pagar impuestos… pero no hay quien les haga un justificante médico para no viajar en esas condiciones… Les acompañamos cuando los de la posada les dejan el espacio de los animales… porque son de pueblo, pobres… Miro, acompaño, como si presente me hallase… ¿Cómo me siento?… Contemplo la escena para aprender…
Nos situamos en ese lugar, una especie de establo diminuto, sucio… acompañando a José y María… como si presente me hallase… Vemos el espacio descuidado… María acurrucada donde puede… ha dado a luz… José que le acompaña… Yo me sitúo de un modo servicial… pregunto lo que necesitan… subo a la posada… pido agua… un paño blanco… bajo con todo ello… ¿Cómo están María y José?… Les doy lo que he conseguido… y contemplo… agradezco… pido…
José toma el recipiente de agua… le da de beber a María… limpia al niño… y se lo pasa…
También con otro trocito de paño toma el cordón umbilical… lo pone del modo más aséptico posible… Contemplo a María con el niño… y a José que contiene y anima a María en esa situación de fragilidad al dar a luz… Miro atentamente la escena y sigo queriendo estar y ser servicial… ¿Cómo me siento?… ¿Qué le pido?…
4. JESÚS Y YO. ME SITÚO EN EL HOY
José me pide que sostenga un poco al niño… Se va a hacer cargo de María que está incómoda y dolorida… Sostengo ese cuerpecito entre mis manos pegado a mi cuerpo… huelo ese olor tan especial de los recién nacidos… Pensar que estoy acogiendo a la salvación… la salvación que se me regala, que se pone en mis manos en alguien tan frágil… Me doy cuenta de que yo me tengo que hacer cargo de la salvación… ¿Cómo me siento? Disfruto ese momento… descubro mi llamada a hacerme cargo hoy de la salvaciones que Dios pone en mis manos…
Ahora le paso el niño a María… le felicito… ¿Cómo me mira?… Estoy contento viendo a José y María disfrutar de Jesús… Llega el momento de alimentar al pequeño… da gusto cómo María también aprende a dar el pecho a su pequeño… José me pide que limpie un poco el pesebre… hay que improvisar una cuna… mientras se queda con María… Les oigo conversar… y descubro como asumen lo que no entienden… como asumen la condición de cualquier persona que nace allí donde nadie les hace sitio… y descubro el modo de salvar de Dios… Contemplo…
Traigo a mi pensamiento tantas mujeres que vienen embarazadas, en pateras, y dan a luz como pueden… tantas situaciones incomprensibles en que nacen algunos pequeños… Ojalá puedan sentir que Dios ha vivido su misma experiencia al nacer dejado de lado… Escucho “la dignidad no la pone el lugar en que se nace, sino la persona que nace, porque en ella habita Dios”… Mirando a José y María, me doy cuenta de que, cuando hay una gran motivación interior, se puede afrontar cualquier eventualidad exterior… Aprendo en silencio…
5. COLOQUIO
Lo hago recogiendo lo vivido en la oración… Le cuento lo que más me ha llegado… Lo que parecía que iba para mí… Aquello con lo que más me he identificado… Un texto, una palabra, una imagen… Y le pido algo… O le doy gracias…
Y así termino, en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
Signos
Nacimiento
12 diciembre, 2022
Mt 1, 18-24
Imagen de Jonathan Borba (Pexels)
0. TEXTO (leer los versículos enteros).
Este fue el origen de Jesucristo: María, su madre, estaba comprometida con José y, cuando todavía no habían vivido juntos, concibió un hijo por obra del Espíritu Santo. José, su esposo, que era un hombre justo y no quería denunciarla públicamente, resolvió abandonarla en secreto. Mientras pensaba en esto, el Ángel del Señor se le apareció en sueños y le dijo: “José, hijo de David, no temas recibir a María, tu esposa, porque lo que ha sido engendrado en ella proviene del Espíritu Santo. Ella dará a luz un hijo, a quien pondrás el nombre de Jesús, porque él salvará a su Pueblo de todos sus pecados.”
Todo esto sucedió para que se cumpliera lo que el Señor había anunciado por el Profeta: La Virgen concebirá y dará a luz un hijo a quien pondrán el nombre de Emanuel, que traducido significa: “Dios con nosotros”.
Al despertar, José hizo lo que el Ángel del Señor le había ordenado: llevó a María a su casa, y sin que hubieran hecho vida en común, ella dio a luz un hijo, y él le puso el nombre de Jesús.
1. SITUACIÓN
Los relatos de la infancia de Jesús no son históricos, es decir, no son una crónica de sucesos sino catequesis de la primera comunidad, con una base histórica pero sobre todo con un mensaje: “Jesús nace todo de Dios”. En Lucas el mensaje es la anunciación a María; en Mateo es la anunciación a José. Recordamos que los relatos de la infancia fueron lo último que se escribió en los evangelios y que recogen las grandes síntesis teológicas de Mateo y Lucas.
El tema del nacimiento sin intervención de un padre se encuentra a menudo en relatos helenísticos: Reyes, héroes, sabios… (en más de 40 textos). La vida de estas personas sobrepasó lo que se puede esperar de un ser humano. Por tanto, tienen que ser divinos. Si de las personas famosas se puede decir que son hijos de Dios plenamente, sin intervención humana, de Jesús mucho más.
¿Y cómo se plantea la virginidad? Aquí se habla de una virginidad no biológica sino teológica o espiritual. (De hecho la palabra hebrea “alma” significa doncella, célibe y no tanto virgen). La virginidad espiritual se traduce por disponibilidad total: “He aquí la esclava del Señor. Hágase en mí según tu palabra”, es decir, quien se ha hecho receptáculo para que la divinidad habite plenamente en ella, olvidándose de lo suyo. “Hágase tu voluntad”, esa persona es virgen espiritualmente.
“María estaba desposada con José”. El matrimonio en aquella época constaba de dos partes: el contrato y la boda. Lo importante era el contrato (desposorios). Por tanto José y María estaban legalmente casados. La boda es la acogida de la novia en casa del novio. ¿Por qué entonces recalca dos veces “sin convivir juntos”? Porque quiere resaltar que el hijo que va a nacer es todo de Dios y va a tener por padre sólo a Dios. La comprensión de padre-madre era así: La madre es sólo el receptáculo en el que el padre deposita la semilla. Toda la vida la deposita el padre.
Pero por otra parte un hijo no lo era principalmente por lo biológico, por haber nacido de ese padre, sino por la capacidad de hacer lo que hacía el padre. Así entendemos cuando Jesús dice: “Yo hago lo que veo hacer a mi Padre”. La intervención de Dios, como Ser Espiritual que es, en la concepción de ese niño Jesús, no es de una intervención biológica, sino espiritual para que desde el primer momento ese niño sea todo de Dios, es decir, “lleno del Espíritu Santo”.
2. HACEMOS SILENCIO
Podéis tener a mano los pasos del cómo hacer silencio copiados en una hojita juntamente con el texto del evangelio a contemplar hoy. (Si necesitas los pasos para hacer silencio detallados entra en: oración contemplativa).
3. ME HAGO PRESENTE: VER, OIR, GUSTAR…
NOTA: Que los puntos suspensivos… sean el lugar donde pararse y contemplar (gustar y sentir).
Me sitúo acompañando a José en su misión y en sus dudas como si presente me hallara… José que es el modelo del Antiguo testamento… hombre justo (piadoso en la relación con Dios y honrado en relación con las personas) se enfrenta a un dilema: hacer a su hijo a su imagen o que antes de ser obra suya, sea obra de Dios… Y escuchar los caminos que Dios tiene para su hijo… Saboreo la disponibilidad y desposesión de José…
Voy acompañando a José cuando toma conciencia de que antes incluso de estar viviendo juntos, de conocerse él y María, la fuerza de Dios está en ese niño, en Jesús… del mismo modo que “el Espíritu de Dios aleteaba sobre la superficie de las aguas” (Gen 1,2) antes de la creación… ¿Cómo me siento? Me alegro de ese descubrimiento y lo hago mío…
José no las tiene todas consigo y se va a dormir preocupado… A la mañana siguiente nos encontramos de nuevo y, para sorpresa mía, me comienza a contar las novedades de sus sueños. Me cuenta lo soñado: “No tengas reparo en acoger a María tu esposa… Lo que hay en ella es obra de Dios”… Le veo mucho más sereno, contento… ¿Cómo me siento?… José va aprendiendo a escuchar y a comprender y aceptar lo de Dios… Me tomo mi tiempo…
4. JESÚS Y YO. ME SITÚO EN EL HOY
Ambos respiramos una atmósfera de confianza, en un momento de paz profunda… José me sigue contando: “Escuché para mí: María dará a luz un hijo y le pondrás por nombre Jesús…” Le pondré el nombre… yo me acuerdo de que poner el nombre es nombrar la misión que va a tener en su vida: “Él salvará a su pueblo de sus pecados”… liberará al pueblo de todas sus injusticias y opresiones… Veo que José renuncia a los sueños que tenía para Jesús y asume los de Dios… ¿Cómo me siento?…
Veo a José feliz por lo descubierto y veo que toma a María como esposa, de quien aprenderá a abrirse a la sorpresa de Dios… a no estar anclado en saberes pasados sino en comunicaciones actuales de Dios… Me dice: “Ahora entiendo qué es quedarse en la repetición del pasado y qué es escuchar la novedad de Dios que continuamente nos sorprende”… Tomo mi tiempo para hacerme con la situación…
Le cuento a José también lo mío: “Cuántos sueños tengo para mí mismo y para otros, para mi familia, para mi comunidad, para mis proyectos, para lo que considero más mío, mis hijos… y qué pocas veces le he preguntado a Dios: ¿Y tú qué quieres para ellos?”… José me mira y me dice: “Si escuchas, Dios te comunicará lo que desea para ti. Él se comunica hasta por medio de los sueños”… ¿Cómo me siento?… ¿Qué deseo?… ¿Qué agradezco?…
5. COLOQUIO
Lo hago recogiendo lo vivido en la oración… Le cuento lo que más me ha llegado… Lo que parecía que iba para mí… Aquello con lo que más me he identificado… Un texto, una palabra, una imagen… Y le pido algo… O le doy gracias…
Y así termino, en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
5 diciembre, 2022
Mt 11, 2-11
Imagen de (Pixabay)
0. TEXTO (leer los versículos enteros)
Juan el Bautista oyó hablar en la cárcel de las obras de Cristo, y mandó a dos de sus discípulos para preguntarle:
– “¿Eres tú el que ha de venir o debemos esperar a otro?”
Jesús les respondió:
– “Id a contar a Juan lo que vosotros veis y oís: Los ciegos ven y los paralíticos caminan; los leprosos son purificados y los sordos oyen; los muertos resucitan y la Buena Noticia es anunciada a los pobres. ¡Y feliz aquel para quien yo no sea motivo de tropiezo!”.
Mientras los enviados de Juan se retiraban, Jesús empezó a hablar de él a la multitud, diciendo:
– “¿Qué fuisteis a ver al desierto? ¿Una caña agitada por el viento? ¿Qué fuisteis a ver? ¿Un hombre vestido con refinamiento? Los que se visten de esa manera viven en los palacios de los reyes. ¿Qué fuisteis a ver entonces? ¿Un profeta? Os aseguro que sí, y más que un profeta. Él es aquel de quien está escrito: `Yo envío a mi mensajero delante de ti, para prepararte el camino´. Os aseguro que no ha nacido ningún hombre más grande que Juan el Bautista; y sin embargo, el más pequeño en el Reino de los Cielos es más grande que él.”
1. SITUACIÓN
Situémonos en el contexto histórico de este texto: Los judíos tenían una gran dificultad para aceptar a Jesús como Mesías, porque su vida no se adecuó en nada a lo que esperaban. Él no viene con poder y fuerza, sino con mansedumbre o no violencia activa, no a destruir al enemigo sino a perdonar, no a juzgar, sino a servir… Por eso “dichoso el que no se escandalice de mi”.
Para explicar la vida de Jesús, Mateo recurre al Antiguo testamento. Jesús hace lo que decía Isaías que iba a suceder en los tiempos mesiánicos: “Id a contar a Juan lo que vosotros veis y oís: los ciegos ven y los paralíticos caminan; los leprosos quedan limpios y los sordos oyen; los muertos resucitan y la Buena Noticia es anunciada a los pobres. ¡Y feliz aquel para quien yo no sea motivo de tropiezo!”. Es curioso que entre los signos mesiánicos, no hay signos “religiosos” como actividades de culto, oración, sacrificios… La llegada del Reino crea condiciones de vida digna para los “sin sitio” en la cultura ambiente.
Termina el texto: “y a los pobres se les anuncia la Buena Noticia”. O sea, la cercanía del amor de Dios llega a los pobres. ¿Desde dónde se hace ese anuncio? Desde esa dimensión espiritual donde el amor servicial al prójimo lleva a atender las necesidades más perentorias de los seres humanos: comida, vivienda, trabajo, etc. Pero con un estilo que respete su dignidad y que despierte en ellos el deseo de Plenitud como seres humanos, no sólo que calme sus necesidades.
Pero aun así, lo importante no es librar al pobre de sus carencias, sino librarme a mí mismo de mi inhumanidad. Es decir, si soy capaz de ponerme en el lugar de quien sufre, si mi corazón va ganando en compasión, en padecer con, si voy teniéndole como persona tan digna como yo, si me comprometo a cambiar lo que le impide salir de la espiral de la miseria, esa persona me ha ayudado a sacar mi humanidad escondida. Salimos juntos, uno de la pobreza y otro de la indiferencia.
2. HACEMOS SILENCIO
Podéis tener a mano los pasos del cómo hacer silencio copiados en una hojita juntamente con el texto del evangelio a contemplar hoy. (Si necesitas los pasos para hacer silencio detallados entra en: oración contemplativa).
3. ME HAGO PRESENTE: VER, OIR, GUSTAR…
NOTA: Que los puntos suspensivos… sean el lugar donde pararse y contemplar (gustar y sentir).
Llegan a Jesús los discípulos de Juan. Me sitúo con ellos sufriendo porque Juan está preso en Maqueronte, prisión de máxima seguridad romana, por defender la verdad. Juan incluso está preocupado porque su mensaje del juicio inminente de Dios (“Dios viene para cortar el árbol que no da fruto”) no parece coincidir con el de Jesús… Me sitúo en la perplejidad de Juan… cuando los dos son hombres de Dios… Me tomo mi tiempo…
Escucho a Jesús recitarles a los discípulos de Juan el texto de Isaías: “Id a contar a Juan lo que vosotros veis y oís: los ciegos ven y los paralíticos caminan; los leprosos son purificados y los sordos oyen; los muertos resucitan y la Buena Noticia es anunciada a los pobres. ¡Y feliz aquel para quien yo no sea motivo de tropiezo!”… Es el texto que expresa los tiempos mesiánicos y lo que cita Isaías, Jesús lo realiza. “Decídselo a Juan”… Disfruto con la manera de aclarar las cosas que tiene Jesús…
Sigo con Jesús y con los discípulos de Juan… “Juan y yo compartimos la oportunidad que Dios da para todos”… y me alegro con esa posibilidad que va a ser vida para tantos que no contaban en aquella sociedad. Jesús continua: “Ahora todos saben que Dios cuenta hasta con los últimxs y perdidxs y que en el pueblo también deben contar”… Gozo con sus palabras y las repito a fin de recordarlas…
4. JESÚS Y YO. ME SITÚO EN EL HOY
Hablo con Jesús acerca de momentos de mi vida en que he vivido más unido a Él. Fueron tiempos en que sentí más la oración, la atención a las personas, el visitar a enfermos o presos, el pelear por las causas justas… y lo vivificado que me sentía muy adentro y lo contento que viví esa época… Jesús me dice: “Aprovecha este adviento para recuperar tu tiempo perdido”… Me lo empiezo a pensar…
Continua animándome: “Haz posible la llegada del Reino… ya sabes cómo: los ciegos ven, los sordos oyen… y a los pobres les es anunciada la buena noticia… baja hasta el escalón social donde estos se encuentran… estáte cerca de ellos”… ¿Cómo me siento al escucharle?… Le digo: “Quiero alinearme con tus deseos… con tu vida que es vida…” Me tomo mi tiempo…
Jesús me dice: “Reza por tantos Juanes que están en la cárcel por temas de conciencia: aquellos encarcelados por motivos religiosos, o aquellos otros ambientalistas que defienden la vida del planeta, activistas que defienden derechos humanos, de las minorías o de la mujer… por hacer un mundo para todos y no a medida de intereses de grupos que excluyen y matan”… Se lo pido de corazón…
5. COLOQUIO
Lo hago recogiendo lo vivido en la oración… Le cuento lo que más me ha llegado… Lo que parecía que iba para mí… Aquello con lo que más me he identificado… Un texto, una palabra, una imagen… Y le pido algo… O le doy gracias…
Y así termino, en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
Conversión
28 noviembre, 2022
Mt 3, 1-12
Imagen de Josemdelaa (Pixabay)
0. TEXTO (leer los versículos enteros)
Por aquel tiempo se presentó Juan el Bautista en el desierto de Judea. En su proclamación decía: “¡Convertíos a Dios, porque el reino de los cielos está cerca!”
Juan era aquel de quien el profeta Isaías había dicho: “Una voz grita en al desierto: ‘¡Preparad el camino del Señor; abridle un camino recto!’ ”
Juan iba vestido de ropa hecha de pelo de camello, que se sujetaba al cuerpo con un cinturón de cuero; su comida era saltamontes y miel del monte.
Gentes de Jerusalén, de toda la región de Judea y de toda la región cercana al Jordán salían a escucharle. Confesaban sus pecados y Juan los bautizaba en el río Jordán.
Pero viendo Juan que muchos fariseos y saduceos acudían a que los bautizara, les dijo:
– “¡Raza de víboras!, ¿Quién os ha dicho que vais a libraros del terrible castigo que se acerca? Demostrad con vuestros actos que os habéis vuelto a Dios, y no os hagáis ilusiones diciéndoos: ‘Nosotros somos descendientes de Abraham’, porque os aseguro que incluso de estas piedras puede Dios sacar descendientes a Abraham.
Ya está el hacha lista para cortar de raíz los árboles. Todo árbol que no dé buen fruto será cortado y arrojado al fuego.
Yo, ciertamente, os bautizo con agua para invitaros a que os convirtáis a Dios; pero el que viene después de mí os bautizará con el Espíritu Santo y con fuego. Él es más poderoso que yo, que ni siquiera merezco llevarle las sandalias. Trae la pala en la mano, y limpiará el trigo y lo separará de la paja. Guardará su trigo en el granero, pero quemará la paja en un fuego que nunca se apagará.”
1. SITUACIÓN
Después de 250 años sin profecía en Israel aparece alguien que es reconocido como profeta, Juan el bautista. Su estilo, su autenticidad, su austeridad, su palabra… y su mensaje de conversión para todos sin excepción, en un pueblo donde las oportunidades de vida prácticamente sólo existen para una minoría, es una sacudida humanizante. Y es que muchos por su enfermedad, por su condición, por su profesión, estaban condenados “por lo religioso” del momento.
Pero en Juan la CONVERSIÓN es PARA TODOS. La oportunidad de Dios es para todos. Conversión es un cambio de rumbo en la vida a partir del rescoldo de Vida que todo ser humano conserva en su interior. Desarrolla aquello que le hace humano, Pleno. La conversión no es renuncia, sino elección por la bondad, por la verdad. La propone el profeta, que desde su experiencia de Dios, descubre algo nuevo a vivir, más humano de lo que existe y que aquella sociedad, que se dice religiosa, no vivía. El profeta, por eso, ve más allá.
La llamada de Juan a la conversión es en el desierto junto al Jordán, en el lugar donde entró el Pueblo de Israel a la tierra prometida desde su periplo por el desierto. El bautismo es, por tanto, un planteamiento alternativo al del Templo. Es rompedor frente a una religión que organizaba la sociedad en función de las estancias del Templo. Y además segregaba: a algunos no dejaban entrar, separaba los puros de los impuros, extranjeros de judíos, hombres de mujeres, población popular de grupos de poder… Pero Juan da una oportunidad de conversión para todos y todas.
2. HACEMOS SILENCIO
Podéis tener a mano los pasos del cómo hacer silencio copiados en una hojita juntamente con el texto del evangelio a contemplar hoy. (Si necesitas los pasos para hacer silencio detallados entra en: oración contemplativa).
3. ME HAGO PRESENTE: VER, OIR, GUSTAR…
NOTA: Que los puntos suspensivos… sean el lugar donde pararse y contemplar (gustar y sentir).
Me sitúo con Juan bautista en el desierto de Judea, junto al Jordán, como si presente me hallase… Miro, veo que va llegando mucha gente que reconoce en Juan al profeta de quien habló Isaías: “Una voz grita en el desierto, preparad el camino al Señor”… Observo sus vestidos austeros, su comida frugal del desierto… Saboreo el momento de gran expectación cuando todo puede cambiar…
Escucho su proclamación: “¡Convertíos a Dios, porque el reino de los cielos está cerca!”… Lo de Dios está al llegar… Cómo lo recibe la gente, con qué atención… Las palabras de Juan son nítidas, claras… Es un mensaje que iguala, que hace a todxs del pueblo… Es una oportunidad para todxs y la primera vez que en siglos alguien habla de ello… Veo a las personas felices por esa oportunidad recibida, que iguala a mujeres y hombres, a poderosos y sencillos. Es una única llamada para todxs… Gozo con la alegría que supone…
Me sitúo con Juan en la zona del Jordán por donde entró el Pueblo a la tierra prometida. Es la nueva entrada, esta vez personal de cada uno-a, símbolo del nuevo comienzo… Miro lo que hace la gente: “Confiesa sus pecados”… Descubro sus deseos de nueva vida. Asisto a ese rito de iniciación en una vida que se abre a la igualdad: el bautismo… Escucho a Juan: “Nace a una vida nueva, aprovecha la oportunidad de Dios… Dios cuenta contigo para hacer un nuevo pueblo”…. Disfruto de los grandes deseos de vivir de las personas que se acercan al bautismo… Me tomo mi tiempo…
4. JESÚS Y YO. ME SITÚO EN EL HOY.
Miro un espectáculo poco frecuente: fariseos y saduceos llegan a bautizarse… Juan es duro con ellos con intención de que vivan una auténtica conversión. Escucho: “Raza de víboras… demostrad con actos que os habéis vuelto a Dios. No os hagáis ilusiones diciéndoos: ‘Nosotros somos descendientes de Abraham’… Descubro que quien se apunta a esto queda tocado en su profundidad… No es un barniz por cumplir… Disfruto de la propuesta de Juan…
Busco mi sitio en la fila de los bautizados… Me voy acercando… Huelo el ambiente de deseo de otra vida que se respira… Juan me busca con su mirada. Es una mirada recia, convencida, deseosa de otra sociedad y otras personas… Transmite esperanza con su mirada… Antes de bautizarme habla conmigo: “¿Cuáles son tus esperanzas?… ¿Y tus deseos de cambio?… ¿Esto va en serio o lo vas a hacer porque lo hacen muchos?”… Me desea ser coherente… Me tomo mi tiempo para gustar su palabra… ¿Qué siento? Ilusión, miedo, confusión, esperanza…
Le comento y confieso mis pecados: “Voy a lo mío, sin preocupación por la vida de los demás mientras me vaya bien a mí… Vida mediocre que se conforma con sobrevivir… buscar el bienestar, la seguridad de los míos… No entro en voluntariados ni en nada que beneficie a otros, bastante tengo con lo mío… Me abandono a mi apetencia, sin ritmo de vida de crecimiento… Ni caso a la Palabra de Dios”… Juan me bautiza, introduciéndome en el agua y sacándome: “Comienza una vida nueva”… Así lo experimento y me lo propongo. Saboreo este momento de gracia, de gratuidad…
5. COLOQUIO
Lo hago recogiendo lo vivido en la oración… Le cuento lo que más me ha llegado… Lo que parecía que iba para mí… Aquello con lo que más me he identificado… Un texto, una palabra, una imagen… Y le pido algo… O le doy gracias…
Y así termino, en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
Adviento
21 noviembre, 2022
Mt 24, 37-44
Imagen de Toni Ferreira (Pexels)
0. TEXTO (leer los versículos enteros)
Cuando venga el Hijo del hombre, sucederá como en tiempos de Noé. En los días que precedieron al diluvio, la gente comía, bebía y se casaba, hasta que Noé entró en el arca; y no sospechaban nada, hasta que llegó el diluvio y los arrastró a todos. Los mismo sucederá cuando venga el Hijo del hombre. De dos hombres que estén en el campo, uno será llevado y el otro dejado. De dos mujeres que estén moliendo, una será llevada y la otra dejada.
Estén prevenidos, porque ustedes no saben qué día vendrá su Señor. Entiéndanlo bien: Si el dueño de la casa supiera a qué hora de la noche va a llegar el ladrón, velaría y no dejaría perforar las paredes de su casa. Ustedes también estén preparados, porque el Hijo del hombre vendrá a la hora menos pensada.
1. SITUACIÓN
Todo el Antiguo Testamento es un tiempo de esperar la salvación. La realidad es dura y sangrante. Por eso Isaías nos sitúa en una utopía: Que Dios salve y que traiga la plenitud de cada ser humano y de la humanidad toda. Esto lo entendían como una intervención de Dios, desde fuera, directa, con su poder… Hacer posible la salvación.
La propuesta del Nuevo Testamento es la salvación desde dentro de la historia, en Jesús de Nazaret hecho humano. “A Dios nadie le ha visto jamás, su Hijo único que ha estado en el seno del Padre nos lo ha dado a conocer”. Jesús vaciándose de sí mismo y habitado por Dios, desarrolla su humanidad llegando a la Plenitud humana. Así salva.
Y desea que esto mismo desarrollemos los demás (no sólo los cristianos, sino todos los seres humanos de todas las culturas). Adviento sería tomar conciencia de esa propuesta de salvación que, como Jesús, llevamos en nuestro interior (estamos habitados por Dios, somos Templos del Espíritu Santo). Se trata de comenzar a desarrollar esto que somos para llegar a ser en plenitud, como Jesús lo hizo. Eso es el adviento.
El hijo del hombre viene a salvar. Estate preparado, no pierdas la oportunidad, no estés distraído. No os suceda como en tiempos de Noé. Dios llega desde tu interior. En cualquier instante de tu vida, puedes descubrir la Plenitud en ti. Jesús está queriendo despertar en ti todo tu potencial. Estad despiertos.
2. HACEMOS SILENCIO
Podéis tener a mano los pasos del cómo hacer silencio copiados en una hojita juntamente con el texto del evangelio a contemplar hoy. (Si necesitas los pasos para hacer silencio detallados entra en: oración contemplativa).
3. ME HAGO PRESENTE: VER, OIR, GUSTAR…
NOTA: Que los puntos suspensivos… sean el lugar donde pararse y contemplar (gustar y sentir).
Nos situamos con Jesús en el Templo con sus discípulos-as y con los Doce, y yo con ellos… Escucho con atención a Jesús: “Cuando venga el Hijo del hombre, sucederá como en tiempos de Noé. En los días que precedieron al diluvio, la gente comía, bebía y se casaba, hasta que Noé entró en el arca y no sospechaban nada, hasta que llegó el diluvio y los arrastró a todos”… o sea, vivían enfrascados en el ritmo de vida que les marcaba la sociedad de su tiempo y tenían unas rutinas de mediocridad… Me identifico con esa situación…
Jesús continúa y escucho con atención: “De dos hombres que estén en el campo, uno será llevado y el otro dejado. De dos mujeres que estén moliendo, una será llevada y la otra dejada. Lo mismo sucederá cuando venga el Hijo del hombre”… Me doy cuenta de que, sin embargo, las situaciones y procesos personales de quienes habitan esa sociedad son diferentes. Unos se han abandonado y otros y otras siguen vivos… Hay lugar para la esperanza… ¿Cómo me hace sentir? Me tomo mi tiempo.
Me fijo en lo que los discípulos comentan: “Lo de Jesús es otra cosa, algo más personal, algo que nos responsabiliza, no sólo cumplir lo que te dicen”… Disfruto porque quieren ser de los que siguen vivos en medio de aquella ola uniformadora de la religión ambiente… y yo también disfruto de la propuesta vital de Jesús…
4. JESÚS Y YO. ME SITÚO EN EL HOY.
Jesús, ahora mirando a su alrededor, se dirige a mí: “Estad prevenidos, porque vosotros no sabéis qué día vendrá vuestro Señor”… Continúa: “Dios siempre está queriendo llegar a vuestra vida… pero es fundamental que estéis preparados para recibirle…” Me imagino que esto es como cuando uno quiere ver salir el sol. Si no estás cada mañana levantado a la hora y atento, te pierdes esa maravilla… “Estad preparados”. ¿Cómo me siento con ese deseo de Dios para mí? Para todos y todas…
Jesús continúa: ”Dios quiere estar saliendo permanentemente a tu vida, quiere estar dándote luz, calor desde tu interior… no estés distraído, no estés a otras cosas que te sacan de tu centro vital”… Yo continúo comentándole: Que no esté a comilonas, a hacer mi vida, a placeres… que no me puedan ni las desganas, ni el sinsentido, ni la pereza… Agradezco la acción de Dios y la contrasto con mi respuesta mediocre… Me tomo mi tiempo…
Me sigue animando: “Vive preparado, vive entrenándote como el atleta para las olimpiadas”… y yo le digo: “Los mensajes de la propaganda de consumo inundan las redes sociales, los medios”… y Jesús: “Entrena para estar despierto, vigilante… a la realidad de Dios en ti, a las llamadas de fraternidad que aparecen a tu alrededor y en esta sociedad, que las hay…” Repito sus palabras a fin de que me lleguen al corazón…
5. COLOQUIO
Lo hago recogiendo lo vivido en la oración… Le cuento lo que más me ha llegado… Lo que parecía que iba para mí… Aquello con lo que más me he identificado… Un texto, una palabra, una imagen… Y le pido algo… O le doy gracias…
Y así termino, en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
Cristo Rey
14 noviembre, 2022
L 23, 35-43
Cortesía de Comunicaciones UCA-El Salvador
0. TEXTO (leer los versículos enteros)
Cuando llegaron al sitio llamado de la Calavera, crucificaron a Jesús y a los dos malhechores, uno a su derecha y otro a su izquierda. [Jesús dijo: “Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen.”]
Los soldados echaron suertes para repartirse entre sí la ropa de Jesús. La gente estaba allí mirando; y hasta las autoridades se burlaban de él diciendo:
– “Salvó a otros; ¡que se salve a sí mismo ahora, si de veras es el Mesías de Dios y su escogido!”
Los soldados también se burlaban de Jesús. Se acercaban a él y le daban a beber vino agrio, diciéndole:
– “¡Si eres el Rey de los judíos, sálvate a ti mismo!”
Y sobre su cabeza había un letrero que decía: “Este es el Rey de los judíos.”
Uno de los malhechores allí colgados le insultaba, diciéndole:
– “¡Si tú eres el Mesías, sálvate a ti mismo y sálvanos a nosotros!”
Pero el otro reprendió a su compañero diciendo:
– “¿No temes a Dios, tú que estás sufriendo el mismo castigo? Nosotros padecemos con toda razón, pues recibimos el justo pago de nuestros actos; pero éste no ha hecho nada malo.”
Luego añadió:
– “Jesús, acuérdate de mí cuando comiences a reinar.”
Jesús le contestó:
– “Te aseguro que hoy estarás conmigo en el paraíso.”
Desde el mediodía y hasta las tres de la tarde, toda aquella tierra quedó en oscuridad. El sol dejó de brillar y el velo del templo se rasgó por la mitad.
Jesús, gritando con fuerza, dijo:
– “¡Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu!”
Dicho esto, murió. Cuando el centurión vio lo que había sucedido, alabó a Dios diciendo:
– “¡No hay duda de que este hombre era inocente!”
1. SITUACIÓN
El reinado de Dios fue el centro de la predicación y actuación de Jesús. Aparece en numerosas parábolas en las que lo asemeja: a la semilla que cae en tierra y crece sola; a un tesoro; a una perla preciosa, etc. Jesús se siente identificado con “el Espíritu de Dios sobre mí porque me ha ungido… Me ha enviado a anunciar la Buena Noticia a los pobres, la libertad a los cautivos… y el año de gracia del Señor”. (Lc 4, 16-19). Ese es el Reinado de Dios, sólo palabras de gracia.
Jesús entra en el mundo de los profetas (cita el texto de Isaías profeta) y se sitúa en la línea de Juan Bautista profeta, de los que no tienen poder y no como rey. Para erigir a una persona como rey se le ungía. Para realizar la misión de conducir al pueblo, hacer justicia a los oprimidos, Jesús lo hace como profeta, como Mesías. Es con su vida como hace presente el Reino de Dios, “pero si yo hago estos signos por la mano de Dios, es señal de que el Reino de Dios ha llegado a Vosotros”…
Jesús no tiene muy buen concepto de “los reyes de las naciones, que las dominan con su poder y se hacen llamar bienhechores. Vosotros nada de eso, el que quiera ser el mayor sea vuestro servidor… Yo estoy entre vosotros como quien sirve”. Y sin embargo el título de su condena es “este es el rey de los judíos”. El letrero de Pilatos sobre la cruz de Jesús era una mofa a las autoridades judías. Lo mismo los soldados, que le colocan una corona para reírse de él.
Venga a nosotros tu reino, el Reino donde Abba Dios sea padre-madre y nosotros de su familia, hermanos y hermanas. Donde sus signos sean el de los panes para todxs (multiplicación), donde se responsabiliza a sus seguidores y donde se rechaza el dominar y el dejarse dominar. Este es el estilo de reinado que propone: Entregar la vida para hacer un pueblo de hermanxs, de iguales, de libres, de responsables… para hacer posible la mesa común, donde Dios se siente con todos sus hijxs.
2. HACEMOS SILENCIO
Podéis tener a mano los pasos del cómo hacer silencio copiados en una hojita juntamente con el texto del evangelio a contemplar hoy. (Si necesitas los pasos para hacer silencio detallados entra en: oración contemplativa).
3. ME HAGO PRESENTE: VER, OIR, GUSTAR…
NOTA: Que los puntos suspensivos… sean el lugar donde pararse y contemplar (gustar y sentir).
Nos situamos ante Jesús crucificado, en un lugar fuera de la ciudad, expulsado de ella. Murió con la muerte con la que ajusticiaban a los asesinos… Contemplamos la escena… difícil de soportar… los discípulos lejos y las mujeres más cerca… ¿Dónde me sitúo yo? ¿A quién acompaño, de quién me siento acompañado? Me tomo mi tiempo para saber estar con Jesús en su abandono… y con los injustamente asesinados… ¿Cómo me siento?…
Mirando al crucificado hago memoria: Jesús el que quiere el Reinado de Dios, un pueblo que viva en verdad y en igualdad… Voy repasando la escena de los panes, de la sanación de los leprosos y los endemoniados (locos), de los conflictos con los autoridades para recuperar la fraternidad en el templo y en la Ley… Revivo su compromiso con esta causa… Me tomo mi tiempo…
Veo a muchos que se ríen de su desgracia: las autoridades le insultan donde más le duele: “Salvó a otros; ¡que se salve a sí mismo ahora, si de veras es el Mesías de Dios y su escogido!”… Un soldado le va a dar vinagre para la sed y el otro: Déjale que venga Elías a salvarle… Uno de los dos crucificados con él… ¿Qué siento? Angustia, miedo, rabia… fuerza para acompañar… o ¿me quiero marchar de allí porque no lo aguanto? …
4. JESÚS Y YO. ME SITÚO EN EL HOY.
En ese momento de máximo rechazo a quien encarna la fraternidad, escucho a Jesús: “Padre, perdónales porque no saben lo que hacen”… Jesús no rompe la fraternidad con quienes le destruyen… y aprendo el arte de perdonar cuando uno es perdedor e injustamente acusado, juzgado y asesinado… en la cruz… Me tomo mi tiempo para aprender a hacer Reino en perdón de las cruces que vivo y en las cruces que acompaño…
Jesús me busca con su mirada. ¿Aguanto su mirada compasiva? No es una mirada para acusarme y preguntarme: ¿Cómo no has hecho nada por mí?… Sino para perdonar mi abandono y mi indiferencia. Una mirada para que yo también perdone a los que me ofenden con saña… Me tomo mi tiempo…
Acompaño a Jesús, que en ese trauma extremo que sufre es capaz de llevar adelante la fraternidad, de mantener la conexión con el Dios de la Vida. “Padre en tus manos encomiendo mi espíritu”… Viviendo en pura soledad… Le pido: “Jesús, que pueda vivir mi vida conectada a Ti, para que lleve adelante la fraternidad del Reino de Dios hasta el extremo”…
5. COLOQUIO
Lo hago recogiendo lo vivido en la oración… Le cuento lo que más me ha llegado… Lo que parecía que iba para mí… Aquello con lo que más me he identificado… Un texto, una palabra, una imagen… Y le pido algo… O le doy gracias…
Y así termino, en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
Confianza y perseverancia
7 noviembre, 2022
L 21, 5-19
Imagen de Peggy_Marco (Pixabay)
0. TEXTO (leer los versículos enteros)
Y como algunos, hablando del Templo, decían que estaba adornado con hermosas piedras y ofrendas votivas, Jesús dijo:
– “De todo lo que vosotros contempláis, un día no quedará piedra sobre piedra: todo será destruido“.
Ellos le preguntaron:
– “Maestro, ¿Cuándo tendrá lugar esto, y cuál será la señal de que va a suceder?”
Jesús respondió:
– “Tened cuidado, no os dejéis engañar, porque muchos se presentarán en mi Nombre, diciendo: “Soy yo”, y también: “El tiempo está cerca”. No les sigáis. Cuando oigáis hablar de guerras y revoluciones no os alarméis; es necesario que esto ocurra antes, pero no llegará tan pronto el fin”.
Después les dijo:
– “Se levantará nación contra nación y reino contra reino. Habrá grandes terremotos; peste y hambre en muchas partes; se verán también fenómenos aterradores y grandes señales en el cielo. Pero antes de todo eso, os detendrán, os perseguirán, os entregarán a las sinagogas y seréis encarcelados; os llevarán ante reyes y gobernadores a causa de mi Nombre, y esto os sucederá para que podáis dar testimonio de mí. Tened bien presente que no deberéis preparar su defensa, porque yo mismo os daré una elocuencia y una sabiduría que ninguno de vuestros adversarios podrá resistir ni contradecir. Seréis entregados hasta por sus propios padres y hermanos, por sus parientes y amigos; y a muchos de vosotros os matarán. Seréis odiados por todos a causa de mi Nombre. Pero ni siquiera un cabello se os caerá de la cabeza. Gracias a la constancia salvaréis vuestras vidas.”
1. SITUACIÓN
En el año 70 las tropas de Tito Livio vuelven a conquistar Jerusalén, en manos de los judíos por la rebelión de los celotes que habían echado a los romanos. Estas tropas destruyen el Templo, símbolo religioso por excelencia. Con la destrucción del Templo se destruye también lo religioso en el judaísmo, que cae en una profunda crisis y tiene su repercusión en el cristianismo naciente. Es en esos tiempos cuando se escribe el evangelio de Lucas. Es también un tiempo de persecución de los cristianos. Esas dos preocupaciones aparecen en el texto.
Desde ese presente tan incierto se preguntan los primeros cristianos: ¿Qué dijo Jesús respecto al Templo? Rememoran aquello de: “Destruid este Templo (hablaba de su vida dirá San Juan) y en tres días lo reconstruiré”. Así es como los cristianos se resitúan: el nuevo Templo es Jesús y con él los seres humanos son templos, porque están habitados por Dios. Recordemos que los primeros cristianos se reunían en casas, no tenían Templos. La clave de su celebración era la fracción del pan, la eucaristía y lo que esto llevaba consigo.
¿Qué decía Jesús en relación con las situaciones de persecución? No olvidemos que Él las sufrió, además de múltiples conflictos antes de ser crucificado, exterminado. Rescatan dos cosas: “No os dejéis engañar por los agoreros de desgracias y no tengáis miedo de que os persigan. Incluso no tengáis miedo de ser entregados por miembros de vuestra propia familia. Seréis odiados, seréis juzgados. Aprovecharéis los juicios para dar testimonio en nombre de Jesús. Sed constantes, permaneced sin desfallecer”.
Igualmente nosotros debemos aprender a vivir tiempos difíciles, cuando parece que todo se cae, que nada permanece en pie… Cuando lo que queda es ponerse en manos de Dios y escuchar qué nos quiere decir en este momento: Confía… cuando parece que no puedes nada ante el cambio climático, la guerra, el odio, el aumento exponencial de refugiados económicos, políticos…
2. HACEMOS SILENCIO
Podéis tener a mano los pasos del cómo hacer silencio copiados en una hojita juntamente con el texto del evangelio a contemplar hoy. (Si necesitas los pasos para hacer silencio detallados entra en: oración contemplativa).
3. ME HAGO PRESENTE: VER, OIR, GUSTAR…
NOTA: Que los puntos suspensivos… sean el lugar donde pararse y contemplar (gustar y sentir).
Me sitúo con Jesús, los Doce, las mujeres y un grupo de discípulos en el Templo… Me fijo en ellos y ellas, personas de pueblo que llegan a la capital y quedan extasiadas por la grandeza del templo y las ofrendas que contenía… Les observo, lo admiro con ellos… Hasta que Jesús les dice: “De ésto, no quedará piedra sobre piedra”… Pero si es el símbolo religioso… ¿va a ser destruido?… Miro hacia sus seguidores… ¿Cómo se quedan? ¿Y yo?…
Le digo a Jesús: “Seguimos unidos a símbolos, que parece que si se derrumban se derrumba todo nuestro universo cultural, como cuando cayeron los estados pontificios, o cuando cae la cristiandad y entramos en una sociedad secular, o cuando termina un periodo de paz de más de 70 años desde la segunda guerra mundial, o cuando la naturaleza se pone en nuestra contra por el cambio climático”… Jesús responde: “Lo único sagrado es la creación de Dios, respetar al ser humano y la naturaleza”… Me tomo mi tiempo para centrarme en lo fundamental…
Escucho a los discípulos preguntar a Jesús: “¿Cuándo sucederá eso y cómo sabremos que llega?”… Buscan seguridad… Me doy cuenta de su preocupación… y de la mía… Pero no consiguen información privilegiada… Jesús de nuevo les reúne y les sitúa: “No huyáis de vuestro tiempo presente hacia especulaciones y acertijos de futuro, centraros en el hoy y aquí… Ojo que no os engañen, no sigáis a los embaucadores”… Escucho y me lo aplico. Me tomo mi tiempo…
4. JESÚS Y YO. ME SITÚO EN EL HOY.
Pregunto a Jesús: ¿Qué hacemos con las situaciones que parecen irreversibles, con nombres de multinacionales que someten la democracia de los estados, empresas contaminantes intocables, con refugiados climáticos y económicos creados por intereses de los tiburones financieros de estilos de vida hedonista indiferentes al sufrimiento de los vulnerables…? Jesús contesta: “Gracias a la PERSEVERANCIA salvaréis vuestras vidas”… Confío y pido vivir en consecuencia…
Sigue: “Cuando oigáis hablar de guerras y revoluciones no os alarméis”… “Se levantará nación contra nación y reino contra reino. Habrá grandes terremotos; peste y hambre en muchas partes”… “Pero antes de todo eso, os detendrán, os perseguirán, os entregarán a las sinagogas y seréis encarcelados; os llevarán ante reyes y gobernadores a causa de mi Nombre, y esto os sucederá para que podáis dar testimonio de mí”.
Escucho a Jesús que se dirige a mí: “No te alarmes, no tengas miedo…” Lo voy repitiendo y saboreando para integrarlo en mí… ¿Cómo me quedo?…
Le cuento a Jesús: “Tantos miles de cristianos perseguidos a lo largo y ancho del mundo por el hecho de serlo, en Oriente Medio destruyeron comunidades y asesinaron cristianos, en Asia, en África, en el Sahel… más que en los primeros tiempos… Jesús contesta: “Seréis odiados por todos a causa de mi Nombre. Pero ni siquiera un cabello se os caerá de la cabeza. Gracias a la constancia salvaréis vuestras vidas”… Repito a fin de acordarme: Gracias a la constancia salvarás tu vida…
5. COLOQUIO
Lo hago recogiendo lo vivido en la oración… Le cuento lo que más me ha llegado… Lo que parecía que iba para mí… Aquello con lo que más me he identificado… Un texto, una palabra, una imagen… Y le pido algo… O le doy gracias…
Y así termino, en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
En Dios todos seguimos vivos
31 octubre, 2022
Lc 20, 27-38
Imagen de Edu Carvalho (Pixabay)
0. TEXTO (leer los versículos enteros)
Se le acercaron algunos saduceos, quienes negaban la resurrección, y le dijeron:
– “Maestro, Moisés nos ha ordenado: “Si alguien está casado y muere sin tener hijos, que su hermano, para darle descendencia, se case con la viuda”. Ahora bien, había siete hermanos. El primero se casó y murió sin tener hijos. El segundo se casó con la viuda, y luego el tercero. Y así murieron los siete sin dejar descendencia. Finalmente, también murió la mujer. Cuando resuciten los muertos, ¿de quién será esposa, ya que los siete la tuvieron por mujer?”.
Jesús les respondió:
– “En este mundo los hombres y las mujeres se casan, pero los que son juzgados dignos de participar del mundo futuro y de la resurrección, no se casan. Ya no pueden morir, porque son semejantes a los ángeles y, al ser hijos de la resurrección, son hijos de Dios. Que los muertos van a resucitar, Moisés lo ha dado a entender en el pasaje de la zarza, cuando llama al Señor el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob. Porque él no es un Dios de muertos, sino de vivientes; todos, en efecto, viven para él”.
1. SITUACIÓN
Nos encontramos aquí con la última de las controversias de Jesús en Jerusalén. Concretamente con el grupo de los saduceos, formado por los sumos sacerdotes, sus familias y otras personas adineradas. Ellos eran quienes controlaban las finanzas del Templo. Lo mismo que los publicanos eran colaboracionistas cobrando impuestos públicamente, estos tenían el monopolio de los impuestos con el cambio de moneda en el Templo, esta era su recaudación. Y de ella aportaban parte a Roma veladamente para mantener su puesto. Al ridiculizar la doctrina de la resurrección, nos habla de su actitud.
Lo saduceos, del Antiguo Testamento sólo admiten los cinco primeros libros, el Pentateuco. La comprensión de la resurrección aparece más tarde en otro libro posterior, los Macabeos. Jesús contestando a su pregunta les plantea dos cosas. La primera: Rebate su argumento de que no hay resurrección reinterpretando el pentateuco, con el texto de la zarza ardiendo, cuando se le aparece Dios a Moisés y le dice: “Yo soy el Dios de Abraham, el Dios de Isaac, el Dios de Jacob…”En Él todos están vivos. Hace una lectura sorprendente de la resurrección ya en el pentateuco que no habían hecho los saduceos.
La segunda: Resucitados somos otra cosa, “seremos semejantes a los ángeles”. Hoy día, para quien le ayude, se recogen experiencias de quienes han vivido una situación de muerte durante unos instantes y han vuelto a la vida. Cuentan que viven algo totalmente nuevo, una especie de expansión de la conciencia, no se trata de algo oscuro sino de algo luminoso que se abre y en lo que uno entra y vive una gran paz.
Algo parecido sucede alguna vez en nuestra vida. Experiencias cumbre, experiencias de Dios. Son experiencias de esa expansión de la conciencia. Son momentos donde todo se vuelve nuevo, inexplicable, sorprendentemente real, es como si despertásemos a otra Vida (experiencias del resucitado).
2. HACEMOS SILENCIO
Podéis tener a mano los pasos del cómo hacer silencio copiados en una hojita juntamente con el texto del evangelio a contemplar hoy. (Si necesitas los pasos para hacer silencio detallados entra en: oración contemplativa).
3. ME HAGO PRESENTE: VER, OIR, GUSTAR…
NOTA: Que los puntos suspensivos… sean el lugar donde pararse y contemplar (gustar y sentir).
Me sitúo con Jesús, acompañado de los Doce y algunos discípulos y discípulas, en el Templo de Jerusalén. Estamos comentando los anteriores conflictos con las autoridades de las que ha salido casi milagrosamente… Estamos charlando y saboreando, cuando aparecen personas del grupo de los adinerados. Senadores, del grupo de los saduceos… Nos ponemos a la defensiva… Ellos empiezan a contar una historia y terminan preguntando: “Cuándo resuciten los muertos, ¿de quién será esposa, ya que los siete la tuvieron por mujer?”.
Escucho estupefacto… miro a los Doce y les pregunto: ¿No son estos los que niegan que haya resurrección?, ¿por qué preguntan acerca de la resurrección?… Pienso: “Estos tienen tiempo para hacer preguntas que no van a ningún lado preguntando lo contrario de lo que piensan… Pedro me dice: “Estos sí que colaboran con los romanos para mantener su poder”… Mientras tanto Jesús está pensativo… Reflexiono sobre cómo me siento ante gente poderosa y personas a su servicio que piensan según sus intereses. Me tomo mi tiempo…
Jesús les mira y con paciencia les comienza a contestar, desde su experiencia de bautismo y transfiguración les puede decir: “En este mundo los hombres y las mujeres se casan, pero los que son juzgados dignos de participar del mundo futuro y de la resurrección, no se casan. Ya no pueden morir, porque son semejantes a los ángeles”… resucitados viven otra situación. Él ha experimentado ya algo de eso que será… la llamada a toda persona a Vivir… ¿Cómo me siento?
4. JESÚS Y YO. ME SITÚO EN EL HOY.
Jesús les habla también de una segunda cosa: “Que los muertos van a resucitar, Moisés lo ha dado a entender en el pasaje de la zarza, cuando llama al Señor el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob. Porque él no es un Dios de muertos, sino de vivientes; todos, en efecto, viven para él”… Jesús les responde desde el Pentateuco (libro que tienen por Sagrado) abriendo una nueva interpretación que sus pensadores, desde la no consideración de la resurrección, no podían imaginar… Me lleno de alegría por la originalidad de Jesús… A ellos también les abre una puerta… Me tomo mi tiempo…
Jesús me mira a mí también para recordarme: “Esas intuiciones de la resurrección también alguna vez aparecen en tu vida”… “Recuerda cuando alguna vez has notado eso que te sucede para bien y que no está en tus manos. Ni lo has provocado tú, se te ha regalado y ha llenado de paz y alegría tu vida…” Recuerdo algún momento especial que así ha sido… Me tomo mi tiempo…
Aprovechamos para sentarnos en corro cuando ya se han ido… Disfrutar de la Vida que hay en la Persona y las palabras de Jesús… Aprovecho para preguntarle: “¿Qué te parecen experiencias de quienes han vivido una situación de muerte durante unos instantes y han vuelto a la vida contando que algo luminoso como un túnel de luz se les abre a futuro?”… Saboreamos el momento…
5. COLOQUIO
Lo hago recogiendo lo vivido en la oración… Le cuento lo que más me ha llegado… Lo que parecía que iba para mí… Aquello con lo que más me he identificado… Un texto, una palabra, una imagen… Y le pido algo… O le doy gracias…
Y así termino, en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
El corrupto que busca
24 octubre, 2022
Lc 19, 1-10
Imagen de Karolina Grabowska (Pexels)
0. TEXTO (leer los versículos enteros)
Jesús entró en Jericó y atravesaba la ciudad. Allí vivía un hombre muy rico llamado Zaqueo, que era jefe de los publicanos. Él quería ver quién era Jesús, pero no podía a causa de la multitud, porque era de baja estatura. Entonces se adelantó y subió a un sicomoro para poder verlo, porque iba a pasar por allí. Al llegar a ese lugar, Jesús miró hacia arriba y le dijo: “Zaqueo, baja pronto, porque hoy tengo que alojarme en tu casa”. Zaqueo bajó rápidamente y lo recibió con alegría.
Al ver esto, todos murmuraban, diciendo: “Se ha ido a alojar en casa de un pecador”. Pero Zaqueo dijo resueltamente al Señor: “Señor, ahora mismo voy a dar la mitad de mis bienes a los pobres, y si he perjudicado a alguien, le daré cuatro veces más”. Y Jesús le dijo: “Hoy ha llegado la salvación a esta casa, ya que también este hombre es un hijo de Abraham, porque el Hijo del hombre vino a buscar y a salvar lo que estaba perdido”.
1. SITUACIÓN
¿Cómo comportarnos con los que consideramos “malos y enriquecidos con su maldad” y tienen fama de tales (los Zaqueos del tiempo de Jesús)? Zaqueo era jefe de recaudadores de impuestos para los romanos; éstos mantenían un ejército de ocupación al mismo tiempo que empobrecían a la población… Por eso eran excluidos, nadie compartía mesa con ellos. Eran personas a la cuales evitar. Corruptos públicos.
Sin embargo, hay un dato que sorprende: Zaqueo no estaba contento con su vida. Buscaba y buscaba ver a Jesús… Cuando lo encuentra le sorprende que una persona religiosa no sólo no le rechace sino que se auto invite a su casa. Jesús se invita a comer y a hospedarse en su casa. Aguanta las críticas por ir a cenar a casa de un ladrón corrupto que lo recibe con alegría.
¿Qué sucedió en aquella casa?¿Qué conversación, qué descubrimientos, qué trato recibieron de parte de Jesús? ¿Cómo se sintió mirado Zaqueo? ¿Qué tipo de acogida y de perdón experimentó, qué cambio interior se produjo? El caso es que es capaz de hacer algo inaudito: “Señor, ahora mismo voy a dar la mitad de mis bienes a los pobres, y si he perjudicado a alguien, le daré cuatro veces más”. (Es posible que esta fuera la práctica de las personas adineradas que entran en la comunidad de Lucas).
Dios es así. Busca lo que estaba perdido: el hijo pródigo que estaba muerto y ha vuelto a la vida, la oveja perdida, y el mismo Zaqueo: “Porque el Hijo del hombre vino a buscar y a salvar lo que estaba perdido”. Donde la gente sólo veía un corrupto, Jesús ve un hijo de Abraham.
2. HACEMOS SILENCIO
Podéis tener a mano los pasos del cómo hacer silencio copiados en una hojita juntamente con el texto del evangelio a contemplar hoy. (Si necesitas los pasos para hacer silencio detallados entra en: oración contemplativa).
3. ME HAGO PRESENTE: VER, OIR, GUSTAR…
NOTA: Que los puntos suspensivos… sean el lugar donde pararse y contemplar (gustar y sentir).
Me sitúo con Jesús y algunos discípulos/as que le acompañan en este caminar por Jericó, esa preciosa ciudad oasis donde gracias al calor y al agua, crecía de todo… Entra por la puerta de las murallas de la ciudad cien veces conquistada… Allí podían vivir los adinerados del tiempo… Jesús la atravesaba observando sus muchos rincones… Yo con ellos… Me tomo mi tiempo para contemplar la belleza, el ambiente, las diferencias sociales… Tomo conciencia.
En esto, observo una persona que quiere encontrarse con Jesús pero que, a causa de la multitud, no tiene modo de acercarse a él… Veo que se adelanta, se sube a un sicómoro en el camino por donde iba a pasar Jesús… Alguien me comenta: “Es un corrupto ladrón que cobra los impuestos para los romanos y que explota con su red de extorsión a la gente”… Zaqueo tiene su cliché muy difícil de quitar, una fama que quizás se ha ganado a pulso… ¿Cómo me siento?…
Llega un momento en que Jesús se para… y escucho : “Zaqueo, baja pronto, porque hoy tengo que alojarme en tu casa”… Veo que el “ladrón” lo recibe con alegría… Me quedo descolocado, incluso defraudado… ¿Cómo puede ser posible que Jesús se mezcle con esos sinvergüenzas?… Me sumo al coro de los que murmuran porque se ha hospedado en casa de un vende patrias… Me tomo mi tiempo…
4. JESÚS Y YO. ME SITÚO EN EL HOY.
Jesús me dice que me acerque… Me pregunta: “¿Sabes por qué Zaqueo se nos ha adelantado? ¿Por qué ha subido a un sicómoro? ¿Por qué le he llamado por su nombre?”… Me quedo callado pero después tomo la palabra: “¿Sabes qué van a pensar de ti todos estos que conocen su historia?”… Jesús me mira… e intuyo que quiere que aprenda algo… Me tomo mi tiempo para volver a escuchar las preguntas que me ha hecho…
Al salir de la casa de Zaqueo con sus amigos hay un buen ambiente, salen encantados… Yo no me lo puedo creer… hasta que Zaqueo toma la palabra delante de todos en plan solemne, y dirigiéndose a Jesús le dice: “Señor, ahora mismo voy a dar la mitad de mis bienes a los pobres, y si he perjudicado a alguien, le daré cuatro veces más”… Esto me supera… si no lo veo no lo creo… Saboreo el cambio de esta persona que toma esta decisión públicamente…
Se respira alegría, gozo… Esto no sucede más que muy raramente… Ahora sí que me acerco a Jesús entre arrepentido por lo que le he dicho y con una alegría enorme por lo que ha sucedido… Le escucho: “Hoy ha llegado la salvación a esta casa, ya que también este hombre es un hijo de Abraham, porque el Hijo del hombre vino a buscar y a salvar lo que estaba perdido”…. Y pienso en tantos clichés que tengo de personas aun sin conocerlas… Me tomo mi tiempo.
A solas con Jesús me pregunto en voz alta: “¿Qué ha podido suceder en el interior de esta persona para renunciar a su seguridad, a sus bienes”… Le cuento a Jesús que yo también tengo mis seguridades, mi salud, mi presencia, mi estatus, mi nombre… Me remite a que viva la oración de Ignacio: “Tomad Señor y recibid toda mi libertad…” Pido vivir en esa disponibilidad…
5. COLOQUIO
Lo hago recogiendo lo vivido en la oración… Le cuento lo que más me ha llegado… Lo que parecía que iba para mí… Aquello con lo que más me he identificado… Un texto, una palabra, una imagen… Y le pido algo… O le doy gracias…
Y así termino, en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
Dos modos de orar
17 octubre, 2022
Lc 18, 9-14
Imagen de Team Maestroo (Pexels)
0. TEXTO (leer los versículos enteros)
Refiriéndose a algunos que se tenían por justos y despreciaban a los demás, dijo también esta parábola:
“Dos hombres subieron al Templo para orar: uno era fariseo y el otro, publicano. El fariseo, de pie, oraba en voz baja: “Dios mío, te doy gracias porque no soy como los demás hombres, que son ladrones, injustos y adúlteros; ni tampoco como ese publicano. Ayuno dos veces por semana y pago la décima parte de todas mis entradas”. En cambio el publicano, manteniéndose a distancia, no se animaba siquiera a levantar los ojos al cielo, sino que se golpeaba el pecho, diciendo: “¡Dios mío, ten piedad de mí, que soy un pecador!”. Les aseguro que este último volvió a su casa justificado, pero no el primero. Porque todo el que se ensalza será humillado y el que se humilla será ensalzado”.
1. SITUACIÓN
Pongámonos en contexto. Los fariseos probablemente eran uno de los grupos más cercanos a Jesús, por eso seguro que habría fariseos que ni se creían justos ni despreciaban a los demás. Y habría publicanos que ni se sentían pecadores ni pedirían perdón por sus faltas. Pero se trata de una parábola provocativa con dos personajes: el “bueno”, que se lo cree, refiriéndose a algunos que se tenían por justos y despreciaban a los demás y el “malo”, que reconoce su maldad.
Podríamos decir que fariseo y publicano son dos aspectos presentes en cada persona. Por una parte damos una imagen, para lograr la aprobación y reconocimiento de los demás. Y por otra ocultamos rasgos de nuestra persona que nos humillan, nos desagradan y nos molestan. Los llamamos nuestra sombra. Ambos aspectos los vivimos inconscientemente.
Hay modos de vivir lo religioso, cuando tenemos que ganarnos la salvación a base de méritos, que favorecen el tener que dar imagen teniendo que justificar, ocultar, disimular lo que uno hace mal. De esta manera nos metemos en un modo de vida de mentira, porque no queremos aceptar nuestra sombra, nuestro fallos, envidias, caídas, etc… y vivimos aparentando.
La llamada de Jesús es a vivir en verdad. Quien vive en verdad no pocas veces se siente dolido consigo mismo, porque descubre que hace daño y le gustaría dejar de hacerlo pero no puede. ¿Cómo atreverme a mirar mi sombra? Mirándola desde el cariño de Dios. “Dios mío ten piedad de mí que soy un pecador”. Esa es la manera de aceptarla, dejándome mirar desde la cercanía de Dios, el cual me acepta con lo peor de mí. Eso me lleva a quererme como soy, a asumir y perdonarme los daños que hago a los demás, a pedir perdón. Dios me quiere así y yo me puedo querer con mi miseria.
2. HACEMOS SILENCIO
Podéis tener a mano los pasos del cómo hacer silencio copiados en una hojita juntamente con el texto del evangelio a contemplar hoy. (Si necesitas los pasos para hacer silencio detallados entra en: oración contemplativa).
3. ME HAGO PRESENTE: VER, OIR, GUSTAR…
NOTA: Que los puntos suspensivos… sean el lugar donde pararse y contemplar (gustar y sentir).
Acompaño a Jesús en el camino hacia Jerusalén donde va aprovechando los diversos encuentros con personas y grupos para mostrar que el Reino llega con sus signos y palabras… Lo hago con quienes siguen a Jesús: los Doce, las mujeres y otros discípulos… Esta vez se refiere “a algunos que se tenían por justos y despreciaban a los demás”… Hago un silencio y me pongo a escuchar atento…
Le escucho contar la parábola: “Dos hombres subieron al Templo para orar: uno era fariseo y el otro, publicano. El fariseo, de pie, oraba en voz baja: “Dios mío, te doy gracias porque no soy como los demás hombres, que son ladrones, injustos y adúlteros; ni tampoco como ese publicano. Ayuno dos veces por semana y pago la décima parte de todas mis entradas”… Escucho la comparación y el juicio del fariseo… Miro a los Doce y comentan que a veces se creen más importantes que otros porque están con Jesús… y también yo me reconozco con ellos… ¿Cómo me siento?…
Continua: “En cambio el publicano, manteniéndose a distancia, no se animaba siquiera a levantar los ojos al cielo, sino que se golpeaba el pecho, diciendo: “¡Dios mío, ten piedad de mí, que soy un pecador!“… Les aseguro que este último volvió a su casa justificado, pero no el primero…” ¿Cómo me quedo?… Los discípulos comienzan a comprender que en el odiado publicano hay latente una humanidad que necesita ser despertada y espera una oportunidad… Me tomo mi tiempo para saborear la escena…
4. JESÚS Y YO. ME SITÚO EN EL HOY.
Se ha creado un ambiente de cercanía, se respira paz… Jesús mira a sus seguidores-as y en un momento su mirada se cruza con la mía; me dice: “Porque todo el que se ensalza será humillado y el que se humilla será ensalzado“… y yo me doy cuenta de que algunas veces me comparo con los demás, claro, para quedar mejor que ellos… sin darme cuenta de las distintas circunstancias de aquellas personas con las que me comparo, que me hacen ser más constante, tener más equilibrio emocional y afectivo, saber resolver mis problemas… ¿Cómo me quedo?… ¿Qué pido?…
Le cuento a Jesús: “Así como no me cuesta situarme por encima de los demás… me resulta muy difícil quererme con mi miseria, no quiero mirar mi miseria, o si la miro me desprecio”… Jesús me responde: “Dios, Abba te quiere como eres… Sabe de tus fallos por tus necesidades, porque tienes necesidad de sentirte querido y por ello vendes tu alma al diablo, de ser alguien y por eso compras reconocimientos, de tu ser sexuado y tu posibilidad de extraviarte… quiérete con tus fallos en estas dimensiones”… Respiro confiado… Me tomo mi tiempo…
Jesús me mira con cariño… yo respiro agradecido… Me da una palmada en el hombro y me anima: “Se trata de ser auténtico, no de ser perfecto”… Me dirijo a Él y le digo: “Me gustaría vivir en verdad, no tener que dar imagen, no vivir teniendo que disimular… sino vivir siendo capaz de pedir perdón si me equivoco”… Y me repito a mi mismo: “Dejarme querer en mi miseria”… “dejarme perdonar”… “sentirme vulnerable como todos”… “ser capaz de pedir perdón”… Lo pido de corazón.
5. COLOQUIO
Lo hago recogiendo lo vivido en la oración… Le cuento lo que más me ha llegado… Lo que parecía que iba para mí… Aquello con lo que más me he identificado… Un texto, una palabra, una imagen… Y le pido algo… O le doy gracias…
Y así termino, en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
Confiar siempre sin desanimarse
10 octubre, 2022
Lc 18, 1-8
Imagen de Pexels (Pixabay)
0. TEXTO (leer los versículos enteros)
Jesús les enseñó con una parábola que era necesario orar siempre sin desanimarse:
– “En una ciudad había un juez que no temía a Dios ni le importaban los hombres; y en la misma ciudad vivía una viuda que recurría a él, diciéndole: “Te ruego que me hagas justicia contra mi adversario”. Durante mucho tiempo el juez se negó, pero después dijo: “Yo no temo a Dios ni me importan los hombres, pero como esta viuda me molesta, le haré justicia para que no venga continuamente a fastidiarme”.”
Y el Señor dijo:
– “Oíd lo que dijo este juez injusto. Y Dios, ¿no hará justicia a sus elegidos, que claman a él día y noche, aunque los haga esperar? Os aseguro que en un abrir y cerrar de ojos les hará justicia. Pero cuando venga el Hijo del hombre, ¿encontrará fe sobre la tierra?”.
1. SITUACIÓN
¿Dónde alimentaba Jesús su motivación profunda de hacer posible la llegada de la fraternidad, del Reino de Dios?: En la conexión continua con su Dios-Abba. Él estaba siempre “en las cosas de su Padre” en todas las situaciones de su vida. Y algunas veces se iba a estar personalmente con Él. En el evangelio de Lucas muy frecuentemente se marchaba a orar.
¿Cuál es el sentido de esta parábola? ¿Tenemos que pedir y pedir a Dios con nuestras oraciones para que nos haga caso porque si no somos reiterativos, no nos concede lo pedido? ¿se trata de pedir incluso imposibles? Y ¿si no sucede lo que pedimos? Entonces qué, ¿nos ha fallado Dios?
O ¿se trata de confiar, sabiendo que Dios nos ama entrañablemente, que se hace cargo de nuestras situaciones y nuestras necesidades y nunca nos abandona? Recordemos a Jesús en la oración del Huerto: siguió confiando. Le salía la petición de salvar su vida, pero también “hágase tu voluntad”… Nos enseña a confiar en la peor de las situaciones, cuando está en riesgo inminente su vida. Ahí estaba en Jesús, aunque este no lo notase.
En el caso de la viuda, ella lo tenía todo en su contra. En aquella sociedad los pobres de solemnidad eran los huérfanos y las viudas. No tenía dinero para pagar al juez. No tenía prestigio para conseguir alguna influencia. No tenía poder para presionar para que le hiciera caso. Se encontraba totalmente indefensa. Pero aun así seguía confiando en que le haría caso. Y nosotros ¿hasta qué punto seguimos confiando en que Dios saldrá por algún lado cuando las situaciones se nos vuelven imposibles?
2. HACEMOS SILENCIO
Podéis tener a mano los pasos del cómo hacer silencio copiados en una hojita juntamente con el texto del evangelio a contemplar hoy. (Si necesitas los pasos para hacer silencio detallados entra en: oración contemplativa).
3. ME HAGO PRESENTE: VER, OIR, GUSTAR…
NOTA: Que los puntos suspensivos… sean el lugar donde pararse y contemplar (gustar y sentir).
Entro en el texto, me hago presente en la escena camino de Jerusalén… Lo hago uniéndome a la situación que están viviendo quienes siguen a Jesús, los Doce, las mujeres y otros discípulos… Les enseña: “Es preciso que oréis siempre sin desanimaros”… Detengo mis pensamientos y respiro, tomo conciencia de donde estoy y escucho a Jesús con toda atención… Me pongo a ello con todos mis sentidos… Me tomo mi tiempo…
Escucho el ejemplo que elige, la viuda, la indefensa, la totalmente desprotegida, y escucho a Jesús: “Si hasta un juez desalmado es capaz de escuchar a la viuda, ¿cómo no va a escuchar vuestro Padre cuando claméis desde la miseria, desde la angustia, desde la desesperación?”… Sus palabras me suscitan una confianza sin límites… Saboreo ese estar en Buenas Manos…
Entre sus seguidores hay una preocupación que cuentan a Jesús: “El que espera desespera, ¿hasta cuándo vamos a tener que esperar cuando estamos hundidos, sin fuerzas?”… Jesús les tranquiliza: “Dios responderá aunque se haga esperar, confiad aunque os haga esperar”… Me tomo mi tiempo para aprender a confiar en lo imposible… porque Dios siempre trabaja…
4. JESÚS Y YO. ME SITÚO EN EL HOY.
Jesús mira a sus seguidores-as y, en un momento en que su mirada se cruza con la mía, me dice: “Es preciso que confíes siempre… ora siempre sin desanimarte… aunque parezca que nada de lo que desees vaya a suceder, confía… estamos en buenas Manos”… Me acuerdo de la cruz… Dios no se hace presente bajándole a Jesús de la cruz… Dios se hace presente donde nadie esperaba: resucitando a Jesús… Le pido tener esa confianza sin límites… y confío…
Recuerdo algunas situaciones de dificultad que he pasado, alguna situación familiar, alguna situación de enfermedad, alguna situación de falta de empleo, de desánimo grande… las traigo a la memoria… ¿Con cuánta confianza las he vivido?… Escuchando este texto, ¿cómo releo lo vivido? ¿Qué aprendo para la siguiente vez?… Me tomo mi tiempo.
Aprovecho para seguirle trayendo a Jesús tantas situaciones que no entiendo, que siguen pasando: guerras, hambrunas… Le digo: “Me gustaría dar una salida a estas situaciones… me cuesta aguantar sin poder hacer nada… simplemente confiando”… Jesús me contesta: “Confía en Dios que está suscitando en numerosas personas la acción que dé salida a estas situaciones”… También yo, cuando me fio y escucho, me siento llamado a hacer cosas que nunca antes se me hubieran ocurrido para impulsar la fraternidad… Me pongo en sus manos aun sin entender…
5. COLOQUIO
Lo hago recogiendo lo vivido en la oración… Le cuento lo que más me ha llegado… Lo que parecía que iba para mí… Aquello con lo que más me he identificado… Un texto, una palabra, una imagen… Y le pido algo… O le doy gracias…
Y así termino, en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
Tu fe te ha sanado
3 octubre, 2022
Lc 17, 11-19
Imagen de CreativeMagic (Pixabay)
0. TEXTO (leer los versículos enteros)
En su camino a Jerusalén, pasó Jesús entre las regiones de Samaria y Galilea. Al llegar a cierta aldea le salieron al encuentro diez hombres enfermos de lepra, que desde lejos gritaban:
– ¡Jesús, Maestro, ten compasión de nosotros!
Al verlos, Jesús les dijo:
– Id a presentaros a los sacerdotes.
Mientras iban, quedaron limpios de su enfermedad. Uno de ellos, al verse sanado, regresó alabando a Dios a grandes voces, y se inclinó hasta el suelo ante Jesús para darle las gracias. Este hombre era de Samaria. Jesús dijo: ¿Acaso no son diez los que quedaron limpios de su enfermedad? ¿Dónde están los otros nueve? ¿Únicamente este extranjero ha vuelto para alabar a Dios?
Y dijo al hombre: Levántate y vete. Por tu fe has sido sanado.
1. SITUACIÓN
Jesús va camino de Jerusalén. Le salen al encuentro diez leprosos, la enfermedad maldita que condenaba a las personas a la exclusión permanente del Pueblo y por tanto de Dios. “Ten compasión de nosotros”… Eso es lo que Jesús hace, implicarse compasivamente: “Id a los sacerdotes”. No se le ocurriría a nadie enviar a los leprosos a la capital, a no ser que quedasen libres de la enfermedad, porque los apedrearían antes de entrar. Prueba de que se implica es que los leprosos le creen y van camino del Templo a presentarse al sacerdote.
Los entendidos apuntan a que se trata de un relato que resalta las diferencias entre el modo de vivir del judaísmo y de los primeros cristianos. La comprensión hegemónica del judaísmo era el cumplimiento de la Ley. Así se salvaban por sus obras. El cristianismo se basa en una relación personal con Jesucristo y a Él se le responde desde la gratuidad y la alabanza.
El extranjero es el que al verse curado vuelve a Jesús a darle gracias alabando a Dios (recordamos que Lucas escribe para los paganos) y los otros nueve viéndose curados se van al Templo a cumplir la ley, presentándose al sacerdote para que certifique su curación. El samaritano (representando a los cristianos) vuelve a Jesús para agradecer, entrando en una relación personal con Él. Entra en el dinamismo de la gratuidad, no de cumplir la ley, sino de recibir la curación y de agradecer, dar gracias por lo recibido. Una comprensión religiosa más desde dentro de la persona y más relacional.
Para el cristiano el cumplimiento de la ley sólo tiene sentido cuando sale desde la propia convicción. La sanación no es algo sólo que uno recibe de Jesús, sino también la respuesta que uno da: es bidireccional, al estilo de “amaos los unos a los otros como yo os he amado”.
2. HACEMOS SILENCIO
Podéis tener a mano los pasos del cómo hacer silencio copiados en una hojita juntamente con el texto del evangelio a contemplar hoy. (Si necesitas los pasos para hacer silencio detallados entra en: oración contemplativa).
3. ME HAGO PRESENTE: VER, OIR, GUSTAR…
NOTA: Que los puntos suspensivos… sean el lugar donde pararse y contemplar (gustar y sentir).
Me sitúo con Jesús, los Doce y algunos seguidores camino de Jerusalén… Van caminando, a veces con paz, a veces con preocupación, porque han salido de su zona de confort, de los pueblecitos en torno al lago de Galilea donde eran queridos y aceptados y van a la capital, a un ambiente religioso duro donde prevén una actitud hostil… Yo voy con ellos, me tomo mi tiempo… Voy poniendo en orden mis sentimientos encontrados: sorpresa y miedo…
En esto, en una vuelta de camino, salen diez leprosos… Veo a todos paralizados… Los leprosos no se pueden acercar a los caminos… pero como Jesús dejó a uno que se acercase y le tocó y le curó, otros se atreven a gritar a una cierta distancia al maestro misericordioso: “¡Jesús, Maestro, ten compasión de nosotros!”… Escucho esa súplica desgarradora de los totalmente excluidos de aquella sociedad… Estoy con los Doce y ese grupo de seguidores aprendiendo la cercanía de Jesús…
Escucho a Jesús: “Id a presentaros a los sacerdotes”… Me doy cuenta de que Jesús con su palabra les anima a salir de su situación… porque ir donde los sacerdotes equivalía a curarse… nadie que no estuviese curado se atrevería a entrar con lepra en Jerusalén… Yo camino con ellos en la misma dirección, a una cierta distancia… escucho la expresión de su alegría cuando se descubren sanados… y continúan camino a Jerusalén a presentarse a los sacerdotes… Saboreo la escena… ¿Qué me sale decir, hacer…?
4. JESÚS Y YO. ME SITÚO EN EL HOY.
Yo sigo con Jesús y quienes le acompañan… “Uno de ellos, al verse sanado, veo que regresa alabando a Dios a grandes voces, y se inclina hasta el suelo ante Jesús para darle las gracias”… Gusto ese momento de gratitud… Me doy cuenta de que ha entendido que más importante que ir a los sacerdotes a cumplir la ley, es agradecer a quien me ha hecho tanto bien… lo otro puede esperar… y aprendo gratuidad… Disfruto la escena.
Jesús nos mira a quienes estamos con Él y a mí: “¿Acaso no son diez los que quedaron limpios de su enfermedad? ¿Dónde están los otros nueve? ¿Únicamente este extranjero ha vuelto para alabar a Dios?“… Me doy cuenta de que cuando uno está a cumplir, pierde la dimensión de gratitud… Me tomo mi tiempo para aprender a ser agradecido…
Yo también le suplico a Jesús: “Que aprenda la gratuidad, que aprenda a descubrir que Dios-Abba es gratuito”… Le sigo pidiendo: “Líbrame de querer ser alguien por mis méritos… Ayúdame a darme cuenta de que pasas por mi vida gratuitamente y que me salga relacionarme con los demás gratuitamente… orar gratuitamente… dedicarme a los demás gratis”… Le escucho a Jesús: “Así es “amaos los unos a los otros como Yo os he amado”… gratis lo recibisteis, dadlo gratis”… Saboreo el momento de pura gratuidad… ¿Cómo me siento?… ¿Qué me sale decir, hacer?…
5. COLOQUIO
Lo hago recogiendo lo vivido en la oración… Le cuento lo que más me ha llegado… Lo que parecía que iba para mí… Aquello con lo que más me he identificado… Un texto, una palabra, una imagen… Y le pido algo… O le doy gracias…
Y así termino, en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
La fe
26 septiembre, 2022
Lc 17, 5-10
Imagen de Christopher1710 (Pixabay)
0. TEXTO (leer los versículos enteros)
Los Apóstoles dijeron al Señor:
– “Auméntanos la fe”.
Él respondió:
– “Si vosotros tuvierais fe del tamaño de un grano de mostaza, y dijerais a esa morera que está ahí: “Arráncate de raíz y plántate en el mar”, ella os obedecería.
Supongamos que uno de vosotros tiene un servidor para arar o cuidar el ganado. Cuando este regresa del campo, ¿acaso le dirá: “Ven pronto y siéntate a la mesa”? ¿No le dirá más bien: “Prepárame la cena y recógete la túnica para servirme hasta que yo haya comido y bebido, y tú comerás y beberás después.”?
Deberá mostrarse agradecido con el servidor porque hizo lo que se le mandó. Así también vosotros, cuando hayáis hecho todo lo que se os mande, decid: “Somos simples servidores, no hemos hecho más que cumplir con nuestro deber””.
1. SITUACIÓN
El evangelio de Lucas, trata de ir descartando en quién poner nuestra confianza. Domingos anteriores hablábamos de no ponerla en las riquezas; hoy se refiere a no ponerla en las buenas obras. Y ello con dos ejemplos: “Auméntanos la fe” y la parábola de los siervos inútiles.
Auméntanos la fe. La fe, la confianza, no se puede aumentar desde fuera, es algo dado a todo ser humano desde la creación: “Y vio Dios que era bueno”. La confianza es como una semilla, una capacidad presente en todos los seres humanos. ¿Cómo se desarrolla? Porque Dios confía gratuitamente en cada ser humano. Y nosotros confiamos en Él. Dios va “creando y criando”, en su texto del Principio y Fundamento, y “trabajando por mí en todas las cosas” en la contemplación para alcanzar amor. Y nosotros respondemos gratuitamente a su confianza.
Se trata de estar atento a lo que Dios va trabajando en la semilla que es cada persona y en la semilla del mundo, en las relaciones, en el arte, en la educación, en la economía, donde la siente crecer, donde percibe su desarrollo, donde sintoniza, vibra con su crecimiento, donde sufre con su ausencia… Aprender descubriendo los modos de hablar de Dios. Cuando yo hago silencio en mí es cuando Dios puede hablar. Se trata de desarrollar un olfato especial para husmear la presencia de Dios en la historia y en mí, así como otros tienen un olfato especial para el dinero.
Y ¿siervos inútiles? Ese es el estilo de relación del Antiguo Testamento, la relación amo-siervo. Por eso les recuerda Jesús en este texto a los que buscan méritos, que el siervo no tiene méritos. Es siervo y por tanto cumple. Pero en el Nuevo Testamento, en el evangelio de Juan, es diferente. Jesús les dice a los suyos: “A vosotros ya no os llamo siervos, a vosotros os llamo amigos“. Pasamos de la obligación servil al ámbito de lo gratuito, de la amistad y del amor. Hacemos las cosas gratis, como las hacen los verdaderos amigos, como las hacen los verdaderos padres e hijos.
2. HACEMOS SILENCIO
Podéis tener a mano los pasos del cómo hacer silencio copiados en una hojita juntamente con el texto del evangelio a contemplar hoy. (Si necesitas los pasos para hacer silencio detallados entra en: oración contemplativa).
3. ME HAGO PRESENTE: VER, OIR, GUSTAR…
NOTA: Que los puntos suspensivos… sean el lugar donde pararse y contemplar (gustar y sentir).
Entro en el texto, me hago presente en la escena camino de Jerusalén… Lo hago uniéndome a la situación que están viviendo los Doce con Jesús… y les oigo que le hacen una petición: “Auméntanos la fe”… Jesús se les queda mirando y responde como acostumbra con una exageración: “Si vosotros tuvierais fe del tamaño de un grano de mostaza, y dijerais a esa morera que está ahí: “Arráncate de raíz y plántate en el mar”, ella os obedecería”… Les refiere a la propia experiencia de los Doce… sonrío con la imagen de Jesús… y descubro que a mí me pasa lo mismo… Me tomo mi tiempo…
Estoy con los Doce que comentan que Jesús no puede hacer mucho más para que tengan fe, para que confíen… “Nos ha dado su ejemplo de vida y sus palabras”… Y Pedro: “Nos toca a nosotros confiar o no en Él”… Me recuerda la parábola de la vid y los sarmientos: Cómo dejar que por el sarmiento que soy yo pase la savia de la vid que es Jesús… Así se da la confianza… Hago memoria: “Permaneced en mí, en esa confianza, y así daréis mucho fruto”… Saboreo ese vivir conectado como los sarmientos a la vid… ¿Cómo me siento? ¿Qué pido?
Sigue Pedro: “Se trata de estar atentos para descubrir cómo Dios va trabajando la semilla de la confianza en ti y en el mundo”… Entiendo que esa semilla de confianza es la capacidad de sintonizar con los sentimientos de Jesús. Así conectado a Él voy notando qué se mueve en mí cuando leo su palabra, con qué texto vibro. Y lo mismo qué se mueve en mí cuando miro-siento acontecimientos, noticias del mundo que habito… Asiento con los Doce que la confianza consiste en que me vaya fiando de Él en todas las situaciones de la vida…
4. JESÚS Y YO. ME SITÚO EN EL HOY.
Jesús mira a la multitud y en un momento en que su mirada se cruza con la mía, me dice: “Aprende a descubrir los modos de hablar de Dios… La oración necesita que escuches… y escuchar quiere decir que haces un momento de silencio para olvidarte de todos los ruidos que tienes en tu cabeza preocupaciones, miedos… cuando haces silencio en ti, es cuando Dios puede hablarte… y así entras en su sintonía, conectas con sus deseos sobre ti y sobre tantos otros…” Me tomo mi tiempo para saborear…
Continúa recordándome: “Dios te habita, estás habitado por su confianza y se trata de que le dejes espacio, te vacíes de tus intereses para que pueda tener sitio Su voluntad”… Yo le digo a Jesús: “Quiero darle confianza a Dios, Abba, porque su voluntad sobre los seres humanos está llena de entrañable misericordia… yo no llego ni de lejos a querer a los demás ni a quererme a mí como Él me quiere”… por eso puedo confiar en Él… Jesús me escucha, asiente…
Sigue Jesús: “Cuando vivís así, no sois siervos inútiles, sois mis amigos, porque todo lo que me ha dado mi Padre os lo he dado a conocer… el siervo no sabe lo que hace su señor… vosotros sí sabéis lo que me mueve, he confiado en vosotros, conocéis lo que siento y deseo”… Eso es lo que Jesús me cuenta a mí su amigo y a nosotros sus amigos… y gozo con la confianza que recibo de Él…
5. COLOQUIO
Lo hago recogiendo lo vivido en la oración… Le cuento lo que más me ha llegado… Lo que parecía que iba para mí… Aquello con lo que más me he identificado… Un texto, una palabra, una imagen… Y le pido algo… O le doy gracias…
Y así termino, en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
Indiferencia frente a compasión
19 septiembre, 2022
Lc 16, 19-31
0. TEXTO (leer los versículos enteros)
Había un hombre rico que se vestía de púrpura y lino finísimo y cada día hacía espléndidos banquetes. A su puerta, cubierto de llagas, yacía un pobre llamado Lázaro, que ansiaba saciarse con lo que caía de la mesa del rico; y hasta los perros iban a lamer sus llagas. El pobre murió y fue llevado por los ángeles al seno de Abraham. El rico también murió y fue sepultado.
En la morada de los muertos, en medio de los tormentos, levantó los ojos y vio de lejos a Abraham, y a Lázaro junto a él. Exclamó entonces: “Padre Abraham, ten piedad de mí y envía a Lázaro para que moje la punta de su dedo en el agua y refresque mi lengua, porque estas llamas me atormentan”. “Hijo mío, respondió Abraham, recuerda que has recibido tus bienes en vida y Lázaro, en cambio, recibió males; ahora él encuentra aquí su consuelo, y tú, el tormento. Además, entre vosotros y nosotros se abre un gran abismo. De manera que los que quieren pasar de aquí hasta allí no pueden hacerlo, y tampoco se puede pasar de allí hasta aquí”. El rico contestó: “Te ruego entonces, padre, que envíes a Lázaro a la casa de mi padre, porque tengo cinco hermanos: que él los prevenga, no sea que ellos también caigan en este lugar de tormento”. Abraham respondió: “Tienen a Moisés y a los Profetas; que los escuchen”. “No, padre Abraham, insistió el rico. Pero si alguno de los muertos va a verlos, se arrepentirán”. Abraham respondió: “Si no escuchan a Moisés y a los Profetas, aunque resucite alguno de entre los muertos, tampoco se convencerán”.
1. SITUACIÓN
La clave de este evangelio es la compasión “splagzinomai”: tener entrañas de misericordia o conmoverse las entrañas. Es una palabra que en los evangelios sólo se pone en boca de Jesús y de los personajes de sus parábolas: el samaritano, el Padre del hijo pródigo, el rey que perdona un dineral a su siervo.
Compasión es la capacidad de ponerse en el lugar del otro, de sentir y sufrir con él, más allá incluso de la empatía. Esto sucede también en otras tradiciones espirituales. Por ejemplo, en el budismo “no alcanzará la iluminación quien no es capaz de ponerse en el lugar del otro”. Las suras en el Corán comienzan todas de esta manera: “al Dios compasivo y misericordioso”. Tomás de Aquino dice que “Dios es todopoderoso en cuanto que es todomisericordioso“.
La compasión se opone a la indiferencia, a la cultura de la indiferencia que diría nuestro Papa Francisco. Va en línea de aquel dicho de Martin Luther King: “Cuando reflexionemos sobre nuestro siglo XX, no nos parecerá lo más grave las fechorías de los malvados, sino el escandaloso silencio de las buenas personas”.
Volviendo al texto: Lázaro es llevado por los ángeles al seno de Abraham… Al rico lo enterraron. En el texto, el rico no tiene nombre, lo que era, en aquel contexto, como no existir. El pobre se llama Lázaro, que traducido significa “Dios ayuda”. El abismo entre el seno de Abraham y el lugar de los muertos no será luego, sino ahora; es el abismo que creamos entre el modo de vivir indiferentes y el modo de vivir desde la compasión. La diferencia entre ambas maneras de sentir y actuar, ese es el abismo histórico. Un abismo inmenso en la forma de tratar a las personas, mismo abismo que sienten cuando son tratadas con misericordia o cuando son tratadas con indiferencia.
En nuestro contexto, estamos llamados a ganar en sensibilidad, en capacidad de ponernos en el lugar de los otros. Pero el individualismo reinante influye muy negativamente, porque nos hace funcionar según lo que necesitamos, con el riesgo de tratarle al otro como “mi” objeto de necesidad.
2. HACEMOS SILENCIO
Podéis tener a mano los pasos del cómo hacer silencio copiados en una hojita juntamente con el texto del evangelio a contemplar hoy. (Si necesitas los pasos para hacer silencio detallados entra en: oración contemplativa).
3. ME HAGO PRESENTE: VER, OIR, GUSTAR…
NOTA: Que los puntos suspensivos… sean el lugar donde pararse y contemplar (gustar y sentir).
Entro en el texto, me hago presente en la escena… lo hago uniéndome respetuosamente a la situación que están viviendo Jesús y los doce… Acompaño a Jesús con sus seguidores, cuando ya les ha advertido que echar su suerte con él implica priorizar la fraternidad, anteponiéndola a sus propios bienes, a su familia, a su vida… Lo recuerdo, lo revivo… Me pregunto: “¿Cómo situarnos con corazón misericordioso ante la miseria humana?”… Escucho con atención la parábola que cuenta…
Nos hacemos presentes en los personajes de la parábola… Un hombre rico que se vestía de púrpura y lino finísimo… y cada día hacía espléndidos banquetes… A su puerta, cubierto de llagas, yacía un pobre llamado Lázaro, que ansiaba saciarse con lo que caía de la mesa del rico; y hasta los perros iban a lamer sus llagas… Miro detenidamente la escena, me dejo empapar por lo que acontece… ¿Cómo me deja? ¿Qué siento?… Me fijo en los contrastes… Me pregunto cómo puede ser que esto suceda… Me tomo mi tiempo.
Seguimos contemplando… “El pobre murió y fue llevado por los ángeles al seno de Abraham. El rico también murió y fue sepultado”. Una vida ganada (seno de Abraham)… una vida perdida sepultado en el lugar de los muertos… ¿Cómo puede ser que una vida de lujos, caprichos… sea una vida de muerte, y una vida de penurias sea una vida recogida por Dios…? Me digo que aunque Dios estuvo presente en la vida de los dos, el rico no le hizo sitio… si no, hubiera tenido el corazón ganado por la misericordia de Dios… y el pobre, parece que es Dios a quien sólo tenía… Me tomo mi tiempo para hacer mía la escena… la repaso con el corazón… ¿Qué pido?…
4. JESÚS Y YO. ME SITÚO EN EL HOY.
Jesús mira en torno a sí y se topa conmigo. Me dice: “¿Qué haces que la vida de nuestro mundo hoy no termine en muerte?… Con lo que me dice hago memoria de las últimas líneas escritas por Jeff Bezos: “No hagáis lo que he hecho; yo he vivido para acumular pero he perdido la vida, no sólo la salud por un cáncer, sino la familia, los amigos…” La historia se repite… Jesús me recuerda: “Ni aunque un muerto resucite…” ¿Qué siento?…
Le cuento a Jesús los contrastes de hoy en día: Los paraísos fiscales y con ellos los estados que no recaudan lo necesario para salud, educación… Los tiempos de crisis donde los más ricos aumentan sus ganancias a costa de la mayoría de la población… Las corrupciones que enriquecen a los desalmados y empobrecen a los honestos… El alimento que se tira a la basura en estas tierras y las hambrunas de los que carecen de todo… ¿Cómo me hace sentir?… ¿Qué pido?…
Y yo, ante esto, ¿qué?… Le pregunto a Jesús: “¿Cómo es que dejamos que la codicia de riquezas nos gane el corazón y no el amor servicial de Dios? ¿Cómo podemos vivir tan apegados y engañados a lo que no nos da verdadera vida? ¿Cómo vivimos metidos en esa rueda infernal que nos saca de nuestro centro vital, de nuestro corazón de carne y nos mete en las ambiciones desmedidas, competitividades sin piedad y hacemos tanto daño…? Jesús me contesta: “Elige la vida… elige la compasión”… Lo deseo de corazón… Me tomo mi tiempo para pedirlo.
5. COLOQUIO
Lo hago recogiendo lo vivido en la oración… Le cuento lo que más me ha llegado… Lo que parecía que iba para mí… Aquello con lo que más me he identificado… Un texto, una palabra, una imagen… Y le pido algo… O le doy gracias…
Y así termino, en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
La inteligencia para hacer fraternidad
12 septiembre, 2022
Lc 16, 1-13

0. TEXTO (leer los versículos enteros)
Decía también a los discípulos:
“Había un hombre rico que tenía un administrador, al cual acusaron de malgastar sus bienes. Lo llamó y le dijo: “¿Qué es lo que me han contado de ti? Dame cuenta de tu administración, porque ya no ocuparás más ese puesto”. El administrador pensó entonces: “¿Qué voy a hacer ahora que mi señor me quita el cargo? ¿Cavar? No tengo fuerzas. ¿Pedir limosna? Me da vergüenza. ¡Ya sé lo que voy a hacer para que, al dejar el puesto, haya quienes me reciban en su casa!”. Llamó uno por uno a los deudores de su señor y preguntó al primero: “¿Cuánto debes a mi señor?”. “Veinte barriles de aceite”, le respondió. El administrador le dijo: “Toma tu recibo, siéntate en seguida, y anota diez”. Después preguntó a otro: “Y tú, ¿Cuánto debes?”. “Cuatrocientos quintales de trigo”, le respondió. El administrador le dijo: “Toma tu recibo y anota trescientos”. Y el señor alabó a este administrador deshonesto, por haber obrado tan hábilmente. Porque los hijos de este mundo son más astutos en su trato con los demás que los hijos de la luz.
Pero yo les digo: Ganaos amigos con el dinero de la injusticia, para que el día en que este les falte, ellos los reciban en las moradas eternas. El que es fiel en lo poco, también es fiel en lo mucho, y el que es deshonesto en lo poco, también es deshonesto en lo mucho. Si vosotros no son fieles en el uso del dinero injusto, ¿Quién os confiará el verdadero bien? Y si no sois fieles con lo ajeno, ¿Quién os confiará lo que os pertenece a vosotros? Ningún servidor puede servir a dos señores, porque aborrecerá a uno y amará al otro, o bien se interesará por el primero y menospreciará al segundo. No se puede servir a Dios y al Dinero”.
1. SITUACIÓN
Las parábolas plantean su mensaje global al final, no en relación con cada una de las palabras del texto. En nuestro caso, la astucia del administrador infiel le da pie a Jesús a comparar la inteligencia para buscarse su futuro, con la necesidad de que sus seguidores utilicen la inteligencia para buscar el Reino de Dios, la fraternidad humana. “Ya podríais ser vosotros tan listos para buscar el Reino de Dios, como el administrador para buscarse su vida, porque los ciudadanos de este mundo con sus colegas son más astutos que los hijos de la luz”.
Jesús elige parábolas provocadoras para sorprender, para llamar la atención, con exageraciones, contraposiciones. Son recursos que emplea para captar la atención.
Veamos las tres frases de la conclusión. Primera: Jesús les dice: Con el “sucio dinero” haceros amigos. ¿Para qué es el sucio dinero? ¿Para acumular, para banquetear, para darse la gran vida, para asegurarse un futuro, para qué? Para Jesús el dinero es para hacer amigos, que me imagino que será para invitar al que no puede pagarte, para hacer alguna fiesta con los impedidos de residencias de enfermos, para aportar en tal proyecto que permite comer a los que no les llega…
Segunda: Sed personas de fiar. Sé una persona coherente, con tus incoherencias. Emplea el dinero para el bien común y no seas un avaricioso tacaño para acumular.
Tercera: No se puede servir a Dios y al dinero. No se puede buscar la fraternidad, Fratelli Tutti, y al mismo tiempo el propio enriquecimiento a cualquier precio, con negocios “sospechosos” aunque sean legales (armas, prostitución, juego…) y además pasar como filántropo de las causas nobles. ¿A qué miro más? ¿A las necesidades reales de los demás (los hijos de Dios y mis hermanos) o a mis propios intereses?
2. HACEMOS SILENCIO
Podéis tener a mano los pasos del cómo hacer silencio copiados en una hojita juntamente con el texto del evangelio a contemplar hoy. (Si necesitas los pasos para hacer silencio detallados entra en: oración contemplativa).
3. ME HAGO PRESENTE: VER, OIR, GUSTAR…
NOTA: Que los puntos suspensivos… sean el lugar donde pararse y contemplar (gustar y sentir).
Acompaño a Jesús, me sitúo con Él y los Doce, rodeado de publicanos y pecadores que se acercan para escucharle, cuando estas personas huían de los hombres religiosos de su tiempo porque les hacían sentir que eran unos sinvergüenzas… Un poco más lejos veo a los fariseos y doctores (de la ley) que murmuraban de Jesús… ¿Qué tendría Jesús, que siendo una persona religiosa, se acercaban para escucharle… sentían que les abría una oportunidad, sentían su misericordia?… Disfruto el momento.
Me siento con ellos en un espacio amplio junto al camino para seguir escuchando a Jesús. Les narra la parábola del administrador astuto que emplea su inteligencia para asegurarse el futuro porque le llega un paro de larga duración… Le escucho con toda atención… La conclusión: “la causa de que los ciudadanos de este mundo con sus colegas son más astutos para sus cosas que los hijos de la luz para buscar el bien de todos”… Memorizo, saboreo sus palabras, qué pido… Me tomo mi tiempo.
Le sigo escuchando con atención y con entusiasmo: “El que es fiel en lo poco, también es fiel en lo mucho, y el que es deshonesto en lo poco, también es deshonesto en lo mucho… Y si no sois fieles con lo ajeno, ¿Quién os confiará lo que os pertenece a vosotros?”… Me doy cuenta de la importancia de la confianza, de ser una persona de fiar, de ser una persona íntegra… Se lo pido…
4. JESÚS Y YO. ME SITÚO EN EL HOY.
Jesús mira a la multitud y en un momento en que su mirada se cruza con la mía, también me pregunta: “Y tú, ¿qué has decidido hacer? ¿Cómo te ves de fuerzas, hasta qué punto tu Vida descansa en el Dios de la Vida, hasta qué punto Él es tu roca, aquella sobre la que apoyas tu vida?… Voy viendo cómo estoy de confianza en Dios… ¿Cómo me siento?
Recuerdo el dicho: Mira tus hechos y te diré dónde tienes puesto tu corazón… Miro si pongo mi dinero en causas justas, en banca ética, si estoy impulsando proyectos sociales de necesitados, de refugiados, inmigrantes, sin techo, si voy siendo en mi casa el cambio que quiero ver en mi familia… Se lo cuento a Jesús que me mira y me anima… Me tomo mi tiempo.
Le escucho: “Sigue utilizando la inteligencia para emplear el dinero para obrar el bien”… Le comento múltiples formas de colaborar al bien: pequeñas campañas sobre gastos de agua, luz, reciclaje, modos de educar en la paz en colegios, los más de 2000 economistas que convocó el papa para pensar una economía alternativa, los mediadores de conflictos aplicando la justicia restaurativa, los que inventan modos de energía alternativos… y tantos otros. Le pido ir a una con el Dios creador, el Dios creativo… Me sale pedir: “Tener sus mismos sentimientos”…
5. COLOQUIO
Lo hago recogiendo lo vivido en la oración… Le cuento lo que más me ha llegado… Lo que parecía que iba para mí… Aquello con lo que más me he identificado… Un texto, una palabra, una imagen… Y le pido algo… O le doy gracias…
Y así termino, en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
El Buen padre
10 septiembre, 2022
Lc 15, 11-32
Imagen de Pumukel (Pixabay)
0. TEXTO (leer los versículos enteros)
Contó Jesús esta otra parábola:
“Un hombre tenía dos hijos. El más joven le dijo: ‘Padre, dame la parte de la herencia que me corresponde.” Y el padre repartió los bienes entre ellos”. Pocos días después, el hijo menor vendió su parte y se marchó lejos, a otro país, donde todo lo derrochó viviendo de manera desenfrenada. Cuando ya no le quedaba nada (…) se puso a pensar: “¡Cuántos trabajadores en la casa de mi padre tienen comida de sobra, mientras que aquí yo me muero de hambre” Volveré a la casa de mi padre y le diré: Padre, he pecado contra Dios y contra ti, y ya no merezco llamarme tu hijo: trátame como a uno de tus trabajadores.” Así que se puso en camino y regresó a casa de su padre.
Todavía estaba lejos, cuando su padre le vio; y sintiendo compasión de él corrió a su encuentro y le recibió con abrazos y besos. El hijo le dijo: “Padre, he pecado contra Dios y contra ti, y ya no merezco llamarme tu hijo.” Pero el padre ordenó a sus criados: “Sacad en seguida las mejores ropas y vestidlo; ponedle también un anillo en el dedo y sandalias en los pies. Traed el becerro cebado y matadlo. ¡Vamos a comer y a hacer fiesta, porque este hijo mío estaba muerto y ha vuelto a vivir; se había perdido y le hemos encontrado!” Y comenzaron, pues, a hacer fiesta.
Entre tanto, el hijo mayor se hallaba en el campo. Al regresar, llegando ya cerca de la casa, oyó la música y el baile. Llamó a uno de los criados y le preguntó qué pasaba, y el criado le contestó: “Tu hermano ha vuelto, y tu padre ha mandado matar el becerro cebado, porque ha venido sano y salvo.” Tanto irritó esto al hermano mayor, que no quería entrar; así que su padre tuvo que salir a rogarle que lo hiciese. Él respondió a su padre: “Tú sabes cuántos años te he servido, sin desobedecerte nunca, y jamás me has dado ni siquiera un cabrito para hacer fiesta con mis amigos. En cambio, llega ahora este hijo tuyo, que ha malgastado tu dinero con prostitutas, y matas para él el becerro cebado.”
El padre le contestó: “Hijo, tú siempre estás conmigo y todo lo mío es tuyo. Pero ahora debemos hacer fiesta y alegrarnos, porque tu hermano, que estaba muerto, ha vuelto a vivir; se había perdido y lo hemos encontrado.”
1. SITUACIÓN
Jesús sigue subiendo a Jerusalén, encontrándose con personas y situaciones diversas. En esta ocasión se encuentra con recaudadores y pecadores, es decir, gente de mal vivir: los que por causas diversas han echado su vida a perder y se han quedado sin oportunidades, los de los pequeños delitos que siempre acaban en la cárcel, los de profesiones innobles… ¿Qué tendría Jesús que todos ellos se le acercaban? Esta situación provoca el reproche de las que son “personas de bien”. Y Jesús les cuenta esta parábola del Padre de los dos hijos.
Por lo que se ve, el hijo Menor va a su bola, hace su vida, no le importa su padre ni su hermano, sólo estrenar la libertad y satisfacer sus deseos de pasarlo bien. Hace todo esto hasta que se hunde como persona y comienza a ganarse la vida en lo último de lo último. Pero todavía le queda conciencia y la experiencia de una familia buena en la que se crio y, cuando le falla todo, se acuerda de ella, de su Padre. Entrando en sí, ese recuerdo le da la fuerza para salir del fondo del abismo y comenzar el regreso a casa. (Aunque la motivación de fondo no era el daño que había hecho a su Padre y a la familia sino dejar de pasar hambre).
Para su sorpresa su padre le brinda un gran recibimiento… Nunca se hubiese podido imaginar que su Padre le quisiese tanto, ni que habiendo hecho lo que hizo, su Padre le pudiese recibir así. Alguien le quiere a pesar del desastre en que ha convertido su vida y del desastre que ha hecho en su familia.
Por el contario el hijo Mayor seguía en casa, en el hogar, en la Iglesia. (Siendo catequista, de Cáritas y los grupos de profesionales cristianos, sin darle las horas del día para la actividad que desplegaba…). Llega cansado a casa y encuentra al padre que ha hecho fiesta porque ha recobrado a su hijo sano. El padre sale a buscarle para celebrar y el hijo mayor se enfrenta a él: ¿O sea que ese desastre sí y yo que siempre cumplo, no?
El Padre le hace caer en la cuenta de su situación al mayor: “Hijo, yo siempre estoy contigo (no te he dejado de querer un día de tu vida). Todo lo mío es tuyo (tu hermano ha malgastado su herencia, no tiene nada)”. Le insta a situarse desde la misericordia con el hermano y no desde los méritos propios: “¿No debieras alegrarte porque ese hermano tuyo estaba muerto y ha vuelto a la vida? Estaba perdido y ha sido hallado” ¿No te sale hacer eso con tu hermano a pesar de estar tantos años en mi casa, en la Iglesia?
2. HACEMOS SILENCIO
Podéis tener a mano los pasos del cómo hacer silencio copiados en una hojita juntamente con el texto del evangelio a contemplar hoy. (Si necesitas los pasos para hacer silencio detallados entra en: oración contemplativa).
3. ME HAGO PRESENTE: VER, OIR, GUSTAR…
NOTA: Que los puntos suspensivos… sean el lugar donde pararse y contemplar (gustar y sentir).
Me sitúo con Jesús y los Doce en el momento en que fariseos y doctores de la ley critican a Jesús porque acoge y está con los perdidos, con los recaudadores de impuestos para el ejército de ocupación, con los que han estafado, con los traidores al Pueblo… También con gentes que han hecho daño o personas de mala fama reconocida… Con los que por lo que sea han echado a perder su vida y la de otros y quieren salir de la sima en la han caído… Se oye: “Estos no tienen solución ni perdón de Dios… ¿Por qué pierdes el tiempo con ellos?”… Lo escucho yo con los Doce también les cuesta entender lo de Jesús… y a mí con ellos… Me tomo mi tiempo…
Al poco escucho a Jesús que toma la palabra y empieza a contar una parábola: “Un padre, dos hijos… El hijo menor, un pieza al que no se le ocurre más que pedir la herencia… la cual el padre no tenía obligación de darle… Era una manera de romper totalmente con el padre”… Me quedo apesadumbrado: ¿Cómo puede hacer eso un hijo con un padre?… No pierdo detalle de la escena. ¿Cómo me deja?…
Continúo cerca de Jesús que sigue narrando: “Pasa el tiempo… después de gastar toda la herencia en juergas, placeres… hundido en la miseria… entra dentro de sí y se dice: ¿Qué desastre he hecho con mi vida?… En medio de esos pensamientos se acuerda de la experiencia de su padre, alguien bueno y misericordiosamente justo”… Quiero no perderme ninguna de las palabras de Jesús… Deseo ir a una con el corazón misericordioso del padre… ¿Cómo me siento?…
4. JESÚS Y YO. ME SITÚO EN EL HOY.
Me hago presente en la vida de ese hijo… me siento cerca de él, mal vestido y maloliente, el cual se dice para sí: “Voy a ir a donde mi padre… aunque he sido un canalla, un mal hijo… pero tendré de comer y aquí me muero de hambre”… Descubro que no le preocupa lo que habrá sufrido el padre por haberle perdido, el daño que ha hecho en la reputación de la familia… sino el no morirse de hambre… Todavía no ha salido de sí… Aprendo a bucear en las intenciones de las personas… ¿Cómo me siento?… Es un primer paso el darse cuenta…
Se pone en camino y yo camino con él. Le noto avergonzado… muerto de hambre, sucio, culpabilizado… pero es la manera que descubre para salvarse de morir de hambre… Divisa a lo lejos la casa de su padre… Y de pronto vemos que un hombre mayor viene corriendo… es su padre… jadeante… y le falta tiempo para abrazar al hijo desarrapado y fracasado que vuelve derrotado… Noto que el hijo no se lo puede creer… Me detengo tiempo en la escena… le pone el anillo por el que le reconoce como hijo… llora de alegría y de vergüenza por su comportamiento… Disfruto de ese recibimiento…
Al tiempo acompaño al Padre que sale también a buscar al hijo mayor para que entre a celebrar… Escucho sus reproches y escucho al Padre: “Hijo, yo siempre estoy contigo, no te he dejado de querer un día de tu vida. Todo lo mío es tuyo. Tu hermano ha malgastado su herencia, no tiene nada… ¿No debieras alegrarte porque ese hermano tuyo estaba muerto y ha vuelto a la vida? Estaba perdido y ha sido hallado” ¿No te sale eso con tu hermano a pesar de estar tantos años en mi casa, en la Iglesia?… Escucho entre admirado y entusiasmado las palabras del padre al hijo mayor… Me tomo mi tiempo…
Entonces el padre se sienta junto a mí. “Que difíciles son estos hijos… cuando parecía que ya estaba la familia se me va el pequeño… Cuando vuelve el pequeño el mayor no quiere sentarse a la mesa con el menor”… Le escucho… y pido poder hacer familia, hacer lugar de encuentro allí donde esté viviendo… Pido tener sus sentimientos…
5. COLOQUIO
Lo hago recogiendo lo vivido en la oración… Le cuento lo que más me ha llegado… Lo que parecía que iba para mí… Aquello con lo que más me he identificado… Un texto, una palabra, una imagen… Y le pido algo… O le doy gracias…
Y así termino, en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
Si quieres venir en pos de Mí…
5 septiembre, 2022
Lc 14, 25-33
Mosaico de Marko Rupnik SJ
0. TEXTO (leer los versículos enteros)
Junto con Jesús iba un gran gentío, y Él, dándose vuelta, les dijo:
– “Cualquiera que venga a mí y no me ame más que a su padre y a su madre, a su mujer y a sus hijos, a sus hermanos y hermanas, y hasta a su propia vida, no puede ser mi discípulo. El que no carga con su cruz y me sigue, no puede ser mi discípulo.
¿Quién de ustedes, si quiere edificar una torre, no se sienta primero a calcular los gastos, para ver si tiene con qué terminarla? No sea que una vez puestos los cimientos, no pueda acabar y todos los que lo vean se rían de él, diciendo: “Este comenzó a edificar y no pudo terminar”.
¿Y qué rey, cuando sale en campaña contra otro, no se sienta antes a considerar si con diez mil hombres puede enfrentar al que viene contra él con veinte mil? Por el contrario, mientras el otro rey está todavía lejos, envía una embajada para negociar la paz. De la misma manera, cualquiera de ustedes que no renuncie a todo lo que posee, no puede ser mi discípulo”.
1. SITUACIÓN
Jesús ha decidido subir a Jerusalén, una decisión que desembocará en su muerte. En ese camino hay un grupo grande de personas que le siguen, a entender de Jesús sin darse cuenta de los riesgos que entraña seguir con Él y su misión. Ellos están seducidos por su persona que les ha ganado el corazón. Creen que con Él podrán ir lejos. Quizás están idealizando demasiado el seguirle, como si todo fuese a salir bien por la bondad de la causa que plantea. Por eso, Jesús no quiere dejar que ignoren las dificultades que les pueden sobrevenir, que pueden correr su misma suerte.
No es difícil imaginarse que, en su mundo y en el nuestro, el llevar adelante la propuesta de la fraternidad en la casa común choque frontalmente con intereses de poderosos y que llevará a enfrentamientos y persecuciones, algunas muy serias, donde uno puede perder todo. Por eso Jesús les advierte: “Si alguien quiere venir conmigo y no pospone a su familia, e incluso a sí mismo, no carga con su cruz y me sigue, y no renuncia a sus bienes mejor que se lo piense”. Renunciar no quiere decir venderlos, sino vivirlos en disponibilidad, como si no los tuviese, y que esté dispuesto a dejarlos en favor de quien los necesite verdaderamente. Él nos pide calcular los riesgos. Para construir la casa, para dar batalla.
¿Pero este seguimiento lleva a la auto realización? Veamos un ejemplo cercano: Nelson Mandela, ¿se auto realizó o no? En Sudáfrica, si Mandela y muchas personas con él no hubiesen sido capaces de renunciar a tantas cosas no hubiera habido una reconciliación nacional. Decimos de Mandela que es una persona realizada, de una humanidad impresionante, pero en muchos momentos de su vida parecía que le habían deshumanizado. Asumiendo las dificultades, fue aprendiendo a perdonar a los enemigos, a vivir en la incertidumbre del triunfo contra el apartheid, a la renuncia a una familia pues pasó más de 20 años en la cárcel, etc. Todas estas cosas le hicieron crecer en humanidad y e hicieron que otros recuperasen su humanidad pisoteada y su lugar en aquella sociedad.
2. HACEMOS SILENCIO
Podéis tener a mano los pasos del cómo hacer silencio copiados en una hojita juntamente con el texto del evangelio a contemplar hoy. (Si necesitas los pasos para hacer silencio detallados entra en: oración contemplativa).
3. ME HAGO PRESENTE: VER, OIR, GUSTAR…
NOTA: Que los puntos suspensivos… sean el lugar donde pararse y contemplar (gustar y sentir).
Me sitúo acompañando a Jesús que ha decidido subir a Jerusalén, lugar donde “matan a los profetas”… Camino con Él y una gran multitud… Le veo preocupado… Dirigiéndose a los Doce les dice que la gente le sigue muy ingenuamente… y sigue haciendo camino como para pensar qué les quiere comentar para que no se sientan engañados ni defraudados… Sigo caminando con ellos… comienzo a hacerme consciente de la preocupación de Jesús por ellos… sabiendo que le siguen porque Él les ha ganado el corazón… Hago míos sus sentimientos… Me tomo mi tiempo.
Se da la vuelta y dirigiendo a sus seguidores les dice: “El camino que llevamos del reino de Dios y de la fraternidad humana traerá dificultades serias, por tanto cualquiera que venga a mí y no me ame más que a su padre y a su madre, a su mujer y a sus hijos, a sus hermanos y hermanas, y hasta a su propia vida, no puede ser mi discípulo. El que no carga con su cruz y me sigue, no puede ser mi discípulo”… Escucho con toda atención y me impresiona la claridad y verdad con que sitúa a los discípulos… ¿Cómo me siento?…
Sigo caminando con Jesús y sus discípulos y escucho los dos ejemplos que les pone para que les quede claro: “Esto del Reino es como construir una torre. Echa bien los cálculos… en este seguimiento puedes perder todo. Entonces puedes renegar de la apuesta que has hecho… Calcula bien antes. Mira tus fuerzas y tus posibilidades, donde las pones”… “Esto es como una batalla. Calcula si vas a poder resistir con un enemigo fuerte, sólo tenemos el testimonio de la palabra y el escudo de nuestra persona”… No me pierdo palabra… Pido fuerzas.
4. JESÚS Y YO. ME SITÚO EN EL HOY.
Jesús mira de nuevo a la multitud y cruza su mirada con la mía y me dice: “¿Me quieres seguir?… Antes de responder hago memoria para ver dónde he puesto mi confianza en otros momentos difíciles de mi vida y lo recuerdo: Ha sido en Jesús, en mi unión con Él, en ir a una con Él como la vid y los sarmientos… Le escucho: “Esta vez te puedes jugar mucho, tus bienes, tu familia, incluso tu persona, por hacer posible la fraternidad”… Se me quedan grabadas sus palabras… ¿Qué le pido?…
Le escucho de nuevo a Jesús: “Piénsate si quieres venir conmigo… Si quieres tomar partido por las causas en las que yo estoy: Los pequeños, los que buscan sitio y no lo encuentran, los que trabajando no llegan casi a fin de mes, los que todo se les pone en contra, los que no ven salida a su situación porque los poderosos se la cierran… Ánimo”… ¿Qué me sale decirle?… A una contigo…
Jesús me sigue explicando: “Vivir así te ayudará a tu auto realización de una manera que tú no esperas… pero también a la auto realización de tantos que no tienen garantizada su vida”… Escucho y me tomo mi tiempo… Pido fiarme… y le digo: “Voy contigo. Sé que vas delante y te acompaño”… Le pido de corazón seguirle en la confianza…
5. COLOQUIO
Lo hago recogiendo lo vivido en la oración… Le cuento lo que más me ha llegado… Lo que parecía que iba para mí… Aquello con lo que más me he identificado… Un texto, una palabra, una imagen… Y le pido algo… O le doy gracias…
Y así termino, en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
Padre Nuestro
18 julio, 2022
Lc 11, 1-13
Imagen thisisZun (Pexels)
0. TEXTO (leer los versículos enteros)
Un día Jesús estaba orando en cierto lugar y, cuando terminó, uno de sus discípulos le dijo:
– “Señor, enséñanos a orar, así como Juan enseñó a sus discípulos”.
Él les dijo entonces:
– “Cuando oréis, decid: Padre, santificado sea tu Nombre, que venga tu Reino. Danos cada día nuestro pan cotidiano. Perdona nuestros pecados, porque también nosotros perdonamos a aquellos que nos ofenden y no nos dejes caer en la tentación”.
(…) Si vosotros, que sois malos, sabéis dar cosas buenas a vuestros hijos, ¡Cuánto más el Padre del cielo dará el Espíritu Santo a aquellos que se lo pidan!”.
1. SITUACIÓN
Nos preguntamos muchas veces para qué orar, cómo orar. Los discípulos también se lo preguntan a Jesús, porque intuyen que de la oración surge en Él esa fuerza que le sostiene y ese actuar que atrae y entusiasma.
Es posible que el padrenuestro se compusiera por partes y no de una sola vez. Pero en un caso o en otro, es la oración de Jesús. Destaco dos características: por una parte es una oración en plural “Padre nuestro”, no es mi oración, mi dios particular, es el de todos; por otra es una oración que me saca de mis intereses y me sitúa en el deseo de Jesús, de Dios.
Sus contenidos son siete peticiones: Abba, el nombre con el que Jesús se dirigía a Dios; Santificado sea tu nombre, permaneciendo fiel a ese misterio de Amor; Venga tu Reino, algo así como la fraternidad universal en estructuras de igualdad y con un corazones llenos de la entrañable ternura de nuestro Dios; Hágase Tu voluntad, una oración que busca la voluntad de Dios, no nuestros intereses, porque cree que la voluntad de Dios es amar a la humanidad hasta el extremo y eso supera con mucho mis capacidad de amar a los demás. Por eso buscamos Su voluntad, no la nuestra.
La segunda parte tiene que ver con el pan, el Pan del futuro dánoslo hoy y que el pan llegue para todos. El perdón que nos lleva a perdonar a los demás como somos perdonados. No nos dejes caer en tentación, puesto que vamos a estar continuamente tentados como Él que no sucumbamos a la tentación.
“Pedid y se os dará… vuestro Padre concederá el Espíritu santo a los que se lo piden”. Eso es el regalo de Dios, no tanto que nos toque la lotería o que no caigamos enfermos o que no perdamos el trabajo… sino que nos conceda vivir todas esas situaciones de contrariedad o de alegría con Espíritu.
2. HACEMOS SILENCIO
Podéis tener a mano los pasos del cómo hacer silencio copiados en una hojita juntamente con el texto del evangelio a contemplar hoy. (Si necesitas los pasos para hacer silencio detallados entra en: oración contemplativa).
3. ME HAGO PRESENTE: VER, OIR, GUSTAR…
NOTA: Que los puntos suspensivos… sean el lugar donde pararse y contemplar (gustar y sentir).
Me sitúo con Jesús y sus discípulos, los Doce y muchos más, en el camino hacia Jerusalén. Allí donde ha enviado a los 72, en la frontera con Samaría, en Betania, donde ha enseñado a María la Escritura, ha planteado la novedad del prójimo… Ahora los discípulos se le acercan para pedirle: “Enseñanos a orar”… “¿De dónde sacas la fuerza de tu actividad y de tu modo de ser?”… Yo le quiero preguntar: Cuéntanos qué te mueve por dentro, con quién te comunicas, cómo te conectas, cómo tomas decisiones desde ese Misterio que llamamos Dios… Saboreo largamente este momento…
Pongo mi atención en Jesús: “Cuando oréis, decid: Padre, santificado sea tu Nombre”. Me fijo en cómo Jesús pronuncia su nombre, Abbá… con qué respeto y veneración… Abbá … Me maravillo de la total confianza de Jesús en el Misterio que le habita, le sostiene y le une con todo el universo a modo de fraternidad, de cuidado fraternal… Saboreo del Misterio que a todos nos habita… también a mí: “Mi Padre y vuestro Padre”. Disfruto de ese momento tan gratificante… Me tomo mi tiempo.
Sigo escuchándole: “Que venga tu Reino”… Continua: “Que llegue esa fraternidad universal a la que conduce la confianza absoluta en ese Abba, un corazón que se une con todo y con todos… no sólo en el amor… sino en el perdón, cuando nos hacen daño, nos quitan los bienes, o la fama”… Me doy cuenta de que es una fraternidad que busca reconciliar lo roto de este mundo por medio del don sin medida: El perdón… Saboreo el realismo de su fraternidad y su fuerza… ¿Cómo me hace sentir?…
4. JESÚS Y YO. ME SITÚO EN EL HOY.
Permanezco sentado en ese lugar, que se convierte en maravilloso por lo que allí estamos viviendo… Estamos disfrutando de un momento único… Sigo escuchando a Jesús que nos dice y me dice: “Danos cada día nuestro pan cotidiano”… continúa: “El pan para mañana, el definitivo, dánoslo hoy”… Me voy imaginando lo que será el cielo y que de eso se trata, de que sea ya en la tierra para todos… Doy gracias por esa comprensión del Abbá tan unido a todo, tan presente… uniendo cielo y tierra …
Sigo escuchándole sin perder detalle: “Perdona nuestros pecados, porque también nosotros perdonamos a aquellos que nos ofenden”… Recuerdo la dificultad de perdonar tantas situaciones que nos parecen imperdonables; guerras, matanzas, torturas… La capacidad de Jesús de perdonar desde la cruz… Le doy gracias porque lo predicado es lo vivido… Me tomo mi tiempo…
Así concluye: “No nos dejes caer en la tentación”… Sigo escuchando a Jesús: “Continuamente estamos tentados de tirar la toalla, de hacer otra cosa diferente de la que sentimos que nos haría hermanxs… tentados de buscar nuestros intereses y no los de todos”… Le pido que no caiga en tentación… que no caigamos en tentación… ¿Cómo me siento? …
5. COLOQUIO
Lo hago recogiendo lo vivido en la oración… Le cuento lo que más me ha llegado… Lo que parecía que iba para mí… Aquello con lo que más me he identificado… Un texto, una palabra, una imagen… Y le pido algo… O le doy gracias…
Y así termino, en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
Buen samaritano
4 julio, 2022
Lc 10, 25-37
Imagen de AD_Images (Pixabay)
0. TEXTO (leer los versículos enteros)
El doctor de la Ley, para justificar su intervención, le hizo esta pregunta:
– “¿Y quién es mi prójimo?”
Jesús volvió a tomar la palabra y le respondió:
– “Un hombre bajaba de Jerusalén a Jericó y cayó en manos de unos bandidos, que lo despojaron de todo, lo hirieron y se fueron, dejándolo medio muerto. Casualmente bajaba por el mismo camino un sacerdote: lo vio y siguió de largo. También pasó por allí un levita: lo vio y siguió su camino. Pero un samaritano que viajaba por allí, al pasar junto a él, lo vio y se conmovió. Entonces se acercó y vendó sus heridas, cubriéndolas con aceite y vino; después lo puso sobre su propia montura, lo condujo a un albergue y se encargó de cuidarlo. Al día siguiente, sacó dos denarios y se los dio al dueño del albergue, diciéndole: “Cuídalo, y lo que gastes de más, te lo pagaré al volver”. ¿Cuál de los tres te parece que se portó como prójimo del hombre asaltado por los ladrones?”
– “El que tuvo compasión de él” le respondió el doctor.
Jesús le dijo:
– “Ve, y procede tú de la misma manera”.
1. SITUACIÓN
Un hombre que baja de camino. Unos bandidos que le roban y le muelen a palos y lo dejan medio muerto. Esto, incluso hoy, funciona a nivel de países. Hay países bandidos que roban, matan y dejan a la población medio muerta sin fuerzas para reaccionar.
Pasan dos personas religiosas: Un levita que, por ley, no podía oficiar si tocaba a alguien que estaba muerto, con lo cual perdería un tiempo de trabajo y un dinero importante. Tendría que purificarse para poder volver a oficiar. Lo mismo el sacerdote, no podía sacrificar en el Templo si se impurificaba al tocar a un muerto. Estos tenían algún motivo. Pero hoy el no mancharse, el no implicarse, responde a otras motivaciones: rompe mis planes, me puede complicar la vida, me puede meter en líos… Como dice la canción: “Y muchos que lo ven pasan de largo”. Como decía Luther King: “No me preocupa el grito de los violentos, de los corruptos, de los deshonestos, de los sin ética. Lo que más me preocupa es el silencio de los buenos”. O como dice nuestro papa de la cultura de la indiferencia.
El samaritano realiza varias acciones precedidas de varios verbos: Lo vio y se compadeció (los tres vieron lo mismo). Bajó de su cabalgadura y le prestó los primeros auxilios (aceite y vino). Lo montó en su vehículo. Lo llevó a urgencias (posada). Se quedó con él, pasó la noche. Le dio dinero al posadero, porque todo suponía un costo: la atención, la comida, la cama, etc. Y como tuvo que quedar ingresado, dejó una muestra para que supiera que iba a volver. Un exceso…
“¿Cuál de los tres te parece que se portó como prójimo del herido?”. Jesús pasa de ¿Quién es mi prójimo? a QUIÉN se hizo prójimo. La decisión está en mis manos, no en las de quien por ley está establecido que sea mi prójimo: mi familia, los míos, los de mi partido, mi pueblo…
2. HACEMOS SILENCIO
Podéis tener a mano los pasos del cómo hacer silencio copiados en una hojita juntamente con el texto del evangelio a contemplar hoy. (Si necesitas los pasos para hacer silencio detallados entra en: oración contemplativa).
3. ME HAGO PRESENTE: VER, OIR, GUSTAR…
NOTA: Que los puntos suspensivos… sean el lugar donde pararse y contemplar (gustar y sentir).
Vamos a suponer que el apaleado, la víctima, es Jesús… Me sitúo en la escena… ¿Qué puedo hacer por Jesús, por lo mejor que ha pasado por la humanidad?… ¿A quién tengo como amigo desde hace mucho?… Está en la cuneta del camino, parece que es Él, pero como está boca abajo no sé si es… pero si se salva, será una gran suerte para la humanidad… ¿Qué hago yo? ¿Me doy un rodeo, lo miro, le hablo?… Me acuerdo del evangelio: “Cuando te vimos hambriento o herido o desnudo…”
Llegan el levita y el sacerdote que tienen buenos motivos para no tocarle porque se les va a complicar la vida… Les digo que les comprendo, pero les pregunto… “¿Si en vez de suponer que está muerto, partimos de que puede estar vivo?”… Siguen su camino… Yo continúo ahí cerca sin saber qué hacer, estando… ¿Cómo me siento?
En este momento llega un samaritano, un enemigo político, y me sorprende que se pare y comience a hacer algo distinto que mirar… Comienza a hacerse cargo… Me acerco también yo y le acompaño a atender a Jesús, con quien tendré una relación privilegiada en el futuro… A mí sólo no me hubiera salido… Que importante es la compañía de personas que hacen frente a lo inesperado. Una persona buena nos hace buenos… ¿Qué me sale pedir? O agradecer…
4. JESÚS Y YO. ME SITÚO EN EL HOY. EN ESTA PANDEMIA
Sigo ahí acompañando… Ponemos al herido, a Jesús, en postura adecuada para curarle… Notamos su agradecimiento… Le damos las primeras atenciones, curamos las heridas con aceite y vino… despacio y con cuidado… Lo subimos como podemos al mulo… ¿Cómo me siento?… ¿Qué pido?…
Como veo que el samaritano marcha con el herido, con Jesús herido, le pido que me deje acompañarle… Caminamos juntos a urgencias, a la posada… No hay nadie especialista, hay que estar con Él y cuidarle… le digo que nos turnamos… Así pasamos la noche… parece que el herido evoluciona mejor, que Jesús se recupera… Una persona decidida a hacer el bien: ¡qué fuerza tiene!… Con él voy aprendiendo a sacar la misericordia que llevo dentro, a complicarme la vida por alguien a quien no conozco, a ponerme en el lugar del otro porque ese otro necesita en este momento de mí… Agradezco haber tenido una persona que me contagió…
Sigo en la posada… A la mañana siguiente veo que encarga al posadero que le cuide y le da un dinero… ¿Cómo me quedo? E incluso le dice que si gasta más se lo diga a la vuelta… Me quedo impresionado, es mucho más de lo que yo hubiera hecho… Le agradezco su ejemplo, de corazón, y le digo que me quedo cuidando al herido, a Jesús… Sigo acompañándole… dando gracias por lo que ésta situación ha sido capaz de sacar de mí: La mirada de la misericordia, la que no mira para otro lado… Empezar a implicarme en los imprevistos y por tanto a dar tiempo a algo con lo que no contaba… Sacar de mi la capacidad de compromiso… incluso económico, no sólo de tiempo… Le doy gracias a Jesús por aprender a humanizarme…
5. COLOQUIO
Lo hago recogiendo lo vivido en la oración… Le cuento lo que más me ha llegado… Lo que parecía que iba para mí… Aquello con lo que más me he identificado… Un texto, una palabra, una imagen… Y le pido algo… O le doy gracias…
Y así termino, en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
Los 72
27 junio, 2022
Lc 10, 1-20
Imagen de Gavilla (Pixabay)
0. TEXTO (leer los versículos enteros)
Después de esto escogió también el Señor a otros setenta y dos, y los mandó delante de él, de dos en dos, a todos los pueblos y lugares a donde tenía que ir.
Les dijo:
– “Ciertamente la mies es mucha, pero los obreros son pocos. Por eso, pedidle al Dueño de la mies que mande obreros a recogerla. Andad y ved que os envío como a corderos en medio de lobos. No llevéis bolsa ni monedero ni sandalias… Cuando entréis en una casa, saludad primero diciendo: ‘Paz a esta casa.’… Al llegar a un pueblo donde os reciban bien, comed lo que os ofrezcan; sanad a los enfermos del lugar y decidles: ‘El reino de Dios ya está cerca de vosotros.’ Pero si llegáis a un pueblo y no os reciben, salid a las calles diciendo: ‘¡Hasta el polvo de vuestro pueblo que se ha pegado a nuestros pies nos lo sacudimos en protesta contra vosotros! Pero sabed que el reino de Dios está cerca…’”
1. SITUACIÓN
Lucas es el único evangelista que relata la misión de los 72. Acentúa lo universal. 12 es el número de las tribus de Israel. 72 el número de las naciones gentiles según el Génesis. El envío de dos en dos se produce porque el testimonio de uno no vale nada en un juicio y ellos eran testigos del evangelio. La misión no es sólo cosa de los apóstoles, de los Doce, sino abierta a todo cristiano, a los setenta y dos.
Si analizamos algunos rasgos clave vemos que son enviados para anunciar el Reino de Dios, es decir anunciar que Dios ama a esta humanidad y desea habitar en sus personas y que así vivan una práctica de fraternidad. Esto les desea a todos, a los que les reciben y a quienes no les reciban. El mensaje es para todos. La mies es mucha y los obreros pocos. ¿Cuántos millones de personas no han oído hablar hoy la Buena Noticia de que la vida tiene sentido por sí misma, porque la vida toda está llena del Amor de Dios? ¿De que es una suerte descubrir que somos queridos incondicionalmente por el Dios de la Vida? Esto anuncian.
Son enviados como ovejas en medio de lobos. Hay mucha rabia, resentimiento, odio, daño… Hoy en día eso se vomita por las redes, por los modos de relación y también por los intereses de grupos especializados en mentir y difamar. Por tanto algo nos tocará pasar a la Iglesia. Otros están especializados en matar, por guerras o por sicarios. Por eso no podemos ir de ingenuos ni pensando que vamos a ser capaces de ver lo bueno; si bien es cierto que otras veces nos sorprendemos de la bondad de algunas personas y grupos.
Van sin bolsa, alforja ni sandalias. Es decir, nuestra persona, nuestra palabra, nuestro modo de vida, serán los “instrumentos” que evangelicen. Como diría San Ignacio: “Los instrumentos que unen a la persona con Dios” son la clave. Y no escatimó en medios externos: “Llevad la paz, a las casas, a los pueblos, “el shalom”, la paz de Dios. Curad a los enfermos, sanad las heridas, aquellas que no les dejan vivir, las heridas del alma”. Y esta vez les fue bien. Pero más importante que el éxito pastoral, es que sus nombres, nuestros nombres, están escritos en el cielo. Para Dios tenemos un nombre, Él conoce nuestro nombre.
2. HACEMOS SILENCIO
Podéis tener a mano los pasos del cómo hacer silencio copiados en una hojita juntamente con el texto del evangelio a contemplar hoy. (Si necesitas los pasos para hacer silencio detallados entra en: oración contemplativa).
3. ME HAGO PRESENTE: VER, OIR, GUSTAR…
NOTA: Que los puntos suspensivos… sean el lugar donde pararse y contemplar (gustar y sentir).
Me sitúo en esta escena del evangelio, como si presente me hallase. Veo a Jesús llamando a setenta y dos en la frontera con Samaría, en una zona de arbolado, al comienzo del día… Estoy mirando la escena… Jesús va pidiendo colaboración, a este, a aquel… a mí… ¿Cómo me siento? ¿Qué me sale agradecer?… Me tomo mi tiempo.
Con ellos, en ese lugar, escucho a Jesús que nos dice: “La mies es mucha y los obreros pocos. Por eso, pedidle al Dueño de la mies que mande obreros a recogerla”… Hay mucho bueno sembrado por aquel mundo y no hay quien lo recoja… Observo la escena donde Jesús ve la cosecha que deber ser recogida. Quizás los 72 sólo ven la dificultad de conectar con los samaritanos: la cosecha a recoger según Jesús… y yo con ellos… Escucho y pido confiar…
Sigo escuchando a Jesús que plantea un estilo de hacer para que la misión sea creíble: “Os envío de dos en dos, no en solitario, así os protegéis, os complementáis y sois testigos”. Saboreo sus palabras… “No llevéis bolsa, ni monedero, ni sandalias”… En total disponibilidad, también económica… Libres para anunciar el evangelio sin cortapisas… Me tomo mi tiempo… Me acuerdo de los medios de los que dispongo… ¿Me siento libre de ellos?… ¿Confío más en ellos que en mi forma de vivir?… Me tomo mi tiempo… Saboreo sus palabras.
4. JESÚS Y YO. ME SITÚO EN EL HOY. EN ESTA PANDEMIA
Jesús conoce las situaciones de conflicto y prejuicios entre los judíos, galileos y samaritanos. Es consciente de que si nos identifican con uno de los grupos vamos a tener problemas con los otros. Nos dice: “Os envío como ovejas en medio de lobos… No es bueno vivir amedrentado ni ser ingenuo”… Se lo pido… Jesús sigue: ”Cuando entréis en una casa, saludad primero diciendo: Paz a esta casa. Vais en son de paz”… Resuenan en mí las palabras de Jesús resucitado, paz a vosotros… Saboreo la paz en medio de la conflictividad… Voy pasando sus palabras por mi corazón…
Ahora se dirige más personalmente a mí: “Yo te envío también a ti, para que vayas sanando todo lo inmundo, todo lo inhumano, todo lo que deshumaniza”… Sana heridas… Participa en mi misión… Me tomo mi tiempo… Continúa: “Lleva la esperanza, anuncia que el Reino de Dios está cerca. Que Dios está amándonos hasta el extremo… Que nos quiere… Di esto al que te escuche y también a quien no te reciba”… Saboreo esa preciosa misión que recibo… La hago mía, la agradezco…
Así llego a mi lugar de vida, a los míos cercanos, a mi trabajo, ataviado con mi estilo de vida que desea vivir conectado con Jesús… Me encuentro con los míos. Me sale desearles que vivan con paz, que saboreen la vida, que salgan de sí mismos para poder madurar y saborear la verdadera vida… Les deseo que quien les habita y no cabe en el universo, que es pura entrega servicial, sea alguien a quien experimenten y lo manifiesten con su vida… y veo que es bueno… Busco hacerme entender desde mi experiencia… Sigo deseando tanto bueno…
5. COLOQUIO.
Lo hago recogiendo lo vivido en la oración… Le cuento lo que más me ha llegado… Lo que parecía que iba para mí… Aquello con lo que más me he identificado… Un texto, una palabra, una imagen… Y le pido algo… O le doy gracias…
Y así termino, en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
Seguimiento
20 junio, 2022
Lc 9, 57-62
Imagen de Jao Campoz (Pixabay)
0. TEXTO (leer los versículos enteros)
Mientras iban caminando, alguien le dijo a Jesús:
– “¡Te seguiré adonde vayas!”.
Jesús le respondió:
– “Los zorros tienen sus cuevas y las aves del cielo sus nidos, pero el Hijo del hombre no tiene dónde reclinar la cabeza”.
Dijo a otro:
– “Sígueme”.
Él respondió:
– “Permíteme que vaya primero a enterrar a mi padre”.
Pero Jesús le respondió:
– “Deja que los muertos entierren a sus muertos; tú ve a anunciar el Reino de Dios”.
Otro le dijo:
– “Te seguiré, Señor, pero permíteme antes despedirme de los míos”.
Jesús le respondió:
– “El que ha puesto la mano en el arado y mira hacia atrás, no sirve para el Reino de Dios”.
1. SITUACIÓN
Este relato se sitúa en el momento en que Jesús se afirma en la voluntad de subir a Jerusalén. Toma una decisión clave en su vida. Parece querer decir que lo que ha hecho junto al lago, en su tierra de Galilea, ahora lo va a llevar a cabo en el Centro religioso fundamental de Israel, en Jerusalén, sabiendo que “ningún profeta muere fuera de Jerusalén”. En este contexto se dan varias respuestas al seguimiento a Jesús: radicales, mediocres, de comenzar y no seguir, etc… Son respuestas proféticas, por eso son tan drásticas. Van en la línea de dejarlo todo para seguir a Jesús, algo que aparece muchas veces en el evangelio.
La primera respuesta es de total disponibilidad, en la que Jesús advierte contra la buena voluntad sin más trasfondo y la ingenuidad: “Los zorros tienen sus cuevas y las aves del cielo sus nidos, pero el Hijo del hombre no tiene dónde reclinar la cabeza”. Las otras dos tienen que ver con la familia, con los lazos de sangre que son los que unen más afectivamente. Por entonces, eran los que daban estabilidad vital, ya que el clan nunca dejaba abandonado a ninguno de sus miembros. “Permíteme que vaya primero a enterrar a mi padre”, es decir: “Cuando muera mi padre, entonces te seguiré”. Así también: “Permíteme antes despedirme de los míos”, es decir: seguir teniendo a mi familia a la par del seguimiento. Por eso la respuesta de Jesús les sitúa, les marca dónde poner la prioridad. Por supuesto que la atención a la familia es importante: Jesús, sobre todo, la practica con su madre. Pero… ¿es la familia para el Reino de Dios o es el Reino de Dios para la familia?
Recordemos a Ignacio de Loyola: “Y todas las cosas sobre la faz de la tierra son creadas para el ser humano, para que le ayuden a alcanzar el fin para el que es criado”. Y esas “cosas” son todo lo necesario para la vida, aquello sin lo cual no podemos vivir: respirar, beber, afecto, el tiempo, el dinero… todo vivido en conexión con Dios Amor verdadero y en las actividades de la vida diaria con disponibilidad.
2. HACEMOS SILENCIO
Podéis tener a mano los pasos del cómo hacer silencio copiados en una hojita juntamente con el texto del evangelio a contemplar hoy. (Si necesitas los pasos para hacer silencio detallados entra en: oración contemplativa).
3. ME HAGO PRESENTE: VER, OIR, GUSTAR…
NOTA: Que los puntos suspensivos… sean el lugar donde pararse y contemplar (gustar y sentir).
Hace poco tiempo que Jesús ha tomado la decisión de ir a Jerusalén, lugar donde mueren los profetas. Me sitúo con Jesús y los Doce… Caminando hacia Jerusalén y ya en la frontera de Galilea con Samaria son mal vistos, no les dan alojamiento, les mandan dormir al raso… Todo ello porque van a Jerusalén y los samaritanos son enemigos de los judíos. Por tanto, el que va a Jerusalén es que es amigo de sus enemigos… Comienzo a conocer los tremendos prejuicios de los pueblos vecinos, incluso los que provienen del tronco común… Acompaño a Jesús que asume la situación…
Me sitúo caminando hacia Jerusalén como si presente me hallase, a primera hora de la mañana, con los doce y el grupo de discípulos… En un momento, uno de ellos se dirige a Jesús y le dice: “¡Te seguiré adonde vayas!”… Jesús se le queda mirando y le responde: “Los zorros tienen sus cuevas y las aves del cielo sus nidos, pero el Hijo del hombre no tiene dónde reclinar la cabeza. Te lo digo porque nos ha pasado. Es bueno que lo sepas, el seguimiento tiene consecuencias.” Escucho… Pido tener esa disponibilidad no ingenua… Me tomo mi tiempo.
Mirando alrededor Jesús se dirige a otra persona que está en el grupo y le dice: “Sígueme”. Y la persona asiente, pero pide tiempo: “Permíteme que vaya primero a enterrar a mi padre”. Es decir, cuando muera mi padre te seguiré… Me doy cuenta de las resistencias que tenemos las personas. “Deja que los muertos entierren a sus muertos; tú ve a anunciar el Reino de Dios“… “Esto es urgente, lo principal”. Entiendo que pide disponibilidad total. ¿Cómo me siento?… ¿Qué me sale pedir?…
4. JESÚS Y YO. ME SITÚO EN EL HOY. EN ESTA PANDEMIA
Otra persona del grupo dándose cuenta de la importancia de lo que Jesús pide, le dice: “Te seguiré, Señor, pero permíteme antes despedirme de los míos”… En definitiva, seguir teniendo a su familia como principal referencia… Escucho de nuevo a Jesús: “El que ha puesto la mano en el arado y mira hacia atrás, no sirve para el Reino de Dios”… Algo en mí reconoce que uno no puede estar permanentemente mirando lo que dejó… Repito lo de Jesús, a ver si voy haciéndolo mío en mi seguimiento…
Jesús sigue mirando a las personas para conocer los deseos de quienes le siguen y en esto topa con mi mirada y se dirige a mi: “¿Y tú?”… Yo, que me siento atado a tantas cosas, con tantos miedos, indecisiones, debilidades… Me quedo un poco bloqueado sin saber qué contestar… Y Jesús: “Es bueno que te aclares, que digas qué quieres. Viviremos situaciones maravillosas, pero también asumiremos riesgos, rechazos, persecuciones… Fortalece tus motivaciones… Yo estoy contigo”… ¿Cómo me quedo? ¿Qué le pido?…
Me quedo a solas con Jesús un momento y aprovechamos para hablar de cómo entrenar las motivaciones, qué hacer para mantenerlas en el tiempo ó para no ceder al desánimo… Me dispongo a escuchar: “Sólo quien ha vivido algo parecido a sentirse querido por Dios, puede apuntarse al seguimiento. Quien quiera ir conectado a ese Dios amor-perdón descubierto puede dialogar a diario con Él, puede tomar decisiones unido a Él, puede sentirse unido en fidelidad en las dificultades”… Así lo deseo.
5. COLOQUIO.
Lo hago recogiendo lo vivido en la oración… Le cuento lo que más me ha llegado… Lo que parecía que iba para mí… Aquello con lo que más me he identificado… Un texto, una palabra, una imagen… Y le pido algo… O le doy gracias…
Y así termino, en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
Pan partido para la vida del mundo
14 junio, 2022
Lc 9, 11-17
Imagen de Timur Weber (Pexels)
0. TEXTO (leer los versículos enteros)
La multitud se dio cuenta y lo siguió. Él los recibió, les habló del Reino de Dios y devolvió la salud a los que tenían necesidad de ser curados.
Al caer la tarde, se acercaron los Doce y le dijeron:
– “Despide a la multitud, para que vayan a los pueblos y caseríos de los alrededores en busca de albergue y alimento, porque estamos en un lugar desierto”.
Él les respondió:
– “Denles de comer ustedes mismos”.
Pero ellos dijeron:
– “No tenemos más que cinco panes y dos pescados, a no ser que vayamos nosotros a comprar alimentos para toda esta gente”.
Porque eran alrededor de cinco mil hombres. Entonces Jesús les dijo a sus discípulos:
– “Háganlos sentar en grupos de cincuenta”.
Y ellos hicieron sentar a todos. Jesús tomó los cinco panes y los dos pescados y, levantando los ojos al cielo, pronunció sobre ellos la bendición, los partió y los fue entregando a sus discípulos para que se los sirvieran a la multitud. Todos comieron hasta saciarse y con lo que sobró se llenaron doce canastas.
1. SITUACIÓN (explicación breve del texto)
Curiosamente este texto no es propiamente el texto de la institución de la eucaristía en la última cena y, sin embargo, está colocado como texto del Corpus Cristi. Lo cual quiere decir que lo que sucedió aquel día de los panes, en aquel campo, tiene relación directa con la última cena, con la eucaristía. ¿Cuál es su significado? Para comenzar, la multiplicación de los panes es el único milagro que se narra en los cuatro evangelios.
En el evangelio de Lucas, en los textos anteriores al que hoy contemplamos, se preguntan constantemente quién es Jesús. Por ejemplo, quién es para Herodes, quién para la gente, etc… Ahora, con este texto, responden así: “Aquel que alimenta la vida del Pueblo”. Del mismo modo que Moisés dio de comer a su pueblo en el desierto (el maná, las codornices), del mismo modo que los profetas Elías y Eliseo multiplicaron la harina y el aceite, Jesús se presenta como el alimento pleno del Pueblo.
¿Cómo alimentar la vida del pueblo? La respuesta la descubren en el signo de los panes: Jesús no es quien reparte el pan, sino que Jesús es pan que se reparte: “Esto es mi cuerpo que se entrega por vosotros, esta es mi sangre que se derrama por vosotros”. No reparte el pan, Él es el pan que se reparte. No da tanto lo que tiene, sino que da lo que es: “Yo doy a comer mi Cuerpo y a beber mi sangre”. Pan partido por la vida del mundo y sangre derramada para hacer posible la vida. Y nosotros en el signo de comulgar nos hacemos uno con Él para convertirnos en personas que se reparten. Pasamos de poner el acento, en el día del Corpus, en la presencia verdadera de Cristo en la eucaristía, a ponerla en hacerme uno con Él, en convertirme en lo que recibo para hacer lo mismo que hace Él.
2. HACEMOS SILENCIO (Ahora comenzamos propiamente la oración)
Podéis tener a mano los pasos del cómo hacer silencio copiados en una hojita juntamente con el texto del evangelio a contemplar hoy. (Si necesitas los pasos para hacer silencio detallados entra en: oración contemplativa).
3. ME HAGO PRESENTE (revivo la escena): VER, OIR, GUSTAR…
NOTA: Que los puntos suspensivos… sean el lugar donde pararse y contemplar (gustar y sentir).
Me hago presente en la escena con Jesús… Recuerdo que, en todo este tiempo que va recorriendo Galilea llevando adelante la misión, ha curado a la hija de Jairo, a la mujer de los flujos, ha enviado a los doce a predicar… y todo ello sabiendo que Herodes le está buscando y que ya antes había matado a Juan… En este ambiente es en el que me sitúo con Jesús, que quiere retirarse para tomar un poco de distancia, asimilar lo vivido, hacer silencio en su corazón y ver para qué le quiere Dios en esta situación… Le acompaño y gozo con su compañía y la de los suyos…
La multitud, que está entusiasmada, no quiere dejar de estar con Él, pues atiende sus necesidades fundamentales… Yo estoy presente cuando esto sucede: ”Les acogió”… Miro sus caras: les ha hecho sentirse alguien… “Devolvió la salud a los que tenían necesidad de ser curados”… Me dicen que notan de nuevo la cercanía de Dios… “Les habló del Reino de Dios”… Es decir, dio sentido a sus vidas, un para qué vivir… Observo rostros de alegría… Cómo me siento…
Ya anochece… Cuando se está a gusto pasa el tiempo sin enterarse… Escucho a los discípulos decirle a Jesús: “Despide a la gente que vayan a sus casas que cae la noche”… Jesús les contesta: “Dadles vosotros de cenar”… ¿Les despedimos o nos implicamos? Miro a los Doce que comentan: “Sólo tenemos cinco panes y dos peces”… Jesús les dice: “Vamos a poner nosotros todo. Se trata de poner todo lo que tenemos… Es de noche pero nadie tiene ganas de marcharse… Aquí está sucediendo algo inaudito. Aprovechemos para saborear el momento… sin prisa… Deseo vivirlo con intensidad…
4. JESÚS Y YO. ME SITÚO EN EL HOY. EN ESTA PANDEMIA
Escucho a Jesús dirigirse a los Doce: “Hacedles sentar por grupos de cincuenta”. Entonces animan a la gente a que tomen asiento y se organicen en grupos y yo con ellos… Vemos que se trata de pasar de ser masa a ser personas organizadas en grupos… Aprendo el arte de la organización para mejor repartir y que llegue para todos, que todos aporten y se responsabilicen.. Todos responden, confían… Da gusto… Disfruto de este momento único…
Vuelvo donde Jesús que toma a los Doce junto a sí, también a mí, nos enseña a bendecir… y a repartir lo nuestro: “Mi poco pan y mi poco pescado”… Los voy entregando con los Doce para que llegue para todos… Vamos grupo por grupo… Parece imposible, pero en todos están comiendo… Noto el ambiente tan formidable que se está creando y me tomo mi tiempo para observar y disfrutar de la relación, de la alegría, de la comida compartida… ¿Cómo me siento?
Jesús nos reúne y nos explica lo que está sucediendo: “Se trata de alimentar a este pueblo con el pan y el pescado… Pero sobre todo se trata de ser alimento uno mismo. Con la palabra, la sanación, la organización y sobre todo, la entrega incondicional”… Seguimos escuchando: “No somos los que repartimos el pan, sino que somos el pan que se reparte. No se trata tanto de dar lo que tenemos, sino de dar lo que somos. Pan partido para la vida del mundo y sangre derramada para hacer posible la vida”… Escucho sin perder palabra a fin de acordarme en mi día a día…
5. COLOQUIO.
Lo hago recogiendo lo vivido en la oración… Le cuento lo que más me ha llegado… Lo que parecía que iba para mí… Aquello con lo que más me he identificado… Un texto, una palabra, una imagen… Y le pido algo… O le doy gracias…
Y así termino, en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
Trinidad
6 junio, 2022
Jn 16, 12-15
Imagen de Buecherwurm_65 (Pixabay)
0. TEXTO (leer los versículos enteros)
“Tengo mucho más que deciros, pero en este momento sería demasiado para vosotros. Cuando venga el Espíritu de la verdad os guiará a toda la verdad, porque no hablará por su propia cuenta, sino que dirá todo lo que oye y os hará saber las cosas que van a suceder. Él me honrará, porque recibirá de lo que es mío y os lo dará a conocer. Todo lo que tiene el Padre, también es mío; por eso os he dicho que el Espíritu recibirá de lo que es mío y os lo dará a conocer.”
1. SITUACIÓN (explicación breve del texto)
Años atrás se reflexionaba sobre la Trinidad desde la Filosofía: ¿Quién es Dios? Y se deducía: El omnipotente, el omnisciente, el omnipresente… Pero si queremos saber quién es el Dios de Jesús tenemos que emplear otro método, partir del evangelio, de lo que Jesús nos dice, de su experiencia. En el texto del evangelio de hoy vemos que todo lo del Padre es suyo y nos recuerda que cuando venga el Espíritu de la verdad nos guiará a la verdad plena. Aparecen Padre, Hijo y Espíritu en una plena unidad, Comunidad de Amor. La Trinidad apunta a que Dios es relación, no alguien solitario.
La Trinidad, nuestro Dios Amor, nos hace partícipes de esa comunidad de amor. De hecho vivimos al interior de Dios, de una Comunidad Viva que nos abraza, que nos sostiene y nos cuida. Una Comunidad que nos quiere en comunión con ella. Una Comunidad que nos ha creado a su imagen con capacidad de relacionarnos amorosa y servicialmente con los demás. Estamos zambullidos en el amor de Dios que nos une, como gotas de agua en el océano. Toda la realidad sabe a Trinidad, “llenos están el cielo y la tierra de tu gloria” decimos cuando recitamos el Santo.
Ser cristiano es sentirse viviendo al interior de esa Realidad Comunitario-amorosa de Dios, sentirse creado y criado por El, descubrir nuestro parecido con Él, con la Comunidad de Amor. Como los hijos se parecen a los padres, los humanos hemos salido a Dios-Amor. Estamos en Dios y Dios nos habita. “No soy yo, es Cristo quien vive en mí” dirá Pablo… Se trata de mantenernos conectados a Él para dejar que entren en nuestra vida sus deseos de fraternidad. Eso nos llevará a vivir en Él nuestras relaciones interpersonales y nuestras relaciones sociales, hasta que Dios sea todo en todos.
2. HACEMOS SILENCIO (Ahora comenzamos propiamente la oración)
Podéis tener a mano los pasos del cómo hacer silencio copiados en una hojita juntamente con el texto del evangelio a contemplar hoy. (Si necesitas los pasos para hacer silencio detallados entra en: oración contemplativa).
3. ME HAGO PRESENTE (revivo la escena): VER, OIR, GUSTAR…
NOTA: Que los puntos suspensivos… sean el lugar donde pararse y contemplar (gustar y sentir).
Entro en el texto y me sitúo en el Cenáculo, en ese espacio de intimidad, en ese ambiente de emoción contenida. Estoy reunido con Jesús, los Doce y las mujeres que lo siguen. Me uno al silencio de la noche y sobre todo a la persona de Jesús que les está abriendo su corazón y les cuenta lo que lleva en lo profundo de sí… Me siento en un espacio sagrado… ¿Cómo estoy viviendo este momento? Me tomo mi tiempo… Saboreo el momento…
Comienzo a escucharle: “Tengo mucho más que deciros, pero en este momento sería demasiado para vosotros”… Miro a Pedro, a María… Tengo la impresión de que les suena a despedida… Les miro y descubro un halo de tristeza… Noto que Jesús se da cuenta de la carga que soportan los hombros de sus discípulos y sólo les cuenta lo que pueden comprender… Le agradezco que conozca tan bien a las personas, que me conozca tan bien…
Jesús continua: “Cuando venga el Espíritu de la verdad, os guiará a toda la verdad”… Escucho a Juan que les comenta: “Comienzo a comprender que ese Espíritu que aleteaba al comienzo de la creación es el Espíritu que ha llenado de Vida a Jesús y que cuando Él termine sus días será nuestro guía”… Parece que intuyen algo novedoso, algo que suscita esperanza… ¿Cómo se quedan?… ¿Y yo? Me tomo mi tiempo.
4. JESÚS Y YO. ME SITÚO EN EL HOY. EN ESTA PANDEMIA
Le sigo escuchando a Jesús con toda atención: “El Espíritu no hablará por su propia cuenta, sino que dirá todo lo que oye y os hará saber las cosas que van a suceder”… Los discípulos le preguntan a Jesús: “¿Y cuando no estés?”. Escucho: “Os enviaré el Espíritu Santo… La Fuerza del Padre a vuestras vidas… Así lo experimentaréis y aprenderéis a hacer frente a las nuevas situaciones con las que la vida os sorprenda”… Comprendo que el Espíritu será mi brújula para orientarme en las situaciones concretas de la vida… Le doy gracias de corazón… Repito sus palabras para que se graben en mi…
Continúa hablando: “Todo lo que tiene el Padre, también es mío; por eso os he dicho que el Espíritu recibirá de lo que es mío y os lo dará a conocer”… Noto cómo Jesús quiere que sus cercanos se puedan zambullir en la experiencia de Dios Abbá-papá-aita de quien todo proviene, en la experiencia del Hijo, hermano de todos y en el Espíritu, quien les va a guiar y alentar como condujo a Jesús durante toda su vida… ¿Cómo me siento? ¿Qué me sale agradecer o pedir?… Me tomo mi tiempo.
Jesús me mira y me llama a vivir esta experiencia del Dios comunidad de amor en esta sociedad que hoy me ha tocado en suerte. Escucho a Jesús: “Como nosotros somos uno y una relación de amor, así también sed vosotros esa comunidad de amor en vuestra cultura”… Le cuento a Jesús que nuestra cultura es diversa, interreligiosa, intercultural… De nuevo me dice: “Vive conectado a mí para ser una verdadera familia”… Le pido que en la familia, en la escuela, en lo laboral seamos como una familia… ¿Cómo me siento? Me tomo mi tiempo…
5. COLOQUIO.
Lo hago recogiendo lo vivido en la oración… Le cuento lo que más me ha llegado… Lo que parecía que iba para mí… Aquello con lo que más me he identificado… Un texto, una palabra, una imagen… Y le pido algo… O le doy gracias…
Y así termino, en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
Pentecostés
30 mayo, 2022
Jn 20, 19-23
Imagen de Liza Summer (Pexels)
0. TEXTO (leer los versículos enteros)
Al anochecer de aquel día, el día primero de la semana, estaban los discípulos en una casa, con las puertas cerradas por miedo a los judíos. En esto entró Jesús, se puso en medio y les dijo:
– “Paz a vosotros”.
Y diciendo esto, les enseñó las manos y el costado. Y los discípulos se llenaron de alegría al ver al Señor. Jesús repitió:
– “Paz a vosotros. Como el Padre me ha enviado, así también os envío yo”.
Y dicho esto, exhaló su aliento sobre ellos y les dijo:
– “Recibid el Espíritu Santo; a quienes les perdonéis los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengáis, les quedan retenidos”.
1. SITUACIÓN (explicación breve del texto)
Estamos en Pentecostés, terminando el tiempo pascual. En tiempos de Jesús era una fiesta judía que recordaba la alianza del Sinaí y era celebrada 50 días después de la Pascua. Hoy los cristianos la celebramos como el nacimiento de la nueva comunidad de seguidores de Cristo.
Juan describe Pentecostés en la única aparición a los apóstoles. Estaban “en el cenáculo con las puertas cerradas por miedo a los judíos”. Habían matado a su líder y ellos corrían la misma suerte. Estaban viviendo lo que los entendidos definen como trauma extremo. Pero es precisamente entonces cuando experimentan la presencia del ejecutado, vivo. A eso llamamos apariciones. Llega de improviso, sorprendentemente, increíblemente real pero totalmente inexplicable. En medio de ellos algo totalmente nuevo sucede. Lo que nunca había acontecido: Jesús sigue vivo y Su vida la sienten, vive en ellos.
Es el primer día de la semana, como en el génesis que en medio del caos el primer día aparece la luz. Jesús aparece en medio del caos, del miedo, como una presencia que no lleva cuentas: “Paz a vosotros” y lo tiene que repetir porque no se lo creen de la alegría…”Paz a vosotros”. Además les da una misión: “Recibid el Espíritu Santo, tenéis toda autoridad para perdonar” y por medio de vosotros que llegue el perdón a tantos. Este texto está calcado del texto en que el rey David dio plena potestad sobre sus bienes al mayordomo de su palacio: A quien abras la puerta… a quien cierres la puerta… Ahora Jesús, con la misma fórmula (“A quienes perdonéis… a quienes retengáis…“) les da a los apóstoles la plena potestad para perdonar.
2. HACEMOS SILENCIO (Ahora comenzamos propiamente la oración)
Podéis tener a mano los pasos del cómo hacer silencio copiados en una hojita juntamente con el texto del evangelio a contemplar hoy. (Si necesitas los pasos para hacer silencio detallados entra en: oración contemplativa).
3. ME HAGO PRESENTE (revivo la escena): VER, OIR, GUSTAR…
NOTA: Que los puntos suspensivos… sean el lugar donde pararse y contemplar (gustar y sentir).
Comienzo esta contemplación haciéndome presente en el texto, entrando con la imaginación… con todo respeto, situándome en el cenáculo, entre los 12. Cerca están también las mujeres que seguían a Jesús, entre ellas su madre… Miro sus caras, desencajadas… Hay un silencio que se corta… Paso un rato así, acompañando a los fracasados llenos de culpa por haber dado palabra de seguir a Jesús y haberle abandonando a la hora de la verdad… Están todos juntos para protegerse… Me tomo mi tiempo para acompañar a los perseguidos y culpabilizados…
En esta situación sucede lo nunca acontecido: vemos cómo le descubren Vivo en sus Vidas… Quedan llenos de una alegría indescriptible. VEO, miro la cara de admiración, desconcierto, incredulidad, miedo… de los Doce… ESCUCHO la palabra de Jesús: “Paz a vosotros…” El ambiente cambia radicalmente… ¿Estamos soñando? No se lo creen de la alegría… SABOREO el momento tan consolador que estoy viviendo con ellos… y AGRADEZCO. Me tomo mi tiempo…
Sigo escuchando a Jesús interiormente sin perderme detalle, noto cómo exhala su aliento sobre ellos y les dice: “Como el Padre me ha enviado, así también os envío yo. Recibid el Espíritu Santo, os envío a perdonar“… Descubro una alegría inmensa en los apóstoles por la misión y por el perdón del que crucificaron… La venganza ha sido definitivamente vencida, Jesús perdona en lugar de vengarse… Siento una alegría enorme… Pido poder vivir esa capacidad de perdonar de Jesús…
4. JESÚS Y YO. ME SITÚO EN EL HOY. EN ESTA PANDEMIA
Situado en este ambiente del cenáculo, con Jesús y sus discípulos, siento que yo también soy habitado por la Vida resucitada… Voy conectando con lo más íntimo de mí… y con Jesús que se dirige personalmente a mí: “Como el Padre me ha enviado, así también te envío yo. Recibe el Espíritu Santo y con Él, la capacidad de perdonar”… Me quedo asombrado de su capacidad de perdonar y de la misión que me plantea… Cómo me siento… Qué me sale pedir.
Me siento llamado a descubrir a quién perdonar que me haya hecho daño… recuerdo algún daño que me hayan causado… lo que me ha afectado… las consecuencias que ha tenido en mi vida… y voy recordando las palabras de Jesús: “paz a vosotros”… Me acerco con la imaginación a darle la paz a esa persona… Sigo deseando perdonar… Me doy cuenta de que tengo algo contra mí que tampoco me he perdonado… mis incongruencias… las decisiones en las que he antepuesto mi interés… y he quedado mal… Descubro la palabra de Jesús: “Paz a vosotros, paz a ti que no te perdonas a ti mismo”… Gozo con su deseo para mí… Me tomo mi tiempo.
Voy descubriendo el sentido de pentecostés: PERDONAR. “A quienes perdones los pecados, les quedan perdonados…” Con Jesús, víctima perdonadora, y en su nombre, me uno a tantas víctimas como Él, para dar la cara con ellas en esta sociedad… Le recuerdo lo que hoy en la sociedad pedimos para las víctimas: verdad, justicia y reparación… además de esto, les digo a las víctimas: “Ojalá podáis sentir la fuerza que restaure vuestras vidas… y así, podáis perdonar como Jesús perdonó”… Pido poder contribuir a una cultura nueva de la reconciliación social… Me tomo mi tiempo…
5. COLOQUIO.
Lo hago recogiendo lo vivido en la oración… Le cuento lo que más me ha llegado… Lo que parecía que iba para mí… Aquello con lo que más me he identificado… Un texto, una palabra, una imagen… Y le pido algo… O le doy gracias…
Y así termino, en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
Ascensión
23 mayo, 2022
Lc 24, 46-53
Imagen de Div_IV (Pixabay)
0. TEXTO (leer los versículos enteros)
Jesús añadió:
– “Así estaba escrito: el Mesías debía sufrir y resucitar de entre los muertos al tercer día, y comenzando por Jerusalén, en su Nombre debía predicarse a todas las naciones la conversión para el perdón de los pecados. Ustedes son testigos de todo esto. Y yo les enviaré lo que mi Padre les ha prometido. Permanezcan en la ciudad, hasta que sean revestidos con la fuerza que viene de lo alto”.
Después Jesús los llevó hasta las proximidades de Betania y, elevando sus manos, los bendijo. Mientras los bendecía, se separó de ellos y fue llevado al cielo. Los discípulos, que se habían postrado delante de él, volvieron a Jerusalén con gran alegría, y permanecían continuamente en el Templo alabando a Dios…
1. SITUACIÓN (explicación breve del texto)
¿Qué nos quiere decir Lucas con este texto? Para Lucas resurrección y ascensión suceden el mismo día, y para hablar de esa novedad de Jesús, de eso que han experimentado, necesita emplear términos nuevos y algunos conocidos, porque la experiencia es tan rica que no se puede abarcar sólo con una palabra. Por eso usa resurrección, glorificación y ascensión. Con ellas quiere expresar que el final del hombre Jesús no fue la muerte, sino la Vida.
La ascensión parte de una comprensión del mundo que vivían en tiempo de Lucas: El cielo es el lugar habitado por la divinidad, la tierra el de los seres vivos y el abismo (infraterra-infernus) el lugar habitado por el maligno. Por tanto el Verbo “baja”, salva lo humano y lo inhumano y “sube”, tras salvar todo, al lugar de donde partió.
Analizando varios aspectos del discurso vemos que, en primer lugar, “el Mesías debía sufrir y resucitar de entre los muertos al tercer día.” Es decir, los trabajos del Reino del Amor y la fraternidad, al estilo de Jesús, conllevan sufrimiento. Además pueden acabar como acabó Jesús. Pero son vida y terminan en la Vida. En segundo lugar, “predicar a todas las naciones la conversión para el perdón de los pecados.” Es decir, Dios perdona, me perdona y perdona a quienes lo mataron; por eso sabiendo que Dios no lleva cuentas, les pide a los habitantes de Jerusalén: “Convertíos porque Dios quiere perdonar y desea que comencéis una nueva vida.” Por último, podemos deducir que el Cielo más que un lugar es una relación. Si en la tierra nos relacionamos misteriosamente con la divinidad, esa relación continuará… ¿Cuánto tiempo más? El resucitado seguirá saliendo a nuestras vidas todos los días hasta el final de los tiempos desde el lugar al que ha llegado.
2. HACEMOS SILENCIO (Ahora comenzamos propiamente la oración)
Podéis tener a mano los pasos del cómo hacer silencio copiados en una hojita juntamente con el texto del evangelio a contemplar hoy. (Si necesitas los pasos para hacer silencio detallados entra en: oración contemplativa).
3. ME HAGO PRESENTE (revivo la escena): VER, OIR, GUSTAR…
NOTA: Que los puntos suspensivos… sean el lugar donde pararse y contemplar (gustar y sentir).
Comienzo esta contemplación uniéndome al grupo de los Doce y las mujeres que quieren hacer una celebración de despedida del Jesús terreno. Ya no está, pero quieren agradecer su vida regalada recordándose unos a otros: “Vivimos con Él y nos llenó la vida de sentido… No pudimos despedirnos de Él, más bien Él se despidió de nosotros en la última cena… Para despedirnos elegimos un espacio abierto, camino a Betania, no lejos de Jerusalén… Hacemos una oración de acción de gracias: Tú nos has fascinado, nos has hecho recuperar la ilusión, cuando hemos estado contigo hemos cambiado de raíz… eras Vida… y esa Vida ha entrado en nosotros… Gracias”… Me tomo mi tiempo y saboreo lo que estamos viviendo en grupo…
Pero de repente, nos sentimos sorprendidos por su presencia Viva, que notamos en nuestro interior como una fuerza vital. Todos sentimos estas palabras ”el Mesías debía sufrir y resucitar de entre los muertos al tercer día”… Miro a Pedro y a los demás. Les noto sintonizando con esas palabras y con la fuerza de seguir adelante cuando llegue el sufrimiento, algo normal en el camino de su seguimiento… Lo mismo que lo es en la vida, de la familia o de los amigos, el sufrimiento por hacer el bien… Pido yo también afianzarnos en Él y sus palabras… y afianzarnos con la Iglesia naciente…
También descubro la sintonía que existe en ese grupo de los Doce y las mujeres, y yo siento también lo mismo: “En su Nombre debía predicarse a todas las naciones la conversión para el perdón de los pecados”… Jesús sigue instruyendo: “Comenzad perdonando, decid a quienes me mataron que Dios no les lleva cuentas… pero que estaban equivocados… Vuestras vidas desarmadas lo muestran… No vais a vengaros ni a maldecir…. Decidles que Dios les da otra oportunidad, que se conviertan, que se den la oportunidad de conocer a Jesús y al Dios misericordioso que anuncié para su bien y el de tantos”… Aprovecho para repetir sus palabras a fin de quedarme con ellas…
4. JESÚS Y YO.
Noto que Jesús resucitado nos va mirando a cada uno-a y nos da una misión… Escucho interiormente una voz: “Sed mis testigos, sé mi testigo… testigo del amor servicial y de la fraternidad, testigo de mi vida resucitada… testigo de que estoy tratando de hacerme presente en las personas”… Le digo a Jesús: “Este anuncio es muy contracultural… porque es testimoniar a favor de Alguien excluido por la autoridad”… Le pido poder ser testigo en mi ciudad, en mi localidad… que lo haga con toda vitalidad y convencimiento…
Aprovecho este momento de diálogo con Jesús para preguntarle “qué palabras emplear para ser testigo… qué decir para hacerme entender… qué experiencia vivida me gustaría testimoniar… si tengo algo que me convence a mí mismo para comunicar… qué dificultades puede encontrar mi mensaje en las personas que conozco”… Comienzo a escribirlo para ir aprendiendo a decir las palabras adecuadas para comunicar esa experiencia tan verdadera…
Parece que Jesús quiere despedirse de este encuentro de hoy… Me sitúo con los demás para recibir Su bendición, su cercanía y su abrazo Pascual… Lo hace personalmente con cada uno-a… me lleno de alegría cuando lo recibo… Pregunto si esto se acaba aquí… Me mira sonriente y me dice: “¿Una madre abandona alguna vez a su hijo?… pues así soy Yo… os tengo para siempre… seguiré a una con vosotros, haciéndome presente en vuestras vidas hasta el fin de los tiempos”… No quepo en mí de gozo por su permanencia en nosotros… Me tomo mi tiempo para saborearlo…
5. COLOQUIO.
Lo hago recogiendo lo vivido en la oración… Le cuento lo que más me ha llegado… Lo que parecía que iba para mí… Aquello con lo que más me he identificado… Un texto, una palabra, una imagen… Y le pido algo… O le doy gracias…
Y así termino, en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
La paz os doy
16 mayo, 2022
Jn 14, 23-29
Imagen de Pixel2013 (Pixabay)
0. TEXTO (leer los versículos enteros)
Jesús respondió:
– “El que me ama será fiel a mi palabra, y mi Padre lo amará; iremos a él y habitaremos en él. El que no me ama no es fiel a mis palabras. La palabra que vosotros escuchasteis no es mía, sino del Padre que me envió. Yo os digo estas cosas mientras permanezco con vosotros. Pero el Paráclito, el Espíritu Santo, que el Padre enviará en mi Nombre, os enseñará todo y os recordará lo que os he dicho. Os dejo la paz, os doy mi paz, pero no como la da el mundo. ¡No os inquietéis ni temáis! Me habéis oído decir: “Me voy y volveré a vosotros”. Si me amaseis, os alegraríais de que vuelva porque el Padre es más grande que yo. Os he dicho esto antes que suceda, para que cuando se cumpla, creáis.”
1. SITUACIÓN (explicación breve del texto)
En este discurso de la última cena cabe destacar varios aspectos. El primero de ellos es que vivamos conectados a nuestra Fuente. Dios siempre nos habita, el asunto es que el otro polo de la relación, cada uno de nosotrxs, esté abierto a la conexión para que la luz se encienda en nuestra vida. En ese sentido, “vendremos a él y haremos morada en él”, ya Dios está presente. Como diría San Agustín: “Interior intimo meo” o como dice San Pablo: “En Dios vivimos, nos movemos y habitamos” y “Somos Templos del Espíritu Santo.”
En segundo lugar, el Espíritu, el defensor, el que nos habita “os enseñará todo y os recordará lo que os he dicho”. Su Espíritu habita toda la realidad, como nos recuerda el Génesis: “La tierra era un caos y el espíritu de Dios aleteaba sobre la superficie de las aguas”. Dios lo habita todo. Por eso Dios, el ser humano y el cosmos, diría Panikkar, quedan abrazados. La realidad es relación. Ese Espíritu de Dios habita todo pero no se agota en esa relación.
Y por último: “Mi paz os dejo, pero no como la da el mundo” (que la vivimos como ausencia de guerra, como ausencia de enfermedad, como ausencia de dolor, como ausencia de oscuridad, etc.) sino la que da Jesús que no depende de que todo vaya bien. Es la paz que se puede vivir en el conflicto, en la enfermedad, en la inseguridad, en la guerra. Es SU paz, que nadie ni nada nos la puede quitar cuando habitamos en Él.
2. HACEMOS SILENCIO (Ahora comenzamos propiamente la oración)
Podéis tener a mano los pasos del cómo hacer silencio copiados en una hojita juntamente con el texto del evangelio a contemplar hoy. (Si necesitas los pasos para hacer silencio detallados entra en: oración contemplativa).
3. ME HAGO PRESENTE (revivo la escena): VER, OIR, GUSTAR…
NOTA: Que los puntos suspensivos… sean el lugar donde pararse y contemplar (gustar y sentir).
Entro en el texto, en el mismo escenario de la Cena, en ese espacio de intimidad, a la luz del candil de aceite, en ese ambiente de emoción contenida, reunido con Jesús, los Doce y muy posiblemente con las mujeres que lo seguían… Me uno al silencio de la noche y la emoción del presente… Me tomo mi tiempo… Descubrimos que es el tiempo en que Jesús abre su corazón a los suyos… entre los que me encuentro… Saboreo el momento.
Recuerdo que Jesús nos ha hablado del mandamiento nuevo… Miro la atención que prestan los suyos… porque tienen la experiencia de haberse sentido amados hasta el extremo… Y ahora Jesús les dice “si estáis llenos del amor, también me amaréis y seréis fieles a mi palabra”… Hay un asentimiento expreso, así percibo que lo viven los apóstoles y así deseo vivirlo también yo… Agradezco la oportunidad de estar presente… Deseo de corazón vivir así mi unión con Él…
Sigue Jesús: “Al que me ama iremos a Él el Padre y Yo y haremos morada en él”… Miro como los suyos le han ido haciendo sitio en sus vidas, con buena voluntad y con corazón y en la medida de sus posibilidades… Veo cómo conectan, como se sienten unidos a Él… Les miro y deseo también poderlo vivir desde mis mejores deseos y mis limitaciones… ¿Cómo me siento?… Me tomo mi tiempo.
4. JESÚS Y YO.
Le sigo escuchando a Jesús con toda atención. “Ya no seguiré con vosotros… pero os enviaré el Espíritu Santo… la Fuerza del Padre a vuestras vidas… así lo experimentaréis y aprenderéis a hacer frente a las nuevas situaciones con las que la vida os sorprenda”… Comprendo que será mi brújula, mi intuición profunda, mi corazonada para situarme conectado con la realidad… Le doy gracias de corazón… Repito sus palabras para que se graben en el corazón…
En esa escucha sigo haciendo mías sus palabras: “La paz os dejo, os doy mi paz pero no como la da el mundo”… Voy intuyendo qué clase de paz es. Le pregunto a Jesús si su paz es aquella que nos habita y que me habita, que nadie me la puede quitar pese a los vaivenes de la vida, pese a los miedos que me atenazan, pese a situaciones duras que me desbordan… Me mira con aprecio y me responde que sí… Me tomo mi tiempo para disfrutar de esa paz…
En esa situación de intimidad con Jesús y los suyos, me mira con especial atención y me desea: “Que vayas acertando a vivir en esa paz que proviene de nuestra relación de confianza”… Le cuento alguna vez que la he vivido así, cuando he tomado una decisión que he sentido era la verdadera pero que me iba a traer dificultades, o soledad, pero he vivido con paz sus consecuencias… Le doy gracias por su presencia permanente en mi vida sobre todo en esas situaciones… ¿Cómo me siento?…
5. COLOQUIO.
Lo hago recogiendo lo vivido en la oración… Le cuento lo que más me ha llegado… Lo que parecía que iba para mí… Aquello con lo que más me he identificado… Un texto, una palabra, una imagen… Y le pido algo… O le doy gracias…
Y así termino, en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
Amaos los unos a los otros como yo os he amado
9 mayo, 2022
Jn 13, 31-35
Imagen de Coombesy (Pixabay)
0. TEXTO (leer los versículos enteros)
Después que Judas salió, Jesús dijo:
– “Ahora el Hijo del hombre ha sido glorificado y Dios ha sido glorificado en él. Si Dios ha sido glorificado en él, también lo glorificará en sí mismo, y lo hará muy pronto. Hijos míos, ya no estaré mucho tiempo con vosotros. Otros me buscarán, pero yo os digo ahora lo mismo que dije a los judíos: A donde yo voy, vosotros no podéis venir. Os doy un mandamiento nuevo: Amaos los unos a los otros. Así como yo os he amado, amaos también vosotros los unos a los otros. En esto todos reconocerán que vosotros sois mis discípulos: En el amor que os tenéis los unos a los otros”.
1. SITUACIÓN (explicación breve del texto)
Estos capítulos del discurso de la cena son una catequesis donde Jesús expresa lo que vive, siente y desea. Juan los coloca en el lugar de las despedidas, tras la cena, por tanto es un texto eclesial: Jesús se dirige a la que va a ser la Iglesia. Y comienza con la gloria. La gloria de Jesús sería la resurrección, el Padre le glorifica al resucitarle. Pero en Juan su glorificación es en la cruz, ahí muestra verdaderamente quién es: La persona fiel hasta el extremo, fiel al Padre y a su causa: la fraternidad
Por eso no es raro que coloque el mandamiento del amor (hasta el extremo) en relación con el tema de la gloria. “Os doy un mandamiento nuevo: amaos los unos a los otros. Así como yo os he amado, amaos también vosotros los unos a los otros. En esto conocerán que sois mis discípulos”. Este es el marketing primordial del cristiano: “Mirad cómo se aman”. La Iglesia no está primeramente llamada a ser ni una organización poderosa, ni un grupo influyente, ni un grupo con una sólida doctrina… sino el espacio donde hay amor fraterno. Donde hay amor fraterno, allí hay Iglesia.
Les sitúa también: “A donde yo voy, vosotros no podéis venir”. No es en un primer momento cuando los apóstoles le siguen a Jesús, sino a la segunda, a la tercera, etc. Después de fallarle y recibir otra oportunidad. Sólo así, siendo perdonados, recibiendo otra oportunidad, es como van a seguirle hasta el final. Si no les hubiera dado otra oportunidad, sin perdón, no habría habido Iglesia.
2. HACEMOS SILENCIO (Ahora comenzamos propiamente la oración)
Podéis tener a mano los pasos del cómo hacer silencio copiados en una hojita juntamente con el texto del evangelio a contemplar hoy. (Si necesitas los pasos para hacer silencio detallados entra en: oración contemplativa).
3. ME HAGO PRESENTE (revivo la escena): VER, OIR, GUSTAR…
NOTA: Que los puntos suspensivos… sean el lugar donde pararse y contemplar (gustar y sentir).
Entro en el texto, de modo que lo viva y lo experimente yo hoy… Lo hago uniéndome respetuosamente a la situación que están viviendo Jesús y su grupo. Me hago presente en ese espacio llamado cenáculo, con Jesús, los Doce y, es posible que, con las mujeres que lo seguían; en torno a una mesa baja, recostados de lado para cenar y ahora atentos a las palabras, las últimas, de su maestro… Pongo toda mi atención en este momento que vivo, lo hago mío… Cómo me siento…
En ese espacio, a la luz del candil de aceite, huelo el aroma de la cena… pero sobre todo huelo el ambiente de emoción contenida creado por Jesús… Escucho atento a las palabras que salen de su boca: “Ahora el Hijo del hombre ha sido glorificado”… Escucho a los apóstoles decir: “Este es el momento de la victoria”… pero Jesús les está comentando: “Esta es la Hora de amar hasta el extremo, de entregar la vida… de la cruz… Esta es la gloria: Dar la vida sin odio, con perdón”… Cómo me quedo al constatar esa diferencia de comprensión del momento… Pido vivir al estilo de Jesús…
Jesús sigue “Hijos míos, ya no estaré mucho tiempo con vosotros. Vosotros me buscaréis, pero yo os digo ahora lo mismo que dije a los judíos: A donde yo voy, vosotros no podéis venir”… Estoy con los Doce que no comprenden sus palabras, tampoco yo… porque desde las expectativas del triunfo es muy difícil comprender las expectativas del amor… Miro mis expectativas que muchas veces van más en línea de conseguir prestigio, poder, estatus… Cómo me siento… Pido vivir en la onda de Jesús… Me tomo mi tiempo.
4. JESÚS Y YO.
Sigo escuchando… Descubro que la cosa va sólo por amar, sin otra expectativa… “Os doy un mandamiento nuevo: Amaos los unos a los otros. Así como yo os he amado, amaos también vosotros los unos a los otros”. Jesús se topa en ese grupo con mi mirada y es a mí a quien se dirige: “Ama a los otros como yo te he amado”… Comienzo a hacer memoria de tantas situaciones donde me he sentido amado por Dios… Voy recordando algunas… Aprovecho para darle gracias…
Escucho a Jesús: “En esto todos reconocerán que vosotros sois mis discípulos: En el amor que os tenéis los unos a los otros”. Aprovecho la confianza para contarle a Jesús que más de una vez, cuando pienso en la Iglesia, me sale pensar que somos una gran organización, con medios de propagación, colegios, centros sociales, universidades… Que estamos esparcidos por todo el mundo, con una historia, con un corpus de doctrina fenomenal… Jesús me recuerda: “Lo que importa de verdad es si sois capaces de amar”… Me tomo mi tiempo… Cómo me quedo… Qué pido…
Me dirijo a Él y le pido descubrir ese amor con que he sido amado para poder hacer frente a las situaciones que me llegan y estar a la altura, de modo que Jesús me pueda decir: “Ahora donde yo voy sí puedes venir… Bienvenido a amar hasta el extremo, a dar la vida como te la han dado, a perdonar lo imperdonable, a confiar exclusivamente en Dios Abbá”… Se lo pido de corazón… Recuerdo la oración de San Ignacio: “Tomad Señor y recibid toda mi libertad… Dadme vuestro amor y gracia que esta me basta…“
5. COLOQUIO.
Lo hago recogiendo lo vivido en la oración… Le cuento lo que más me ha llegado… Lo que parecía que iba para mí… Aquello con lo que más me he identificado… Un texto, una palabra, una imagen… Y le pido algo… O le doy gracias…
Y así termino, en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
Nadie podrá arrebatarnos de su mano
2 mayo, 2022
Jn 10, 27-30
Imagen de Dassel (Pixabay)
0. TEXTO (leer los versículos enteros)
Mis ovejas escuchan mi voz. Yo las conozco y ellas me siguen. Yo les doy vida eterna y jamás perecerán. Nadie las arrancará de mi mano. El que me las ha dado es superior a todos y nadie puede arrebatar nada de las manos de mi Padre. El Padre y yo somos uno.
1. SITUACIÓN (explicación breve del texto)
Como tantos textos del evangelio de Juan, este es una catequesis en la cual la comunidad de Juan plasma por escrito lo que descubrió que era Jesús para ellos: El pastor que da su Vida, la referencia clave que les da Vida, la referencia personal y de la comunidad para que tengan Vida y Vida abundante, el que les cuida, el que les saca cada mañana por lugares donde se nutren de verdadera Vida, el que va delante de ellos. La comunidad vive en medio de una cultura poderosa, extraña para ellos, y se siente conducida por el Pastor.
Camina esa comunidad entre los dioses del panteón griego y las formas de comprender los absolutos de su tiempo y la fidelidad a sus raíces judías. La comunidad de Juan se queda con Jesús, elige a Jesús: “El Padre y yo somos uno”. En Jesús está Dios, Abbá. En Él han descubierto la vida verdadera y pese a ser un grupito insignificante en la cultura de su tiempo tienen la experiencia de que Jesús les conoce como el pastor a sus ovejas, y escuchan “la voz de Jesús” en esa situación convulsa que les toca vivir.
En este contexto de ser perseguidos por los griegos (de hecho Juan es desterrado a la isla de Patmos) y ser expulsados de la sinagoga judía, con riesgo de desaparecer, viven sabiéndose en buenas manos: “Nadie las arrebatará de mi mano”. Así viven de un modo contracultural, a contrapelo de lo que se lleva. Al estilo de que no tanto el PIB sino los objetivos del desarrollo del Milenio van más en línea de humanidad… Y sobre todo al estilo de todos los que entregan su vida por hacer Vida lo de Jesús, la fraternidad.
2. HACEMOS SILENCIO (Ahora comenzamos propiamente la oración)
Podéis tener a mano los pasos del cómo hacer silencio copiados en una hojita juntamente con el texto del evangelio a contemplar hoy. (Si necesitas los pasos para hacer silencio detallados entra en: oración contemplativa).
3. ME HAGO PRESENTE (revivo la escena): VER, OIR, GUSTAR…
NOTA: Que los puntos suspensivos… sean el lugar donde pararse y contemplar (gustar y sentir).
Me sitúo en aquella comunidad de Juan. Éste les recuerda la vida de Jesús… Escuchan… “Mirad, cuando Jesús nos hablaba del descubrimiento de Dios como Abbá se encontró también con muchas dificultades en la cultura judía de ese tiempo; a menudo discutía con las autoridades y con quienes estaban cerrados en lo suyo… e incluso una vez tuvo que alejarse para no ser apedreado”… Escucho… ¿Cómo me siento?… Me tomo mi tiempo…
Seguimos oyendo a Juan: “Nosotros, los Doce, nos sentíamos como un pequeño rebaño conducido por el pastor, porque éramos de pueblo… Estábamos en la capital, Jerusalén, donde no pintábamos casi nada y donde mandaban los sumos sacerdotes, el sanedrín y los grupos de escribas, maestros de la ley y grupos de fariseos… gente estudiada. Y aun así, Jesús les proponía algo nuevo que a veces les dejaba callados… Por eso, tranquilos: hoy como entonces, Jesús nos conduce, nos cuida… nos inspira”… ¿Cómo me siento? Pido saber llevar esas situaciones de inferioridad…
Juan sigue la narración y yo no me pierdo sus palabras: “Nos sentíamos cuidados… le escuchábamos… nos sorprendía… nos defendía… a veces le fallábamos… pero en Él encontrábamos palabras de Vida… a pesar de que nos decían: ¿A dónde vais con ese soñador, con ese trasgresor, con ese que trae enseñanzas falsas?… Además, podemos decir que “nadie pudo arrebatarnos de sus manos”… estábamos en buenas manos”… Escucho con atención y saboreo sus palabras… ¿Nosotros también hoy vamos discerniendo los proyectos e ideologías que dan vida o la quitan?… Me tomo mi tiempo… ¿Cómo me quedo?…
4. JESÚS Y YO.
En esa comunidad de Juan, donde yo me siento presente, comento con ellos mi hoy, “las veces en que nuestra cultura occidental aparta lo religioso de la sociedad, de la escuela, relegándolo al ámbito privado… haciendo creer a todos que estamos anclados en el pasado sin posibilidad de decir una palabra en este tiempo”… Me desahogo… sabiendo que lo pinto negro porque tenemos complejo de inferioridad y no nos atrevemos a dar nuestro mensaje… ¿Cómo me siento?… Me tomo mi tiempo…
Juan me pregunta: “¿Hasta qué punto Jesús es Alguien vivo en vuestras vidas?… ¿Qué lugar ocupa en ellas?… No sé si además de Jesús hay otras cosas importantes que rivalizan en vuestro corazón con Él”… Se hace un silencio largo… Juan continúa: “Para nosotros Jesús era lo más importante: sus palabras… sus hechos… sus motivaciones… Vivíamos desde esa Vida que nos daba Vida”… Me doy cuenta de que Jesús era todo para ellos… Me siento impresionado… Señor, te pido que así sea en nosotros…
Con un poco de vergüenza le digo que “no nos han perseguido como a ellos, sí insultado o ridiculizado… pero no perseguido… Sí que hemos tenido algún conflicto que otro por defender a los débiles o hacer un sitio para todos sin excluir a nadie”… Me contesta Juan: “La fe se fortalece en la lucha… Tened confianza, que nosotros podremos salir de las manos de Jesús… pero por su parte, si así lo deseamos, nadie nos arrebatará de sus Manos”… Pido esa confianza…
5. COLOQUIO.
Lo hago recogiendo lo vivido en la oración… Le cuento lo que más me ha llegado… Lo que parecía que iba para mí… Aquello con lo que más me he identificado… Un texto, una palabra, una imagen… Y le pido algo… O le doy gracias…
Y así termino, en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
Jesús sigue haciéndose presente en la vida ordinaria
25 abril, 2022
Jn 21, 1-19
Imagen de Sasint (Pixabay)
0. TEXTO (leer los versículos enteros)
Simón Pedro les dijo:
– “Me voy a pescar”.
Ellos contestaron:
– “Nosotros también vamos contigo”.
Fueron, pues, y subieron a una barca; pero aquella noche no pescaron nada (…) Jesús les dijo:
– “Echad la red a la derecha de la barca y pescaréis”.
Entonces aquel discípulo a quien Jesús quería mucho le dijo a Pedro:
– ¡Es el Señor!
(…) Simón Pedro subió a la barca y arrastró hasta la playa la red llena de grandes peces, ciento cincuenta y tres. Y aunque eran tantos, la red no se rompió.
Jesús les dijo:
– “Venid a comer”.
Jesús se acercó, tomó en sus manos el pan y se lo dio; y lo mismo hizo con el pescado.
Cuando ya habían comido, Jesús preguntó a Simón Pedro:
– “Simón, hijo de Juan, ¿me amas más que estos?” (…)
Por tercera vez le preguntó:
– “Simón, hijo de Juan, ¿me quieres?”
– “Señor, tú lo sabes todo: tú sabes que te quiero”.
Jesús le dijo:
– “Apacienta mis ovejas. ¡Sígueme!”
1. SITUACIÓN (explicación breve del texto)
Aquí nos encontramos con una catequesis repleta de simbolismo. Comienza el texto diciendo “algún tiempo después”, lo que quiere decir que ha pasado el momento inicial de las experiencias del resucitado. Ahora los seguidores de Jesús ya están embarcados en la misión. Es cuando se va pasando del anuncio primero a ir asentando las comunidades . Surgen preguntas del estilo de cómo situarse como cristianos en el mundo, ante el ambiente que les rodea: cuándo reunirse, qué hacer cuando se reúnen, cómo asumir a los nuevos que llegan, etc.
Si seguimos analizando los símbolos, el texto nos dice que es de noche, por tanto viven en oscuridad interior no sólo exterior. Están pescando (recordemos lo de pescadores de hombres), en plena misión, una misión universal. Habla del mar de Galilea, no del lago. Menciona el número exacto de peces: ciento cincuenta y tres, que, según San Jerónimo, es la totalidad de especies existentes para los sabios griegos.
En esta misión Pedro lleva la iniciativa. Recordemos que es el evangelio de Juan, y en las comunidades joánicas costó aceptar la autoridad de Pedro, pues Juan era el discípulo amado. Descubrimos el papel de Juan y de Pedro. El primero es el que percibe y reconoce: “Es el Señor”. Pedro es el que “se ciñe”, lo mismo que Jesús, para lavar los pies, para servir. Y así es como se mantiene la unidad de las comunidades, de la Iglesia: “la red no se rompió, a pesar de ser tantos”, con esas dos misiones de unir y de percibir, de reconocer, de intuir la presencia de Jesús.
En la labor en la que están enfrascados de noche Jesús se les adelanta, les precede, les espera con el alimento, el pez y el pescado. La letras griegas de pez, ictus, eran las iniciales Jesús Cristo Hijo de Dios Salvador. Con Jesús amanece el día y con Él comen el pan y el pescado, se reúnen a celebrar la eucaristía y a retomar fuerzas para la misión. Nadie pregunta quién es porque esta experiencia les pone en conexión con la experiencia que previamente vivieron del resucitado. En ese momento duro de la misión le sienten tan vivo y tan presente como en los momentos iniciales tras la experiencia del resucitado. Allí están, permaneciendo con Jesús, llenándose del alimento preparado pero sobre todo de su presencia.
2. HACEMOS SILENCIO (Ahora comenzamos propiamente la oración)
Podéis tener a mano los pasos del cómo hacer silencio copiados en una hojita juntamente con el texto del evangelio a contemplar hoy. (Si necesitas los pasos para hacer silencio detallados entra en: oración contemplativa).
3. ME HAGO PRESENTE (revivo la escena): VER, OIR, GUSTAR…
NOTA: Que los puntos suspensivos… sean el lugar donde pararse y contemplar (gustar y sentir).
Me sitúo de noche acompañando a los apóstoles, que deciden salir a pescar, a misionar… Toma la iniciativa Simón Pedro y le acompañan otros seis, entre ellos Juan… A decir de los judíos el número perfecto… Les pido embarcarme con ellos y llegamos a los caladeros donde suponen que habrá pescado… Les veo cómo cada uno toma su puesto y realizan su trabajo en equipo… Comienzan a echar las redes… Me pongo también yo con ellos… Al cabo de un rato recogen las redes… Múltiples intentos… y nada… Me tomo mi tiempo para contemplar la escena… aprender a ser paciente… e intentarlo una y otra vez sin fruto… Cómo me siento…
Recuerdo también, hago memoria, las veces en que he pasado noches pensando los planes para plantear las clases del día siguiente con todo entusiasmo, la búsqueda de nuevos modos de participar en la parroquia, la preparación de una oración que ayude a la comunidad… y todo… para nada… porque tenía toda la técnica pero no tenía a Jesús. Me doy cuenta de la importancia de embarcarme con Jesús cuando vaya a comenzar la misión… y qué hacer para ello…
En la orilla percibo una voz que les tenía que sonar conocida… Les pregunta por el fruto de su trabajo: “¿Tenéis algo de comer?” Escucho un lacónico “No”… No está el ambiente para hablar de la noche sin pesca… Sin embargo les da una idea: “Echad la red a la derecha y encontraréis”… Entonces… la abundancia… Juan intuye que esto se parece al acontecimiento de los panes, cuando parecía que no había nada y de repente llega para todos y dice a Pedro: “es Jesús… es el Señor”… Aprendo a intuir la presencia del Señor en mi vida y la gozo…
4. JESÚS Y YO.
Me sitúo con Jesús en la orilla. Veo a los apóstoles llevar el pescado a donde Jesús, que les espera con las brasas encendidas… Nos espera para sentarnos a su mesa y comer juntos, tanto para recuperar fuerzas como para poder comentar las situaciones vividas en la pesca, en la misión… Le van contando a Jesús las circunstancias de la noche… el viento… las olas… echando el copo… los relevos para vigilar las redes… el frio… y… ¡todo para nada! Hasta que apareció Él…
Aprovecho un momento a solas con Jesús para contarle mi misión hoy: educativa, social, organizativa, pastoral directa, de estudiante, ama de casa, aita de casa… Le voy detallando la preparación de oraciones, las lecturas para conocer la realidad, las conversaciones para conocer los desafío, los tiempos de discernimiento para decidir entre varias posibilidades, los momentos de descansar en Dios nuestros cansancios tras jornadas agotadoras… Me desahogo… Le sigo contando y me escucha…
En la mesa estoy cerca de Jesús cuando saca el tema de los conflictos habidos en la misión, de las negaciones, de las historias personales de fallos a la misión… En concreto, el de afianzar la autoridad de Pedro… Escucho a Jesús dirigirse a él: “¿Me amas más que estos, me amas, me amas?…” Y las tres veces espera su respuesta. Veo que Jesús, delante de todos, acepta a Pedro como cuidador y “unidor” de la comunidad… Miro cómo le da una segunda oportunidad porque ha fallado la primera… “Apacienta mis ovejas” es la confianza en el amor… Tú sígueme… Disfruto del perdón…
5. COLOQUIO.
Lo hago recogiendo lo vivido en la oración… Le cuento lo que más me ha llegado… Lo que parecía que iba para mí… Aquello con lo que más me he identificado… Un texto, una palabra, una imagen… Y le pido algo… O le doy gracias…
Y así termino, en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
Experiencias del resucitado
18 abril, 2022
Jn 20, 19-29
Imagen de NICK-RITZ (Pixabay)
0. TEXTO (leer los versículos enteros)
Al llegar la noche de aquel mismo día, primero de la semana, los discípulos estaban reunidos y tenían las puertas cerradas por miedo a los judíos. Jesús entró y, poniéndose en medio de los discípulos, los saludó diciendo:
– “¡Paz a vosotros!”
Dicho esto, les mostró las manos y el costado. Y ellos se alegraron de ver al Señor. Luego Jesús dijo de nuevo:
– “¡Paz a vosotros! Como el Padre me envió a mí, también yo os envío a vosotros.”
Dicho esto, sopló sobre ellos y añadió:
– “Recibid el Espíritu Santo. A quienes perdonéis los pecados, les quedarán perdonados; y a quienes no se los perdonéis, les quedarán sin perdonar.”
Tomás, uno de los doce discípulos, al que llamaban el Mellizo, no estaba con ellos cuando llegó Jesús. Después le dijeron los otros discípulos:
– “Hemos visto al Señor.”
Tomás les contestó:
– “Si no veo en sus manos las heridas de los clavos, y si no meto mi dedo en ellas y mi mano en su costado, no lo creeré.”
Ocho días después se hallaban los discípulos reunidos de nuevo en una casa, y esta vez también estaba Tomás. Tenían las puertas cerradas, pero Jesús entró, y poniéndose en medio de ellos los saludó diciendo:
– “¡Paz a vosotros!”
Luego dijo a Tomás:
– “Mete aquí tu dedo y mira mis manos, y trae tu mano y métela en mi costado. ¡No seas incrédulo, sino cree!”
Tomás exclamó entonces:
– “¡Mi Señor y mi Dios!”
Jesús le dijo:
– “¿Crees porque me has visto? ¡Dichosos los que creen sin haber visto!”
1. SITUACIÓN (explicación breve del texto)
La situación no podía ser peor. Los Doce están muertos de miedo porque sus vidas están en peligro. Si les cogen les sucederá lo mismo que a Jesús, que era la persona que lideraba el grupo del que formaban parte y por la que apostaban de por vida. Y acaba de ser crucificada. Alguien que muere así queda claro a los ojos de todo el mundo que se ha equivocado. Sí, buena voluntad, pero “esto” no puede ser de Dios. “Maldito el que muere en un madero”.
Estaban pues en el cenáculo con las puertas cerradas por miedo a los judíos. Cuando se te caen las certezas, cuando no tienes en qué apoyarte, cuando no encuentras explicación a lo sucedido, cuando la situación no podía ser peor… Sucede lo mejor. Experimentan en su interior la presencia del ejecutado. Vivo. A eso llamamos apariciones. Llega de improviso, sorprendentemente. Increíblemente real y totalmente inexplicable. En medio de ellos algo totalmente nuevo sucede. Lo que nunca había acontecido sucede. Una presencia que no lleva cuentas. Con un mensaje: “Paz a vosotros”. Y con una misión: “Recibid el Espíritu Santo, a los que perdonéis…”. Os doy todo el poder para perdonar. Es el mismo Espíritu que en el Genesis sopla sobre Adán y lo convierte en ser vivo.
En cuanto a Tomás: ¿Cómo convences a alguien que no ha visto la luz que la luz existe? ¿Cómo convences a alguien que no ha sido amado que el amor existe? ¿Cómo convences a alguien que no ha experimentado al resucitado, que el resucitado vive? Pues bienvenido a la persona de Tomás. Tomás es un desconfiado. Esa es su herida. Con la herida de Jesús se cura la desconfianza, es un acto de fe: “Señor mío y Dios mío”. Tomás se había alejado de la comunidad y en la comunidad recupera la fe.
Dichoso el que crea sin ver. Nadie ha visto a Dios ni a Jesús resucitado, lo mismo que no se ve el viento, ni las ondas electromagnéticas… Pero al contacto con Él, su presencia (Espíritu del Resucitado) y su evangelio, sus seguidores no es raro que hayamos experimentado una valentía que no iba con nuestro ser natural, una Vida que supera lo que hemos sido hasta ahora; es decir, una indignación ante el daño ajeno poco común, una capacidad de luchar contra el mal no habitual en nosotros y nosotras, una capacidad de perdonar, que no era lo nuestro. Y es que su Vida comienza a ser nuestra vida.
2. HACEMOS SILENCIO (Ahora comenzamos propiamente la oración)
Podéis tener a mano los pasos del cómo hacer silencio copiados en una hojita juntamente con el texto del evangelio a contemplar hoy. (Si necesitas los pasos para hacer silencio detallados entra en: oración contemplativa).
3. ME HAGO PRESENTE (revivo la escena): VER, OIR, GUSTAR…
NOTA: Que los puntos suspensivos… sean el lugar donde pararse y contemplar (gustar y sentir).
Nos situamos en el cenáculo entre los doce y las mujeres que seguían a Jesús, entre ellas su madre… Miro sus caras, desencajadas… El silencio que se corta… Paso un rato así, acompañando a los perdedores y a los acobardados… Se preguntan: ¿Cómo saldremos de esta?… Muertos de miedo, sintiéndose perseguidos y fichados… Con riesgo de ser eliminados también ellos. Además, llenos de culpa por haber dado palabra de seguir y haber abandonando a Jesús a la hora de la verdad… Están todos juntos para protegerse… Acompaño a los fracasados y aterrados… Pido saber acompañar…
De repente todos empiezan a experimentar una alegría interior indescriptible, indudable… ¿De dónde viene?… Tiene que ver con Jesús, como si se hiciese presente de una manera tan fuerte que parece estuviera vivo en ellos… VEO sus caras de admiración, desconcierto, incredulidad, miedo… ESCUCHO lo que cuentan que sienten. Jesús les dice: “Paz a vosotros…” Se sienten inundados de una profunda paz… SABOREO con ellos lo que están viviendo… Disfruto como un niño pequeño… Me tomo mi tiempo… Sin prisa.
Sigo escuchando lo que se cuentan unos a otros: “Me siento enviada… yo también… es como si alguien me insuflara su fuerza vital, como cuando Dios sopló sobre Adán de barro y así se convirtió en un ser vivo”… Escucho y sigo asombrado… Juan dice: “Estoy recibiendo su Fuerza para perdonar”… Así también Pedro y los demás… “Creo que nos quiere dar toda su fuerza para perdonar”… “Sí, como Él en la cruz”… “Y perdonar a los que le han matado”… Les sigo escuchando con suma alegría y gusto…
4. JESÚS Y YO.
Están hablando unos con otros… con el corazón lleno de fuerza y alegría… Llega Tomas y se sorprende del ambiente de alegría y fiesta… “¿Qué ha sucedido?”… Escucho cómo le comienzan a contar: “Jesús se nos ha hecho presente, incomprensiblemente, pero indudablemente… No nos lo explicamos pero ha sido maravilloso… Está vivo y quiere seguir vivo en nosotros”… Tomás contesta: “Si no veo los agujeros de sus manos y del costado… no me lo creo”… Me quedo asombrado de su cerrazón… pero sigo entusiasmado con lo que les ha pasado…
Al momento vuelven a experimentar lo que vivieron… y esta vez, también yo me lleno de una profunda paz y alegría… Sin duda es Jesús… Escuchamos a Tomas que nos cuenta: “Es verdad… mi vida está llena de paz, es como si se me estuviera curando la herida de mi desconfianza tocando su herida”… Yo también experimento algo parecido… una paz y una alegría… una llamada intensa a vivir el perdón. Doy gracias… Qué momentos de felicidad tan intensa…
Ahora me sale decirle : “Jesús, Tú la víctima Pascual, cuántas personas como Tú hoy son víctimas… Viven en el horror, miedo, desolación por situaciones de guerra, de persecución, de difamación… Ojalá tengan la oportunidad de descubrirte Vivo en sus vidas para que su situación cambie a esperanza, como les sucedió a los Doce, a María tu madre, a las mujeres… Se lo pido de corazón.
Me sigue comentando Jesús: “Quiero llegar a tantas personas que como Tomás son desconfiadas, que tienen tantos prejuicios que no dejan entrar la Vida en sus vidas, no dejan tocar sus heridas de miedo… de terror, de hundimiento… para ser curadas”… Noto que Jesús se toma su tiempo para tocar las mías… Siento una esperanza y una confianza que nunca antes había sentido… Disfruto de este momento… Me dice: “Haz lo mismo que he hecho contigo: Cura a las personas que puedas… las heridas del odio, de la venganza, de la ambición, de la envidia…” Me siento enviado a ello… Disfruto ese envío…
5. COLOQUIO.
Lo hago recogiendo lo vivido en la oración… Le cuento lo que más me ha llegado… Lo que parecía que iba para mí… Aquello con lo que más me he identificado… Un texto, una palabra, una imagen… Y le pido algo… O le doy gracias…
Y así termino, en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
Ramos y pasión
4 abril, 2022
Lc 22-23
Imagen de Congerdesign (Pixabay)
0. TEXTO (leer los versículos enteros)
Llevaban a dos malhechores para matarlos junto con Jesús. Cuando llegaron al sitio llamado de la Calavera, crucificaron a Jesús y a los dos malhechores, uno a su derecha y otro a su izquierda. Jesús dijo: “Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen.”
Los soldados echaron suertes para repartirse entre sí la ropa de Jesús. La gente estaba allí mirando; y hasta las autoridades se burlaban de él diciendo:
– “Salvó a otros; ¡que se salve a sí mismo ahora, si de veras es el Mesías de Dios y su escogido!”
Desde el mediodía y hasta las tres de la tarde toda aquella tierra quedó en oscuridad. El sol dejó de brillar y el velo del templo se rasgó por la mitad. Jesús, gritando con fuerza, dijo:
– “¡Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu! Dicho esto, murió.”
Cuando el centurión vio lo que había sucedido, alabó a Dios diciendo:
– “¡No hay duda de que este hombre era inocente!“
1. SITUACIÓN (explicación breve del texto)
La pasión comienza con el domingo de ramos. Jesús sube a Jerusalén y realiza un primer gesto mesiánico: Llega montado en un borriquito, símbolo de la mansedumbre, de la no violencia. Es el profeta del Dios Amor, de lo sencillo y no del poder (el caballo con carro de combate).
La pasión es algo terrible que nadie podía prever. Fue lo primero que escribieron los evangelistas, entre otras cosas, porque los cristianos los primeros años tras la muerte y resurrección de Jesús hacían “el vía crucis”, pasando por los lugares donde pasó Jesús comenzando por la cena, siguiendo por el prendimiento y así los demás pasos. Lucas narra el modo como Jesús vive la pasión, con algunos acentos propios: Sudando sangre en el huerto y perdonando a aquellos que quisieron su muerte; salvando a todo el que buscase una oportunidad (al buen ladrón) y entregando su Espíritu en manos del Padre.
La cruz es el resultado de una comprensión radicalmente distinta de quién es Dios. Los sacerdotes, escribas y fariseos “no eran gente sin corazón”, sino que pretendían ser fieles a lo que entendían como voluntad de Dios definida en la ley de Moisés.
Desde el bautismo Jesús, desde su experiencia profunda de Dios, comienza a realizar acciones y predicaciones que chocan frontalmente con la comprensión de Dios de las autoridades religiosas y de grupos como los escribas y los fariseos. La pregunta de las autoridades es: “Jesús, ¿es verdadero o falso profeta? Si es esto último, resulta que está llevando a la gente por un camino falso.”
Por ello deciden desacreditarle quitándole del medio poniéndole en la cruz, la cual era la muerte de los asesinos y terroristas del tiempo. Así quedaría totalmente desacreditado y se borraría todo rastro de su persona y su vida. “El que muere colgado de un madero es un maldito”.
2. HACEMOS SILENCIO (Ahora comenzamos propiamente la oración)
Podéis tener a mano los pasos del cómo hacer silencio copiados en una hojita juntamente con el texto del evangelio a contemplar hoy. (Si necesitas los pasos para hacer silencio detallados entra en: oración contemplativa).
3. ME HAGO PRESENTE (revivo la escena): VER, OIR, GUSTAR…
NOTA: Que los puntos suspensivos… sean el lugar donde pararse y contemplar (gustar y sentir).
Comienzo la contemplación, situándome cerca de Jesús crucificado, como si presente me hallase, con toda reverencia y respeto… Le digo a Jesús: “Permíteme acompañarte en tu pasión”… No se qué decir ni qué hacer, estoy… Con Él voy haciendo memoria, voy recorriendo, sin comprender nada por la crueldad de la situación, los últimos momentos de su vida… Pido al Padre que pueda acompañar a Jesús y a los jesuses de hoy…
Acompañando a Jesús hago memoria… Recuerdo el juicio de Pilato… “He aquí el hombre”… Acompaño a alguien a quien le han quitado “legalmente” la razón y es objeto de rechazo, burla… En la plaza pública, abucheado, rechazado públicamente… Mientras miro su rosto, no descubro una mueca de rabia ni de venganza… No han cambiado sus actitudes: No han podido arrancarle ni el amor, ni el perdón, ni la fidelidad… Qué hombre… ¿Cómo me quedo?… ¿Qué sentimientos me provoca?… Señor gracias por ser así… Contemplo…
Miro cómo las autoridades religiosas, los jefes, se burlan de él: “A otros ha salvado, que se salve Él si es el Mesías, el predilecto de Dios”… Yo lo escucho. Qué duro, ni al final de la vida le pueden dejar morir en paz, siguen haciéndole daño donde más duele: En el fracaso de su misión… Escucho a Jesús: “Padre, perdónales porque no saben lo que hacen”… Me quedo asombrado de Tu humanidad y de Tu capacidad de perdonar… Me tomo mi tiempo para aprender…
4. JESÚS Y YO.
Me cuesta acompañar la agonía de un hombre justo… Jesús que no puede con su alma, desde la cruz, cerca de Él, me recuerda su grupo… Los Doce que le han abandonado… De su amigo Judas que le ha traicionado y de Pedro que le niega… Me reitera: “Siguen siendo mis amigos”… Empiezo a comprender lo que es la verdadera amistad… Me acuerdo de tantos abandonados por sus seres queridos, en residencias, hospitales, en sus casas… Que tengan en ti un amigo que ha pasado por lo mismo… Contemplo…
Cerca de Jesús, me doy cuenta que va perdiendo todo: Dignidad, honor, misión… prestigio, hasta sus ropas… Lo único que no le pueden quitar es la capacidad de amar y de perdonar en esa situación…
Le siento totalmente vinculado, conectado con su Padre… Aprendo con él a saber perder tantas cosas por impulsar la fraternidad verdadera… Traigo a mi memoria personas concretas que han perdido su salud, su empleo, el lugar donde eres alguien, el sitio entre los amigos… Por ser auténtico… Llevo estas pérdidas a las manos de Dios con quien quiero seguir siempre vinculado…
Escucho su jadear en la cruz, el suplicio persa para hacer sufrir a sus enemigos hasta morir por asfixia… Tanta crueldad… Acompaño como puedo a Jesús… En su soledad… Aprendo a seguir confiando solamente en Dios, pues no hay nadie que no le rechace… En aquel momento uno de los crucificados con Él se le confía… Acierto a escuchar sus últimas palabras recias: “Padre en tus manos encomiendo mi espíritu”… Me dejo penetrar por ellas… Pido aprender a vivir así: En tus manos encomiendo mi espíritu…
5. COLOQUIO.
Lo hago recogiendo lo vivido en la oración… Le cuento lo que más me ha llegado… Lo que parecía que iba para mí… Aquello con lo que más me he identificado… Un texto, una palabra, una imagen… Y le pido algo… O le doy gracias…
Y así termino, en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
Parecía imposible
28 marzo, 2022
Jn 8, 1-11
Imagen de Alexander Igrevsky (Pexels)
0. TEXTO (leer la parábola entera)
Jesús volvió al templo. La gente se le acercó, y él, sentándose, comenzó a enseñarles. Los maestros de la ley y los fariseos llevaron entonces a una mujer que había sido sorprendida en adulterio. La pusieron en medio de todos los presentes y dijeron a Jesús:
– “Maestro, esta mujer ha sido sorprendida en el acto mismo del adulterio. En nuestra ley, Moisés ordena matar a pedradas a esta clase de mujeres. Y tú, ¿Qué dices?”
Jesús se inclinó y se puso a escribir en la tierra con el dedo. Luego, como seguían preguntándole, se enderezó y les respondió:
– “El que de vosotros esté sin pecado, que le arroje la primera piedra.”
Al oír esto, uno tras otro fueron saliendo, empezando por los más viejos. Cuando Jesús se encontró solo con la mujer, que se había quedado allí, se enderezó y le preguntó:
– “Mujer, ¿Dónde están? ¿Ninguno te ha condenado?”
Contestó ella:
– “Ninguno, Señor.”
Jesús le dijo:
– “Tampoco yo te condeno. Vete y no vuelvas a pecar.”
1. SITUACIÓN (explicación breve del texto)
Sitúan a Jesús ante un asunto tremendo, tal y como como lo han hecho en otros momentos de su vida. La escena ocurre en el contexto de Fiesta de las Tiendas, en el pórtico del Templo donde enseñan los maestros de la ley, rodeado de personas que anhelan escuchar algo que les sitúe en la vida de un modo que les haga VIVIR: no odiar, ni temer, ni vivir arrastrándose, ni llevando cuentas para ganarse la salvación… Y en esto, le traen a Jesús una mujer sorprendida en adulterio.
La ley decía (Dt 22,22): “Si se sorprende a un hombre acostado con una mujer casada, morirán los dos… Así harás desaparecer de Israel el mal”. Es curioso que sólo llevan ante Jesús a la mujer. Al preguntarle: “Tú qué dices”, Jesús tiene dos alternativas: una, si dice que no le apedreen quebranta un mandato clave de la ley de Moisés; la otra, si dice que ellos verán, que Él no es juez en este asunto, la matarán.
Jesús toma posición desde su interior, desde su experiencia de Abbá. Él no puede querer la muerte de ninguna de sus creaturas. Por eso, acierta a expresar algo que les coloca a los oyentes no en relación con una ley recibida, por muy santa que sea, sino en relación con su propia experiencia personal: Todos hacemos el mal. Todos tenían necesidad de ser perdonados por Dios una vez al año, en la celebración del Yom Kippur. Por tanto: “El que esté sin pecado que tire la primera piedra”. Así resultan dos cosas concretas: Por un lado consigue que en nombre de Dios no maten a la mujer y, por otro, salva una vida.”
2. HACEMOS SILENCIO (Ahora comenzamos propiamente la oración)
Podéis tener a mano los pasos del cómo hacer silencio copiados en una hojita juntamente con el texto del evangelio a contemplar hoy. (Si necesitas los pasos para hacer silencio detallados entra en: oración contemplativa).
3. ME HAGO PRESENTE (revivo la escena): VER, OIR, GUSTAR…
NOTA: Que los puntos suspensivos… sean el lugar donde pararse y contemplar (gustar y sentir).
Me sitúo en el Templo, en la zona donde los escribas y los maestros de la ley enseñan, como si presente me hallase, con Jesús rodeado de los Doce y de un grupo numeroso que se acerca, que escuchan con gusto lo referente al Reinado de Dios: “Estamos llamados a ser una gran familia como Pueblo y una gran familia con otros Pueblos, donde Dios es como un Padre y todos somos su hijos e hijas”… Saboreo el mensaje de Alguien que tiene un lenguaje nuevo…
De repente se nota un alboroto como de una multitud que va llegando… Veo que traen detenida a una mujer… La ponen en medio… Está muerta de miedo y de vergüenza… Toma la palabra uno de los fariseos y escribas que llegan con ella: “Maestro, esta mujer ha sido sorprendida en el acto mismo del adulterio. En nuestra ley, Moisés ordena matar a pedradas a esta clase de mujeres. Y tú, ¿Qué dices?”… Veo la situación de dureza donde se juega la vida de una persona… Contengo la respiración… ¿Cómo me siento?…
Estoy con Pedro y los Doce, quienes me hacen saber que esta vez sí que Jesús no tiene escapatoria. Le han tendido una trampa mortal… Me doy cuenta de que eso no es lo peor, sino que lo peor es que han utilizado a la mujer como cebo, como un objeto para ser destruido y de paso destruir a Jesús…
Estamos con el aire que no nos entra a los pulmones… Jesús se inclina para escribir en el suelo… Le vemos a Jesús sin palabra… ¿Cómo me siento? No sé dónde meterme, siento temor…
4. JESÚS Y YO.
Quienes han traído a la mujer quieren que Jesús se moje. Por eso insisten en preguntarle. Veo que Jesús se incorpora, echa una mirada a su alrededor y también a mí… Y toma la palabra: “El que de vosotros esté libre de pecado, que tire la primera piedra”… Es como si esa frase nos hubiese dejado petrificados… En un primer momento se paraliza la ejecución… Y en un segundo comienzan a abandonar el lugar desde los mayores a los más jóvenes… De no creer… Nos ha situado no ante la Ley, sino ante nuestra condición humana frente a Dios, pecadores… En eso todos somos iguales… Estoy que no me lo creo…
Me sitúo al lado de Jesús que escribe. No le digo nada, solo estoy a su lado junto con los doce… Me quedo admirado y me comenta: “Es fundamental situar la Ley en relación con la Misericordia de Dios Abba”… Pido poder vivir la vida desde esa experiencia que nos iguala: Todos pecadores, con nuestras faltas y fallos… Todos necesitados del perdón de Dios… Le pido aprender a vivir y a considerar así a cada ser humano: Gratuitamente perdonado… Y yo también… Me tomo mi tiempo…
Jesús se dirige a la mujer: “Nadie te ha condenado… Yo tampoco. Vete y no peques más”… Miro a la mujer que venía como victimaria, como causante de la muerte del pueblo, de la ruptura de la familias… Así lo veía yo… Jesús con su pregunta la sitúa a la altura de las demás con una oportunidad nueva y única en su vida… Me dirijo a Jesús: “Gracias porque me has hecho ver que de la muerte que traía la mujer por haber hecho el mal y que con la muerte que le querían hacer pagar los jueces de la ley, ha nacido la vida gracias al perdón… ¿Y si probásemos a dar salida a las situaciones con el perdón?… Se lo pido de corazón…
5. COLOQUIO.
Lo hago recogiendo lo vivido en la oración… Le cuento lo que más me ha llegado… Lo que parecía que iba para mí… Aquello con lo que más me he identificado… Un texto, una palabra, una imagen… Y le pido algo… O le doy gracias…
Y así termino, en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
El Padre que quiere unir a los hijos
21 marzo, 2022
Lc 15, 1-32
Imagen de Jeffjacobs (Pixabay)
0. TEXTO (leer la parábola entera)
Los que cobraban impuestos para Roma y otras gentes de mala fama se acercaban a escuchar a Jesús. Los fariseos y maestros de la ley le criticaban diciendo:
– “Este recibe a los pecadores y come con ellos”.
Entonces Jesús les contó esta parábola:
– “Un hombre tenía dos hijos. El más joven le dijo: ‘Padre, dame la parte de la herencia que me corresponde.’ Y el padre repartió los bienes entre ellos. El hijo se marchó lejos, a otro país, donde todo lo derrochó viviendo de manera desenfrenada. Cuando ya no le quedaba nada, vino sobre aquella tierra una época de hambre terrible y él comenzó a pasar necesidad. Fue a pedirle trabajo a uno del lugar, que le mandó a sus campos a cuidar cerdos. Al fin se puso a pensar: ‘¡Cuántos trabajadores en la casa de mi padre tienen comida de sobra, mientras que aquí yo me muero de hambre! Volveré a la casa de mi padre y le diré: Padre, he pecado contra Dios y contra ti y ya no merezco llamarme tu hijo. Trátame como a uno de tus trabajadores.’ Así que se puso en camino y regresó a casa de su padre.
Todavía estaba lejos cuando su padre le vio, y sintiendo compasión de él corrió a su encuentro y le recibió con abrazos y besos.
‘¡Vamos a comer y a hacer fiesta, porque este hijo mío estaba muerto y ha vuelto a vivir; se había perdido y le hemos encontrado!’ Y comenzaron, pues, a hacer fiesta.
Entre tanto, el hijo mayor se hallaba en el campo. Al regresar le dijeron: ‘Tu hermano ha vuelto y tu padre ha mandado matar el becerro cebado porque ha venido sano y salvo.’ Tanto irritó esto al hermano mayor que no quería entrar; así que su padre tuvo que salir a rogarle que lo hiciese”.
1. SITUACIÓN (explicación breve del texto)
Esta parábola, que llamamos de la misericordia, es de las que mejor nos muestra cómo es Jesús y la imagen-experiencia del Dios que le habita y que se expresa en sus acciones. Le llama Abbá, Alguien de plena confianza que se entrega incondicionalmente desde siempre a sus criaturas. Ni poderoso que exige vasallaje, ni juez que condena hasta nuestros deseos más secretos, ni impasible que no le importamos.
Dios es aquel que nos da todo, SE nos da todo, incluso nos da la posibilidad de sacarle de nuestra vida. Como por ejemplo hace el hijo menor, quien le pide la herencia (pedir la herencia era romper del todo con el padre). Además, Dios siempre está en la actitud de salir a buscar lo perdido. Sale a buscar al menor cuando llega lleno de culpa y roto. Sale a buscar al mayor cuando no quiere entrar a sentarse a la mesa, porque se siente superior a “ese hijo tuyo que ha echado a perder toda la fortuna dándose la vida padre”.
Es increíble que Dios esté deseando encontrarse con nosotros siempre, aunque nos sintamos como unos canallas que le hemos abandonado, aunque nos sintamos unos prepotentes que nos creemos más que el resto y no queremos reconocernos hijos como los demás… Abba está deseando sentarnos a su mesa y sentirnos de su familia. Que descubramos que Él es como los padres o las madres que unen a la familia, que se juegan la vida por unirla.
2. HACEMOS SILENCIO (Ahora comenzamos propiamente la oración)
Podéis tener a mano los pasos del cómo hacer silencio copiados en una hojita juntamente con el texto del evangelio a contemplar hoy. (Si necesitas los pasos para hacer silencio detallados entra en: oración contemplativa).
3. ME HAGO PRESENTE (revivo la escena): VER, OIR, GUSTAR…
NOTA: Que los puntos suspensivos… sean el lugar donde pararse y contemplar (gustar y sentir).
Me sitúo en el momento en que fariseos y doctores de la ley critican duramente a Jesús porque acoge y está con los perdidos, con los recaudadores de impuestos para el ejército de ocupación y con los que han estafado. Jesús está con gentes que han hecho daño, personas de mala fama por su estilo de vida, personas consideradas como traidoras… Se oye: “Estos no tienen solución ni perdón de Dios… ¿Por qué pierdes el tiempo con ellos?… Me mantengo en la escucha con los Doce… También les cuesta entender lo de Jesús… Y a mí con ellos… Me tomo mi tiempo…
Al poco tiempo Jesús toma la palabra y empieza a contar, como acostumbra, parábolas que podemos vivir mientras las describe… Le escucho: “Al hijo menor, un pieza, no se le ocurre más que pedir la herencia… El padre no tenía obligación de dársela… Era una manera de romper totalmente con él”… Me quedo apesadumbrado: ¿Cómo puede hacer eso un hijo con un padre?… No pierdo detalle de la escena aunque me horroriza… Me tomo mi tiempo…
Jesús sigue contando: “Pasa el tiempo… Después de gastar toda la herencia en juergas, placeres…, hundido en la miseria… toma tiempo para repensar su vida… Se dice: “Qué desastre”… Y en medio de esos pensamientos se acuerda de la experiencia de su padre, alguien bueno y misericordiosamente justo”… Estoy con ese hijo aunque me echa para atrás todo lo que ha hecho… ¿Cómo me siento?… Aprendo a aceptar a los que toman conciencia del mal que han causado…
4. JESÚS Y YO.
Le escucho los deseos de ir donde su padre… “Aunque he sido un canalla, un mal hijo… Pero tendré para comer y aquí me muero de hambre”… Escucho sus razonamientos… Aunque no veo que se haya puesto en el sitio del padre, es decir, no le preocupa “lo que habrá sufrido padre, el daño que he hecho en la reputación de la familia, el vivir con la impresión de haber perdido a un hijo”… Me tomo mi tiempo… Todavía no ha salido de sí… Pero, darse cuenta, es un primer paso…
Me pongo con él en camino… Le noto avergonzado… Muerto de hambre, sucio, culpabilizado… Pero es la manera que descubre ahora para salvarse de morir de hambre… Divisa a lo lejos la casa de su padre… De repente vemos que un hombre mayor viene corriendo… Descubrimos que es su padre… Jadeante… Le falta tiempo para abrazar al hijo mugriento lleno de suciedad y maloliente… Noto que el hijo no se lo puede creer… Además le pone el anillo por el que le reconoce hijo… Noto la alegría del hijo, imposible de describir, por el modo como se siente recibido… Llora de alegría y de vergüenza por su comportamiento… Disfruto de ese recibimiento…
Le cuento a Abbá la de veces que he dicho que iba a ordenarme para hacer oración, que iba a comenzar de nuevo a tratar de otro modo a mis padres o a mis hijos, mi deseo de cambiar alguna actitud… O cuándo me iba a sentir a la altura de los demás, no por encima o con más derechos; pero no termino de dejar de percibirme mejor que muchos… Me sitúo así delante del Padre, que me dice: “Pasa a mi mesa y comamos juntos y celebremos tus mejores deseos de ser persona”… Me tomo mi tiempo para sentirme querido como soy…
5. COLOQUIO.
Lo hago recogiendo lo vivido en la oración… Le cuento lo que más me ha llegado… Lo que parecía que iba para mí… Aquello con lo que más me he identificado… Un texto, una palabra, una imagen… Y le pido algo… O le doy gracias…
Y así termino, en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
Conversión
14 marzo, 2022
Lc 13, 1-9
Imagen de Netavisen_sameksistens_dk (Pixabay)
0. TEXTO (leer la parábola entera)
Por aquel mismo tiempo fueron algunas gentes a ver a Jesús, y le contaron lo que Pilato había hecho: Sus soldados mataron a unos galileos cuando estaban ofreciendo sacrificios y la sangre de esos galileos se mezcló con la sangre de los animales que sacrificaban.
Jesús les dijo:
– “¿Pensáis que aquellos galileos murieron así por ser más pecadores que los demás galileos? Os digo que no y que si vosotros no os volvéis a Dios, también moriréis.” (…)
Jesús les contó esta parábola:
– “Un hombre había plantado una higuera en su viña, pero cuando fue a ver si tenía higos no encontró ninguno. Así que dijo al hombre que cuidaba la viña: ‘Mira, hace tres años que vengo a esta higuera en busca de fruto, pero nunca lo encuentro. Córtala. ¿Para qué ha de ocupar terreno inútilmente?’ Pero el que cuidaba la viña le contestó: ‘Señor, déjala todavía este año. Cavaré la tierra a su alrededor y le echaré abono. Con eso, tal vez dé fruto; y si no, ya la cortarás.’”
1. SITUACIÓN (explicación breve del texto)
¿De verdad Dios castiga? “Si no os convertís todos pereceréis”. ¿Es una amenaza o es la posibilidad de cambiar de dirección una vida que camina al precipicio? De Dios no tenemos que esperar ningún premio ya que Él permanente se nos está dando del todo. Por tanto, no cabe en él tampoco ningún castigo. Decimos que Dios castiga porque esa es nuestra forma de hablar, porque nosotros lo hacemos así y creemos que Dios es como nosotros.
¿Es el mal consecuencia de un pecado? A modo de ejemplo recordemos la respuesta de Jesús cuando le presentaron un ciego de nacimiento y le preguntaron quién pecó, si él o sus padres, para que naciese así. Y Jesús les contestó que ni él ni sus padres, sino que nació ciego para que se manifestasen en él las obras de Dios. Ese es el sentido de la actividad de Jesús sobre las personas, que queden sanadas.
Pero es importante colaborar con Dios y para eso nos cuenta una parábola, la higuera plantada en la viña que es el pueblo de Israel. En ella menciona el número tres, que es el símbolo de plenitud. Es como si nos dijera: “Os he dado todo el tiempo… y todavía un año más. Pero dad fruto por favor. Haced posible la fraternidad humana y en este momento de guerra, solidarizaros con las víctimas, desead un alto el fuego, facilitad corredores humanitarios y denunciad a quien asesina”.
2. HACEMOS SILENCIO (Ahora comenzamos propiamente la oración)
Podéis tener a mano los pasos del cómo hacer silencio copiados en una hojita juntamente con el texto del evangelio a contemplar hoy. (Si necesitas los pasos para hacer silencio detallados entra en: oración contemplativa).
3. ME HAGO PRESENTE (revivo la escena): VER, OIR, GUSTAR…
NOTA: Que los puntos suspensivos… sean el lugar donde pararse y contemplar (gustar y sentir).
Notamos a Jesús sorprendido por algunas personas que le vienen a contar un situación vivida… Los doce le acompañan… Yo me sumo al grupo y escucho, respiro profundamente… Me sitúo como si presente me hallara… Acompaño… Vienen buscando una explicación a esa situación o motivos de esperanza ante un acontecimiento muy doloroso… Me tomo mi tiempo.
Los apóstoles me cuentan: “El pueblo de Israel está bajo control romano y en connivencia con las autoridades del tiempo… Hay en la población odio hacia los invasores”… Es entonces cuando llegan a contarle a Jesús otro asesinato y una profanación… Les escucho: “Cuando preparaban los sacrificios para sus dioses los romanos mandaron matar algunos judíos y mezclaron su sangre con la de los animales”… Pido a Dios no dejarme llevar por la crueldad humana… ¿Cómo me siento?…
Noto que Jesús toma aire… Casi se le saltan las lágrimas… Suspira. ”¿Cómo se puede profanar la vida de una persona asesinándola y mezclando su sangre, su vida, con la sangre de los animales?”… Los apóstoles continúan: “¿Es qué somos para ellos animales llevados al sacrificio?… En nuestro pueblo no se ofrecen sacrificios humanos… El ángel de Dios no permitió a nuestro padre Abraham extender el cuchillo para sacrificar a su hijo… sin embargo ¿Estos? Son unos asesinos”… Jesús escucha… ¿Qué me hace sentir?
4. JESÚS Y YO.
Escucho a los apóstoles: “¿Qué han hecho, que pecado han cometido esos galileos para que Dios les castigue así?… Entonces Jesús, visiblemente emocionado, toma la palabra: “¿Pensáis que aquellos galileos murieron así por ser más pecadores que los demás galileos? Os digo que no, y que si vosotros no os volvéis a Dios, también moriréis”… Continua: “Hacer frente a esta situación lleva a un cambio de vida. Si no vivís conectados a Dios, si no dejáis que el amor y el Espíritu de Dios empape vuestras vidas, pereceréis vosotros también. Os podrá la rabia y el odio, no el amor”… Escucho…
Sigo atendiendo a Jesús: “Este pueblo es como una higuera plantada en la viña del Pueblo del Señor… Lleva tres años sin dar fruto”… Se dirige a mí y me dice: “Mira la necesidad de solidaridad que se avecina”… Voy mirando si mis preocupaciones principales tiene que ver con dar vida… Con estar cerca de los que no pueden llegar a fin de mes porque no tienen papeles, ni pueden alquilar una casa por el color de su piel, o de los dejados de lado en mi trabajo o en mi ambiente… Me tomo mi tiempo para interiorizar…
Le pregunto a Jesús: “¿Por qué permite Dios que pasen estas cosas? ¿Qué hace para que desaparezca la maldad de los corazones?”… Jesús pacientemente me dice: “Dios sí hace algo, te ha hecho a ti… Tú, si vas unido a nuestro Abbá de toda confianza, serás sus manos, sus ojos y su corazón… Serás su creatividad en este mundo a veces cruel que te ha tocado vivir”… Saboreo este momento para que no se me olvide…
Jesús me sigue diciendo: “Dios te da otra oportunidad, además de todas las que te ha dado: Cava, penetra hasta dentro a la profundidad de tu vida, no vivas surfeando con tu móvil todo el día, párate, toma tu tiempo… Mira hacia dónde vas, qué estás haciendo con tu vida… Ancla tu vida al evangelio. Pregúntate siempre antes de hacer: ¿Esto es lo que quiere Dios de mí?… Ejercítate, abre la biblia por una página cualquiera, lee el texto que te ha salido y escucha si tiene algo para ti”.
5. COLOQUIO.
Lo hago recogiendo lo vivido en la oración… Le cuento lo que más me ha llegado… Lo que parecía que iba para mí… Aquello con lo que más me he identificado… Un texto, una palabra, una imagen… Y le pido algo… O le doy gracias…
Y así termino, en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
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